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"La obsesión del demonio" Cap 19: La identidad del demonio






Ya nada, malditamente nada importaba en ese minuto cuando vislumbraba terror en los ojos de quien él quería tanto. No había pulseras o cadenas de plata que lo protegieran, allí levitando estaba en su esencia pura como el íncubo que era, un demonio.


Todo lo que pudo hacer fue bajar, colocar manos y pies en el asfalto de la carretera, descender sus enormes alas negras hacia atrás y no mirarlo a la cara como señal de rendición, no quería que pensara que le quería hacer daño, solo podía esperar.


Mark miró a su alrededor con cautela en busca de algo que le dijese que era una maldita ilusión, que se había golpeado tan fuerte la cabeza que veía cosas que no existían, pero mientras más su pobre cerebro trataba de pensar, más las cosas iban encajando. Ni siquiera iba a ser capaz de dar un paso sin afirmarse del auto, sus piernas no le respondían, apenas creía que estaba respirando, el pánico hacía mella en su alma.


—Dígame... dígame que es mentira y voy a creerle, por favor —su voz era apenas un suave murmullo agudo, pero él podía entenderle— ¿Señor Suh?


La enorme figura de alas negras seguía en silencio, había adoptado la misma posición que las antiguas esculturas de gárgolas solo que él distaba mucho de ser grotesco.


Cuando por fin pudo dar un par de pasos sobre la carretera sin tropezar, empezó a recordar cosas. En al menos 3 ocasiones había encontrado una pluma negra sin entender como habían llegado a parar allí, luego de observar bien las alas de "aquello", un suave gemido salió desde su boca, eran el mismo tipo.

No, no, no, no... ¡No!


Mientras más cerca estaba, más frío cubría su cuerpo completo, el mismo maldito frío cuando lo vio por primera vez, cuando entró al gimnasio como su profesor al día siguiente, cuando se despertaba en medio de la noche después de las parálisis del sueño o cuando la necesidad carnal era tal que se masturbaba para aliviarla.


Todo era culpa de "eso".


Cuando estuvo frente suyo, los ojos de aquello se dirigieron a su persona revelando su precioso rostro, pero no podía reparar en esos detalles, todo lo que podía hacer era ver sus ojos rojos y la manera en la que le temblaba la barbilla. Mark sintió sus ojos llenarse de lágrimas, estaba colapsando. ¡Esto no podía ser real!


—Youngho... ¿Ese es tu nombre? — susurró, él asintió con el mismo pavor — no existe un Johnny Suh ¿Verdad? no existe un profesor, no... —llegó a su cabeza la imagen repentina de aquel hombre desaparecer y enfermarse el día que hicieron una misa para rezar por Charles Tremblay. Temblando llevó la mano a su cuello y sacó la cadena de plata que traia una cruz antes de descansarla sobre la frente de Youngho, ese momento los ojos de aquella entidad intensificaron su color rojo, los gemidos de sufrimiento aumentaban— mierda eres?!


Youngho sentía cada parte de su cuerpo arder, el corderito estaba probando su verdadero origen. Pero el demonio, a pesar de que se sentía volatil, desesperado y con deseos de gritar por todo lo alto hasta provocar una tormenta, no quería moverse, no quería hacerle daño a quien tanto quería.


Si alguien pudiese sentir lo que le pasaba en ese momento, era como si un humano común fuese rociado con gasolina y encendido con fuego. Ahora no tenía tolerancia alguna a las figuras religiosas, sus defensas habían acabado cuando su niño había descubierto su verdadera identidad.


Mark lloraba desesperado pero sin ser capaz de moverse, "Johnny Suh" emitía gemidos más altos, le estaba haciendo daño.


—Soy Youngho, soy... corderito, soy— gimió—incubo, un demonio...


—Maldita mierda, te entregue mi cuerpo, mi confianza ¡AAaaaaah! — se agachó y empezó a golpear su pecho desnudo con toda la fuerza que tenia, sin embargo¿Que podía hacerle? era como si tratase de golpear un muro de concreto.


