"La obsesión del demonio" Cap 30: You
- TrinidadVictoria
- 6 ago 2019
- 22 Min. de lectura

Y de pronto el sonido del claxon, los insultos y otras actitudes reprochables de parte de otros conductores llegaron a sus oídos. Pestañeó repetidamente antes de mirar hacia el lado y ver a Alyn
con su rostro bañado de preocupación.
Cuando quiso acelerar, el semáforo había vuelto a ser color rojo por lo que tuvo que esperar y pensar en cualquier otra cosa, podría volver a sumergirse en sus pensamientos y no salir de ellos.
—Mark, estoy segura de que no te sientes bien ¿Te duele algo? ¿Necesitas hablarlo?
—Creo que la comida del restaurante no me ha sentado muy bien, siento que... —meneó la cabeza, no podía permitir que el pasado y sus deseos más oscuros nublaran la realidad— pero no te preocupes, se me va a pasar —cambió la mano de la palanca de cambios hacia el muslo de la muchacha, le dio una pequeña sonrisa— ¿Te dije que te ves muy bonita?
Una sonrisa se dibujó en sus labios de forma perezosa después de que dejara la botella vacía de cerveza sobre la mesa, era, quizás, la número 5 y como no estaba acostumbrado al alcohol su cuerpo empezaba a sentir los efectos.
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Miró hacia arriba donde el rostro de Changbin, que estaba parado, lo evaluaba con algo que no sabía como descifrar ¿Desaprobación, preocupación? Solo siguió sonriéndole mientras estiraba sus brazos y piernas, el asiento del comedor se sentía particularmente cómodo.
Habían cenado jajangmyeon y carne, durante la comida fueron bebiendo, sin embargo el menor era quien lo había hecho en mayor cantidad por Io que parecía afectado.
—No me volverá a suceder algo, no me... mires así... no eres mi papá —murmuró Felix arrastrando las palabras sin abandonar su sonrisa.
—Ha sido un error mío el permitir que bebas cerveza, mañana tienes clases y... —meneó la cabeza y estiró la mano para sacarlo de allí— tu salud es lo que importa.
La sonrisa bobalicona del menor se borró con la misma velocidad con la cual había aparecido. Sí, había tenido cáncer dos veces en su vida y el último más agresivo que el anterior, pero en el fondo Mark y él compartían un secreto, el cáncer no volvería a su vida y aunque se controlaba cada 6 meses por las dudas, no creía necesario que lo trataran como si estuviese hecho de cristal.
Se afirmó de la mesa que tenía a un lado y fijó sus ojitos rasgados en los de Changbin, la seriedad adoptó sus facciones mientras pasaba la mano por su propio cabello, era un gesto que hacía cuando estaba ansioso o algo lo perturbaba, una manía después de haber estado calvo ¿Un gesto de seguridad?
—Han pasa... pasado 4 años ¿Debo recordarte que no tengo cáncer, otra... vez? quiero un amigo, no... no una niñera —casi gruñó, su voz era profunda, estaba molesto.
—Eres un idiota, incluso los amigos se preocupan... tuviste cáncer, no un resfriado, deberías cuidar tu cuerpo —levantó una mano hacia su rostro y acarició la mejilla, fue arrastrando el pulgar por sus pequeñas pecas que hacían lucir su rostro más angelical, un rostro que no coincidía con su voz masculina.
Ambos pómulos se fueron tiñendo de color rosado, la barbilla de Lee temblaba, era escasamente más alto que Seo pero en este momento se sentía tan¿Pequeño? ¿Frágil? suspiró y miró el suelo, se odiaba por no poder controlar las reacciones de su cuerpo, sentía ira, miedo, angustia y alegría al mismo tiempo.
Y el deseo, mierda, el deseo por hacer las cosas "mal" era tanto que tenía que apretar sus manos en puño. Asintió y bajó la vista a sus pies. Quizás el alcohol lo hacía sentirse tan volátil. ¿Cómo podía enojarse con Changbin por querer cuidarlo? Cualquier persona sensata seria tan precavido con alguien que estuvo muriéndose. Se había enojado con él porque se había emborrachado por no ser capaz de decirle cuan enamorado estaba de su persona.
—Bueno, perdóname... ahora no puedo desemborracharme al menos que conecte a mi torrente sanguíneo un suero con...
—Cállate, no me des tus charlas de futuro médico —después de unos segundos ambos rieron.
