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"La obsesión del demonio" Cap 10: Defensa




Si pudiera besarlo por toda la eternidad mientras recorría su cuerpo con ambas manos, entonces

todo lo demás importaría nada.


Lentamente estiró su labio superior como si se tratara de una goma de fresa, sus labios se arrastraron con pereza hasta el costado bajo el lóbulo de su oreja. Seguía sudando y él aprovechaba de lamer cada gota que brotaba de la piel del muchachito. Odiaba el olor que tenían los humanos pero Mark Lee olía y sabía a gloria todo el tiempo.


Maldito cordero.


Succionó un poco más su piel antes de lamer el borde externo de su oreja derecha y antes de acercar sus labios para susurrar con la voz ronca.


—Es mejor que... vayas a ducharte, debes volver a clases.


Sintió el pene del muchacho aún más erecto tras el pantalón deportivo, era demasiado receptivo a

cualquier estímulo y eso no hacía más que facilitar las cosas, y complicarlas a su vez. Su boca se sintió caliente y húmeda,estaba anhelando bajarle el pantalón, la ropa interior y después abarcar su miembro para chuparlo desde la base hasta la punta.


Meneó la cabeza, si Mark Lee aún no se había desmayado con los besos podían deberse a muchas

razones, estaban dentro de una escuela católica, quizás estaba protegido ¿Y si no? ¿Estaba de ánimos para armar una coartada o borrar la memoria de todos sus alumnos si el corderito se desmayaba?


Ni siquiera sabía como no matarlo.


—Auch —murmuró por lo bajo el menor cuando volteó su brazo y vio con claridad los codos.


Youngho cerró los ojos, suspiró y caminó hacia el escritorio. No tenía nada, pero tenía el poder

necesario para hacer aparecer objetos. Fue así como "mágicamente" dentro de los cajones de su

escritorio sacó un botiquín de primeros auxilios, lo abrió y buscó un ungüento.


"Ven acá" murmuró.


Un tanto tímido Mark se acercó, se sentó en la silla donde él le estaba indicando y espero que le sostuviera los brazos con extremo cuidado mientras aplicaba el ungüento en los codos. Con el pulgar trazaba con mesura sobre la piel dañada, había herido esa superficie con la fricción que generó el arrastre y sabía que era su culpa, había sido apropósito.


¿Pediría perdón? No, había tenido que hacerlo.


Así arrodillado frente al corderito aprovechó de colocar en cada codo sobre el ungüento una pequeña gasa cuadrada y un apósito transparente.


Levantó una ceja con burla cuando se dio cuenta que parecían pequeñas coderas blancas.


Bajó un poco más los ojos rasgados y prestó atención a sus rodillas, la derecha tenía manchas de sangre en el costado, la fricción había arrancado una fina capa de piel.


—Vas a demandarme por esto con tu padre el médico ¿No? —sostuvo la pierna y aplicó el

ungüento encima de la herida. Estaba concentrado.


Mark apenas recordaba su nombre, allí en el suelo estaba ese enorme hombre con la espalda inclinada hacia adelante prestándole "primeros auxilios", bastaba una mirada o un gesto sutil y sabía que estaba acabado. ¿Cómo había llegado a desearlo tanto cuando realmente jamás en su vida sintió atracción a un hombre?


Youngho levantó la vista a los ojos del muchacho, tragó saliva, había deseo y su pene lo delataba, sus ojitos, sus cejas fruncidas. Estaba a solo centímetros de su entrepierna, podía comerlo como quisiera.


"Recuerda que puedes matarlo si te emocionas" .


Meneó la cabeza, se paró de un solo movimiento y caminó hacia la puerta, Mark lo siguió por detrás mientras peinaba su cabello. Ya ni siquiera sabía que decirle, había confesado su deseo por él antes de aceptar su nueva condición, estaba arruinado.


—Es un ungüento milagroso, el día de mañana no tendrás heridas...


Volteó a mirarlo, si Youngho era bipolar, el humano también. Había estado tan enfadado cuando quiso enfrentarlo en la oficina pero ahora se veía como eso, como un corderito pequeño.