Agotado, el muchacho se cayó de espaldas hacia atrás antes de estallar en un llanto cargado de angustia y un deseo irrefrenable por desaparecer. Cubrió su rostro con ambas manos, gritando que se fuera para siempre.


Youngho llevó con dificultad la mano a su cabeza y retiró la cadena religiosa, podía sentir como se quemaba los dedos pero procuró depositarla al costado del muchacho, antes de erguirse en toda su envergadura y observarlo con decisión.


Le hacía daño ver a su corderito sufrir de esa manera y no poder darle consuelo a través de un abrazo o explicaciones que entendiese. Debía protegerlo, debía borrarle la memoria.


Se agachó con la intención de depositar la mano derecha sobre la frente del chico, pero en ese momento la figura de Yukhei como un ente invisible apareció delante de sus ojos con el rostro preocupado. Descendió las alas.


—No lo hagas.


—Esta sufriendo, Yukhei ¡Está sufriendo !


El otro íncubo miró al humano en su trance de histeria, luego a su colega.


—Si le borras la memoria terminarás sentenciándolo a muerte, youngho, mira su cuerpo... no tiene energía ¡Vas a tener que elegir!


El demonio miró a Mark con la aflicción marcando todas sus facciones, el proceso para borrar la memoria de un hecho importante requería un gran consumo de energía tanto para el demonio como para la víctima. Era la solución a los problemas, claro estaba, pero también como dijo el rubio, podía matarlo.


Estaba claro lo que había elegido, como también asumir cada una de las consecuencias que eso traía consigo. Tragó saliva, depositó un suave beso en su frente antes de murmurar con la voz ronca.


—Adiós, pequeño.


Dicho aquello miró a su colega y ambos desaparecieron al instante en una niebla negra que dejó un par de plumas en su camino. Enamorarse era malo para un demonio, pero enamorarse de un hombre religioso era derechamente incompatible con la vida.


Su corderito ya no lo quería.


Al otro día, sábado 16 de junio.


Anoche lo habían encontrado inconsciente al costado de una carretera alternativa en dirección a Vancouver, el auto en el que lo habían secuestrado no había dejado rastro alguno, la única

evidencia clara de que algo había sucedido era la herida que tenía en su cabeza, herida que había requerido sutura cuando llegaron a Urgencias del hospital St Paul.


Si hubiera estado consciente, muy probablemente hubiese podido ir de vuelta a casa pero como no había forma de despetarlo, tuvieron que hacerle estudios para descartar algún daño secundario al golpe. Por suerte no era más que una herida.


Ten caminaba por el pasillo en dirección a la habitación de su amigo con un café en mano. Se había quedado despierto durante la noche consolando a los padres de Mark que se habían trasladado de inmediato a este lugar. Durante el transcurso de las horas tuvieron que ocuparse de asuntos legales con la policía, querían al culpable tras las rejas.


Cuando dobló la esquina sintió el grito descontrolado de un hombre, algunos funcionarios corrieron, él también lo hizo.


—¡Mark! ¡Mark! —tiró el vaso en un papelero y se acercó a la cama donde su mejor amigo gritaba arañando su rostro— Mark, soy Chittaphon, soy tu amigo.... Mark —sus ojos se llenaron de

lágrimas al verlo descontrolado.


El muchacho escuchó la voz de Ten y se aferró a él en un abrazo tan fuerte que casi podía estrangularlo, el tailandés empezó a susurrar en su oído que debía tranquilizarse porque no iba a abandonarlo nunca.


La enfermera a cargo del muchacho abandonó la habitación solo cuando lo evaluó para comprobar que todo estaba físicamente en orden, aquel episodio debía registrarlo.


—Mark ¿Qué sucedió?


El muchacho lo miró mientras lloraba ahora en silencio ¿Cómo podía explicarle que había despertado y que de inmediato los dolorosos recuerdos llegaron a su cabeza? Había tenido pesadillas relacionadas con la pelea que había presenciado, las voces demoníacas, ojos rojos, sangre y mucha furia. Se había repetido una y otra vez el momento en el que pudo escuchar a esa extraña entidad femenina decirle a "Youngho" que había jugado a ser un humano enamorado.


