"La obsesión del demonio" Cap 2: Troubles
- TrinidadVictoria
- 6 ago 2019
- 15 Min. de lectura

Al otro día
Los hermanos Lee caminaban uno al lado del otro en silencio cruzando el parque que estaba al lado de la escuela. Felix observó con atención a su hermano y se dio cuenta que lucía agotado, por mucho que había intentado sonsacarle información este se había negado, la justificación era obvia "tuve insomnio, eso es todo".
El muchachito abrazó a Mark de lado y le fue haciendo morisquetas para que esbozara una sonrisa, en cosa de segundos lo había logrado, no había problema que no pudiera resolver con su cariño sincero. Si pudiera devolverle todo lo que había hecho por él en su infancia lo haría, si pudiera darle un riñón o un pulmón también, su hermano mayor lo era todo.
—En serio tengo demasiado sueño.
Murmuró y no era una mentira. Haber tenido el cuerpo paralizado mientras unos cosquilleos sospechosos acariciaban su cuerpo y miembro, haber estado excitado, haber deseado que "eso" lo masturbara tanto como la fuerza se lo permitiera, lo había descolocado. Pero más el hecho que había soñado que esa entidad era de origen masculino. ¡Eso era aberrante!
Sabía que nada había sido real, pero incluso la fantasía no era buena. Había rezado al menos una hora pidiéndole perdón a Dios por ello.
Se despidió de Felix cuando se desvió por otro pasillo dentro de la escuela pero se detuvo cuando vio a varios alumnos de todas las edades correr para acercarse a la ventana más cercana. No entendió, hasta que él mismo los imitó para saber qué estaba ocurriendo.
El motor de un vehículo deportivo negro rugía. Frunció el ceño cuando se estacionó con perfección en un solo movimiento.
—Lamborguini Huracan LP 640-4 Performante —susurró ahogado un muchachito rubio bajo con apariencia de Geek— es una máquina, está calificada como un...
Mark le dio una última mirada a aquel vehículo y concordaba, sí, era una máquina preciosa de esas que solo ves en exhibiciones deportivas y en casa de multimillonarios coleccionistas, sin embargo no estaba interesado en quién había sido él o la persona que quería enrostrarle al mundo lo "genial" que era como si algo material subiera su status.
Antes que el conductor/a descendiera, él ya estaba caminando de regreso al salón de clases donde se encontró a Jungwoo mirando confundido el itinerario de la semana santa. Sonrió complacido, iba a ser divertido cuando lo "obligaran" a leer algún tipo de lectura en la gran misa que efectuarían el jueves.
Después de la clase de ciencias, durante el receso sus compañeros y él se dirigieron hacia los baños del gimnasio para cambiarse la ropa deportiva ¿Quién se supone haría clase si el señor Tremblay estaba al borde de la muerte? Se rumoreaba que otra persona del departamento de deporte lo haría.
Dudando un momento observó su ropa deportiva escolar, siempre era el buen ejemplo y una figura a la cual los demás seguían, pero le parecía una absoluta falta de respeto que se hiciera aquello en vez de reunirse con todos y enfocar sus plegarias a la persona que había motivado a todos a la vida sana.
—¿En serio no harás educación física? —murmuró un compañero. Jungwoo se inclinó hacia atrás para ver a su amigo.
—No, pienso que voy a dialogar con el profesor, creo que no estamos en condiciones de hacer deporte, quiero decir ¡El maestro que nos vio crecer puede morir en cualquier momento!
La mayoría de los hombres estaban de acuerdo con él pero solo unos pocos imitaron su postura. Jungwoo sabía que tenía argumentos suficientes para creer en su mejor amigo, sin embargo no quería meterse en problemas a solo un día de ser aceptado en esta escuela.
Chicos y chicas se alinearon en una fila perfecta mirando hacia el frente esperando por la llegada de quien les haría clases. Mark frunció el ceño cuando vio al director de la escuela entrar con calma pero su mandíbula y la de todos cayó hasta el suelo cuando una figura caminaba tras el hombre calvo.
