"La obsesión del demonio" Cap 23: Los secretos de Asmodeo
- TrinidadVictoria
- 6 ago 2019
- 18 Min. de lectura

7 de la tarde en punto.
Cerró los ojos y tomó una gran cantidad de aire para que las náuseas no hicieran estragos en su cuerpo y lo impulsaran a vomitar el poco líquido que tenía albergado en su estómago. Sintió un calor familiar detrás de su espalda que le entregó tranquilidad en demasía, Mark se había sentado sobre la cama para ayudarle a quitar su ropa de hospital y reemplazarla por la que no había tenido oportunidad de usar hace más de 1 mes.
El mayor se mordió los labios cuando vio su cuerpo semidesnudo, la linea de la espalda se marcaba suavemente con los huesos de las vértebras, era evidente que había perdido aún más peso, pudo notarlo también cuando lo ayudó a colocarse pantalón deportivo y sus rodillas se veían huesudas.
—Así no conquistaría a nadie —murmuró con una sonrisa avergonzada.
—¿Realmente te importaría tener una pareja ahora? —dijo Mark cuando le puso pantuflas, aunque había tenido ejercicios con kinesiólogos, caminar con una superficie dura era una molestia más que ayuda— a veces pueden ser una gran molestia.
—No, realmente no me preocupa, solo bromeaba conmigo mismo —sostuvo las manos de su hermano mayor, tenían que esperar que le acercaran una silla de ruedas para poder llevarlo al vehículo— Mark ¿Hay alguna forma de expresar lo feliz que me has hecho o lo agradecido que estoy? sin ti, papá ni mucho menos mamá hubiesen firmado que me dieran el alta.
Los ojos del mayor se llenaron de lágrimas, no fue capaz de mirarlo a los ojos así que se concentró en sus pies, solo asintió porque era cierto, unos padres así no serian capaz de ver más allá de su dolor y la luz de una solución poco probable.
—Solo te pido que... no te vayas tan... tan pronto —Felix le indicó que se acercara para poder abrazarlo y acariciar su cabello, el corderito se rindió ante el contacto y sollozó despacio en su cuello.
No podía prometerle nada aunque haría todo el esfuerzo para no fallecer antes de que su hermano mayor cumpliese la mayoría de edad.
Estuvieron así un par de minutos mientras esperaban que sus padres terminaran todo el papeleo. De pronto un pequeño golpe en la puerta llamó la atención de los hermanos Lee cuando un hombre les sonreía cálidamente.
—Dr Qian Kun —murmuró el menor con una sonrisa de oreja a oreja, lo había acompañado durante el mes que estuvo hospitalizado con visitas de vez en cuando— él es mi hermano mayor.
—¿Mark Lee verdad? —asintió, se secó las lágrimas con cuidado y estiró la mano para sostenerla, era increíble la paz y la calidez que podía transmitir en sus delicados dedos, era increíble que fuese médico cuando parecía tan joven— un gusto conocerte... Felix, venía a despedirme de ti, escuché que decidiste dejar la terapia y no voy a preguntar como te sientes porque lo veo a través de tus ojos, estás ¿Tranquilo no?
—Como no tiene idea, voy a poder tocar mi cama, ver mi casa, estar con mi familia y mis amigos.
—Disculpa que pregunte pero ¿Changbin Seo ha cumplido con venir a verte en la semana?
Contuvo la sonrisa cuando vio los ojos de Felix abrirse en demasía, ideas cruzaban su cabeza ¿Cómo pudo haberlo olvidado? nervioso sostuvo las manos en su pantalón deportivo gris antes de abrir la boca. Mark descansó una mano sobre la suya para darle confianza.
—Dr Qian, él no sabrá que me fui y... fue un chico muy agradable conmigo —su voz ronca hacía eco en la habitación, el ángel se mordió el labio antes de meter la mano en un bolsillo y sostener un teléfono celular.
Felix lucia nervioso.
—La próxima semana él terminará sus horas de servicio comunitario, yo me hice cargo de su persona en este hospital, si quieres darle las noticias o mantener contacto... tengo su número guardado acá.