Changbin condujo a Felix a su habitación mientras este, para molestarlo, empezaba a entonar desafinadamente todo tipo de canciones en inglés. No supo cuando pero las manos de su amigo lo hicieron inclinarse hacia atrás de modo que la espalda tocó la colcha y su cabeza las almohadas, algunas cosas le daban vuelta pero no le importaba. Sintió las manos de su amigo quitarle los zapatos lo que hacía reír, era bastante sensible al tacto y algo de lo que su hermano se aprovechó bastante cuando luchaban siendo niños.
—¿Qué? ¿Me vas a poner la pijama Hyung? ¿Cómo a un bebé?
"¿Qué cosas dices, cabrón?"
Changbin le dio una mirada extraña.
—Quítate el pantalón tú mismo, no soy tu niñera.
Felix resopló antes de luchar contra el botón de su pantalón, sin embargo sus dedos no tenían la capacidad de hacerlo, el alcohol había debilitado sus dedos, misma razón por la que los borrachos no podían meter la llave a la cerradura.
—Me rindo, déjame así... ahhh soy tan feliz, los pajaritos vuelan por el aire —empezó a tararear, Changbin quería reírse de su mejor amigo pero se sentía ansioso.
Pero lo que más jodió su mente fue la ropa interior ajustada que no ocultaba la erección que el muchacho tenía. Lee quería que la tierra lo tragara ¡Maldito cuerpo traicionero!
—Rozaste mis caderas, es una zona muy sensible, cuando estoy con alguna mujer y me abraza por allí siempre ocurre lo mismo —la vergüenza parecía ser la mejor medicina para la ebriedad, ya no se sentía tan enfermo, incluso su pronunciación parecía haber mejorado. Changbin estaba callado— "Changs", olvídalo ¿Sí?
Llevó una almohada a su rostro, de pronto tuvo deseos de llorar ¿Por qué tenia que ocurrirle esto? No quería que su mejor amigo supiera que tenía sentimientos por él, menos que su cuerpo tenía erecciones por culpa suya. Eran un complemento perfecto y temía romperlo.
—Debo irme a casa —susurró Changbin— ¿Estarás bien por tu cuenta?
Emitió un sonido de afirmación, pudo sentir los pasos de su amigo alejarse y luego el sonido de la puerta al cerrarse.
En ese momento gimió, ajustó la camiseta en su vientre, se metió bajo la ropa de cama y tomó la posición fetal repitiendo una y Otra vez que no debía llorar, incluso podían bromear sobre esto más adelante.
Si es que había un "más adelante".
Ann Arbor, EE.UU.
Si gozaran de las capacidades sobrenaturales con las que vivieron por miles de años, en este momento podrían haberse reunido los 4 a discutir lo que habían descubierto, sin embargo, eran humanos y Nueva York de Ann Arbor estaban a 9 horas en automóvil.
Ninguno tenía deseos de dormir y una videollamada por teléfono era algo incómodo, por lo que ambas parejas usaron un computador portátil conectado al LED para verse de mejor manera.
Lucas no podía desprender sus ojos de la foto. Por lo que contaban en el inframundo ellos como demonios habían sido creados con sangre de animales inocentes, fuego, un par de maldiciones en un idioma que solo los grandes líderes conocían y oraciones de satanistas o algo así. Acarició la pantalla, en la foto los tres estaban abrazados sobre el césped, Yukhei riendo al aire con manitas expresivas, Taeyong posando como Power Ranger y Youngho sonriendo evidenciando la falta de un diente.
—Está claro que Dios nos regaló fotos e identidades para vivir nuestra vida en paz —susurró—no sabemos bajo qué condiciones estamos viviendo ni qué exactamente Youngho le ha ofrecido, pero está claro que él también está en la tierra como ser humano ... —sus ojitos se hicieron sospechosamente húmedos, Jungwoo lo abrazó de lado, Ten y Taeyong que estaban en la pantalla apenas podían hablar, un aire triste se apoderaba del ambiente— ¿Desde cuando? no lo sabemos, pero... mierda, hemos tratado de seguir adelante con nuestra vida, hemos sido felices pero... ni siquiera sabemos si él ha tenido miedo, si ha tenido consuelo, nosotros bien ¿Y él mal?
—Ese es el problema, no sabemos absolutamente nada del cómo, cuándo o porqué —Taeyong carraspeó, la situación lo hacia sentirse enfermo— es como buscar un grano de azúcar en la
arena.
Jungwoo dejó de verla pantalla del televisor LED antes de llevarlos hacia el techo de la sala de estar y empezar a relatar lo que ellos 4 ya sabían.