Los demás tenían motivos totalmente diferentes para estar sorprendidos a diferencia suya. ¿Cómo ser indiferentes cuando el hombre era físicamente opuesto al señor Trembley? Su figura era de por lo menos 1 metro 90 centímetros de altura, sus músculos no eran excesivos pero sí preciosamente proporcionales como para tensar su camisa y pantalones negros. Su cabello oscuro estaba dividido por una partidura en la mitad pero caía con elegancia hacia los costados. Tenía una mirada elegante, labios levemente gruesos. Su rostro era precioso y sus ojos castaños brillaban. Una apariencia pulcra.
—Él es el dueño del Lamborguini —susurró el Geek.
Sí, seguramente con su solo cuerpo podía asesinar a cualquiera. Cuando aquellos ojos rasgados se posaron en Mark Lee, este deseó ímpetu haber cerrado su boca el día de ayer ¡Había insultado a
un maestro sin saberlo! "Él" lo observó con la misma inexpresividad antes de enderezarse aún más frente a los 30 alumnos y alumnas.
—Todos lamentamos lo que ha sucedido con Charles Tremblay, sin embargo considero que debemos continuar con el progreso que ha hecho durante todo el año, es una forma de honrar su trabajo y darle fuerzas mientras está hospitalizado —se hizo hacia un costado y extendió la mano hacia el hombre a su lado— quiero presentarles a la persona que lo reemplazará durante lo que queda de año, tiene un historial espectacular preparando a los deportistas olímpicos de nuestro país pero también chicos de su edad que van en camino a serlo... Están en buenas manos.
El director Bittante se hizo a un costado para que aquel hombre tomara la palabra, las chicas se mordían los labios por su belleza exótica, los hombres se sentían intimidados ¿Y Mark? él sentía pavor.
—Johnny Suh —su voz provocó un jadeo de sorpresa, era profunda pero aterciopelada, no era agresiva pero si persuasiva ¿Era peligrosa?— vamos a seguir el programa de su profesor anterior a mi manera, voy a demostrarles la importancia de hacer deporte para la salud de sus cuerpos... —bajó el tono de su voz— ¿Puedo preguntar porque hay 6 alumnos que no están vestidos con sus atuendos deportivos?
Todos voltearon sus ojos hacia las personas mencionadas, pero los ojos recaían en Mark Lee por ser una figura conocida. "Johnny Suh" levantó una ceja desafiante al muchachito casi como si lo retara a decir algo. Lee contuvo la respiración contando hasta encontrar el valor de hacer lo que había tenido pensado ¿Por qué no aprovechar la oportunidad de que estaba el director de la escuela?
—Se... señor Bittante, señor... señor Suh —tragó saliva, el nuevo profesor era inexpresivo incluso cuando quería llamar la atención ¡Por Dios que alguien le diera emociones!— con... considero incorrecto que pensemos al menos esta semana en dedicarnos a hacer deporte cuando un maestro nuestro está aferrándose a la vida ¿Acaso no tuvo derrame cerebral? ¿Acaso no está politraumatizado?
—Señor Lee ¿No cree que debería bajar el tono de su voz? no me parece que... murmuró el director.
—¡¿Cree que estoy exagerando?!
Johnny ajustó una pulsera de plata sutilmente mientras su respiración se aceleraba sin que los demás se dieran cuenta. Introdujo las manos en sus bolsillos y empezó a pasearse por el gran gimnasio bajo la vista de los demás, no le podían ver el rostro pero casi podían jurar que estaba preparando una réplica al alumno, una reprimenda con todo su poder como un gran militar o algo por el estilo. Sin embargo no tenían idea que el Íncubo estaba luchando consigo mismo.
Con lentitud se volteó hacia el muchacho, todos estaban en silencio. Podría causar problemas y ganar energía por revolucionar un colegio católico pero ¿No le daría más trabajo resolverlo? Caminó con cuidado sobre el suelo, sabía que todos los ojos estaban en su "persona". Se paró frente a Mark Lee para mirarlo hacia abajo, era fascinante lo dominante que podía lucir frente a su insignificancia.
—Señor Lee ¿Verdad? ¿Ha orado por el bienestar de su profesor? —quería burlarse sabiendo que las plegarias más fuertes no tendrían mucho efecto si constantemente robaba energía del profesor para tenerlo al borde de la muerte y alimentar a sus sirvientes con ello. Mark asintió con cautela—
Entonces será suficiente ¿No fue el señor Tremblay el que les dijo que no pusieran excusas? Si su pasión era el deporte... ustedes harán lo que le apasionaba —bajó el tono de su voz, peligroso ¿Enfadado?— entonces usted y sus compañeros regresarán al camarín, se pondrá su atuendo de deporte y regresarán a este gimnasio.