—Espero seamos sensatos, necesito hablar de lo sucedido —tragó saliva, su voz temblaba— por

favor.


Inclinó su rostro y murmuró cerca de su oreja con la voz más calma posible.


—Ya sabes donde encontrarme en los horarios fuera de clases, si quieres hablar no te haré las cosas tan fáciles.


Succionó sus labios pero se retiró antes que Mark Lee pudiera responderle. La fuerza lo desestabilizó, por instinto el muchacho miró su entrepierna ¿Cómo iba a disimular la erección ahora? Gruñó antes de salir de allí, iba a tener que pensar en las cosas más horribles del mundo para que la sangre dejara de fluir a esa zona.


Cuando estuvo solo, Youngho miró el escritorio y todas las cosas que habían quedado tiradas allí. Con un solo movimiento de la mano, todo se desvolvió a su sitio, incluso el computador portátil que se hizo añicos se regeneró al instante.


Mordió sus labios, el muchacho lo deseaba, estaba cayendo en la trampa pero el demonio tenía que tener cuidado... incluso los toreros mueren por las cornadas.


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No pudo evitar gesticular el asco que le provocaba cortar la fruta en pequeños trozos para

introducirlos en un vaso de plástico, ahora que estaban en primavera y no faltaba mucho para el

verano, los alumnos de la universidad parecían más entusiasmados en comerlas, se vendían muy

rápido.


Lavó sus manos con delicadeza antes de secárselas con toalla de papel, era hora de comer y él había terminado su jornada laboral, también tenía estudios que atender.


Cuando salió del pequeño camarín y fue a despedirse de sus compañeros de trabajo, uno de ellos se acercó para decirle que alguien lo estaba esperando. No podían ser sus amigos, estaban aún en la escuela.


Salió de la cafetería, pero no fue necesario buscar demasiado para saber de quien se trataba. Apoyado sobre un vehículo deportivo lujoso (Koenigsegg Agera R negro) estaba aquel hombre de pelo rojo, con pantalones negros, camisa gris y un aire de suficiencia.


Todo el mundo se volteaba a verlo ¿De qué clase de mafia había salido? ¿Acaso era un Yakuza?


Sonrojado caminó tímidamente hacia él, su corazón se estaba desbordando y las imágenes de hace 2 semanas atrás lo estaban llamado.


—La próxima vez que vengas podrías estar montando un león ¿No encontraste nada más llamativo

que esto? —indicó el vehículo— debe costar tanto.


—2 millones de dólares no son nada —sonrió— Johnny colecciona vehículos, el más miserable

es ese Lamborguini que lleva al trabajo, pero en realidad tiene otros que le costaron el triple de

este —al ver el espanto en el rostro del tailandés meneó la cabeza— perdóname, no he querido

jactarme de esa manera... ¿Estás ocupado?


—Tengo clases en 2 horas... —El demonio sonrió al ver sus mejillas enrojecerse, luego meneó la cabeza y trató de volver a la seriedad ¡No podía actuar como un idiota!.


—Entonces te invito a almorzar, prometo que no será en el club sexual.


Chittaphon ni siquiera tenía claro si debía tomarlo como algo bueno o empezar a protestar allí mismo.


Era un poco aventurero cuando salía de noche a entretenerse y aunque era open mind siempre

respondía excelente en los estudios a sus padres, esperaba no ser arrastrado por el camino del mal

con tanta facilidad.


Asintió y se acercó al lugar del copiloto, pero fue Taeyong quien se adelantó y abrió la puerta de

forma elegante para el tailandés. "Gracias" susurró antes de entrar y acomodarse.


TY le cerró la puerta, se apoyó de costado en el vehículo y miró hacia el frente con el ceño fruncido, creía haber visto la figura de Irene y eso lo hizo estar en alerta, el único de los 3 humanos que no había sido atacado era Chittaphon y no, él no estaba dispuesto a que otro demonio se llevara los créditos por su muerte.


