"La obsesión del demonio" Cap 36: Confesión
- TrinidadVictoria
- 6 ago 2019
- 19 Min. de lectura

Había olvidado por completo que le había entregado llaves de su departamento a la novia en caso de emergencia, había olvidado que desde la perspectiva de afuera era muy sospechoso que después de un intento por ser drogado quisiera estar completamente solo, más aún cuando lo que había sido una aparente relación firme cambiaba con aquellos detalles importantes.
Alyn había sospechado que algo malo estaba sucediendo, quizás el chico estaba sumido en una depresión, quizás tenia problemas personales tan profundos que no quería abrirse a ella, cosas de esa índole. Su sorpresa fue mayor cuando entró y lo vio durmiendo con un hombre en la cama.
Más allá de la infidelidad, el saber que su novio estaba con una persona del mismo sexo era denigrante, porque comenzaba a cuestionarse qué había hecho mal como mujer, sin embargo necesitaba las palabras de Mark Lee.
—Mark...
El estado del aludido era preocupante. Su piel blanca era mucho más clara, su cuerpo completo estaba temblando con espasmos desde la cabeza a sus pies, su pecho estaba tan apretado y los bronquios tan estrechos que cuando respiraba un suave silbido salía de ellos.
"La sensación de muerte" lo hizo jadear, el terror de experimentar por lo que había pasado Jungwoo estaba presente, estaba en las etapas iniciales de lo que podía ser una crisis de pánico. Inclinó la cabeza hacia adelante y la sostuvo con ambas manos, estaba arruinado.
Ensimismado en su preocupante estado, ni siquiera fue consciente del ruido que produjeron las zapatillas de Alyn o como ella colocó ambas manos en su rostro para observarlo totalmente angustiada. En todo el tiempo que lo habían visto, jamás lo vio de esa manera.
—Mark, por favor mírame a los ojos cuando te estoy hablando —después de un suave jadeo, el muchacho la miró. Sus ojos llenos de lágrimas la incitaron a ella a hacer lo mismo de forma
involuntaria— ¿Realmente pensaste que caería tan bajo como para revelarle esta foto a tus padres?
—¿Q... qué?
Le entregó el teléfono al muchacho para que observara la imagen, la foto, a pesar del contexto por el cual había sido tomada, era preciosa y digna de dejar en blanco y negro para colgar en la pared. Él estaba acostado prácticamente encima del torso desnudo de Youngho, abrazándolo como si fuera un oso atlético de 2 metros, mientras que este descansaba su mano en la nuca del chico y apoyaba los labios en su frente. Las sábanas los tapaban con delicadeza, se apreciaba mucha tranquilidad.
—Vas a borrarla con tus propias manos cuando me expliques que haces con el entrenador de baloncesto, porque no jugaron precisamente a las muñecas.
¿Alyn le estaba dando una oportunidad para explicarse y salvarse? Nada iba a evitar que hablara con sus padres, pero que escucharan sus palabras era muy distinto a enterarse por medio de una foto que su hijo había tenido relaciones sexuales con un hombre.
Movió sus manos una y otra vez, hasta que sintió el valor de observarla a los ojos.
—¿Alguna vez me observaste como mujer? —dijo con voz aguda y cierta inseguridad.
—Sí, lo hice por más de 1 año... eres la mujer más preciosa que alguna vez he visto —tuvo la tentación de sostener su cabello rubio, pero eso la dañaría más— pero Il que sucede con ese hombre en la foto es algo muy fuerte, nadie puede comprenderlo.
—Entonce explícame Mark Lee, explícame para que trate de no odiar al hombre que me hizo feliz —la última palabra fue dicha con la mandíbula tensa y los ojos aún más húmedos.
¿Cómo decirle, que el hombre de la foto, aquel hombre que había llegado a entrenar al exitoso equipo de baloncesto de la universidad, en realidad había sido un demonio con más de 20.000 años de existencia humana? ¿Un demonio que se había entregado a lo qué más odiaba y que no tuvo temor de rogar que lo desaparecieran, para que en cambio otros en su lugar fueran felices?
Mientras más lo pensaba más deseos de llorar tenía, nunca iba a poder compensar lo que Youngho había hecho y el amor que le tenía. En lugar de una verdad absoluta, tuvo que hablar una verdad disfrazada y humanizada.