Sus palabras sonaron como un mandato imposible de romper, un silencio se extendió por el gimnasio antes que Mark botara lentamente el aire por su nariz, bajara la mirada, pidiera perdón y regresara al baño para cambiarse. Sin decirlo había quedado claro que el nuevo maestro no se iría con cuentos ¿Convertiría la educación física en un campamento de tortura militar? ¿Era esa la manera de entrenar a los atletas nacionales?
Cuando el señor "Johnny Suh" salió del gimnasio junto al director, las muchachas chillaron emocionadas y hablando de lo sexy que era el nuevo profesor mientras que los hombres sudaban pensando en que a fin del día no tendrían energías siquiera para mover las piernas.
El director levantó el rostro.
—Señor Suh, espero se ponga en la situación de todas formas porque...—Un solo chasquido del íncubo fue suficiente para que el hombre calvo abandonara sus ideas de querer ablandar su corazón— yo... ¿Le... le estaba diciendo algo?
Contra su voluntad, Youngho esbozó una sonrisa ¡Odiaba las sonrisas de cordialidad! Que gesto más patético e inútil de los humanos por querer fingir cuando no sentían.
—No, yo le hablaba diciendo que haría a sus alumnos felices, no solo a los de 12 grado... puede confiar en mí, ahora si no le molesta, iré a cambiarme para la clase, señor Bittante.
Flash Back
Con una niebla negra rodeando su existencia, la presencia de Youngho se hizo efectiva en aquel lugar. Cada pisada servía de advertencia para que no se le acercaran ¿Estaba de mal humor? Como criatura sobrenatural no era necesario ocupar las puertas, pero mientras avanzaba por las estancias del subterráneo de su club sexual, las iba abriendo sin tocarlas provocando golpes y llamando la atención.
Había unos pequeños seres con apariencia de gárgolas mirando hacia el suelo, eran grotescos, caprichosos y ruidosos, pero esta vez estaban callados porque sabían que uno de sus amos estaba volátil.
Los pequeños seres a quienes apodaba "servus" (sirviente en latín) sabían muy bien que estaban en la escala más baja de la jerarquía infernal y que no podían contradecir a sus amos.
Youngho sostuvo una copa de vidrio y virtió vino en ella antes de beberla con avidez, necesitaba calmar su repentino... ¿Repentino qué? ¿Repentina inestabilidad?
De pronto escuchó una risa conocida tras suyo. Volteó con el ceño fruncido encontrando el cuerpo de una mujer rubia flotando como si se tratara de un globo con helio, estaba prácticamente al borde de la muerte.
—¿Estás de mal humor Youngho? —mordió sus labios fascinado mirando su "juguete sexual" de un lado a otro.
—Yukhei —gruñó— ¿Es tu nuevo estilo jugar con esas pequeñas mierdas antes de follarlas? Ya está prácticamente muerta ¿Podrías acabar tu tarea ya?
Un gesto violento con la mano fue suficiente para que el cuerpo de la muchacha se golpeara contra una pared y cayera inerte contra el suelo, la había asesinado más rápido de lo que le hubiese tomado ponerla en cuatro y penetrarla extrayendo las últimas gotas de energía de su alma. Yukhei adoptó la inexpresividad en su rostro para mirar a los servus, un solo gesto era suficiente para decirles que se llevaran el cadáver ¿Quién querría coleccionarlos?
De pronto se cruzó de brazos para mirar lo que su "colega" arrastraba en una mano, había una sonrisa sarcástica.
—¿Estás follando a niñas de primaria? ¿Qué es eso?
Youngho miró con desprecio el montón de basura que había quedado de la réplica de aquel mocoso insolente, por alguna razón había creído que llevárselo era placentero ¿Qué mejor que quedar con algo que el insolente tanto había apreciado?
—Esto es lo más malo que he hecho en mi existencia, Yukhei, he chocado con un adolescente, destruí su trabajo, me insultó y dijo que le he arruinado su día.