Alzó el teléfono con una sonrisa pequeña, los ojos del menor brillaron con entusiasmo mientras asentía repetidamente, las cosas debían tomar su rumbo y él podía darle pequeños empujones.
Kun miró a su alrededor con atención y regresó al muchachito que estaba sentado en la orilla de la
cama, Felix Lee era un humano con un propósito precioso y aun sin saberlo hacía las cosas correctas.
Horas más tarde y cuando la madre de ambos introdujo la llave en la puerta principal del enorme hogar, el menor cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire, el olor de los muebles, el suelo brillante y con cera, incluso sus flores favoritas, estaba en su tan preciada casa.
Despedirse no había sido fácil porque todo el equipo médico parecía preocupado, le habían tomado cariño y sabían que era hijo del la autoridad máxima del hospital infantil. Pero necesitaba dejar una etapa atrás para adentrarse en otra que requería paz pero sobre todas las cosas mucho amor.
Con ayuda de su padre y al otro lado de su hermano, subió la escalera peldaño por peldaño. No pudo evitar derramar lágrimas cuando su madre abrió la puerta de su habitación y vio su cama allí tan ordenada y con las mantas hacia atrás para que pudiera meterse en ella. Lo hizo, lo hizo con una sonrisa y un suspiro increíble, había tomado una decisión correcta.
—No tienen una idea de lo increíble que es estar de vuelta en mi casa —sus padres asintieron tranquilos aunque por dentro estaban destrozados— estar casi 40 días dentro y ver las mismas paredes llegó a ser agobiante —los miró y bajó el tono de voz— ¿Puedo pedirles un favor?
—El que quieras mi amor —murmuró su madre que acariciaba con un pulgar las pecas de su rostro.
—Son casi las 10 de la noche, po... ¿podrían cenar aquí alrededor mio mientras hablamos?
Al otro día, Lunes 2 de julio 2018.
Cerró la puerta tras su espalda cuando verificó que su hermano menor había tolerado bien el almuerzo, no había sido más que agua cocida en un vaso y carne con verduras pasadas por una licuadora, el muchacho tenia heridas en la boca y su estómago aún era débil.
Toda la casa estaba en silencio, sus padres decidieron dormir una larga siesta porque la noche se la pasaron despiertos preocupados por si Felix necesitaba algo o tenía algún síntoma de alerta que les indicara el fin. Los temores no iban a desaparecer jamás incluso si al muchacho le quedaban días para vivir.
Mark prácticamente arrastró los pies sobre la alfombra y cuando llegó a su propia habitación caminó hasta la cama, sostuvo el teléfono y mensajeó a quienes eran sus mejores amigos.
—Mark... podemos ir de inmediato a tu casa —murmuró el tailandés con los labios temblorosos.
—No quiero ser grosero pero necesito descansar, anoche no dormí nada pensando que podía irse de mi lado —cuando una lágrima se escapó de su ojo, tanto Jungwoo como Ten tragaron saliva, a ellos también la angustia los estaba consumiendo— Felix decidió dejar la quimioterapia porque solo le estaba provocando más daño que ayuda, es... poco probable que sobreviva con el otro tratamiento así que ayer le rogó a mis padres que firmaran los papeles para traerlo, él... —sus hombros temblaban, sus ojitos eran un mar de tristeza, Jungwoo lo miró llorando en silencio, Ten se cubría el rostro— él quiere morir aquí en casa.
¿Qué se puede decir ante ello? ¿Todo estará bien? Conocían a Mark y Felix desde que eran niños así que si alguien faltaba era como si un miembro de la familia lo hiciera, sus amigos se armaron de valor, podían llorar con más libertad cuando la videollamada acabara pero Mark los necesitaba ahora como una muralla en la que apoyarse o un escondite en el que refugiarse.
Después de conversar un poco más llegaron a decisiones importantes, Jungwoo se iría a vivir con la familia Lee durante el verano aunque no era necesario entrar en detalles sobre lo que había pasado en verdad, tiempo suficiente antes de ir a vivirse a Michigan para la universidad. De esa manera Felix se sentiría aún más amado y acompañado. Ten iría más seguido a la casa, se tomaría el tiempo de planear cosas para acompañar a su amigo y su hermano.
