"La obsesión del demonio" Cap 34: Las condiciones de Dios
- TrinidadVictoria
- 6 ago 2019
- 20 Min. de lectura

La falta de energía, la emoción, la necesidad de afecto y años pensando en como esos ojos lo observarían con amor, provocaron que el muchachito cayera de rodillas sobre el cemento, su cuerpo temblaba, su corazón estaba desbocado. No había demonio que pudiera fingir lo que sus ojos observaban, no había demonio que lograse engañarlo como el anterior trató de hacerlo.
Porque si Asmodeo, de quien estaba seguro que era el autor del reciente ataque, creyó que tomando la forma de Youngho iba a sostener su mano y aceptar la muerte, estuvo muy equivocado. No le había temido, se había enfrentado y cuando creyó que todo estuvo perdido, huyó cuando Johnny Suh apareció también el callejón.
—Corderito —susurró de nuevo para traerlo al presente. Con pasos torpes se acercó a su cuerpo y se agachó con el mismo temor de antes— perdóname... perdóname por favor.
¿Él beso había funcionado? ¿Por qué lo estaba recordando? ¿Por qué pedía perdón?
El ex demonio estiró su enorme mano para cubrir el rostro del menor, lento, disfrutando la sensación del calor de su piel teniendo contacto con él. Por unos segundos Mark no dijo absolutamente nada porque necesitaba meterse en la cabeza que esto era real, pero el pequeño llanto que salía de la boca de Johnny lo incitó a hacer otra cosa. Había terror, había angustia y otras cosas que estaba seguro que necesitaba expulsar.
—Lograste engañarme muy bien —no podía decirlo con ira pero había comprendido a través de sus ojos la verdad— ¿Puedo preguntar por qué?
Agachó la cabeza como si le pesara más que el resto de cuerpo, después de unos segundos comprendió que adoptaba la misma posición que cuando fue descubierto en su identidad del demonio. Era sumisión, era culpa, era demostrar que estaba en disposición para recibir palabras que podían herir a cualquiera. Y recordó que no tenia alas, que no era un demonio, que se había convertido en humano y que había verdades que no habían sido dichas.
Un gemido brotó de sus labios junto a unos ojos que se llenaban de lágrimas.
Dio algunos pasos, susurró su nombre y cuando este levantó el rostro hacia él comprendió que no importaba lo que hubiera hecho, el amor que tenia era mucho más grande que lo demás. Fue así que abrazó su cabeza para que este la apoyara en su abdomen y llorasen así, unidos, unidos realmente después de 4 años de separación.
—Fue horrible, fue horrible no poder decirte todo Io que te amaba —el mayor balbuceaba contra aquella camisa negra que lo había vuelto loco esta noche, empapando la tela con gotas saladas
— necesito explicarte todo, necesito hacerlo, me estoy volviendo loco.
—Youngho... Youngho —murmuró, sus dedos se mezclaban en aquel cabello oscuro que había cortado, la sensación era placentera. Observó alrededor, el callejón seguía silencioso pero no era el lugar adecuado para tener una conversación tan larga— ¿Vamos? vamos a mi departamento.
No hizo un solo comentario cuando el ex demonio se paró en su totalidad, pero estaba seguro que le tomaría un buen tiempo acostumbrarse a su nueva altura, por no decir que se convertiría en una obsesión o algo por el estilo.
Mark volvió a mirar hacia los costados, Alyn tenia las llaves del auto y no estaba seguro si ya se lo había llevado. ¿La verdad? no quería estar cerca de ella o alguien más, no esta noche que era una de las más importantes en su vida.
—Vine en la moto que tengo, corderito, podemos irnos juntos —acarició su rostro de nuevo, difícil sería no tener las manos encima del muchacho que amaba— pero, si vamos a hacerlo me gustaría que hablaras al menos por teléfono con tu novia, ella no merece nada de esto ¿Cierto?