—Conocí a Johnny Suh hace 4 años atrás y... aunque no pueda decir las circunstancias, nos volvimos muy cercanos... yo me negaba a aceptar lo que empecé a sentir por él porque ya sabes, soy hijo de una familia muy católica y hasta ese momento a mi solo me gustaban las mujeres, pero una cosa llevó a la otra y terminamos sintiendo algo muy profundo por el otro sin... sin embargo —su piel se volvía gallina, su voz masculina cambiaba, los sentimientos lo tenían allí— sabía que no podíamos estar juntos, yo no cumplía mi mayoría de edad en el estado de Columbia y él me amaba lo suficiente para no permitir que las circunstancias nos hicieran daño, por... por eso decidimos separarnos.
—Y se encontraron ¿Después de todo este tiempo?
Alyn Lane no tenía fuerzas para decirle a su novio (a esta altura ex) que siempre algo muy profundamente le llamó la atención, como si existiera un secreto o algo que no había sido mencionado.
Mark asintió, se habían encontrado después de 4 años que se sentían como muchos más.
—Cuando nos hicimos amigos y tiempo después decidimos estar en una relación, yo si te quería mucho y creí que estaba enamorado de ti, creí que estaba saliendo adelante pero... Johnny apareció y supe que me había engañado a mi mismo.
Las manos de Alyn temblaban, la tercera rueda, la pieza que sobraba. La verdad era que tenía el corazón destrozado y no sabía que responder ante ello, Mark Lee era bisexual y no podía competir con el brillo de sus ojos o las lágrimas de angustia que tenía. El hombre que ella si había amado estaba profundamente enamorado de otro, ella había aparecido en las páginas centrales de una historia de amor escrita desde mucho antes.
Ella había aparecido después.
—Johnny entró como entrenador de los York Lions porque incluso si podia verme de cerca aún sabiendo que estaba con otra persona, él estaría bien... pero lo que tuvimos es más fuerte que el
deseo de querer mantenernos alejados.
Cuenta hasta 10, cuenta hasta 20, 30...
La muchacha ignoró el dolor en su pecho o el deseo de armar un escándalo de grandes proporciones, una cosa estaba clara y era los sentimientos que Mark Lee tenía al hablar de aquel enorme hombre. Mierda ¡Incluso el viernes le había dicho lo caliente que ese entrenador era!
Humillada pero sobre todo agotada, la rubia le entregó nuevamente el teléfono a quien fue su novio.
—Bórralo tú mismo, antes que me arrepienta.
Con los dedos ansiosos, Lee tocó la pantalla y eliminó la fotografia, la muchacha incluso le mostró una por una las carpetas para que le creyera que era la única que había tomado.
—No estoy interesada en hacerte más daño, Mark, porque sé que tienes una tarea muy pesada por delante cuando debas decirle a tus propios padres que su hijo también tiene sentimientos por un hombre... tendrás que llevar una guerra, tendrás que enfrentar los problemas y prejuicios de una sociedad que no está acostumbrada al amor del mismo género... —bajó la cabeza, ambos estaban casi a la misma altura, ambos temblaban— no voy a hacerte daño, pero necesito pedirte que te alejes de mi vida completamente a partir de ahora.
Mark sabía que le había hecho mucho daño, había visto en los ojos de Alyn el brillo que tiene una persona enamorada, tenia la necesidad de quedare más tiempo y abrazarla ¿Qué culpa tenía la muchacha de haberse cruzado en la vida de él? Pero ¿Qué caso tenia quedarse a consolarla si él era la causa de sus problemas? Mierda.
Se levantó lentamente y esperó un par de segundos, no quería finalizar una relación de esta manera, no querían que las últimas palabras fueran dichas con tanto dolor. No concebía el hecho de que tuviera que mirarla como si se tratara de un desconocido, este no era lo que Mark Lee esperaba. Pero, una vez más, como la dañada era ella y no él, tenía que ponerse en el lugar de Alyn.
Apretó la llave en su bolsillo y miró por última vez a la preciosa chica rubia que lloraba en silencio con el rostro entre las manos. No, Alyn no hablaría con sus padres, sabía que no lo haría.
Al abrir la puerta del departamento supo que ya estaba a salvo, podía descansar. No tuvo el ánimo de coger su teléfono y llamar a Johnny, la única cosa que tenía en mente en este momento era una cama, una almohada y pasar toda la noche durmiendo. Pero al llegar a la sala de estar vio a Felix abrazado de lado por Changbin y a Ten que parpadeaban a su persona, en la mesa de centro de vidrio quedaron cartas "UNO" a medio jugar, vasos con algo de alcohol y una colilla de cigarro enterrada en el cenicero que el tailandés había fumado.