Para Mark salir adelante había sido una tarea titánica que requirió ayuda de sus amigos. Se negó a ir a especialistas porque nadie salvo ellos y su hermano podrían entender la compleja situación a la que se había enfrentado. Por una parte ganó la vida de Felix pero a costa de que alguien desapareciera. A pesar de sus esfuerzos por encontrarlo estaba claro que no estaba en una vida terrenal ¿Hasta cuando era sano obsesionarse por algo que ya no existía? Lo amó, Dios sabe cuanto lo había amado, Dios sabia cuanto había llorado por las noches, cuanto extrañaba sus alas, su sonrisa, su malhumor, Dios sabía de las pesadillas que constantemente tuvo.
Pero llegó la universidad y con eso tuvo que cambiar su perspectiva de vida. Tenia que tener a Youngho en mente como el ejemplo más hermoso de redención, había guardado su última pluma caída en un pequeño baúl de recuerdo, pero también tenía que aferrarse a lo que era humano y estaba vivo.
La existencia de Alyn en su vida tenia una connotación positiva, había puesto mucho esfuerzo en enamorarse de esa chica, en pedirle que fuera su novia. Mierda, realmente no lo estaba haciendo mal.
—¿Sugieres que no le digamos a Mark? —Lucas miró a su muchacho con confusión.
—Jungwoo no se refiere a eso... todos ustedes saben de lo mucho que Mark se esforzó por hacer su vida normal después de que Youngho desapareciera pero también supongo que sabrán que una vez que te enamoras de un demonio es para siempre —mordió sus labios inquieto— Alyn es una mujer maravillosa y me agrada en demasía, pero si allá afuera en alguna parte del mundo está Youngho vivo como humano, no dudes que correré en su defensa... gracias a él nosotros somos felices, es lo mínimo que podemos hacer.
—Entonces tenemos que decirle a Mark en persona, no es algo que se pueda decir por teléfono —Taeyong rascó su cabellera perezosamente antes de fijar sus ojos en Lucas y Jungwoo allí en la pantalla— si hay un solo indicio de que Youngho está vivo, merece que luchemos por eso —pensó unos segundos— todos estamos ocupados con clases o trabajo, pero la próxima semana la tengo completamente sin alguna actividad así que puedo viajar a Canadá ¿Les parece? mientras tanto
empecemos a buscarlo.
Martes 11 de octubre 2022, Toronto, Canadá, al otro día
"Despierta".
Unas palabras llegaron como un susurro a su oído mientras trataba de afirmarse a la última gota de sueño, sin embargo las palabras se hicieron más constantes. Sintió cosquillas en la punta de su nariz hasta que tuvo que rendirse, no iba a volver a conciliar el sueño.
Gruñó, llevó las manos a sus ojos y refregó sus párpados un par de segundos antes de levantarlos con pereza, la imagen borrosa poco a poco se hizo nítida hasta revelar el rostro confundido de su hermano ¿Qué hacía aquí? Su cabello estaba bien peinado, no tenía la misma ropa de ayer, nada indicaba que había dormido fuera de casa excepto por las pequeñas manchas color violáceas en sus párpados inferiores... había dormido poco.
—¿Por qué sigues durmiendo cuando ya deberías estar en la Universidad? —se acomodó al borde de la cama, estiró una mano a su frente y acarició la zona en busca de fiebre— ¿Estás bien?
Felix frunció el ceño pero sin ser capaz de molestarse con su hermano mayor, lo entendía, sí, realmente lo hacía. A pesar de entender lo que significaba haber vencido a la muerte, Mark se
preocupaba en cada aspecto, otra razón por la que decidieron vivir juntos en Toronto.
—Si lo estoy, solo es resaca —masculló queriendo esconder el rostro en la almohada, pero la mano se lo impidió— Mark... por favor, quiero dormir un poco más.
—No voy a permitir que faltes a la siguiente clase, tú no eres así —seguía haciéndole cariño pero esta vez en el cabello, su hermano era atractivo y muy inteligente, estaba orgulloso de él— si lo haces... al menos dime que ha sucedido, no sueles beber.
Recordar lo de anoche era mortificarse por segunda vez, bastante vergüenza había pasado con tener una erección cuando Changbin le bajó el pantalón para ayudarlo a meterse en la cama, bastante decepción fue que se hubiera ido después de eso casi como si tuviera peste.