El íncubo volvió a sonreír con sorna, sus ojos estaban rojos, su cabello "rubio" desordenado, lucía un tanto despreocupado.
Eran atributos que lo caracterizaban.
—Acaso, en teoría ¿No deberías sentirte satisfecho con joderle el día a un humano?
¿Cómo podía molestarse con lo que era absolutamente verdad? Incluso en los "crímenes" pequeños alguien de su naturaleza debería sentirse agradado por causarle el mal en cualquier grado a un humano.
Bebió más vino recordando al muchacho y sus lágrimas, sus insultos, su molestia, la manera patética en la que trataba de armar su réplica de la torre Namsan. Había estado caminando como un humano común y corriente esa mañana sin esperar nada a cambio, igualmente distraído en pensamientos de un ser de su naturaleza.
Pero cuando algo chocó su pecho y descendió la vista se sintió perturbado. Había gustado de su atrevimiento pero era incapaz de gesticular algo cuando se sentía profundamente extrañado por la manera en la que se estaba calentando con su desagrado.
—Me pareció curioso el valor que tenía ese niño —dejó la copa de vidrio y miró a Yukhei, el otro demonio estaba sentado de piernas cruzadas en el suelo— ¿Te dije que es una oveja de Dios? mocoso de mierda expelía catolicismo hasta por los ojos.
El rubio se paró de golpe como si una emoción golpeara sus demoníacas entrañas, la sonrisa macabra surcaba sus labios, el rojo de sus ojos era más vivaz.
—Tocar a una oveja del rebaño de Dios siempre fue placentero, todos podemos tener un capricho de vez en cuando ¿Nunca has follado con un hombre? —negó sin emociones viendo como Yukhei daba vueltas por aquel lugar, los servus estaban de vuelta con la mirada en el suelo esperando órdenes— Youngho... Youngho, de esa manera solo has de deshonrar a Asmodeo... El atrevimiento del mocoso solo te dio deseos de follarlo ¡Eso es absolutamente normal! —se paró frente al demonio mirándolo fijamente maquinando todo tipo de planes— siempre puedo provocar un accidente.
Fin Flash Back
Los muchachos estuvieron de vuelta vestidos con sus trajes deportivos escolares, segundos después ingresó el señor Suh caminando con elegancia sin darse cuenta que incluso su manera de desplazarse era como azúcar para los mosquitos.
Jungwoo sonrió al ver lo bien que llenaba el pantalón de chándal negro o lo bien que destacaban sus bíceps con la camiseta sin mangas color gris. Miró de reojo a Mark ¿Cómo se sentiría su mejor amigo al ser reprendido por primera vez en la vida escolar? El nuevo profesor expelía peligro, su solo cuerpo podía ser un arma para aniquilar.
Johnny guió a chicos y chicas para calentar su cuerpo mediante ejercicios de estiramiento. Era impactante lo flexible que el maestro podía ser, no tenía dificultad para tocar la punta de sus zapatillas incluso si sus piernas midieran mucho.
—¿Cree que pueda llegar a ser deportista olímpico? —un muchachito de mucho peso alzó la voz, no podía agacharse.
El demonio quiso reír, con ese físico no viviría más allá de los 25.
El resto de la clase les dio una rutina simple a las chicas con balones y obstáculos mientras que a los hombres les ordenó que jugaran al básquetbol, era el deporte preferido del profesor anterior y él quería "evaluarlos".
Mark sintió un escalofrío recorrer su espalda cada vez que sostenía el balón, casi podía jurar que los ojos del señor Suh lo estaban aniquilando si hacía algún movimiento torpe cuando en realidad era muy bueno en esto. Ese hombre lo ponía nervioso ¡Era totalmente extraño!
Cuando empezó a ganar confianza en sí mismo y cuando tuvo la oportunidad de dar un gran salto cerca de la canasta, un compañero también saltó pero lo sostuvo de las piernas y lo lanzó al suelo. Youngho se puso en alerta de inmediato cuando este chico empezó a golpear sin razón aparente a Mark Lee como si se tratara de un saco de boxeo.
—¡Basta! —gritó enfurecido el demonio.
Las alumnas y los demás se voltearon, más de alguno empezó a temblar ¿Había aire acondicionado en el gimnasio? ¿Por qué hacía tanto frío?