No, no lo merecía y no era agradable sentirse el personaje malvado de la historia. Pero llamarla había hecho un cambio en los planes. Alyn Lane, su novia, no estaba dispuesta a dejar que Mark viajara por su propia cuenta al departamento cuando el vehículo ni siquiera le pertenecía, además, se explayó diciendo que no era la actitud de una persona normal, más aún cuando su chico había estado a punto de ser drogado.
Tuvo que ceder, Alyn comprendió su deseo de estar solo en el departamento al menos por esta noche, pero seria él quien dejara a la muchacha segura en casa. Youngho llegaría por su propia cuenta y más tarde al lugar.
—¿Por qué te querrían drogar? —sus dedos delgados pero suaves se introdujeron en las hebras de su cabello, Mark apenas pudo aguantar el nudo en la garganta— Mi amor ¿Qué sucede?
"No te mereces esto, realmente no te mereces nada de esto", pensó Lee pero cedió a sus emociones, la abrazó fuertemente de la cintura y la acercó a su cuerpo.
Aprovechó el espacio de la curvatura de su cuello y respiró profundamente su perfume. Estaba seguro que se ganaría su odio cuando fuese el momento de romper la relación, pero ningún ser humano, salvo sus amigos y su hermano, comprenderían que su alma le pertenecía a otro hombre. Había razones muy fuertes para estar ligados, razones que no iba a dárselas a quien no había experimentado la cercanía con un demonio.
—Si no hubiera sido yo, podrían haberte hecho daño a ti —y lo decía con sentimientos verdaderos.
Una cosa era no haber estado enamorado realmente de Alyn, la otra muy diferente era permitir que le hicieran alguna cosa. Después de unas cuantas palabras, convencerla que estaba bien y que solo necesitaba descansar a solas, besó sus labios como si no hubiese un mañana, disfrutando de lo que alguna vez le fue placentero, grabando las últimas caricias con agradecimientos.
Pues dejando esta noche a la mujer en su casa, no volvería a besarla en la boca. Había esperado 4 años por Youngho, era hora de volver con quien se merecía.
"No te preocupes, nosotros pagaremos por habitaciones en un hotel. Disfruten mutuamente, ustedes se merecen".
Guardó el teléfono en el bolsillo derecho después de leer el mensaje de Taeyong, suponía que ahora sí disponían del departamento para ellos solos, Felix se quedaría nuevamente esta noche en el departamento de su ahora novio.
Tragó saliva, apagó el motor del vehículo después de estacionarlo y salió de allí dejando el seguro puesto. Un suave gemido escapó de su boca al ver la moto estacionada en la zona de visitas, era un modelo de Harley Davidson del año, era la misma que había visto aquel día que una mujer casi fue atropellada.
Contó los segundos que tardó el elevador en llegar al piso que le correspondía, pero olvidó su nombre cuando vio apoyado en la puerta al pelinegro. El mayor entrecerró sus ojos al verlo pero sus labios decoraron su rostro con una pequeña sonrisa que convirtió sus tobillos en gelatinas.
—Mentía diciendo que te veías afeminado con esa camisa —culpable bajó la vista a sus zapatos— solo... solo necesitaba decir algo estúpido para no permitirme el tener pensamientos obscenos.
Mark pasó por su lado y metió la llave en la entrada, pero antes de abrirla se volteó quedando encerrado entre la madera y su enorme cuerpo. Cada terminación nerviosa estaba alerta e implorando un contacto salvaje, pero no, primero debía escuchar explicaciones que no dieran espacio a dudas.
Tragó saliva, empujó la puerta y le dio la bienvenida mientras el mayor observaba todo con admiración. El departamento era más pequeño comparado con el que él tuvo alguna vez en Vancouver, pero seguía siendo más grande que el resto del promedio, la decoración era preciosa, el ambiente se sentía muy agradable.
De las primeras cosas que vio al entrar fue una imagen religiosa y, todo lo que pudo hacer fue agachar la cabeza y susurrar "amén", porque si estaba aquí siendo humano era gracias a las místicas energías que renegó por tantos años. No había rechazo ni quemazón, podía tocar el agua bendita con sus manos y sentirse mejor que nunca, él debía agradecer por la eternidad si fuese necesario.