Llevó el dorso de la mano a sus ojos porque se sentía totalmente intolerable a la luz, le dolía la cabeza, algunas cosas daban vuelta a su alrededor, la resaca era una de esas razones por la que nunca bebía... hasta ayer. Después de dar un gemido lento, contó lo que había pasado, si no tenía confianza con su hermano ¿Entonces con quién?
Mark asentía, Felix no había tenido indicios de ser homosexual en el pasado, sus palabras y sus férreas defensas, sus argumentos en contra de sus padres, todo había sido real. Pero bastó la presencia de un solo hombre que moviera una fibra interna para que su cuerpo y su mente estuviesen de acuerdo en que estaba enamorado.
Por su momento su cabeza lo quería llevar al pasado cuando sucedió lo del señor Suh, pero se cerró a ello, había prometido cerrar un capitulo de su vida para no caer en la locura.
—Yo te he dicho, estoy seguro que Changbin siente algo por ti, hay muchas señales que me dice que es así... no es fácil asumirlo, no es fácil dar un paso al frente con el riesgo de perder mucho,
deberías ser sincero respecto a ello.
Felix se sentó inmediatamente en la cama tras escuchar esas palabras, algo en el mensaje le hacía ruido pero a pesar que las náuseas y todo diera vueltas a su alrededor, sus ojos estaban puestos en su hermano mayor.
—"No es fácil dar un paso al frente con el riesgo de perder mucho" —bajó el tono de su voz— Hyung ¿Estás manifestando los sentimientos de Seo Changbin o esto es la introspección de Mark Lee?
—Felix ¿De qué hablas? —su voz rozaba el límite de la paciencia y la molestia, creía saber a donde quería llegar.
El aludido frunció aún más las cejas, había que ser ciego para no darse cuenta de las cosas que le sucedían a su hermano. Quizás ni siquiera él se daba cuenta o simplemente no quería acercarse demasiado para admitirlo.
Sí, Mark tenía una novia maravillosa, una chica con modales bonitos, sana, amante de la vida, esforzada en sus estudios y hermosa físicamente, una mujer que cualquier hombre diría que era afortunado de tenerla como pareja.
Pero nada era suficiente, su hermano mayor no tenia sus ojos tan brillantes como alguna vez los vio, su sonrisa no alcanzaba la mirada como esas veces en las que fue testigo. Su novia no lo llenaba como lo llenó Youngho incluso si este era de origen masculino, incluso si este era un demonio. ¿Era capaz de decirle a Mark, que asumiera que no iba a ser realmente feliz con Alyn, cuando era lo único a lo que podía aferrarse?
Solo lo observó, Mark nunca iba a admitirlo cuando no tenía nada que recibir a cambio, cuando quería a esa muchacha, cuando no quería hacerle daño.
—Déjalo así, iré a darme una ducha —arrastró los pies sobre el suelo hasta pararse en la puerta del baño, el castaño seguía observándole con recelo—ve a clases, solo por hoy no iré a las mías, de todas formas no hay nada importante esta vez.
El mayor se quedó sentado hasta que escuchó como el agua de la ducha caía intensamente en las baldosas. Caminó de vuelta a su propia habitación para darse una última mirada en el espejo
antes de tomar nuevamente las llaves del auto y salir hacia el elevador.
Mientras manejaba por las calles de Toronto camino a la Universidad de York, recordó con media sonrisa lo bien que lo había pasado anoche después de cenar con su novia pero la sonrisa se borró cuando pensó en el alivio que le daba el hecho que su cuerpo sintiera atractivo el de una mujer o en el hecho que ningún hombre había llamado su atención. Tamborileó sobre el volante mientras esperaba que la luz roja en una esquina diera verde ¿Acaso siempre iba a tener esa necesidad de sentir alivio para asegurarse de que nada seguía mal en él.
—Vamos Mark, tú dejaste esos prejuicios de lado —dijo cantarín para advertirse las cosas, no quería volver al pasado donde la religión lo hacía ser intolerable, menos ahora que su hermano menor realmente tenía un amor "gay".
Un poco más entrada la tarde se encontraba almorzando en uno de los casinos de comida que tenía. Miró contento las mesas reunidas, allí estaba la gente con la que había estado haciendo amistad la que había estado haciendo amistad durante los 3 años que llevaba en Psicología y algunos amigos de Alyn con ella, era mucho más agradable que todos se llevaran bien y los hicieran coincidir mientras pudieran con tal de no dejar a alguien de lado.
—¿Sonaré un "hijo de mami" si digo que esta pasta en realidad no sabe tan bien como ella lo cocina? —todos rieron.
—Mark, no todos tienen una madre que es una chef profesional con méritos internacionales asi que no, no lo eres.