Había entregado su persona, su cuerpo, su confianza y otras cosas más a alguien indeseable y no, no había sido producto de su imaginación. ¿Cómo podía seguir caminando y respirando de ahora en adelante?


Miró a su alrededor con temor mientras rezaba en su cabeza, pero no había agitación ni un frío inusual, no había una entidad negativa vigilándolo, él ya no estaba.


—¿Quieres que llame a tus padres? estuvieron contigo también, fueron a comer porque los obligué... —negó, estaba totalmente pálido y falta de energía— ¿Recordaste lo de anoche?


Negó, por supuesto que no podía decirle la verdad ¿Quién iba a creerle que estaba enamorado de un demonio? Aferró su cadena con la cruz en ella. Después que la policía lo interrogara y después de tener que armar una coartada creíble como que había recibido el golpe justo al entrar, y que por eso no recordaba nada, le pidió a Chittaphon que llamase a sus padres, solo quería que le dieran el alta, necesitaba descansar en casa.


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Jungwoo cubrió la espalda de Mark con una manta de polar antes de empujarlo con suavidad para que se apoyara en él, Chittaphon había querido estar acá pero se sentía tan profundamente agotado que todo lo que podia hacer ahora era dormir.


Tanto Kim como Lee tenían su cena de graduación el día de hoy pero por razones obvias Mark no asistiría ¿Para qué querría Jungwoo asistir si no estaba su mejor amigo? Había intentado animarlo viendo películas pero los ojos de este estaban perdidos en el vacío, su mente no podía abandonar la imagen de "Johnny Suh" como demonio.


Algo más de 1.90 con enormes alas negras sobre su espalda, sus ojos rojos, su voz distorsionada, luego el sufrimiento cuando lo vio encogido quemándose con la cadena religiosa de plata sobre su frente. Suspiró y secó sus lágrimas, su amigo podía pensar que tenía estrés postraumático o algo por el estilo, pero no, la verdad era aberrante.


—Jungwoo, he decidido tomar distancia de Johnny Suh —susurró, después de eso su amigo se movió para mirarlo con los ojos desorbitados— creo que lo nuestro no tiene futuro, es decir, yo estudiaré en la Universidad de Toronto y él no se moverá de aquí, además...


Jungwoo lo miró con el ceño fruncido, no estaba creyendo absolutamente nada porque hasta hace poco le confesó que después del viaje habían terminado haciendo el amor en su cama, que incluso lo había alimentado también al día siguiente y que constantemente le preguntaba cómo estaba.


Algo muy malo tenía que haber sucedido o, su amigo era lo suficientemente estúpido como para volver a sus inseguridades sobre la bisexualidad. Con disimulo trató de llamar a ese hombre pero su teléfono salia como que no existía. Empezó a sentir ira.


—No voy a forzarte a nada, cariño, pero espero cuando tengas el suficiente valor puedas contarme lo que real- mente te sucede, a mi, a Chittaphon — besó su mejilla antes que el muchacho

empezara a gimotear y morderse los labios con lágrimas escurriendo sus mejillas— ohh no, Mark.


—Ayúdame... ayúdame a bendecir esta casa, ayúdame a protegerme, por favor, tengo tanto miedo como no tienes idea —sus manos temblaban, los ojos rojos de Youngho, la voz de aquella

entidad femenina del infierno, empezó a jadear— por favor.


El muchacho de mejillas rosadas frun- ció el ceño, no sabía si era consecuencia del golpe pero asintió, si bendecir la casa serviría para que Mark pudiese dejar de temblar como si tuviese frío, lo haría. No era muy devoto, pero amaba a su mejor amigo ¿Qué mal le iba a hacer un poco de oraciones?


Miércoles 20 de junio, 4 días después


"Respira, respira" se obligó "respira, soporta" se dijo una vez más. "No puedo soportarlo más".