—¿Quieres algo para beber? —su voz sonó un poco ronca, Youngho volteó hacia el muchacho y negó, parecía nervioso— podemos sentarnos aquí.
Corrió uno de los sofás para que diera la cara hacia el enorme ventanal con vista a la ciudad de Toronto, movió las cortinas hacia atrás y se sentó en un lado mientras que el enorme hombre
se sentó en el otro. El departamento estaba a oscuras, como se encontraba en el piso 15 solo algunas cosas podían dar luminosidad desde afuera.
Inclinó la cabeza para mirar a Johnny Suh, sus ojos estaban fijos al frente, su respiración se había vuelto irregular. El aludido se sintió observando, inclinó el rostro hacia él y con una mirada triste le susurró que se acercara, no quería volver a experimentar que estaba lejos, había sufrido mucho sin poder tocarlo.
Dando un gemido se acercó dispuesto a apoyar su cuerpo de lado contra él, pero Youngho estiró los brazos, lo empujó a sus muslos y lo sentó allí de cara para que apoyaran sus frentes. Mark enredó las piernas tras su espalda creando un anclaje cómodo, ambos respiraban lentamente, ambos disfrutando del calor y el evidente deseo que se tenían.
—Te amo, realmente lo hago Mark Lee y no voy a dejar de hacerlo —susurró— todo lo que hice fue porque lo hago —besó la punta de su nariz, el menor se mordió el labio— yo... yo no pude
soportar la idea de que perdieras a tu hermano, no cuando sabía que era tu otra mitad, no después de ver como toda tu familia y tus amigos giraron entorno a su enfermedad. También vi el amor que mis amigos demonios tenían por sus humanos, sabía que Asmodeo querría hacer algo muy malo así que
pensé en todo lo malo que he hice como demonio, pensé en todo el amor que te tenía... cuando llegó el momento de su muerte, un ángel llamado Kun se apareció en la habitación de Felix y... y yo simplemente no pude dejar de llorar, no pude dejar de rogar que no lo llevaran, yo sabía lo que era necesario, yo... en ese momento sentí dolor en mi pecho.
—El comienzo de un corazón.
No era una pregunta, era una afirmación, porque en el momento en el que aquella criatura sobrenatural pensó en dar su existencia, el comienzo de lo que podía ser un corazón se estaba creando, la cuna de los sentimientos empezaba a dar señales.
Youngho siguió hablando sin siquiera desprender su rostro de Mark, hablar bajito y relatar lo sucedido le ayudaba a calmar la ansiedad que estaba presente, todo el tiempo.
—Muchos ángeles me veían con curiosidad, muchos querían acercarse a tocarme... sabían que lo que ocurría era inusual, no me juzgaron por ser demonio, al contrario, parecían alegres de que estuviera en ese lugar.
Los ojos del muchacho estaban anegados en gotas saladas, el relato para una persona religiosa podía ser un tesoro y mucho más cuando el ser que tanto amaba había sido testigo de eso, pero no pudo soportar mucho tiempo más cuando el íncubo le dijo las palabras con la cual ofreció a Dios su existencia absoluta para que otros fueran felices.
Sollozó, era maravilloso, simplemente sublime.
—No merezco todo lo que hiciste, no soy digno de ti Youngho.
—Lo mereces, sí —besó la punta de su nariz, se sentía muy bien tenerlo contra su piel— y supongo que pasaron mucho tiempo pensando todo lo que hubo detrás.
Por un par de minutos, Mark decidió que necesitaba descansar su rostro en la curvatura de su cuello y posar la mano bajo su camisa en la zona donde podía sentir corazón latir, no había sensación más maravillosa en el mundo que esto, saber que estaba vivo, que se le había obsequiado un corazón, que era todo suyo y que podía amarlo. En el fondo había extraño también sentirse acunado, protegido y todo lo que ese demonio le había obsequiado cuando más lo necesito.