Estuvieron hablando de planes a futuro, tratando de pensar en un viaje donde todos o la gran mayoría pudiesen estar juntos en una playa o algo por el estilo, pero Mark Lee sentía dolor de estómago de solo pensarlo, sus mejores amigos estaban en Estados Unidos y desde el periodo de verano que no los veía.
Nunca, ningún amigo que hiciera podría reemplazar las locuras y el cariño que Ten y Jungwoo le brindaban. Los siguientes 2 minutos se encargó de tragar, sí, tragar su comida porque sabía que iba a estar atrasado si dialogaba con tanta languidez en el asiento.
Mark era parte del equipo de básquetbol de la universidad y aunque los demás competidores eran realmente altos, había quedado porque lo que carecía de estatura lo tenía en habilidad y rapidez. No estaba interesado a llevarlo a un nivel profesional pero sí le servía para botar el estrés que conllevaba estudiar y una forma de distraerse también.
—Adiós "York Lion" —Alyn se puso en puntillas y besó efusivamente sus labios mientras todos se mofaban de la pareja, eran tiernos en su modo de ser.
—Estaré toda la tarde en entrenamiento, te llamaré cuando me desocupe... hasta luego chicos —se alejó meneando la mano en el aire mientras abandonaba el lugar.
York Lions, era el nombre del equipo deportivo de la Universidad de York en toda su variedad de deportes (fútbol, Hockey, Tenis, Badmiton, Rugby, etc) y tanto hombres para mujeres. Mark
había conseguido un poco más de popularidad al llevar al equipo a ganar la temporada pasada al anotar 3 puntos en los últimos minutos.
Se cambió a una ropa deportiva en los camerinos donde sus otros compañeros, de todas las razas pero muy altos por cierto, bromeaban respecto a un tema sin importancia. Después de saludarlos a todos, el líder del equipo Thomas Wilson, un nombre de 1.93 de estatura de cabello muy rubio, mejillas sonrosadas y labios graciosos, les dijo que debían formarse en la cancha a la espera de noticias importantes. Sin cuestionar sus palabras hicieron lo que le pidieron, todos se miraban unos con otros sin entender cosa alguna hasta que Thomas se paró frente a ellos.
—Equipo ¿Se acuerdan de que nuestro entrenador había estado diciendo que no era probable que siguiera esta temporada por asuntos de salud? pues, este fin de semana nos reunimos y me contó que había renunciado... tiene enfermedad renal crónica terminal por lo que no podrá compatibilizar la diálisis con el tiempo que requiere manejar un equipo.
Un cosquilleo familiar viajó desde la nuca de Mark hasta la base de su columna atravesando esta con mesura, el escalofrío siguiente lo hizo jadear, la sensación de dejavu era tanta que miró ansiosamente hacia todas partes. Esto era imposible ¿Verdad?
Después de estar en un trance, las palabras del líder del equipo y las preguntas de sus compañeros llegaron a sus oídos ¿En qué minuto había dejado de respirar y Oír?
—La semana pasada el entrenador firmó y hoy va a venir a vernos. Quiero que seamos respetuosos ¿Sí? Tiene muchos méritos, estuvo co entrenando con el equipo nacional de baloncesto masculino en los juegos olímpicos de Tokio 2020 ¿Por qué creen que obtuvieron segundo lugar?
—Si es un hombre tan importante, entonces ¿Por qué viene con nosotros?
Todos silenciaron cuando sintieron unas voces acercarse desde la entrada principal, Mark empezó a temblar de pies a cabeza con la piel totalmente pálida sin siquiera tener la capacidad de pensar en una sola palabra. Sin embargo, cuando la figura de un hombre de mediana estatura y cabello rubio apareció allí, le dolió todo el abdomen al darse cuenta que se sentía ¿Decepcionado? ¿Angustiado?
Meneó la cabeza enfurecido consigo mismo ¡Qué idiota permitir que sus deseos más profundos se inmiscuyeran en el presente! Él estaba "muerto", él no volvería.
—Soy Christopher Adams, el kinesiólogo también ha renunciado así que tomaré su lugar para cuidar de ustedes en el equipo médico.
Esperen ¿Qué? Thomas, el líder del equipo, señaló respetuosamente tras la espalda de sus compañeros mientras hablaba.
—El nuevo entrenador ha llegado, espero sean respetuosos con él y el señor Adams como nueva parte de nuestro equipo ¿Entendieron?