Felix gimió antes de inclinar su cuerpo al costado izquierdo de la cama y vomitar todo lo que había comido durante la mañana, había querido luchar con eso pero con 1 semana y 2 días de quimioterapia ya podía sentir alguno de los efectos secundarios.


Con sus ojos cerrados expulsaba todo, podía sentir su garganta arder y el abdomen doler, pero cuando supo que ya no le quedaba nada, una toalla presionaba con delicadeza sus labios antes de inclinarse hacia atrás en la cama y suspirar. Esperen, él nunca había cogido una toalla.


Confundido abrió los ojos y vio a un muchacho como todos los demás, con un delantal, guantes y una gorra en su pelo, tenía un cubrebocas clínico. Todo parecía normal excepto por sus ojos rasgados, definitivamente no lo conocía.


—Gracias —dijo.


Iba a tener la intención de mirar el contenido en el suelo pero el muchacho "encapsulado" habló primero.


—Alcancé a colocar un recipiente así que no te molestes por ello —jugó con sus manos un momento, parecía incómodo ¿O nervioso?.


—Disculpa pero ¿Cuál es tu nombre?


El muchacho pareció asombrarse por algo, luego meneó la cabeza y dejó el cubrebocas bajo su barbilla para que su voz pudiera entenderse. Desde que había ingresado a cumplir con su sentencia de servicio comunitario, había evitado entrar en esta habitación porque el paciente estaba empezando la quimioterapia y porque no sabía como comunicarse. Hacer el ridículo con los niños pequeños era fácil, reían por cualquier cosa, pero ¿Alguien de 17 años que con suerte podía levantarse de la cama?


Había estado caminando por el pasillo cuando vio la puerta levemente abierta y al muchacho allí temblando con los ojos cerrados, fue cosa de segundos el haber alcanzado un recipiente para que vomitase allí y no contra el suelo.


—Seo Changbin, me encargo de la entretención con los pequeños.


—Pues yo no soy pequeño —murmuró con la comisura labial izquierda levantada, su pómulo se marcaba en lo que parecía un intento de sonrisa. Lo miró de pies a cabeza antes de continuar hablando— lamento que hayas tenido que resenciar... eso, pero, bueno... es parte de toda esta terapia.


Changbin reparó en los detalles del muchacho. Mientras hablaba repasaba incómodo la mano sobre su calvicie, no lo miraba directamente a los ojos aunque su tono de voz no parecía evasivo. Había escuchado en otras partes que el cabello era muy importante para una mujer, ahora sin embargo podía ver que eso no era así, para ninguna persona era fácil quedar clavo de la noche a la mañana.


—Me imagino que el proceso de ver tu pelo caer por partes no ha de ser bonito —murmuró— tomaste una gran decisión en cortártelo de una sola vez.


—Aún no me hago a la idea ¿Sabes?... lo siento yo no... me he presentado — estiró la mano, era blanca, de dedos largos y delicada— soy Felix Lee, tengo 17 años, mi papá es jefe de este hospital

y estoy luchando contra un cáncer muy agresivo —Changbin aceptó la mano y la apretó con delicadeza, tenía pequeñas marcas de punciones, no quería hacerle daño— ¿Estás en un voluntariado?


Antes de poder contestar, una de las funcionarias del equipo médico vio el contenido del recipiente y le preguntó por la hora en la que había sucedido y bajo qué circunstancia. En esos breves segundos, el mayor pensó si debía decirle la verdad u omitir cualquier cosa para no asustarlo, pero su crimen no había sido violencia, mucho menos relacionado con el homicidio.


Acercó una silla y se sentó allí, el día de ayer el doctor Qian Kun había aparecido después de varios días para preguntarle si había visitado a cada uno de los hospitalizados. Mierda ¡Cómo si lo hubiese estado vigilando!


—La verdad es que estoy cumpliendo con servicio comunitario, entré a robar a una tienda por una apuesta con unos amigos, pero me sorprendieron y... aquí estoy, puedes darte cuenta que una

persona puede ser lo bastante estúpida por algo de adrenalina —el muchacho lo miró fijamente y aunque se veía relajado seguía tocando su inexistente cabello— lo extrañas ¿Verdad?