—Ven, cariño —Chittaphon murmuró extendiendo sus brazos.
A pasos torpes avanzó hasta él y se derrumbó contra su cuerpo dejando que su mejor amigo Io cuidara como si se tratara de una madre. No habló por un par de minutos, solo se reconfortó con el calor de su amigo y la coordinación de sus ciclos respiratorios, pero con la voz acongojada de Felix levantó la cabeza y habló. Contó lo sucedido, incluso de la fotografía, no era de extrañar que ellos empalidecieran. Aunque había omitido detalles, Changbin no sabía de los demonios y nunca se enteraría.
—"Mak" —así le decía cuando eran pequeños— haz caso de lo que te ha dicho Alyn, yo sé que no es lo que deseabas pero ¿Te das cuenta de lo que ha hecho? tenía todo para destruirte y no lo hizo porque sabe que ya tienes suficiente carga encima, no te acerques a ella, necesita lidiar a solas con el dolor.
—Ahora siento culpa, Hyung —Changbin abrió la boca cuando nadie parecía querer seguir hablando— realmente hubiera deseado que tus padres no nos descubrieran antes —mordisqueó sus labios— pero sabes que el día que decidas abrirte a ellos estaremos en tu apoyo, jamás estarás solo.
Changbin sentía una profunda admiración por Mark Lee y cada una de sus palabras no eran en vano. Lo invitaron a unirse a la ronda de cartas pero negó, pasó al lado de Ten, lo golpeó para que
no tocara otro cigarro y caminó hacia su habitación donde cerró la puerta y se hundió en el suelo contra ella.
¿Cuánto tiempo había pasado? quizás el suficiente para quedarse dormido en la misma posición y sentir que cada músculo le dolía, quizás el suficiente para que su cuerpo estuviera inhabilitado de moverse, quizás el suficiente... para dejar que unos brazos firmes lo rodearan y lo llevaran hasta la cama.
Perdió algo la consciencia cuando su mente luchaba por dormir un poco más, pero despertó después de sentir que estaba con pantalón deportivo y una camiseta, nada más que eso y, unos brazos rodeándolo, unas piernas tras las suyas y una respiración constante en su cuello. Podía sentirlo, podia olerlo, Youngho había llegado al departamento,
—John —susurró somnoliento, hundido entre las almohadas y bajo las sábanas, compartiendo calor en una fría noche de otoño, creía sentirse en el paraíso.
—Bebé, duerme bebé —murmuró— duerme.
—Me duele todo el cuerpo mmm, sobre todo la rodilla.
—Te encontré durmiendo con las piernas dobladas y contra la puerta, esperé tu llamado pero no lo hiciste, supongo que fue dificil —regó su rostro de pequeños besos, la mente de Mark luchaba para mantenerse despierta pero se estaba haciendo imposible. Youngho tenía un efecto apaciguador— si yo no tuviera un historial tan siniestro, me hubiera enfrentado a la rubia esa... nadie te amenaza siquiera para ponerte a prueba... perra.
Chittaphon había sido el que lo llamó, si alguien podría darle tranquilidad a su amigo, era precisamente John Suh. Esa pareja necesitaba recuperar todo el tiempo que estuvieron separados por el destino.
De paso, cuando llegó al departamento, el tailandés le comentó lo que había sucedido. Había sido épica la cara del "ahora humano". Si Ten no hubiera estado enamorado de un demonio y acostumbrado a la sobrenaturalidad. Se habría asustado con la furia que cruzó habría asustado con la furia que cruzó el rostro de ese hombre.
—Incluso tus mejillas tienen rastros de lágrimas, no te preocupes —besó su cuello, su nuca y se quedó así, podía anotar la posición cucharita como una de sus favoritas— nunca vas a estar solo.
Al cabo de pocos minutos el "Cordero de Dios" estaba profundamente dormido recibiendo el calor, el amor y la seguridad que la presencia de ese hombre le entregaba. Ahora comprendía que los humanos también se entregaban energía de otras formas y esta era una de ellas.
Martes 8 de noviembre 2022, unos días después.
Una carta de renuncia.
Aquel hombre estaba parado frente al equipo de baloncesto de los "York Lions" con una carta en mano, la copia que había entregado a las autoridades respectivas de la Universidad explicando los motivos por el cual debía dejar el puesto.