Ya dentro del auto colocó " Hysteria" de Muse y una comisura labial instantáneamente se levantó

a modo de sonrisa cuando sintió al tailandés contener la respiración, esa música había estado en

el club el día en el que lo encerró en una habitación de lujo y se la chupó hasta llevarlo al orgasmo.

"Me esta molestando, irritándome y retorciéndome, sí, estoy eternamente rindiéndome y volviéndome al revés porque lo quiero ahora, lo quiero ahora, dame tu alma y tu corazón. Y estoy escapando, estoy escapando, esta es la última oportunidad para perder el control'


Oh, que letra más oportuna.


No conversaron en todo el camino pero la atmósfera sexual era irritante. Como Youngho, él también había conocido a un humano por accidente, no había manera de quitarlo de su cabeza.


—¿Que deseas pedir? —ya dentro de un restaurante italiano ambos miraban la carta, las mejillas

sonrojadas permanentes del muchacho lo distrajeron. Tosió y volvió a preguntar— ¿Hay algo

en lo que ya pensaste?


—"Lasagne con crema di funghi"—su acento había sido apropiado— pediría una copa de vino tinto, pero no puedo ir alcoholizado.


En un italiano perfecto el hombre de pelo rojo se dirigió al mozo indicándole el pedido, la curiosidad en Ten aumentaba ¿Quién era y por qué se creía con el derecho de invitarlo así como si ya se tratara de una pareja? Tampoco estaba horrorizado, la idea le gustaba, era un hombre con personalidad y él había querido tener una aventura en su vida aburrida.


—¿Cuál es tu nombre? creo... creo que es un poco incómodo estar comiendo contigo, haber permitido que sucediera lo del club y, no sé nada de ti, ni tú de mí.


Taeyong, que tenía una mano en su barbilla de forma pensativa, contuvo la respiración. Ellos como

entidades sobrenaturales no poseían un apellido, solo se les asignaba un nombre. Yukhei era Lucas

Wong, Youngho era Johnny Suh ¿Y él?


—Lee Taeyong —genial, no tenía imaginación— ¿Qué más deseas saber de mí, niño curioso?


—Tu edad... no te ves mayor que yo.


Su víctima era un hombre precioso, curioso, cuando hablaba inglés se le notaba su ligero acento tailandés, tenía un cuerpo bonito. No pudo evitar sonreír ¿Qué edad podía inventarle? Si le decía la verdad lo creería un demente, los demonios al igual que los ángeles o los espíritus, no poseían edades porque no estaban vivos, solo "existían" y en el caso de que compararse su existencia con el tiempo/espacio humano ¿Quién creería que tenía 15.000 años?


—Soy Lee Taeyong, un hombre de 25 años que dedica gran parte de su día como administrador de un club sexual, también entretengo a los clientes con bailes eróticos, demostraciones sexuales implícitas, explícitas y... tengo sexo a cambio de mucho dinero.


Ten abrió la boca un momento descolocado por su repentino ataque de sinceridad, estaba claro

que su vida se relacionaba al trabajo sexual pero escucharlo de su boca de esa manera lo hacía sentir extraño.


¿También se dedicaría al tráfico de drogas? el mundo del sexo y el juego casi siempre iban de la

mano con el mundo del vicio y Diavolo tenía eso, un ambiente extraño como si las personas estuvieran bajo hipnosis colectiva.


No se había dado cuenta cuanto tiempo estuvo mirando sus manos hasta que los delicados dedos

de Taeyong sostuvieron su barbilla. Elevó sus ojos hasta él, no parecía contento.


—Si dije algo malo espero me perdones, no quise asustarte pero la cosa es así, es en lo que trabajo y prefiero ser sincero contigo.


Ten se mordió los labios ¿Quién era él para juzgar a las personas? Se sonrojó y miró su plato de lasaña cuando esta llegó a la mesa, Taeyong lo salvó de ser asaltado y lo dejó en su casa, lo salvó de ser drogado y no le hizo nada que él no quisiera esa noche en el club sexual.


Un hombre que consumía drogas y tenía malas intenciones no actuaba de esa manera.