—En el momento en el que ofrecí mi todo, Dios sostuvo mi rostro y me dijo que el acto de entregarse sin rodeos y pensar en la felicidad de otros en vez de la propia, era un verdadero acto de amor colmado de pureza... Que él siempre supo que yo lo haría porque desde nuestra creación como demonios, nosotros 3 fuimos completamente distintos... aunque no lo supiéramos —su enorme mano viajaba por toda la espalda del muchacho para transmitirle calma, estaban muy unidos— me dijo que aceptaba mi petición, fue así como Taeyong y Yukhei fueron convertidos en humanos, como a Felix le borró para siempre cualquier indicio de cáncer...
—Pero ¿Por qué fuiste convertido en humano también?
Mark se mordió el labio inferior, la mano caliente de aquel hombre seguía en su espalda acariciándola como si se tratara de la espalda de un gato, pero causaba estragos y el muchacho quería concentrarse en todo lo que tuviera que decirle.
Johnny se dio cuenta de ello y depositó un beso en su frente antes de abrazarlo de lado y cobijarlo contra su cuerpo, sentía hambre acumulada de años pero no iba a saciarla, aún. Mantuvo un silencio observando las luces de la ciudad, evocando la escena de cuando vio hace 1 hora y algo más atrás, a aquel demonio que había adoptado su figura. Ese fue Asmodeo.
Sintió miedo ¿Y sino hubiera alcanzado a llegar a tiempo? ¿Y si hubiera estado retorciéndose en el camerino por más tiempo? Miró a su hombro, Mark lo miraba triste como si leyera su mente.
—Mientras que mis amigos fueron convertidos de inmediato y tu hermano salvado de la misma manera, yo estuve 2 años en tiempo humano sin poder descender a la tierra —por las facciones que inundaban el rostro del menor, podía decir que estaba impactado.
—¿Por qué hizo eso? por...
—Corderito, la cantidad de personas a las que yo y mis amigos le arrebatamos la vida con nuestros ataques, es muy grande —sudaba humedeciendo el cabello de los costados de su rostro— Dios dijo que aceptaba mi petición, pero también tenía una condición, haría todo lo que le pedí y además me convertiría en humano, solo si yo luchaba también por todas nuestras víctimas... los 2 años que estuve en estado purgatorio fue orando por sus almas sin detenerme.
Con el paso de los minutos fue revelando aún más detalles, como por ejemplo el día en el que Dios decidió que era tiempo de volver a la tierra y tener una vida porque el ser humano que tanto
amaba estaba siendo silenciosamente desdichado. Según comentaba, Dios aún lo necesitaba para cumplir otros propósitos y como había demostrado que rechazaba absolutamente su oscuro pasado como demonio, lo había aceptado como un hijo suyo. Le cortó las alas negras, le obsequió una identidad y otras cosas más para vivir sin ser perseguido.
Pero faltaba algo muy importante, algo que Mark aún no podía entender. Con decisión se paró para cerrar la cortina y encender un par de luces, sus pies arrastraba en la madera bajo la mirada acobardada del mayor. Se volteó, cruzó los brazos sobre su pecho y lo miró con los ojitos llenos de lágrimas.
—Significa que llegaste a la tierra el año 2020 ¿Por qué apareciste 2 años después en mi vida? o ¿Por qué fingiste que habías olvidado todo? —gruñó pero sin ser capaz de secar la lágrima que recién había caído en su mejilla— me volví loco por tu ausencia, maldita sea, creí que salí adelante y que lo estaba haciendo bien...
Youngho jugó con los dedos de su mano, con cada segundo que pasaba todo a su alrededor se volvía más borroso. Inquieto, expuesto, parecía un niño pequeño siendo juzgado por un error grave.
—Porque estuve luchando conmigo mismo cada día, porque cuando me convertí en humano tuve la capacidad de adquirir nuevas emociones y porque cada recuerdo siendo demonio sigue en mi cabeza... —se mordió la mejilla, su voz se quebraba— ¿Crees que puedo vivir tranquilo conociendo el verdadero horror? Fui demonio, corderito, lo que los humanos hacen es horrible pero lo que presencias como un ser del inframundo es incomparable, porque 20.000 años arrebatando vidas no se borrarán jamás... y porque cuando decidí que necesitaba verte, no me tomó nada encontrarte pero me tomó mucho tiempo acercarme y ofrecerme para tomar el lugar de tu entrenador.