Mark se sintió agradecido y cortó la videollamada con lágrimas, sus mejores amigos nunca fallaban.
Observó la puerta del baño cuando una niebla negra empezó a hacerse corpórea delante de sus ojos hasta convertirse en Youngho. El demonio tenia sus alas bajas y los ojos rojos muy tristes. Chasqueó los dedos para que su apariencia cambiara hasta la de un humano, era una forma más accesible de poder llegar a Mark.
—Youngho —balbuceó con la barbilla temblando y la vista borrosa, las lágrimas le impedían ver bien.
El íncubo no dijo nada, con sus enormes brazos rodeó la figura de su humano para que se refugiara en él, era el propósito que tenia en este momento, ser el refugio que Mark Lee necesitaba.
—Voy a protegerlos a ambos, corderito —susurró contra su frente.
No necesitaba más explicaciones, era una decisión que había tomado.
Antes de aparecerse aquí había ido a la habitación de Felix para verlo, la luz en su pecho estaba muy baja, la energía que tenía también y se convertía en un blanco fácil de destruir, aunque tenia la sospecha que antes que eso ocurriera el ángel Kun lo impediría.
Youngho lo tomó de la mano y lo guió con cuidado hasta el baño, Mark caminaba con torpeza pero sus ojos despertaron más cuando vio la bañera con agua caliente y mucha espuma blanca. No dijo nada, con la ternura que posee un pequeño cachorro dejó que el demonio le fuera quitando la ropa una por una hasta dejarlo completamente desnudo.
No se sintió presionado, estaba claro que no había intenciones sexuales lo que caló hondo en su pecho.
—Creo que el agua caliente ayuda mucho a los humanos a sentirse bien, necesitas relajarte.
Mark tomó aire antes de voltearse y mirarlo, el demonio tenía las mejillas sonrojadas y el cabello negro húmedo con el vapor. En serio ¿Qué clase de demonio podía lucir tan cálido?
—Youngho ¿Te bañarías conmigo?
Se quitó con pausa la camisa negra que llevaba puesta así como el pantalón y la ropa interior, su figura caminó delante suyo totalmente desnuda exponiendo su espalda ancha, su trasero bien trabajado y sus muslos de infarto. El corderito se deleitó con la figura un momento, como si fuese una obra de arte la que se metía en el agua de la enorme bañera y le indicara con el dedo que se acercara.
Así lo hizo al meterse, los brazos del íncubo lo hicieron sentarse en el espacio que quedaba entre sus piernas, fue instantáneo el suspiro que brotó de la boca de ambos, la calidez y el contacto eran una exquisitez. Youngho sostuvo una esponja a la que le colocó jabón líquido y la frotó en la toda la espalda, los músculos tensos de Mark se fueron relajando.
—Estuviste cuando necesitaba apoyo el día de ayer, sin tu impulso me hubiese costado hablar por mi hermano —gimió cuando sus enormes manos presionaron sus hombros haciendo círculos— ¿Tú conoces que hay más allá de la muerte?
Después de terminar con su espalda, lo abrazó y descansó los labios sobre su cabello mojado, sus ojos rojos estaban perdidos en la nada mientras trataba de crear una imagen mental.
—Hay una vida y un lugar que ninguno de nosotros ha tenido la oportunidad de conocer, una dimensión a la que no se nos tienen permitido ingresar, está tan llena supongo de todo lo que ustedes consideran bueno. Pero existe... yo solo conozco lo que es la maldad —su voz casi había sonado a ¿Celos?
Mark se volteó a mirarlo después que Youngho habló. No podía entenderlo y le costaría creer que fuera un demonio de no haber visto el rechazo a las figuras religiosas, su ira y todo lo ocurrido cuando lo vio pelear la noche que lo descubrió. Dios debía tener un propósito demasiado bueno como para permitir que una entidad maligna cuidara de esa manera a una oveja de su rebaño.
Era un demonio especial y de eso ya no había dudas.
—Si realmente conocieras solo la maldad ¿Por qué me ayudas y cuidas?