Como si supiera algún tipo de arte marcial, el maestro sostuvo sin ningún esfuerzo al muchacho con ataque de ira, pero cuando lo miró directamente a los ojos supo que estaba siendo poseído. La otra entidad, asustada de ser reconocida, abandonó el cuerpo del muchacho tan rápido como le fue posible, nadie podía observar pero Youngho había visto la niebla negra escapar hacia fuera de la escuela.
Posicionó al alumno desmayado en el suelo hacia un costado y volteó con el ceño fruncido hacia Mark Lee. El muchachito de cabello castaño claro miraba su pierna con los ojos llenos de lágrimas y las manos temblando.
—Mark ¡Mark! —masculló Jungwoo tratando de posicionar la pierna, pero el menor movimiento provocó un alarido que indicaba una sola cosa.
"Fractura" pensó el Íncubo.
—Apártense todos, voy a evaluarlo
—¡Es que acaso también es médico maldita sea! —gimoteó Mark— ¡Me he roto el tobillo!
Youngho tenía dos opciones, observar el espectáculo mientras sonreía satisfecho porque un inservible humano se sintiera miserable o, actuar para mantener la coartada que estaba empezando a crear para seguir de cerca a su nuevo capricho.
"Pequeña mierda llorona" gruñó el íncubo.
Aunque Mark estaba alterado emocionalmente, Youngho descansó la pierna derecha del muchacho en sus propios muslos, sostuvo con cuidado su zapatilla deportiva y se la quitó con la misma calma. Estaba contra su naturaleza ayudar pero no estaba contra su naturaleza fingir para cometer el mal así que ¿Estaba sumido en un problema realmente? no.
Descendió la calceta blanca, el tobillo del muchacho estaba morado e inflamado, tal vez un poco desviado. No debía extrañarle, su compañero había caído con todo su peso en un ángulo favorecedor de una fractura.
El problema, que resolvería más tarde en el inframundo, era que alguien caprichoso había interferido en sus planes.
Mark que era incapaz de cesar su llanto, Mark, que era incapaz de no pensar que estaba armando una escena patética, alzó sus ojos acuosos al hombre que sostenía con calma su tobillo. Los ojos rasgados del señor Suh descendieron a los suyos y quedaron fijos un par de segundos, sentía mucho frío pero la mano de él parecía tener un efecto cálido y anestésico donde sabía que tenía un hueso roto.
" No me mires de esa manera, infeliz" masculló enfurecido el demonio para sí mismo.
—Vamos a tener que llevarte al hospital y eso dolerá, supongo que querrás uno en Vancouver y no acá en Abbotsford —susurró con su voz grave antes de incorporarse en su altura. Lee tragó saliva, si estaba sentado en el suelo, si él estaba parado, la diferencia de proporciones era aterradora— debido al incidente suspenderemos los 20 minutos que quedan de clase, pueden ir a cambiarse... llevare al señor Lee.
—Él tiene que pagar —Jungwoo murmuró con el ceño fruncido e indicando con su dedo al culpable.
Solo por esta vez, el íncubo no podía estar de acuerdo. Si tan solo le agradara el autor real del "crimen" avalaría su locura pero no, esta vez no.
En estos momentos en los que su padre estaba discutiendo con su colega sobre la radiografía que le habían tomado, es que podía apreciar un momento más al hombre que estaba parado de brazos cruzados mirando perdido hacia el frente.
Después de sacarlo en brazos del gimnasio y acostarlo en la camilla cuando llegaron los paramédicos, siguió la ambulancia con su gran Lamborguini como si escoltara al rey de una mafia o algo por el estilo. No había dicho una sola palabra de enojo por haberse herido de forma torpe, de hecho no había hablado desde que salieron de la escuela. Sabía que había respondido las dudas del director respecto al accidente y que ante la falta de un adulto responsable, lo habían asignado a él.
Tenía la espalda apoyada en la puerta de la habitación, sus ojos estaban en el pasillo. Su apariencia era pulcra, había vuelto a la ropa formal negra.
—¿Señor Suh?
Había muchas almas vagando en aquel recinto de salud en busca de respuestas, despedidas incompletas, muertes trágicas o cuidando a seres amados esperando la hora de su muerte. Entrecerró sus ojos, las almas lo evitaban a toda costa, desviaban su mirada, se arrancaban asustadas o uno que otro que no había tenido buenas intenciones en su vida terrenal estaba interesado en unirse a él como un "servus".