Los jugadores quedaron sorprendidos, Johnny Suh apenas había estado 1 mes y en ese tiempo logró cambiar la mentalidad de todos para enfocarse en un futuro más exitoso en varios ámbitos, sin embargo también podían comprender que un hombre como él no sería entrenador permanente, su historial a tan corta edad lo convertían en un hombre solicitado por otros equipos de baloncesto y otras disciplinas.
Mark mordió su mejilla por dentro, la semana pasada se quedó en el pequeño departamento que Youngho estaba arrendado mientras debatían como iban a solucionar el tema que los ponía en conflicto: La universidad y el equipo de baloncesto.
El ex demonio se preocupó de escucharlo atentamente, después hacerle el amor toda la noche, pero nunca dijo que decisiones tomaría hasta... ¿Ahora?
—Estoy recibiendo ofertas laborales muy importantes, pero ustedes necesitan alguien que esté continuamente preocupados de ustedes ¿Saben que los estuve recomendando a entrenadores
con un historial intachable? alguien que entrena con el mismo enfoque que yo firmará contrato, les aseguro que él necesita el trabajo más que yo... él realmente los hará campeones del torneo nacional.
Mark tan solo lo observó con preocupación, nunca habían hablando sobre qué títulos y conocimientos específicamente Dios le había otorgado cuando decidió convertirlo en humano ¿En qué trabajaría ahora?
Después del último entrenamiento del señor Suh, tuvo clases, pero el pelinegro se mostró muy ausente como si la cabeza estuviera en otras preocupaciones, apenas había contestado el mensaje a su teléfono. ¿Algo estaba pasando? En cuanto a él, desde que terminó con Alyn tuvo que lidiar con preguntas del porque habían terminado ¡Cotillas! Los amigos de ella sabían que la había engañado pero creían que era una mujer, había sido eliminado de redes sociales y ya no se juntaban a comer. Se habían ganado su odio.
En cuanto a sus padres... ellos no sabían que había cortado relaciones, pero les había pedido que viajaran a Toronto porque necesitaba imperativamente contarles algo, ellos dijeron que llegarían este viernes. Mark Lee llegó al departamento y se sintió completamente vacío, Chittaphon no había podido quedarse más tiempo y el día de ayer tomó un vuelo de vuelta a Nueva York, su hermano regresaría tarde de la universidad...
3 días después.
Todo se veía borroso pero sabía a fin de cuentas que estaba en su cuarto. Tenía la necesidad de ir al baño a orinar, el dolor en su vejiga era insoportable, haber tomado leche caliente antes de
acostarse no ayudaba demasiado.
Poco a poco se incorporó y observó a su alrededor, todo parecía en orden excepto que cuando pasó por una esquina creyó haber visto algo oscuro parado allí con forma ¿Humana? Asustado volvió los ojos al sitio pero no había nada, el sueño estaba destruyendo su cerebro. Se paró al baño de su habitación, hizo todo lo que tuvo que hacer, lavó sus manos pero en cuanto puso un pie fuera de este, algo violentamente lo empujó contra la cama para que cayera boca abajo sobre esta.
Quiso dar un grito pero la voz no salia de su garganta, empezó a sudar cuando sintió una enorme mano subir por su espalda y posarse en su nuca, quizás eran dos manos ¡Trataban de ahorcarlo! Sus manos y pies no respondían, le estaba faltando el aire, le estaba faltando la energía ¡Estaba siendo atacado por un demonio!
No supo como logró voltearse sobre su estómago ni como podía ver con claridad lo que tenía encima tuyo porque no había sido él quien encendiera las luces, pero vio a Youngho con alas negras, ojos intensamente rojos y sangre escurriendo de su boca.
—¡¿Estás seguro que quieres estar conmigo?! mira lo que soy, mira lo que nunca dejaré de ser. He matado y eso nadie podrá borrarlo, ni siquiera el patético de tu Dios.
Frunció el ceño, había algo aterrador que reconocía de inmediato.
—¡Deja de tomar la forma de Youngho! Siempre seguirás siendo la asquerosa y patética figura de Asmodeo —casi escupió las palabras después de mucho esfuerzo.