Pestañeó, no dijo nada, ya había asumido que había cosas "malas" en su formación como demonio.
Sostuvo la nuca del corderito y acercó su rostro para poder besarlo, mezclar el sabor de su boca con la suya y tragarse sus gemidos para que nadie los escuchara era placentero en demasía. Sentir su lengua inquieta, su calor humano, sus brazos en el cuello y su torax juntarse con el suyo, era el pago que no merecía.
El calor y un dolor inusual golpeaba su pecho pero desaparecía al instante, le daba la vida que no poseía.
—Cordero —tocó su espalda ancha, la curva de su columna cuando se unía a su trasero, lo sintió gemir pero unió su frente para mirarlo fijamente— no ahora cariño, no voy a tocarte así, no
hoy... ven.
Salió primero, pudo dibujar una sonrisa en su triste rostro cuando lo envolvió como un burrito de comida y lo subió a su hombro después de pegarle en el trasero. Luego en el dormitorio escogió
un par de cosas, podía chasquear los dedos y hacer el trabajo más fácil o derechamente decirle a Mark que se vistiera solo, pero tomar cuidado por otro era algo que había aprendido a considerar fascinante.
Cuando estuvo listo y sobre la cama, el corderito pestañeó antes de mirarlo de arriba hacia abajo.
—¿Podrías envolverme con tus alas y quedarte a mi lado?
La petición le pareció, como mínimo, encantadora. De inmediato Youngho se dejó ver como demonio semidesnudo. Así fue que Mark lo abrazó, escondió el rostro en su cuello y dejó que las preciosas y enormes alas negras del demonio lo cubrieran como si se trataran del capullo de una rosa, se sintió protegido, cálido y amado.
Sus respiraciones se fueron acompasando hasta que el menor se entregó por completo al sueño. Esta vez el demonio decidió que no quería dormir, necesitaba disfrutar del muchacho, beber de su imagen y entender que era real.
—Te quiero —susurró.
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Yukhei sirvió con elegancia un poco de vino en su copa y la de su compañero cuando apareció Youngho con una copa de cristal vacía, también quería beber. Los tres demonios estaban en la sala de estar del departamento de lujo que les pertenecía.
La música clásica llenaba el ambiente, cada uno tenía sus propias preocupaciones, cada uno debía velar por un humano en específico y tratar de entender todo lo que lo rodeaba, eso de alguna manera podía ser agotador.
Taeyong miró su mano herida, las heridas se estaban convirtiendo en cicatrices, no estaba arrepentido de haber sostenido aquel objeto religioso porque aquella torpe acción fue lo necesario para unir las distancias que mantenía con el tailandés. Sonrió, era tan bonito.
El rubio bebió las últimas gotas de vino y carraspeó para llamar la atención, una cosa era estar enamorado pero otra muy distinta era ser distraído, aquello no podía permitírselo en momentos como este.
—Viajé al inframundo porque necesitamos averiguar más sobre el gran Asmodeo, traté de preguntar cosas de manera disimulada y nadie tiene suficiente información sobre los demonios de la primera jerarquía, son demasiado inalcanzables —apretaron los puños, estaban jugando con cosas prohibidas.
—¿Averiguaste algo de Irene?
Asintió, tuvo que ir al lugar donde se reunían las preciosas súcubos y entregarles un favor sexual a cambio de información, aquellas demonios no abrían la boca si no era conveniente.
No se caracterizaban por ser bobas y sí, Jungwoo estaba al tanto de lo que sucedía porque Yukhei le contaba todo mientras se pudiera, cuando decidieron volver a estar juntos prometieron tolerancia y confianza.
—Irene ya no existe... los cuervos la alcanzaron en el abismo y la destrozaron para comérsela hasta hacerla desaparecer, así que oficialmente acabamos con un problema pero nos ganamos uno mucho mayor.
Cuando la última palabra fue pronunciada, los demonios desviaron su vista con el ceño fruncido hacia la enorme ventana de la sala de estar donde pequeñas burbujas de luz blanca se fueron emitiendo. De inmediato se pusieron en alerta, abandonaron las copas, el vino y se pararon sobre la alfombra en una posición tensa. Youngho incluso sostuvo con su mano derecha el lazo que Asmodeo le obsequió.