Indicó su propia cabeza para que entendiera, el menor asintió con las mejillas sonrojadas.


—Me gustaba mucho una chica de mi escuela, pero de esta manera, con menos peso, con estas ojeras —abrió sus ojos para darle énfasis, Changbin sonrió— no quiero sonar presumido, pero antes me veía mejor, ahora... creo que aún sigo con un proceso de aceptación.


El estómago del mayor se encogió, en este momento frente a la cama de un adolescente que luchaba por ganarle al cáncer, se sentía la persona más patética e insolente del mundo. Había desperdiciado gran parte de su vida siendo ruin con otros, pero con los pocos días que tenía cumpliendo condena algo de su corazón se había ablandado.


De pronto tuvo una idea, miró lo que había dejado en la entrada de la habitación, caminó por esa bolsa e introdujo la mano en ella para sacar algo que al verlo, Felix frunció el ceño.


—Pues, decora tu cabeza con esto... al menos cuando te mires al espejo te darán ganas de sonreír.


Había estado agachándose y tratando de ponerse en el lugar de los niños que, hablar con alguien de su edad hacía las cosas más fáciles. Quizás estuvieron hablando media hora más, hasta que se dio cuenta que debía irse, tenia que ir a marcar su salida para poner fin a un día más de servicio comunitario.


Al salir por la puerta se encontró de frente con un muchacho un poco más alto que él, se veía muy serio pero cuando miró a Felix y luego a él, apenas tuvo un atisbo de sonrisa. No tuvo tiempo de presentarse, solo respondió con una sonrisa nerviosa antes de quitarse las barreras de protección y caminar por el pasillo.


Mientras caminaba recordó las palabras del Dr Qian Kun el día que había tenido la orientación en el hospital, había hecho mención de la apariencia infantil y delicada de Felix Lee, pero cuando abrió la boca se llevó una gran sorpresa, su voz era profunda.


Que agradable sujeto.


Mark solo pudo sonreír cuando vio a su hermano observarse a un espejo y tocar con delicadeza un sobrero de felpa con la forma de las orejas de Mickey Mouse. Un objeto que disfrazaba la falta de cabello y que lo hacía lucir angelical. A todos les hacía bien un poco de color en un proceso gris.


—¿Quién era esa persona?


—Un voluntario, como un Patch Adams en versión asiática y más baja —sonrió indicando el espacio que había dejado a su lado en la cama— ven, sube —bajó el tono de su voz y la felicidad que decoró su rostro se esfumó, podía sentir a Mark muy distinto—¿Hay algo de lo que quieras hablar conmigo, Hyung?


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Aquella mujer estaba inconsciente, el íncubo había sido agresivo a tal extremo que sus caderas se habían fracturado y la pelvis había corrido la misma suerte. Con desdén la observó y desapareció de allí para volver al departamento que tenia en Vancouver.


Apretó el puño, negó con la cabeza y se sentó al lado de la gran ventana de vidrio para mirar la ciudad en las últimas horas de la noche. No tenia deseo de ir a Diavolo, casi no tenía deseo de hacer lo que hacía siempre, ningún orgasmo iba a ser realmente placentero, tener sexo con sus víctimas ya no iba a ser como antes.


Cubrió como pudo su cuerpo desnudo con sus enormes alas negras para observar la ciudad de noche, ya podía notar en un sector de la ala izquierda la falta de plumas, también sabía que, cuando se cayera la última, sus alas serían iguales a las de los demonios comunes, grotescas y aún más tenebrosas.


Cerró los Ojos, suspiró, no podía calmar la inquietud en su pecho pero debía existir de alguna manera.


—Youngho, ya sabes que necesitas para deshacerte de su desprecio y su miedo... ha sido tu elección

—Yukhei se sentó en la misma posición que él pero frente suyo, los ojos rojos de su colega lo observaron sin expresiones— ¿Qué?