—¿Y... los recuerdos? ¡Ese hombre que yo amaba me observaba con tanta indiferencia que perdí la cabeza!
—¡¿Crees que no lo sabía?! ¡¿Crees que no supe lo mucho que nos necesitábamos el uno al otro?! Lo supe antes de ofrecerme como tu entrenador, yo sabía que tenías una vida, una novia y que merecías ser feliz teniendo una vida normal... pero no pude conformarme con eso, tuve que aceptar ser tu entrenador y fingir que no tenía ningún recuerdo porque así, al menos, podría verte desde lejos sin arruinarte la vida otra vez.
Desesperado hundió la cabeza entre las manos y se deshizo en llanto como todas esas veces en las que la culpa carcomió su alma. Había visto el deseo en los ojos de su corderito, le había dolido tratarlo como si no lo conociera, rompía y deshacía cosas para calmar la ansiedad en todas esas veces pero nada era suficiente.
Pero la chispa que hizo explotar la bomba fue esta noche, después de rechazar sus palabras de amor, de gritarle como si "Youngho" fuese otra persona, terminó convertido en un ovillo sobre el suelo llorando amargamente... le había roto el corazón a su niño.
Y si no hubiera sido por las advertencias de Lucas, no habría reaccionado a tiempo.
Cuando abrió los ojos, apenas, pudo ver el deseo en los ojos de su muchachito que estaba agachado frente a él y todo lo que escuchó en ese momento fue "Te amo", de parte de Mark.
Podía ser un hombre de 22 años, rudo a veces, con una voz que podía erizar el cuerpo de otras mujeres, pero ahora estaba convertido en un gatito que necesitaba todo el amor que le había
faltado por años.
—Corderito —murmuró Johnny.
Con esa pasión que había conservado de su identidad como demonio, sostuvo el cabello de la parte posterior de su cabeza y tiró de él hacia adelante para devorarle los labios. Mierda, sintió su propio cuerpo temblar de deseo. Recordó cuando lo vio duchándose en los camerinos del cuerpo técnico, su imagen entre el vapor, su espalda ancha, su nuca y sus manos deslizándose para retirar los restos de espuma.
Exigió que su lengua tocase la suya y la probara húmeda y posesivamente, necesitaba mordisquear sus labios y succionarlos hasta que se rompieran, hasta que el color rojo fuese intenso con la sangre que los llenaba. Lo tomó entre sus brazos y lo llevó a la habitación que supuso se trataba de la suya, con una sola patada cerró la puerta, el golpe retumbó en las paredes pero los besos no cesaban, tampoco esas manos que tocaban todo lo que pudiese tocar.
—Señor Suh —gimió llevando la voz hasta un tono más agudo y lleno de lujuria.
Se dejó mover y acomodar como solo un ex incubo sabia. Respiraba agotado y con la frente sudada cuando Youngho lo sentó de rodillas sobre el colchón y rasgó la camisa como si estuviese hecha de algodón de azúcar. ¿Esperar? eso ya no existía en su diccionario.
El pelinegro lo empujó violentamente hacia atrás para que cayera sobre su espalda y así devorar los pezones de sus pectorales hasta volverlos sensibles. Podía sentir bajo su abdomen la erección de Mark empujando su carne.
¡Mierda! su boca se llenó de saliva de solo pensar en...
—Quiero tener sexo duro y áspero, cariño, después quiero hacerte el amor... —susurró tan bajo y tan caliente que si esto hubiera ocurrido en Diavolo, el público se estaría masturbando por la provocación— dime que la rubia esa no te puso así de caliente.
—Solo usted, señor Suh, solo usted —gruñó mientras sus dedos rasguñaban la espalda de ese enorme hombre sobre su cuerpo— te amo, Youngho, pero no puedo esperar más... me estoy enfermando de... lo caliente y el deseo de ser follado por ti.
Y como sus amigos, aún guardaba el apetito voraz de un íncubo.