Ten volvió a sonreír pero esta vez de oreja a oreja, estaba en un restaurante con alguien guapísimo, la mejor decisión era dejara que las cosas fluyeran. ¿Cuantos quisieran estar en su posición?


—Pues, no sé si me presenté estando sobrio, pero soy Chittaphon Leechaiyapornkul, tengo 22 años, estudio diseño ambiental en la Universidad de British Columbia. A los 7 llegué de Tailandia.


TY miró fijamente los ojos del muchacho, sus labios, su precioso rostro y tal como dijo Yukhei, se

preguntó ¿Sería capaz de arrebatarle todo aquello, matándolo a través del sexo?


Fue en ese momento en que sintió miedo porque la duda estaba en el aire...y dudar no era bueno, no para un demonio.


Viernes 11 de mayo 2018, 3 días después

Los aplausos llenaron aquella mesa cuando su madre dejó un plato de pollo agridulce en medio, había más cosas para comer pero los Lee tenían una debilidad con ese en particular. Mark miró a su hermano y sus padres mientras tomaba un trozo de carne, estaba alegre de poder compartir con ellos porque dentro de todo seguían siendo su soporte más importante.


—Hijo, hace unos días notamos con tu madre que tu actitud cambió un poco después del campamento, ayer le preguntamos a Felix —alarmado miró a su hermano, pero este parecía muy tranquilo— y nos dijo que se trataba del ingreso a la Universidad ¿Es necesario que te diga que tu admisión en la Universidad de Toronto ya está aceptada? si tengo que mover mis contactos para que mis hijos tengan lo mejor, voy a hacerlo así que despreocúpate y agradece al señor por estas oportunidades que no se le otorgan a todos.


—Gracias, papá —secó sus lágrimas y miró su plato antes de continuar.


Había rezado todas las noches desde que admitió que le gustaba el profesor Suh, había buscado

respuestas de cómo en tan poco tiempo llegó a desearlo de esa manera pero no encontraba nada.


¿Podría perdonarlo Dios por la dirección que estaban tomando sus pensamientos?


Despertaba en medio de la noche a las 3:33 con todas las hormonas sexuales hirviendo en su sangre, recordaba los besos pasionales de aquel hombre de 1 metro 90 centímetros de estatura, su calor, su sabor y la erección apretando su ropa interior ¿Cómo podía no masturbarse y correrse de manera tan deliciosa?


Terminaba llorando lleno de miedo ¿Su vida se convertiría en esta necesidad imparable? ¿Era

un castigo? Las únicas dos veces que en medio de la noche le pidió una respuesta clara a Dios si

debía detener todo esto o no, la pluma negra que guardaba en un mueble caía, pero era tanto su

necesidad de algo concreto que no se daba cuenta que le estaba dando lo que buscaba.


—Ayer escuché de uno de los trabajadores de nuestro restaurante —hablaba su madre— que su

hijo le había dicho que era gay, incluso tenía una pareja... cada día más personas se abren a eso, creo que es algo alarmante.


—No estoy de acuerdo —murmuró con un toque enfadado Felix, antes de apartar los platillos de

plata en un costado— tengo una duda, padres, una duda respecto a eso y la religión —bajo la mesa sostuvo la rodilla de Mark, incluso si su hermano manifestaba la atracción hacia un hombre en particular y nadie más del género masculino, no debía escuchar este tipo de cosas— los pongo en el caso de que dos hombres están realmente enamorados, mucho ¿Por qué es algo malo si a fin

de cuentas lo que sienten por el otro es amor?


—No es que sea malo, hijo —acotó Andrew Lee, su padre— pero Dios creó al hombre y la mujer para unirse, eso es lo que él tiene pensado para nosotros, la biblia dice que...


Felix asintió con respeto escuchando lo que decía, podía sentir la rodilla de su hermano mayor temblar, casi podía ver sus pensamientos del infierno consumiéndolo en llamas. Sus padres no eran homofóbicos, pero no estaban de acuerdo en el matrimonio gay ni la adopción.