—¿Realmente crees que tuve elección? Yukhei ¡¿Realmente crees que la tuve?! —las paredes y la ventana habían temblado pero ninguno de los dos se había movido— yo no necesitaba enamorarme pero... mierda, estoy arruinado, no puedo acercarme a él, yo... —cerró los ojos, la imagen del ataque de histeria de aquel muchachito le dolía tanto como la quemadura de los objetos religiosos—lo extraño, lo extraño demasiado porque sé que no puedo tenerlo.


La barbilla le temblaba, sus ojos estaban inquietos, habían tantas emociones nuevas que experimentar para un demonio como él, sin embargo el íncubo que lo acompañaba había sentido aquello y más.


Taeyong estaba en Diavolo como una forma de evadir cualquier pensamiento sobre la posibilidad de perder a su tailandés, Youngho solo tenia a Yukhei incluso si no se lo había pedido. Cualquiera de los dos podía apostar algo y estimar cuanto tiempo le tardaría al demonio de pelo rojo enamorarse de Chittaphon y vivir sus propias pesadillas.


"¿Cómo fue enamorarte para ti?" no le hizo esa pregunta, pero podía sentir que la tenia en la punta de la lengua.


—¿Sabes que es lo más preocupante de todo esto? que se nos olvida lo que somos, un verdadero demonio no tendría sentimientos más que la satisfacción por cometer el mal y arruinar todo lo que esté relacionado con Dios, un demonio no tiene la capacidad de amar.


Flash Back


—No me vas a decir lo que tengo que hacer.


—Por supuesto que no voy a hacerlo, cuando algo debe suceder simplemente ocurre —pestañeó antes de observar a Felix, aquel muchachito dormía profundamente—hay algo de lo que no te das cuenta pero no puedo culparte, los seres del inframundo tienen incontables limitaciones comparados con los seres de luz —Kun apoyó una mano en su hombro, Youngho quería gritar porque su contacto le ardía — atento a las señales, yo creo que... Asmodeo cometió 3 grandes errores.


Fin Flash Back


¿Sería eso a lo que se refería aquel ángel? ¿Eran ellos los 3 grandes errores de Asmodeo?


Yukhei repasó la mano por su cabello y suspiró, desde el fin de semana hasta ahora todo se había convertido en un caos, un demonio enamorado era peligroso porque se convertía en un ser más expuesto a cualquier ataque.


—Nos estamos enfrentando a varios problemas, por una parte Mark Lee está mucho más vulnerable ahora que sabe la verdad, no ha hablado con nadie porque nadie va a creerle —eran suposiciones aunque muy acertadas— su energía no es la mejor ¿Sabes cuan apetecible es ahora para los seres del averno?


—Su hermano se va a morir de a poco —susurró Youngho— su hermano lo necesita, si le borraba la memoria probablemente le quitaba una parte importante para luchar, para un demonio enamorado no hay elección.


El pelinegro deseaba con ímpetu poder explicar las cosas, le dolía cada parte de su existencia haber desaparecido y que Mark se quedara con una imagen nulamente positiva de la situación, no había elegido enamorarse de su corderito pero el destino lo había arrastrado como un portal a otra dimensión.


—Yo le borré la memoria a Kim Jungwoo porque del infierno se enteraron que mantenía una relación con él, la única manera de hacerles creer que estaba jugando fue borrar los recuerdos y añadir problemas en su vida... me prometí que nunca más lo vería incluso si me volviese loco, pero —sonrió aunque sus ojos estaban cargados de angustia— después de un año volví a encontrarlo y eso es porque lo que tiene que suceder, sucederá incluso si tomas otros caminos, ahora... ahora él me observa con ilusión, él tiene sentimientos por mí, la historia se está repitiendo.


"La historia se estaba repitiendo".


Youngho frunció el ceño, entonces ¿Qué caso tenía haberle borrado la memoria? Él no era experto en el amor o algo por el estilo, pero la lógica le decía que Yukhei solo había ganado más sufrimiento que otra cosa.