Las burbujas de luz se convirtieron poco a poco en destellos, una figura fue haciéndose corpórea, durante el breve proceso aparecieron enormes alas de pluma blanca que llegaron hasta el suelo y luego el cuerpo semidesnudo de un hombre.
—Tú ¿Por qué has osado venir a nuestro encuentro? —murmuró el pelinegro, sus manos se hicieron puños pero luego pensó en Felix Lee y su corderito— ¡¿Te llevaste al hermano de Mark?!
El ángel con mucha calma inspeccionó su alrededor y luego a los tres demonios, a él no le afectaba estar rodeado de maldad pero ellos se volvían más irritables en cierto grado cuando estaban cerca de algo relacionado con Dios.
Negó a su pregunta, luego se desplazó sin tocar el suelo hasta pararse frente a Taeyong. Descendió su mirada a su mano herida y con un solo movimiento las cicatrices fueron desapareciendo para volverse un desagradable recuerdo. Asustado el incubo de pelirrojo miró al ángel pero antes de poder decir algo aquella figura de energía buena se desplazó para estar en medio de ellos.
—He venido sin intenciones de provocarles algún daño así que espero desciendan sus alas, se sienten y entablemos una conversación que necesitan.
—¿Perdón? ¿Pero no te parece poco coherente que unos demonios charlen con una criatura de Dios? —Yukhei meneó la cabeza, esto era una locura.
—¿Y a ustedes no les parece insólito tener capacidad de entregar amor? ¿No son ustedes los que están buscando respuestas? por cierto Youngho prueba ese lazo en mi cuerpo, no tiene ningún efecto.
El aludido miró el lazo dorado y lo hizo desaparecer, los ojos rojos de cada demonio se miraron entre si, se sentían molestos con toda el aura que emanaba aquel ángel pero también estaba claro que necesitaban responder la gran incógnita que poseían, la razón del porque eran diferentes y otros detalles que un ser blanco como él sabría.
Youngho gruñó y pensó en el gran amor que tenia por Mark Lee, necesitaba hacer esto por él incluso si iba contra su propia naturaleza. Hizo desaparecer con un chasquido todos los sofás cercanos, se sentó de rodillas en el suelo, acomodó de mejor manera las alas tras su espalda y lo observó en una posición que evidenciaba cualquier carencia de intención de ataque, lo mismo hicieron Yukhei y Taeyong.
Kun los miró uno por uno, realmente eran los demonios más hermosos que habían sido creados de la mano de Asmodeo. Pudo leer sus dudas, los conocía muy bien. El ángel se sentó frente a ellos y juntó
sus propias manos.
—Necesitan saber que esto que está ocurriendo es obra y gracia del ser supremo al que ustedes rechazan, así que antes de vociferar maldiciones en su contra recuerden la ayuda que están
recibiendo.
—¿Por qué nos quiere ayudar? —murmuró Yukhei confundido. Kun lo observó pero no contestó,
no iba a dar información que no le correspondía.
—Los demonios no pueden leer las mentes, no pueden estar en todas partes y son altamente identificables, así que utilicemos sus propias debilidades para que lo que se hable aquí quede en secreto, Asmodeo no tiene como enterarse.
Youngho lo observó de arriba hacia abajo ahora que lo tenia más cerca y por un tiempo más prolongado. Si consideraba lo que era bonito para otros, el ángel llamado Kun rebosaba belleza. Toda su piel era blanca por el brillo sobrenatural que emanaba, a sus alas no le faltaba ninguna pluma y eran del color blanco que no se veía en este planeta, mucho menos en esta dimensión. Su rostro no mostraba enfado o algún sentimiento de índole negativa, más bien de respeto y mucha calma.
Asintieron, su voz era tan tranquila que de alguna manera terminó apaciguando la ira de los íncubos.
Habían sido reducidos de manera pacífica.
—Están entrando en un terreno donde abunda la duda y donde cada paso que den debe ser con cuidado, ustedes ya no son los mismos de antes porque han conocido lo que es el amor, puedo decir con seguridad que son los únicos 3 demonios en toda la existencia que tienen la capacidad de albergarla.