Podía entender y respetaba los puntos de vista diferentes, pero le angustiaba darse cuenta que sus padres no estaban preparados para escuchar que uno de sus hijos estaba mostrando interés hacia su mismo género. Su imaginación vívida le daba la imagen de Andrew Lee llevando a Mark al psicólogo para que buscara la manera de hacerle entender que solo era un capricho adolescente.


—Se supone que nadie es perfecto, todos hemos cometido un pecado alguna vez y por eso nos

confesamos ¿Verdad? —asintieron, en ese comedor todo lo que se escuchaba era la voz ronca de Felix — ¿Por qué nos creemos con el derecho de juzgar a otros? ¿Por qué vemos la homosexualidad como algo malo? Es algo que ha ocurrido siempre.


—¿Hay... hay algo que nos quieras decir, Felix? — Hyo Jin Lee, su madre, inclinó el rostro hacia

adelante, no entendía el interés repentino de su hijo menor por el tema— estoy escuchándote atentamente.


—No soy gay mamá si eso piensas, me interesa una chica muy linda —se sonrojó, pero tosió y volvió a mirarlos— sin embargo no se tomen a mal lo que les voy a decir, pero me gustaría que tuviésemos una visión de la religión más abierta, que lo único que importara es el amor, que nadie sintiera vergüenza de ser lo que es ni que nadie se crea ser superior para apuntarlos con el dedo... pienso en el día de mañana, en que si me convierto en un hombre adulto, en que si tengo una hija o un hijo y uno de ellos me dice que es gay ¿Ustedes creen que voy a horrorizarme? No, voy a ser el mejor padre que puedan tener y solo me preocuparé de pedirle que con quien desee estar se haga respetar como persona, también le diría que Dios lo ama y que sea feliz ¿Es tan difícil pedirle eso, a cualquier persona de cualquier religión? ¿Es tan difícil pedir tolerancia y amor?


Mark tragó un vaso de agua para que el nudo en su garganta desapareciera, si incluso una lágrima era derramada en este momento, se delataría y aún no tenía las cosas claras consigo mismo como para abrirse a lo más difícil, sus padres extremadamente religiosos.


Felix continuó comiendo como si nada pero sus padres perdieron el apetito, se miraron preocupados. Por defender a su hermano, lo único que había ganado era que malinterpretasen todo, aunque él no lo pensaba de esa manera.


Mark era su todo, Mark había estado a su lado a sus cortos 5 años cuando lo dejaron calvo antes de iniciar la quimioterapia, incluso también pidió tener el mismo corte para que no se sintiera solo y bromeaban jugando a que practicaban el Kung Fu Shaolin siendo pequeños. Si había ganado la batalla contra la leucemia, era en parte gracias a su hermano ¿Por qué no defenderlo ahora mientras podía?


Las cosas iban a ponerse peor.


----


Ten abrió su boca sorprendido cuando su amigo les contó lo que había sucedido, si pudiera tener a Felix Lee frente a él le daría un abrazo y lo agasajaría con los mejores regalos, ese niño era un ángel.


Mark no se sentía capaz de quedarse esta noche en casa, su hermano estaría con su grupo de amigos con botanas y videojuegos y aunque los conocía, su necesidad por saciar dudas era mayor.


Fue así que Ten reunió a "Los tres mosqueteros" en su casa y tomaron la oportunidad de salir a Diavolo, los padres del Tailandés habían salido a un resort el fin de semana.


Al momento de presentarse frente a los guardias del lugar, estos ni siquiera le pidieron identificación, solo se miraron entre ellos antes de continuar atendiendo a las personas que llegaban. ¿A qué se debía esa "atención especial"?


Nervioso Mark miraba hacia todas las direcciones, había venido una sola vez y no recordaba lo

elegante que era todo, podía comprender el tipo de público que llegaba, podía entender porqué el lugar era así.


Se acercaron a beber algo mientras las personas los miraban con lascivia, hombres, mujeres y sin saberlo muchos de ellos súcubos e íncubos dispuestos a probar su carne y arrancarles el alma a

través del orgasmo.


—Deberíamos ir al segundo piso, tengo ganas de ver algo interesante —murmuró Ten.