Después de un par de palabras tomaron decisiones importantes, ambos se irguieron en toda su extensión y chasquearon los dedos para dirigirse al infierno, necesitaban acabar con Irene pero tendrían que sobornar a sus cómplices, incluso si eso significaba llegar al extremo y acostarse con una de las bellas súcubos.


Irene iba a sufrir y ellos se encargarían de disfrutar en el proceso.


2 días después, viernes 22 de junio 2018.


Jungwoo suspiró agotado, tal vez molesto, no lo tenia claro. Mark aún no era capaz de decirles lo que le estaba pasando incluso si sus padres llamaban a sus mejores amigos desesperados por ayuda, el muchacho despertaba en las noches gritando como si alguien lo estuviera atacando y para cuando uno de ellos lo alcanzaba terminaba llorando en sus brazos hasta quedarse dormido.


Había intentado contactarse con el señor Suh pero la operadora le decía que el teléfono no existía, Chittaphon por su parte manifestaba la repentina distancia que Taeyong había tomado de él, contestando con monosílabos o simplemente dejando en visto sus mensajes. ¿Y Lucas? él no había cambiado pero tampoco se acercaba lo suficiente, si deseaba tener respuestas era el único con la intención de acercarse.


La noche estaba cálida, había llegado el verano. El muchacho estaba sentado ansioso bajo un árbol con las piernas cruzadas y rogando que sus padres no sospecharan que había mentido, solo lo dejaban salir si se trataba de visitar a Mark o a su hermano en el hospital.


Estaba mirando su teléfono cuando la presencia cálida de aquel hombre se hizo presente, levantó la mirada y antes de poder pararse, Lucas le tendió una mano.


—He traído mi auto para que salgamos de aquí, es... ¿Te apetece dar un paseo?


Estaba temblando y estaba pálido pero aún así abrió la puerta cuando llegaron al lujoso vehículo, realmene iba a darle respuestas ¿O no? Camino a la playa más cercana él no estaba hablando y Jungwoo lo sentía distante ¿Qué le estaba sucediendo?


Estiró la mano y la colocó sobre la del rubio sin decir una sola palabra, al menos quería que supiera que estaba a su lado. La música sonó creando un ambiente que solo Yukhei podia captar, tenia la posibilidad de cambiar de estación pero mientras más le ponía atención, el miedo crecía, era como si él hubiese escrito la canción.


"Palabras olvidadas, la esperanza duele, ahora todo quedó en el pasado, quizás es para mejor, llamaré a esto una -prueba de ángeles- ahora mi corazón no tiene miedo... Pero siempre serás una parte de mi, tengo esta luz roja, todas estas chispas me están volviendo loco... la memoria de tus ojitos calientes en esta llama, no puedes quitar nada de eso".


"Red Lighter" era su nombre.


Estacionó y apagó el motor, su barbilla temblaba, mierda, esto era necesario, las cosas debían cambiar, Youngho había tenido razón.


—¿Tienes fiebre? —murmuró Jungwoo con su voz suave cuando bajaron y él entrelazó sus manos.


—No, es solo que... tú me haces sentir así —la sonrisa en sus labios bonitos era el premio más bonito con lo que se iba a quedar— allí hay unas rocas, no tengas miedo, te sostendré muy bien.


Como dos niños aventureros subieron por las rocas hasta atravesarlas por completo, allí entre todas ellas había una pequeña playa de 3 metros de ancho y 3 de largo donde la marea no alcanzaba a llegar. Las luces de la avenida apenas daban algunos rayos hacia ese lugar aunque en teoría eso solo servía para el humano, el demonio podía ver bien.


—La brisa marina está un poco fresca —susurró Jungwoo, no pasó más de 1 segundo en el que los enormes brazos de Lucas lo rodearon por la cintura y lo acercó a su cuerpo, la calidez era deliciosa. Sus mejillas se sonrojaron— gracias.


—¿Qué es lo que deseas preguntar, pequeño? no quiero que las dudas estén haciéndote daño.