Taeyong levantó la mano, aquella que había sido sanada.
—¿Por qué?
El ángel cerró los ojos llevando a su ser algunos recuerdos antiquísimos, fue así que después los abrió y fue relatando la jerarquía del cielo para que comprendieran de donde había nacido la autoridad suprema que los guiaba a ellos en el infierno.
—La jerarquía que tienen ustedes es similar a la del paraíso, porque sus demonios son ángeles caídos.
La primera jerarquía celestial se compone por ángeles que trabajan junto y bajo las órdenes inmediatas de Dios, sirviendo en muchos casos como sus consejeros, dentro de ellos estaban los serafines, querubines y tronos. Luzbel (O Lucifer) era un querubín (segundos en importancia después de los serafines) dotado de belleza, perfección y hermosura que organizaría a los otros ángeles, pero tal era su poderío lo que lo hizo sentirse superior a Dios a tal punto de querer competir contra él.
—Fue desterrado del paraíso junto a todos los que quisieron seguirlo, es por eso que lidera el inframundo simulando ser Dios y creo jerarquías como las que vio.
Los incubos fruncieron el ceño, las historias que contaban en el infierno decían que Dios era un ser despreciable y egocéntrico que gozaba de la alabanza de los demás.
—Asmodeo es nuestro creador, es príncipe de primera jerarquía en el infierno —murmuró Yukhei con los ojos entrecerrados— queremos saber que sucede con él, necesitamos proteger a los humanos que amamos y él está sospechando.
Kun volvió a cerrar los ojos mientras su cuerpo estaba iluminado, parecía estar comunicándose con alguien, cuando recibió el permiso necesario, asintió, abrió los ojos y tamborileó los dedos sobre la alfombra.
—Este era Asmodeo cuando pertenecía a los cielos —dibujó en el suelo creando una nube en la cual se reflejó una imagen, los íncubos se miraron unos con otros antes de prestar atención. Fruncieron el ceño— era un serafín, los ángeles más importantes de la primera jerarquía, su nombre era Sicheng.
Allí relató lo que nadie sabía excepto Dios, Satanás y él.
Sicheng (Nombre de Asmodeo cuando era un ser celestial) era uno de los ángeles partidario de venerar a Lucifer, por ello cuando fue expulsado de inmediato ayudó a su nuevo líder a ordenar los demonios por jerarquías y crear otros seres oscuros que sembraran el mal. Sus propósitos no fueron claros hasta que un día mientras vagaba por la tierra en busca de una victima, se quedó totalmente embelesado cuando chocó con un ángel.
No recordó haberlo visto en el cielo así que suponía que era más joven, por sus apariencias supuso que se trataba un ángel de la tercera jerarquía, aquellos encargados de entregar mensajes divinos o cuidar a la humanidad de peligros.
Un ángel que no le fue correspondido en sentimientos. Youngho frunció el ceño, Kun pestañeó antes de asentir.
—Se trataba de mi, yo soy la obsesión de Asmodeo... —los íncubos abrieron sus bocas sorprendidos, ni siquiera se atrevieron a intervenir— pero yo soy un ser que no tiene la capacidad de amar a alguien como una pareja, yo amo a todo ser viviente que es creación de Dios, yo amo como tú amas a un hermano, aún así comprendo lo que ustedes sienten por sus humanos... es por esa razón que no le fui correspondido, le recordé que él se había convertido en un ser maligno, le dije que los demonios no tienen capacidad de amar.
—¿Y nosotros qué? —TY rascó su nuca ansioso, había mirado en menos al ángel llamado Kun pero ahora tenia respeto y temor, era mucho más que importante.
—Asmodeo perdió su belleza hasta convertirse en un ser oscuro, frío y malevolo, como no le correspondí en amor decidió que quería hacerle daño a la humanidad a través de todo lo contrario, por eso es el gran demonio encargado de practicar el libertinaje, romper uniones, favorecer de los pecados carnales y el gran creador de íncubos y súcubos.