Él último en girar la cabeza fue Mark Lee y cuando lo hizo, todos lo observaron con el ceño fruncido, incluso el hombre que había detenido sus pasos quedando a medio camino. ¿Cómo podía frenar al jadeo de su boca cuando estaba viendo a Youngho frente a sus ojos?
La camiseta gris no daba espacio a la imaginación, se notaba un hombre imaginación, se notaba un hombre bien estructurado tanto en los brazos, tórax y abdomen, el pantalón negro resaltaba piernas peligrosas capaces de matar con solo un movimiento. Su cabellera oscura estaba peinada hacia atrás con cierto toque de casualidad al igual del modo en el que colgaba el bolso deportivo en su hombro derecho.
Pero lo que sí impresionó a los demás fue que el nuevo entrenador gozaba de 1.95 metros de altura (por lo bajo, quizás eran 2 metros) y no los 1.75 del anterior.
Ninguno de esos detalles estaban siendo importantes para Mark Lee, solo podía... solo podía verlo a él en otro tipo de esencia. Solo... solo podía pensar en el último beso que compartieron juntos o la pluma que guardaba en su cofre como el único recuerdo de su sacrificio de amor.
Llevó la mano a su pecho mientras este latía como si no supiera marcar ritmos constantes, había algo en el rostro de Youngho que no le gustaba y es que... ¿Por qué lo miraba con extrañeza?
La fuerza en sus piernas se fue perdiendo así también como la capacidad de estar pendiente de su
alrededor. Todos los ruidos se fueron enmudeciendo, todo el ambiente se hizo borroso. Sentía que se estaba desvaneciendo mientras tenía la última imagen estando consciente, el nuevo entrenador había dejado el bolso atrás y se encontraba corriendo a él.
Mark Lee se había desmayado contra el suelo del gimnasio.
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"No levanten su cabeza, no se acerquen demasiado, déjenle espacio para que respire".
Podia sentir presencias alrededor suyo, voces, pasos pero por más que quería abrir los ojos era imposible hacerlo, como si su cuerpo creyera que sumido en un estado inconsciente fuese lo mejor.
Una mano grande, cálida y muy especial se acercó a su nuca mientras trazaba círculos en la zona, pero fue el olor de alcohol pegado en su nariz lo que lo hizo desesperarse al punto de abrir sus ojos de golpe. Estaba aturdido, las personas a su alrededor empezaron a hacerse nítidas, sus compañeros lo miraban preocupado, algo podía escuchar sobre "llevarlo" donde un médico, pero no era capaz de prestar atención a aquello, su mirada cayó en el hombre que estaba arrodillado en el suelo junto a él.
Youngho.
Se mordió la mejilla por dentro para evitar ponerse como desquiciado y levantar sospechas, pero en cambio sus ojitos estuvieron llenos de lágrimas ¿Esto era real? ¿El hombre que sostenía su nuca era el demonio por lo que tanto había sufrido?
—Muchacho ¿Cuándo fue la última vez que comiste? —jadeó de nuevo, la voz de Youngho sonaba aún más profunda, aún más exquisita de la que recordaba, necesitaba estar a solas, necesita expresarse ¡Necesitaba llorar!— ¿Eh?
Tuvo que darse un cachetazo mental para poder actuar como si lo ocurrido era por otra razón ¡¿Cómo podía hacerlo si lo tenía frente a sus ojos?!
—Antes de venir...
Sus palabras fueron cortadas cuando el nuevo kinesiólogo se acomodó a su lado en el suelo y le tomó la presión, la cual estaba en los rangos óptimos. Él sabía porque se había desmayado pero no iba a decirlo ¿Quién le creería que el demonio que alguna vez amó estaba de vuelta?
Se dio el breve tiempo de observar su cuello y sus muñecas, no traía cadenas o pulseras de plata, por lo que estaba claro, Youngho era un humano como Yukhei o Taeyong, salvo por un importante detalle, al parecer no lo reconocía en absoluto.
—Será mejor que descanses.
—No necesito descansar señor —lo ayudaron a levantarse con pausas entre medio hasta que pudo sostenerse por su propia cuenta.
"Youngho" le dio una breve mirada antes de caminar, sostener su bolso y dejarlo en una de las graderías antes de voltearse al equipo y esbozar una sonrisa gentil.