—Está atiborrado de gente —dijo una mujer de leve tes morena, sujetaba la cintura de otra chica

— los dueños del local ya se presentaron pero pueden subir si es que tienen suerte, creo que hay una demostración sexual en vivo, un hombre penetrando a un muchacho atado.


¿Los dueños del club ya se habían presentado? Los 3 mosqueteros suspiraron al unísono, cada uno con personalidad diferente interesado en un hombre distinto, cada uno tenía deseos de recrear la vista.

Pero antes de seguir lamentándose, se dieron cuenta que las personas se volteaban interesadas hacia una parte del club nocturno, algunas chillaban emocionadas.


—Mierda —susurró Jungwoo con la boca seca.


Con la autoridad que les confería ser los amos y señores de Diavolo, aquel trío caminaba enfundados con camisas blancas cubiertas de uniformes negros, pequeñas cadenas decorando su vestimenta y rostros serios. El mundo parecía su pasarela, sus miradas superiores, sus perfiles, la gente los veía como el objeto más delicioso del mundo.


Los 3, Youngho, Yukhei y Taeyong, desviaron sus ojos hacia los 3 muchachos que los miraban

perplejos desde la barra. Todos eran preciosos, pero cada íncubo tenía a su víctima preferida y

reaccionaba de manera distinta.


—Siento que voy a vomitar —susurró Jungwoo, tocando sus mejillas de manera constante, la

respiración se le estaba acabando.


El gesto no pasó desapercibido para Yukhei, tuvo que hacer mucho esfuerzo para no correr hacia

el muchacho y acunarlo entre sus brazos, su voz suave, sus gestos, no había manera de resistirse

a ese niño. Quería protegerlo de todo el mundo y sabía que no tenía ni el derecho más mínimo, el

peligro más fuerte para Kim Jungwoo era estar cerca de un demonio como él.


Taeyong saludó con un gesto a todos pero sus ojos quedaron en el tailandés, estiró la mano hacia él y le hizo un gesto para que fueran a la pista de baile.


El rubio por su parte se sentó en el puesto vacío al lado de Jungwoo esbozando una pequeña sonrisa que quería replicar en su niño.


¿Y Youngho? El arrogante íncubo miraba de brazos cruzados a Mark Lee desde la distancia, de hecho su ceño delataba la molestia que le causaba el atuendo que había elegido, era demasiado inocente como para darse cuenta que muchos demonios y humanos querían acostarse con él. ¡Jamás!


Cuando el corderito levantó el rostro él ya estaba frente suyo, la diferencia de estatura parecía haber aumentado, era aterradora.


—Acompáñame.


No le dio tiempo de responder, sostuvo la mano de Mark y lo sacó de Diavolo tan rápido como pudo, su alumno estaba aturdido y solo comprendió qué sucedía cuando se acercaron al estacionamiento y pararon frente a un lujoso Bugatti Chiron Black.


Abrió la puerta y le ordenó que subiera, cerró y rodeó el vehículo de lujo antes de entrar en él por

el lado del conductor. Los guardias (los servus transformados en hombres hermosos) abrieron un

costado de unas puertas de hierro para que el amo saliera en un solo y gran movimiento.


Mark sujetó su cinturón de seguridad tragando saliva de forma constante, habían tomado una

autopista en absoluto silencio, no quería preguntar hacia donde iban porque estaba aterrado.


—Señor Suh... ¿También acostumbra secuestrar a personas?


—Solo cuando estas lo piden a gritos —murmuró con una sola mano en el volante y la otra

tamborileando impaciente su muslo.


Lee miró su perfil, vestido con ese "uniforme" oscuro, con el cabello negro peinado hacia atrás,

con sus ojos rasgados atentos en la carretera, con ese aire de superioridad y arrogancia que había

odiado en un inicio... casi podía entender porque la gente pagaba mucho para verlo en el club sexual.


Era precioso pero era peligroso para sus valores.


—Casi podría acostumbrarme a que me estés mirando de esa forma—murmuró ronco sintiendo

un tirón en su pantalón, el corderito no estaba siendo inmune al ambiente que creaban, tenía esa

costumbre y le gustaba— no te estoy secuestrando, vamos a hablar.