—¿Señor Suh? —desvió su mirada al niño que tenía el pie con una bota de yeso, se había olvidado por completo que llevaba horas aquí— ya puede retirarse, mi padre es médico... de niños, pero médico al fin y al cabo, me iré a casa con él... gracias por acompañarme, no quería arruinar su primera clase.
Mark Lee gimió en su interior, maldición ¿En serio una persona como él tenía que ser un preparador físico? Hablaba poco y sus emociones eran planas, casi podía jurar que tenía muerto los nervios del rostro.
—No me agradezcas en absoluto, no estoy aquí porque quisiera... —hizo un gesto con la mano como que iba a retirarse pero la voz del muchacho lo llamó otra vez por su "apellido"— ¿Qué quieres ahora?
—Perdón por haber discutido de esa manera el día de ayer con usted.
Un leve movimiento de la ceja del maestro Suh fue prueba de que sus palabras le habían sorprendido, ni más ni menos. Giró sobre sus zapatos y salió de la habitación dejándolo solo con su arrepentimiento, quizás había sido imaginación suya pero parecía interesado en retirarse de allí.
Frunció el ceño cayendo en la realidad. Era el primer maestro y quizás la primera persona a la que Mark Lee no era de su agradado.
Una vez que estuvo dentro del Lamborguini, lanzó una maldición con una voz realmente demoníaca, sus ojos estaban de un color intensamente rojo y aunque hacía esfuerzo para que otros atributos físicos no se manifestaran, sabía que no duraría mucho tiempo.
Cuando miró hacia el lado del copiloto vio la figura de Yukhei observándolo con atención. Estaba vestido formal y completamente de negro, con el rostro impasible, con los ojos tan rojos como él.
—Vas a necesitar como 100 cadenas de plata para protegerte, ese niño podría quemar a cualquier demonio... —cruzó sus brazos— Te estuve observando desde lejos, tienes razón, expele esa devoción por Dios que aborrece cualquiera
—¿Qué haces en este vehículo? —masculló impaciente.
La mirada de su colega empezó a volverse más demoníaca, la realidad que los rodeaba se derretía como si se tratara de cera al fuego, el ruido del estacionamiento del hospital se tiñó de gritos y sufrimiento.
Pocos segundos después estaban parados observando unas puertas de hierro en un paisaje tétrico, seco, miserable y poco prometedor en las alturas de un gran acantilado rodeado de fuego. Para el humano y el bando del "bien" era el averno, para ellos los seres del inframundo era la belleza y representación de su naturaleza. Se escuchaban cientos de cantos incoherentes que a ellos les daba energía, podían observar al otro de las puertas seres deformes bebiendo la sangre que los satanistas de la tierra ofrecían en tributo.
Las ropas que llevaban puestas desaparecieron poco a poco antes que sus alas negras aparecieran y se extendieran desde su espalda hasta el suelo imponiendo respeto, levantando también la envidia de Las ropas que llevaban puestas desaparecieron poco a poco antes que sus alas negras aparecieran y se extendieran desde su espalda hasta el suelo imponiendo respeto, levantando también la envidia de otros demonios por la belleza que poseían.
Desnudos en su esencia y muy seguros de sí mismos caminaron hacia la entrada del averno que les correspondía. Youngho sabía una cosa, no se iría de acá hasta buscar respuestas ¿Por qué estaban interfiriendo con sus planes? ¿Por qué precisamente ella había vuelto?
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"Pero más el hecho que había soñado que esa entidad era de origen masculino. ¡Eso era aberrante!
Sabía que nada había sido real, pero incluso la fantasía no era buena. Había rezado al menos una hora pidiéndole perdón a Dios por ello. " AMOOO este Mark, cuando es tan católico y tiene tan internalizada la homofobia, hace todo más sórdido cuando finalmente peca.
Por la misma razón, que sea "una oveja de Dios", hace tan genial que Johnny se obsesione con él, que sea lo único que no puede tener, que le frustre no poder acceder fácil a él.
Ah,, qué buen fic.
Ese Johnny es un dios, yo si me inco