De forma inmediata el pelinegro chupó sus dedos, metió su mano bajo el pantalón y fue tanteando hasta presionar la zona tras sus genitales, el gemido que emitió fue de fascinación absoluta, Mark había cerrado los ojos de golpe y había gruñido por lo bajo.
—Yo sé como te gusta que te toquen, mi pequeño, dime que nadie te ha follado.
—Na... nadie.
—Esto sigue siendo mío ¿Verdad? —introdujo su dedo del medio y el anular entre los pliegues de su trasero para acariciar toda su circunferencia, cada punto nervioso estaba extremadamente sensible— tan puta, Mark, tan puta por mí ¿Eh?
Lo estimuló tanto que fue fácil meter otros dos dedos más y llenarlo de calor, pero no quería que los dedos fueran los protagonistas.
Como estaba semidesnudo, utilizó los restos de esa camisa semitransparentes para atar las muñecas a cada lado del respaldo de la cama, de esa forma Mark quedaba a su completa disposición. ¿Oponerse? Jamás, Mark casi ronroneó cuando esos ojos color chocolate lo observaron de arriba a abajo como el plato principal de un banquete.
—Que Alyn nos perdone, pero naciste para tragar mi pene —susurró sobre su abdomen, le fascinó los escasos vellos bajo su ombligo, vellos que tironeó con sus dientes hasta escuchar sus quejas.
Retiró su pantalón y toda ropa del tren inferior para dejarlo ahora sí completamente desnudo, retorciendo los dedos de sus pies por la anticipación, con su piel empapada en sudor y su pene erecto llamando al demonio que aún conservaba dentro. Aprovechando que podía utilizar la inmovilización de muñeca a su favor, Youngho fue quitando sus prendas una por una y con calma como si estuviese en Diavolo y su único cliente fuese Mark.
Los ojos del menor se abrieron casi desorbitados cuando quitó sobre su cabeza la camiseta negra que llevaba cabeza la camiseta negra que llevaba puesta, dejando expuesto sus pectorales y un abdomen ligeramente marcado.
Dio una vuelta pequeña para que lo viera desde la espalda también, sus cicatrices lucían incluso hermosas a cada costado de ella, y la curva de su incipiente trasero era tapado por el jodido pantalón oscuro.
—Quítatelo todo, Johnny...
—Bebé impaciente, pues... bien.
Bajó la cremallera del pantalón y luego lo fue descendiendo por sus largas y bien formadas piernas, Mark estaba seguro que si pudiera hacerle una "Oda" o un tributo a sus muslos, no habría palabras suficientes. Johnny Suh seguía siendo caliente y sus compañeras de universidad, incluyendo los hombres gay, estaban vueltos locos con su presencia.
Pero ¡Já! nadie podía tenerlo.
Hizo el pantalón una bola que lanzó con fuerza a un costado al igual que el calzado y calcetines. Se paseó alrededor de la cama como un cazador frente a su presa, los músculos del abdomen de Lee eran un caos ante la anticipación, sabía que John estaba igualmente caliente, la erección jamás iba a ser disimulada con aquel boxer ajustado a su anatomía.
—He anhelado tenerte por tanto tiempo corderito —sostuvo una almohada que colocó bajo el trasero de Mark, extendió los muslos a cada lado e hizo la apertura de todo mucho más extenso.
Por suerte el menor era flexible. El menor quería observar por más tiempo el rostro de Johnny, pero cerró los ojos de golpe al sentir la humedad de su lengua allí en el punto adecuado para llevarlo a la locura.
El ex demonio estaba haciendo un rimming (contacto de su lengua en el ano) como si estuviese hecho de miel, la seguidilla de jadeos y ruidos que salieron de la boca de Mark podían facilmente dejar a los actores porno en categoría infantil. Los dedos de la mano se tensaban con frenesí, no podía hacer otra cosa ya que estaban atadas, la desesperación lo tenía receptivo en demasía
.
—Deja decirlo una vez por favor —emergió desde la parte inferior de su cuerpo y le sonrió con maldad mientras lamía sus labios— Alyn Lane no puede obtener siquiera un 10% de la pasión
que puedes sacar, ella jamás te verá así, tan excitado, tu pene jamás estará tan duro como lo está para mí...