Jungwoo solo era por muy poco más bajo que él y aún así parecía necesitar amor y protección en exceso. El muchachito descansó las palmas de sus manos en la zona de los pectorales y alzó la mirada, su semblante parecía más inquieto.


—¿Qué es lo que está sucediendo? no puedo quedarme indiferente al hecho que Mark está—su voz se agudizaba, sus ojitos brillaban alarmados— está cambiado, no puede ser que el secuestro sea solo eso, ahora ya no quiere ver al señor Suh, Taeyong está tomando distancia con Chittaphon... yo sé que tú sabes, lo siento aquí dentro.


El demonio empezó a respirar agitado, necesitaba buscar una salida pero no la tenía. Si tan solo supiera que tomaban distancia para preocuparse por quienes querían hacerle daño desde el infierno. Mierda ¡Si supiera que ayer Taeyong se había vuelto loco cuando le dijeron las decisiones que debían tomar! Rascó su propia nunca y asintió.


—Cariño, yo no puedo decirte lo que ha hecho Johnny, pero definitivamente ha cooperado en algo para que Mark Lee se sienta destruido, nosotros no elegimos enamorarnos, pero podemos elegir alejarnos cuando ustedes corren peligro.


—No lo entiendo ¿Qué hemos hecho? — mordió sus labios aguantando el deseo de llorar, se sentía patético, su inseguridad, su falta de autoestima estaba convirtiéndolo en una masa temblorosa — ¿Somos incompatibles con su vida sexual? ¿Con su trabajo en el club?


Agachó la cabeza, tomó una buena bocanada de aire y esperó, realmente iba a hacerle mucho daño a quien amaba, pero una vez más esto tenía una razón justificada. Sus ojitos rasgados se llenaron de lágrimas antes de caer de rodillas sobre la arena y mirarlo directamente, Jungwoo tenía miedo, Lucas nunca se había comportado de esa manera.


Su cabello se estaba humedeciendo con la bruma marina.


—¿Lucas? Lucas dime que te sucede... —se colocó a la misma altura, la arena húmeda podía arruinar sus pantalones color crema pero no le importaba, se estaba asustando— Lucas, por favor.


—Per... perdóname por todo —balbuceó entre su llanto— pero todo lo hice porque te amo.


El demonio envolvió con tanta mesura el rostro de aquel bello muchacho antes de capturar sus labios y besarlo con toda el hambre y los sentimientos que había estado callando. Jungwoo se sintió aturdido pero esa boca parecía estar hecha para él y no pudo hacer otra cosa más que aceptarlo de buena manera, abrazándolo por el cuello, gimiendo despacito, respondiendo con la misma necesidad que no sabía que tenía por ese hombre.


Era el primer beso de ambos, el beso que había estado esperando desde que lo vio en el club sexual, el beso que supo que quería darle cuando le dijo que era mucho mejor que todo eso de Diavolo y lo demás.


Mas, de pronto... El íncubo se separó para mirar el suelo con la cabeza gacha, con toda la postura de alguien que parecía un esclavo. Algunos cálidos rayos de luces doradas lo envolvieron mientras su ropa iba desapareciendo, unas enormes alas negras fueron creciendo hasta llegar a la arena, y sus ojos, aquellos ojos se volvieron rojos mientras continuaba llorando.


Para cuando levantó la vista hacia el humano, supo que no se había equivocado. Había estado evitando darle un beso porque las consecuencias eran las mismas, se había despedido el año pasado borrando su memoria a través de un beso y ahora... ahora las cosas tenían que regresar a su sitio de la misma manera.


Lo supo, sí, supo que Kim Jungwoo ya no sería el mismo cuando apretó la mano en su pecho con la boca abierta como si algo lo estuviera ahogando. Los recuerdos, el dolor, las palabras, las mentiras y verdades, todo antes de decirle adiós. Los ojitos de su humano lo decían sin ser verbalizado.

"Perdóname" pensó.


—Xuxi —murmuró consternado antes de gemir.


Todo había vuelto.


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