—Espero todos los jugadores en este equipo tengan sus controles de salud al día, en caso de no ser así recuerden que la Universidad de York y especialmente a sus atletas les da atención gratuita —la manera en la que caminaba era elegante, su estatura era similar a la de los jugadores— soy Johnny Suh, llevo 4 años ayudando al entrenador de la selección nacional de baloncesto, he tomado temporalmente el puesto de su ex entrenador con el fin de buscar futuras promesas para el equipo profesional. He analizado los videos de sus antiguos partidos y debo reconocer que me he sorprendido gratamente.
Después de hablar sobre sus estudios profesionales y los méritos que lo hacían una buena opción para el equipo de la Universidad de York, le pidió a todos los jugadores que dijeran su nombre con el fin de reconocerlos. Cuando fue el turno de Mark, este tomó bocanadas de aire para tener el valor de hablar, el nudo en su garganta lo asfixiaba así como toda clase de sentimientos que comprimían su pecho.
—Soy Mark Lee.
Fue todo lo que dijo antes de pedir disculpas y retirarse del gimnasio, sus compañeros de equipo quedaron extrañados pero no sobrepensaron la situación, seguramente tenía un mal día o realmente se sentía agotado después de desmayarse.
Ni siquiera se quedó un poco más para ver que reacción tenia Youngho, tomó las cosas de los camerinos, las metió aturdidamente a su bolso y salió de allí prácticamente corriendo al estacionamiento donde tenía su vehículo. Algunas personas se volteaban a verlo y no podía culparlos, sus expresiones seguramente eran demacradas, su aspecto dejaba mucho que desear.
Una vez encontrando el auto, se metió tan rápido como pudo y cerró la puerta de golpe, subió la música un poco y solo por ese instante agradeció haberse estacionado tan lejos de los demás, solo así tuvo tiempo para sostener su cabeza por ambos lados y gritar tanto como su garganta le daba abasto.
Tiró de su cabello como si pudiera arrancarlo siquiera, las lágrimas se agolparon en sus ojos, sus mejillas y sus labios estaban enrojecidos, su garganta le ardía, sus manos y pies estaban
descontrolados cuando golpeaba todo lo que tenía cerca con ellas.
—¡¿Qué pretendes con esto Dios?! ¡¿QUÉ QUIERES MALDITA SEAAAA?! ¡AAAAAAAAAH! —le dio un puñetazo al espejo retrovisor haciéndolo añicos, sus manos empezaron a llenarse de sangre con el corte que había tenido en el dorso de una.
Sus dedos torpes trataron de sostener su teléfono, se comunicó con el primero de sus mejores amigos que le apareció en pantalla. Jungwoo, que había tomado un breve descanso después de almorzar y antes de asistir a la siguiente clase con los adolescentes, vio con cierta emoción la foto de su amigo allí en la pantalla. Sin embargo la pequeña sonrisa se desvaneció al ser reemplazada por sus ojitos llenos de lágrimas.
—Mark, por favor... Mark necesito que te controles, cariño, Mark.
—¡Está aquí, Jungwoo! ¡Está aquí! —sus respiraciones eran cortas y muy rápidas, como si la entrada de aire a sus pulmones era un acto imposible de llevar a cabo— ¡Youngho está aquí en mi universidad y ni siquiera me reconoce!
Jungwoo tuvo que afirmarse de una pared para no perder el equilibrio, apenas había logrado conciliar el sueño después de tratar por muchas horas de encontrar una solución. ¿Dónde podrían partir por buscar a Youngho? ¿Realmente era humano? La respuesta a sus dudas había sido entregada de una cruenta manera, Mark Lee lloraba y gritaba como los peores días de su vida cuando su hermano estuvo muriendo entre sus brazos.
Gimió y mordió sus labios dejando que las lágrimas cayeran en su rostro, era agobiante no poder estar allí y brindarle apoyo, su amigo estaba en el borde de la locura.
—¿No... no te reconoce? —balbuceó— Mark, por favor, detente un momento antes de cometer una locura, respira profundamente, por favor amigo... ¡Escúchame!
Sus palabras se detuvieron al instante cuando dejó de escuchar la crisis de angustia por la que estaba atravesando su mejor amigo, Mark le había cortado la llamada. En su estado, Mark estaba en peligro.
No supo cuanto tiempo había pasado, pero el hecho que se sintiera confuso y que sintiera sus ojos pesados eran signos de que se había quedado dormido con el rostro en el volante. Escuchó unos golpecitos a su lado por lo que levantó la cabeza para saber qué estaba sucediendo. Allí parado estaba su hermano con las mejillas empapadas, apenas podía divisar su rostro porque el cielo estaba atardeciendo.
¡Felix estaba aquí!