¿Y qué podía decir ante ello cuando era cierto? Le pertenecía de todas las maneras posibles.
Seductor y totalmente lleno de amor, Youngho inclinó la cabeza y lo besó para alimentarse de él, pero no se detuvo mucho tiempo allí, descendió por su cuello que mordisqueó a gusto por su cuello que mordisqueó a gusto y paciencia, luego se detuvo en sus pectorales que volvió a mordisquear, después por su abdomen pero lo que le tomó más tiempo fue su pene. Lo abarcó con la boca y lo llevó a lo más profundo de su garganta, le gustaba chupar su miembro, le gustaba jugar con la punta de su lengua en el glande porque era un lugar sensible y porque sabía lo exquisito que era sentir una cálida humedad envolver la erección.
—No me... ahhh... Youngho... yo... ahh —apretó los dientes con fuerza, tomó suficiente aire y habló de nuevo— no quiero correrme en tu boca.
El ex demonio era malvado, sabía que la imagen de sus labios chupando el glande como si fuera un caramelo, era para enloquecer a cualquiera, por eso se detuvo asi y lo miró con una sonrisa
traviesa. Él no tenía problemas en tragarse todo porque sabía muy bien, pero no iba a llevarle la contraria. Tocó con sus dedos los testículos, sus glúteos y luego sostuvo su pene para meterlo donde debía haber estado por mucho tiempo. Sabía que estaba dando en el punto preciso porque Mark daba un gruñido al borde del gemido.
Sintió una mezcla de preocupación y satisfacción, nadie en 4 años lo había penetrado, nadie lo había hecho sentir así tan puta por el sexo, y si no se hubiera dado cuenta a tiempo que fingir la falta de memoria estaba mal, el muchachito nunca se habría sentido tan satisfecho. Se inclinó hacia adelante y tiró de las ataduras para soltarlo, quería que Mark también lo tocara tanto como quisiera, no iba a restringirle más nada.
—Tómeme señor Suh, por favor.
—Corderito —jadeó en su oreja antes de chuparla— te necesité todo este tiempo.
Como un enlace perfecto, Mark montó el pene mirando su rostro, abrazando a Youngho por el cuello y rodeando sus caderas con sus muslos, se miraron con tanto fervor y amor que la temperatura subió con facilidad.
"Fóllame" le rogó. Y él claramente lo hizo, y no tuvo piedad en penetrarlo hasta el fondo y hacerlo gritar su nombre repetidas veces.
Disfrutó del calor de su piel, del sudor que emanaba, de la preciosa manera en la que ambos corazones latían coordinados, de sus besos fogosos y manos que abarcaban cualquier superficie posible, o de la perversa forma que el muchacho lo montaba. Pero lo que disfrutó sin duda alguna fue el momento que el corderito de deshizo en un orgasmo mientras gemía su nombre, mientras bañaba su abdomen con algunas gotas de semen, cuando respiraban descontrolados con los rostros unidos, cuando él también le dio una última estocada para desgarrarse en un orgasmo que había anhelado por tanto tiempo.
Y lo mejor de todo que ahora podía hacerle el amor tanto como quisiera sin la necesidad de brindarle energía.
Ya no iba a matarlo, ya no era demonio.
Sábado 22 de octubre, al otro día.
Aún había mucho que conversar, mucho que aclarar pero nadie iba a borrarle la pequeña sonrisa con la que se despertó esa mañana.
Después de observar por varios minutos el cuerpo del muchacho durmiendo boca abajo y abrazando una almohada, fue al baño a vaciar su vejiga y lavarse los dientes. Durante los 2 años que llevaba viviendo como humano, había aprendido muchas cosas, se había atrevido a cocinar por primera vez y dado que su estómago tenía una capacidad insuperable por pedirle comida, se dirigió a la cocina para hacer el desayuno.