Cuando hablaba de esa manera, Youngho llegó a sentirse realmente poca cosa, en tiempo/espacio los 3 íncubos eran una pequeña gota en un océano comparado con la edad de su gran creador.
Kun continuó pero esta vez observó al pelinegro.
—Lo que no te contó esa vez que se encontraron, Youngho, es que cometió un error 3 veces. En el momento de que ustedes tres fueron creados, Asmodeo recordó lleno de ira que no pudo tenerme ¿Por qué creen ustedes que tienen la capacidad de amar? —apuntó al pecho de cada uno—es porque depositó en ustedes atributos que él no posee, pero Asmodeo no lo sabe, lo hizo de forma inconsciente.
Entonces esa era la razón por la que eran tan diferentes a otros, porque no habían sido capaces de asesinar a sus humanos y porque a fin de cuentas los amaban y los protegían. Lo más triste o curioso de todo era que cada uno conoció a su humano de la misma manera que su creador conoció al ángel, un encuentro fortuito en la tierra.
Kun se paró y los íncubos lo siguieron.
—Ustedes son más diferentes de lo que creen, no basta con que tengan la capacidad de dar amor, ustedes pueden lograr muchas cosas más —indicó el suelo— ya saben el secreto de Asmodeo, puedo si quieren aprender más de su creador pueden leer el libro de Tobit, muchísimos años después de que ustedes fueran creados, Asmodeo se obsesionó de una humana llamada Sarah.
—Realmente no entiendo como podemos utilizar esto a nuestro favor —murmuró agobiado Youngho.
Antes de desaparecer, Kun se volteó a mirarlos.
—No me pregunten como lo sé, pero Asmodeo los visitará en el club este jueves, visitará a sus humanos también, teme que sus demonios estén cometiendo los mismos errores... cuiden a sus
hombres pero también finjan, créanme cuando digo que sabrán encontrar el método más correcto para que no interfiera en ustedes.
Antes que los demonios pudiesen seguir preguntando, Kun movió sus alas y desapareció entre destellos de luz, dejando tras de si un silencio sepulcral. Había alimentado las dudas de ellos pero también sembrado otras tantas, si bien aún quedaban secretos que no podían ser mencionados, estaba autorizado para dar empujones.
Los íncubos se miraron con la mandíbula tensa, la identidad de demonio pendiendo de un hilo. Eran producto de muchos accidentes en la existencia de Asmodeo pero tenían cosas que él no poseía.
Entonces no tenían que inquietarse por sentir todas las emociones, estaban creados de esa manera.
Miraron la ciudad en silencio ¿Cómo podían proteger a sus humanos y a la vez cumplir con sus tareas en el club sexual? Fue en ese instante que Taeyong frunció el ceño y captó la atención de los otros dos con un sonido en el aire.
—Tengo una idea, pero... no sé si sea correcto hacerlo, Mark, Ten y Jungwoo no se encuentran anímicamente bien.
—Entonces vamos a tener que ser sinceros —Yukhei chasqueó los dedos, necesitaba llenar una copa con vino tinto— vamos a tener que decirles que necesitamos de ayuda para ahuyentar a Asmodeo.
El pelinegro repasó desesperado las manos por su cabello, la conversación con el ángel lo dejó débil como no creyó que podía estarlo.
—¿Qué vamos a hacer, Taeyong? ¿Qué podría nublar y distraer a nuestro creador?
—Fácil —TY aceptó la copa con vino, la bebió de golpe antes de lamerse los labios y continuar— ¿Qué es lo que lo complace? La lujuria... —murmuró con una ceja alzada decorando su precioso
rostro— el va a creer que los estamos utilizando para robarles energía así que… En Diavolo nuestros humanos van a tener que ser parte del show ese día.
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"Un ángel que no le fue correspondido en sentimientos. Youngho frunció el ceño, Kun pestañeó antes de asentir. —Se trataba de mi, yo soy la obsesión de Asmodeo." Estoy impactadísimaaa, no me lo esperaba, no esperaba que fuera TAN importante.
Me encantó el relato de las jerarquías y la caída de los ángeles, de verdad me asombra cómo imaginaste esta historia.