Sus labios temblaban, su piel sudaba, Como si hubiese recitado las palabras precisas, aquella presencia dentro de niebla negra empezó a mostrarse como la imagen más tétrica del ser más malvado jamás antes visto, casi abarcaba toda la habitación. Sostuvo una daga mal formada pero con un filo real, la levantó en el aire y la llevó directamente al corazón de Mark.
Violentamente se sentó en la cama pero con ambas manos sobre su pecho, toda su habitación estaba en absoluta calma excepto que estaba respirando agitado y su corazón parecía que tendría un ataque en cualquier momento. Todo estaba claro, ya era de mañana.
Quizás fue solo 1 minuto pero la puerta de su habitación se abrió de golpe apareciendo Felix con el cabello despeinado y respirando como si hubiera corrido una maratón completa.
—¡¿Qué te sucedió?! —se acercó y sostuvo el rostro de su hermano mayor— estás muy pálido, estás... sudando —desconfiado miró todo lo que lo rodeaba— ¿Ha sido... un demonio? yo... —el hecho que estuviera aquí a pesar de que estuviera tan aterrado como él, le causó ternura. Mark, que solo se mostraba cariñoso con sus amigos y su hermano, lo rodeó con ambos brazos— hyung.
—Ha sido solo una pesadilla o... o tal vez Asmodeo me atacó en el sueño —el nudo en su garganta casi lo estaba ahogando, la voz salió estrangulada.
Felix se separó del abrazo y lo miró con la misma pena. Los demonios bebían de la energía de otros cuando estos vivían situación delicadas y hoy era el día, ambos lo sabían. Hoy sus padres vendrían a visitarlos y Mark tendría que decir la verdad, estaba tan ansioso que apenas podía tener sueños
positivos. Si Asmodeo en realidad quiso atacarlo, fue en el momento propicio porque el cordero era puro temblor, ansiedad y lágrimas por aquí y allá.
"No quiero tener que separarme de ellos, no quiero que me miren diferente" balbuceó en su llanto, ahora era él quien era abrazado por su hermano menor. Ese día ninguno fue a la Universidad, salieron a comprar cosas para preparar una cena más o menos decente, se preocuparon de distraerse pero las horas habían avanzado y la ansiedad iba en aumento.
—Así que ellos llegarán a cenar, podríamos haberlos ido a buscar al aeropuerto.
—Mamá dijo que no nos preocupáramos, pensó que estaríamos exhaustos —murmuró Mark, luego bajó la vista a su teléfono, la última vez que Johnny había enviado un mensaje fue el día de ayer.
Pero hoy había estado ausente, aquel ex demonio tenía que lidiar con sus propios temores porque no iba a estar presente cuando el cordero fuera honesto.
Una botella de vino, dos copas de vidrio, un mantel de lino blanco, utensilios bien puestos. Independiente del motivo por el cual venían les gustaba recibirlos como se merecían, por suerte Felix había heredado el don culinario de su madre, Mark nunca lo había superado.
Aprovechó de ir a su habitación y mirarse al espejo por última vez, no le gustaban los prejuicios o cosas por el estilo pero si una persona normal lo viera no podría darse cuenta que le gustaban los hombres si se guiaba por el típico estereotipo. Sus ojos estuvieron concentrados por tanto tiempo que no se percató cuando la cabeza rubia de Felix apareció en la puerta.
—Mark, ya llegaron, están en la sala de estar.
El tono de su voz era plano, algo... ¿Estaba mal? ¿O solo demasiado asustado? Ni siquiera pudo ver su rostro porque desapareció de inmediato, entonces... tenia que disimular lo suficiente solo hasta que la cena terminara. Trató de gesticular frente al espejo distintas sonrisas pero todas eran iguales a la anterior, falsas, carentes de emoción.
Botó el aire, caminó hacia la puerta y la abrió para salir de allí, ellos estaban aqui aunque todo era un completo silencio. Sus pasos fueron lentos. "Sonríe, sonríe hasta que te duelan las mejillas' se dijo por última vez pero cuando dobló la esquina y los vio sentados en uno de los sofás, sus ojitos se llenaron de lágrimas.
Había sido estúpido de su parte creer que ellos no verían algo malo en él, era bobo pensar que sus sentimientos no se verían expuestos cuando mirara los ojos de sus padres y lo único que
su cuerpo le pidiera era un poco de abrazos, un poco de contención.
—Mi amor —murmuró Hyojin, su madre, extendiendo sus brazos que temblaban tanto como la figura de su hijo mayor.