Con la ropa interior puesta caminó por el departamento hasta ese lugar, pero cuando cruzó la puerta se detuvo y retrocedió para esconderse tras la muralla, solo asomó lentamente los ojos y abrió la boca formando una sonrisa tímida.
Allí iluminado por algunos rayos de sol que se inmiscuían por la ventana, estaba Felix bebiendo algo caliente, apoyado de lado en una superficie de madera. Se veía tan sano y tan bonito que sintió deseos de tocar su rostro para comprobar que todo era cierto. Ni siquiera fue capaz de moverse cuando el menor levantó los ojos de la pantalla de su teléfono o el aparato se resbaló por sus dedos hasta caer al suelo.
—Yo... Youngho —tartamudeó, la imagen que veía podía aterrar a cualquiera. Apenas se divisaba una cabeza de cabellos negros algo despeinado y ojos rasgados tras una muralla, sin contar que media como 2 metros— Youngho —sus labios temblaron y sus ojitos rasgados se convirtieron en dos charcos de agua.
Johnny Suh no pudo contener el deseo que floreció en su pecho, con un par de zancadas cruzó la cocina completa y abrazó a Felix Lee contra su cuerpo. El ángel Kun no había mentido diciendo
que algo muy precioso los unía y es que sus existencias se valían, en parte, gracias al otro.
Cerró los ojos, el corazón del hermano de Mark latía con ímpetu, no podía ver la llama que cada ser humano cargaba en su pecho pero estaba seguro que esta brillaba con vitalidad. Podía escuchar los sollozos contra su piel, podía entender su agradecimiento por la fuerza de sus brazos conteniéndolo.
Con sus ojos color miel chocolate observó el cielo por la ventana y le observó el cielo por la ventana y le dio gracias a Dios por cumplir con la promesa, Felix Lee estaba sano y podía compartir con los seres que tanto amaba.
—No sabes... no sabes cuanto... No puedo, no tengo como agradecerte por lo que hiciste —gimoteaba— dime que todo está bien, dime que estás aquí porque te trajeron de vuelta.
Lo apartó, descansó las manos en sus hombros y lo miró con una sonrisa pequeña. Sí, todo había valido la pena.
—Felix, estoy aquí finalmente y no tengo intenciones de apartarme de tu hermano, fuiste el primero en comprender que lo amaba siendo demonio así que tienes que saber que lo amo ahora que soy un humano también —de arriba hacia abajo sus ojos viajaron—no fue fácil, realmente no lo fue pero allá en el cielo te aman mucho y viéndote libre de ese maldito cáncer siento que todo valió la pena ¿Eres feliz?
—Ahora lo soy —tartamudeaba, su voz ronca se tornó algo aguda— yo ah.. ahora... ohh cielo santo, Youngho.
Lo abrazó nuevamente dejando que los sentimientos explotaran de una vez por todas.
Felix Lee había deseado Con ímpetu tener la oportunidad de agradecerle al "demonio" por todo lo que había hecho, había pasado los 4 años rezando por él y que lo convirtieran en humano, había llorado junto con su hermano, había soñado con que eran felices.
Y eran tantas las lágrimas que ni siquiera podía verbalizar la enorme sensación de paz que emanaba como si se hubiera convertido en un ángel. Felix era consciente que podía amar a otro hombre gracias a Youngho, que podía reír con su familia y compartir con amigos porque él se había sacrificado
¡Y qué decir! estaba seguro que si no se había muerto antes también había sido gracia de él. Johnny, que depositó un beso en la cabellera del muchacho, observó hacia la entrada de la cocina notando la figura de Mark Lee apoyada contra un respaldo.
No tenía la capacidad de leer su mente y nunca la tuvo, pero si pudiera, sabría que las lágrimas de su
cordero eran de absoluta emoción.
"Aún no puedo creer que te tengo a mi lado" pensó.
Pero también hizo una lista mental de todo lo que tenia que hacer en los próximos días para ser feliz.
No iba a ser fácil y dañaría a otros. Pero observando a aquel enorme hombre de 2 metros con sus cicatrices en la espalda y sabiendo por todo lo que había tenido que atravesar, sabía que todo iba a valer la pena.
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