Volvieron a quedar en silencio ¿No preguntaría dónde iban? ¿Estaba confiando en él?


Desvió un par de calles, cruzó semáforos y después de 20 minutos de haber salido de Diavolo empezó a poner lenta la marcha porque llegaba a su destino.


Mark miró hacia los lados curioso, al parecer estaban en uno de los barrios de lujo de Vancouver aunque al encontrarse de noche no identificaba exactamente cuál.


El señor Suh apagó el motor cuando el auto entró y quedó en el aparcamiento subterráneo del edificio. Quitó su cinturón de seguridad y recién en ese momento volteó a observarlo, estaba respirando un poco más rápido de lo normal, sus ojos tenían un brillo inusual. El auto de lujo estaba invadido por su perfume y su calor. Mierda.


Johnny miraba a su alumno, se veía intimidado ¿Hipnotizado?


Salió en silencio del asiento del piloto pero antes que Mark pudiese abrir la puerta él lo hizo para su alumno con toda la elegancia del mundo.


—No era necesario, pero muchas... gracias.


Siguió al hombre de 1.90 directo al elevador, una vez dentro el mayor marcó el piso 25. Le llamó la

atención la forma en la que movía sus hombros como si algo le incomodara, ajustaba la pulsera de plata en su muñeca de manera constante. ¿Se sentía mal?


Youngho miró por el espejo la figura de su alumno sin que este se diera cuenta, estaba demasiado

excitado y no sabía si la pulsera le seguiría haciendo efecto. Iba a tener una charla, contestaría

preguntas del cordero de alguna u otra manera pero...


Flash Back


Yukhei frunció el ceño cuando Youngho se paró frente a él de brazos cruzados y seriedad absoluta

en su rostro, pero no era su presencia lo que lo hacía comportarse así, estaba acostumbrado y

no se intimidaba por su colega en absoluto, sin embargo fue la pregunta que formuló de sopetón

apenas llegó.


No había oportunidades para burlarse.


—¿Y por qué habría yo de saber como tener contacto físico con un humano, sin matarlo?


—No sé exactamente qué hiciste en el pasado, pero sé que te obsesionaste con un humano al punto que no deseaste acabar con él —acercó el rostro— no vas a venir con cuentos creyendo que se sentaron solo a tomar té ¿Vas a decirme qué hiciste para no matarlo?


No quería que Mark falleciera y eso era inusual en un demonio, el dudar, pero ¿Quién era él para

juzgar? Taeyong estaba siendo arruinado por el tailandés, él ya estaba completa y absolutamente

enamorado de Jungwoo, había trasgredido todo lo que un demonio no podía hacer con un humano ¿Acaso no decía que Youngho caería tarde o temprano por su alumno?


Los 3 estaban arruinados, solo que cada uno lo asumía o rechazaba de manera distinta.


—Por primera vez no voy a mofarme de ti, Youngho, porque en el momento en que estás pensando adquirir este conocimiento, es porque las cosas para ti no son fáciles —el aludido tensó la mandíbula— ¿Qué hice para no matar a esa persona en el intento? brindarle de mi propia energía a través de los besos, cubrirlo con mis alas...


—¡¿Pero cómo?!


—Pensar solo y únicamente en él mientras lo hacía, un tacto Youngho, tan solo una simple caricia

sincera sin el afán de dañarlo puede ayudar al humano a soportar calamidades —se paró y quedó

frente a él— solo cierra los ojos y piensa en toda la energía que le quieres dar mientras lo besas,

mientras lo abrazas... —" Mientras hacen el amor" pensó con el nudo en la garganta y rememorando a su propio niño.


Fin Flash Back


Pero hoy era el día, hoy era esa noche. Si lo mataba en el intento al menos habría cumplido en su

misión como íncubo y terminaría con su propio suplicio insatisfactorio.


¿Y si no? ¿Y si Mark Lee sobrevivía al contacto? Bueno, tendría que asumir con mucha ira que estaba arruinado como sus amigos y... absolutamente obsesionado por ese cordero.


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