Aquella presión, aquel dolor que había albergado en su pecho por tantos días explotó en un llanto desesperado. Felix lloraba en silencio cubriéndose el rostro con ambas manos, pero su padre lo acunó contra su pecho y dejó que también se expresara como sus emociones le dijeran. Ni siquiera quería explicar el motivo de sus lágrimas, ni siquiera podía hacerlo, era incapaz de mirarlos a los ojos y decirles que lo perdonaran, que lo quisieran tanto como a su hermano menor.
—Mamá, papá, yo...
—No necesitas tener miedo de las personas que más te aman, mi amor —acarició su cabello con sus dedos delgados, Mark gimió, la vista se le hizo borrosa de nuevo— no sabes lo mucho que nos duele verte así como si fueras a perder la vida en cualquier momento —besó su frente, sus mejillas y retiró las lágrimas con el pulgar derecho, el muchacho seguía temblando— ¿Hay algo que nos quieras decir?
Los miró y volvió a llorar desesperado. Andrew Lee sintió su estómago apretado ¿Qué clase de monstruos eran esos padres que renegaban a sus hijos por amar diferente? Como el padre de
Kim Jungwoo. Felix lo abrazó aún más fuerte.
—Los padres somos el refugio que los hijos necesitan hasta que nos vayamos de este mundo —dijo él— Mark, necesitamos que lo digas con tus propias palabras, no vamos a juzgarte campeón —pero era tanto el miedo de verbalizarlo, que solo continuaba llorando— Mark... ¿Estás enamorado de un hombre también?
Asintió, sus ojitos brillaban, sus labios se apretaban en demasía. Estar enamorado sonaba tan miserable al lado de cómo realmente se sentía con Youngho, si hubiera una palabra más grande para expresarlo, lo haría.
—Cómo... pero... —Dijo Felix, Mark ni siquiera podía hablar en este momento, solo mirar todo como si se tratara de un sueño.
—Mis amores, no todos los que seguimos una religión tenemos una mente tan cerrada como para no ver el amor cuando sí lo hay, no todos nos caemos con la misma piedra después de haber cometido un error —acunó a su hijo mayor mientras acariciaba su espalda para que entendiera que sus palabras eran ciertas, le dolía verlo en ese estado, le dolía pensar que estaba así por ellos— después de lo sucedido contigo, Felix, comprendimos que solo nos debe importar el amor, que su felicidad es nuestra felicidad y que no desperdiciaríamos la vida juzgando cuando debemos aprovechar el regalo de tenerlos vivos.
—Mark, hijo —murmuró Andrew, sus labios estaban en la cabellera del hijo menor— tienes a un hombre muy bueno a tu lado, como si Dios te lo hubiera mandado.
Antes de hacer alguna pregunta, sintió la puerta del departamento abrirse.
Los 4 pares de ojos se dirigieron a la puerta, pero fue Mark Lee quien gimió mientras lloraba pensando que ese hombre no dejaba de sorprenderlo. Parado allí estaba Johnny Suh, con
un pantalón color beige y un suéter celeste, como si los dos metros de altura no fueran impedimento para que la ternura bañara su presencia.
—Gracias... de verdad gracias —susurró ella.
Fue en ese momento, en el que los ojitos de Youngho y los del corderito cruzaron miradas, que este último comprendió que el mayor no estaba dejando de hacer sacrificios por él.
Flash Back
Cerró la puerta después de asegurarse que ambos estuvieran cómodos en el vehículo, luego él entró en el lado del piloto e hizo todo lo que debía hacer para conducir de manera correcta y segura. Era día jueves, el sol de las 11 de la mañana estaba más alto que nunca en la ciudad de Toronto dándole la bienvenida a esa pareja. Una pareja que había comprado un vuelo para el día viernes para ir a visitar a dos hijos que habían pedido verlos con urgencia, una pareja que tuvo que adelantar el vuelo cuando Johnny Suh les pidió que lo hiciera.
¿Pero quien era ese hombre, que se mostraba a través de una videollamada un día martes?
Se había presentado como un amigo personal de Mark y Felix, como antiguo entrenador del equipo de baloncesto donde estaba jugando el muchacho, como alguien que hacía una invitación a los padres del muchacho para mantener, quizás, la conversación más importante de su vida, una conversación que Mark Lee había estado evitando por años.
Al principio las cosas fueron extrañas para ellos pero cuando lo vieron en el aeropuerto ese día, toda una energía especial llegó de pronto, como una persona realmente pura ¿Como un ángel? fue imposible desconfiar de él.
—Estoy haciendo esto porque no quiero que Mark viva siendo un hombre infeliz, él los ama tanto que si tuviera que arrancarse un brazo, lo haría, pero él también les teme demasiado.
Fueron las primeras palabras de una charla que llevó a cabo en su departamento, quizás una de las más dificiles después de ofrecerse ante Dios para que los otros fueran felices. Después de eso continuó hablando sobre la historia de Jungwoo y como estaba sufriendo porque la "moralidad" de un padre parecía ser más importante que la felicidad de su hijo, continuó hablando de la madre del muchacho y luego sobre la situación de Chittaphon, un hombre que sentía que le gustaban tanto los hombres como las mujeres pero que había encontrado a una persona especial.
Los rostros de los padres de Mark se mantuvieron pálidos y preocupados, no pasó desapercibido el como sostuvieron sus manos para darse apoyo. Estaba claro para donde aquel hombre de pelo negro quería apuntar.
—La cosa es que… él los llamó para decirles que está enamorado de un hombre —todo seguía en absoluto silencio— pero les tiene tanto terror que apenas come, apenas duerme o... apenas pudo
mantenerse consciente cuando su ex novia, Alyn Lane, lo amenazó para contarles a ustedes la razón por la que él había terminado una relación con ella ¿Qué tan miserable hay que hacer para provocarle una crisis de pánico?
Fue contando más cosas, y fue apelando a la idea de que si los religiosos realmente conocieran a Dios, comprenderían que sus prejuicios y acciones no hacían nada más que deshonrar sus verdaderas intenciones.
Esperó gritos, esperó llantos desesperados, pero después de dos horas hablando en primera instancia, el señor y la señora Lee solo lloraban en silencio observándolo fijamente, Sin embargo, cuando notaron como el hombre de cabello negro tenía sus ojitos húmedos comprendieron aún más toda la verdad.
—No quiero que Mark pierda la relación con sus padres por amar aunque si debo desaparecer para que él sea feliz con ustedes yo lo haré, la familia es lo más importante... —sollozó—ustedes lo entendieron con la situación del cáncer y Felix y...
—¿Tú eres el hombre del que mi hijo está enamorado? —preguntó Andrew.
—Lo soy... y lo amo tanto como para enfrentarme a sus padres, decirle que lo que siento es muy grande, que lo valoro como persona, como hombre, como hijo y hermano...a... a pesar de que sienta que voy a desvanecerme en cualquier momento.
Fin Flash Back
Una conversación que había tenido que ser omitida de los detalles reales como que él había sido un demonio muy perverso, pero reemplazada por nuevas "verdades". Una charla que tan profunda y tan importante que había tenido que tocar temas íntimos como desde cuando se conocían y porque había surgido este sentimiento tan fuerte.
¿Qué pudo decir en su defensa?
Que ambos se conocieron el 2018, que de una u otra circunstancia en la cual no profundizó demasiado, terminaron enamorándose pero decidieron tomar distancias porque aún no cumplía la mayoría de edad y porque era más importante que se enfocara en su hermano menor y una pronta recuperación. Que habían sufrido tomando cada uno su camino pero que la vida los llevó a reencontrarse de nuevo, sin embargo tampoco podían ser felices si no hacían las cosas correctas. ¡Incluso les había mostrado fotos de ambos! Incluso tuvo que expresar que significaba Mark Lee para él, horas y horas de conversación desde el corazón que tuvo sus frutos.
Los ojos no mentían, los padres de Mark lo sabían, el hombre que estaba allí hablando y moviendo sus manos nervioso, era un buen hombre. Habían valorado profundamente su valentía pero también tenían que escuchar lo que su hijo tuviera que decirles.
—Dios hace cosas grandes ¿No lo crees? —susurró Andrew observando a su esposa que continuaba abrazando a Johnny Suh, luego a su hijo y la preciosa tranquilidad que reflejaban sus ojitos.
Era lo que había tenido que suceder. Felix miró a Youngho, un demonio que había dejado de serlo, alguien que siempre tuvo un propósito muy bueno sin saberlo, una entidad que le había regalado una segunda oportunidad para vivir.
—Dios las hace...
Sonrió con sus ojitos llorosos. ¿Ahora podían estar tranquilos? ¿Su hermano por fin podría ser feliz?
~~~~~
Comments