Apretó un botón para que el seguro del auto desapareciera, no pasó más de medio segundo en el que el muchacho abrió la puerta hasta atrás y Io observara de pies a cabeza con horror. No podía estar tan mal ¿O sí?
"Mírate en un espejo". Al hacerlo abrió su boca y gimió con temor al ver manchas secas de sangre en sus manos, el tablero del auto y un poco en su mejilla.
—Tienes enterrado un trozo de vidrio en el dorso de la mano —Felix se agachó con cuidado y acarició el interior de sus muñecas, Mark volvió a gemir, tembló, parecía un gatito asustado— no voy a juzgarte, Hyung, pero... —se estiró para sostener el teléfono que estaba entre las piernas de su hermano, sabía la clave así que ingresar no fue difícil— tienes llamadas perdidas.. 3 mías, 4 de Jungwoo, 5 de Ten, 2 de Yukhei, 3 de Taeyong y 2 de Alyn ¿Comprenderás que estamos preocupados por ti?
—Alyn... ella…
—Tranquilo, hablé con ella, le contaron que estuviste desmayado y que te ausentaste de las prácticas, no es porque... apareció el hombre que amabas.
"El hombre que amabas".
Los hombros del mayor se agitaron mientras agachaba la cabeza, esto parecía una pesadilla de la que no estaba despertando, lo que debiera ser una noticia que colmara su alma de alegría, estaba siendo una situación realmente triste. Felix sostuvo su rostro con ambas manos y dejó que Mark llorara en silencio un par de segundos. Frágil como una flor marchita, sí, eso parecía.
—Hablé con Taeyong, creo que es importante que sepas un par de cosas —cerró la puerta del conductor, rodeó el auto bajo la mirada confundida de Mark y se sentó en el lado del copiloto, ambos estaban absolutamente solos en ese lugar del estacionamiento— parte de la mentira que crearon se hizo verdad, en los registros aparece que vivieron en un orfanato de Nueva York hasta que cumplieron la mayoría de edad, incluso hay foto de ellos siendo niños cuando nunca lo han sido, creen que es una coartada que Dios les obsequió... en esas mismas fotos aparece Youngho.
La punta de sus dedos tocaron un par de manchas de sangre en la piel de su brazo izquierdo, aquel hecho parecía totalmente irrelevante ahora que había visto al "ex demonio" frente a frente. Guardó silencio, las lágrimas seguían cayendo, podía sentir la tensión de su hermano menor.
—Mark, no puedes seguir negando el hecho que aún no superas a Youngho...
—¡No me reconoce! Maldita sea ¡He llorado y he sufrido por su ausencia como nunca creí sufrir! Y... ¡¿Me observa con tanta indiferencia después de todo lo que vivimos juntos?!
Felix tomó aire un par de veces, su hermano necesitaba que le tuvieran paciencia,
—¿Y si es parte de la condición para dejarlo volver a ser humano? Despierta, Hyung, acabas de ver a Youngho, el demonio que se sacrificó para que yo esté aquí hoy hablándote y conteniéndote, acaba de regresar, el destino los volvió a unir... ¡Vamos a tener que luchar!
—Ese es el problema Felix, que no sé si me sienta en condiciones de querer luchar.
El aludido meneó la cabeza tratando de invocar a Dios, necesitaba tolerancia, Mark estaba aún en estado de shock.
Con un paño que mojó con el agua en botella que cargaba en su mochila, Felix limpió el rostro de su hermano y los lugares donde había dejado manchas de sangre, iba a tener que llevarlo a una clínica, iban a tener que suturarlo. El mayor no estaba en condiciones de manejar así que tomó el control del volante, pero antes de encender el vehículo, el teléfono de su hermano sonó.
La foto de Alyn apareció allí pero esta vez decidió no meterse, había que resolver los problemas con ¿Una mentira?
—¿Hola? cariño...
—¡Dime dónde estás! —su voz aguda era reflejo de su estado de ánimo, estaba ansiosa— mi amor...
Felix meneó la cabeza diciendo un "no", Taeyong había expuesto las intenciones de Ten por apoyar a Youngho y por esta vez sintió que debía hacer lo correcto. El castaño lo miró un par de segundos antes de volver la mirada hacia el frente, el calor en la nuca por aquellos pequeños gestos para despertarlo había sido muy potente, aún podía sentir los dedos de aquel hombre.
—Mi amor, esta vez quiero descansar en mi cama ¿Sí? solo me desmayé, me faltó el aire, eso es todo... iré al médico para evaluarme y...
Continuó hablando para tratar de sosegarla, como su pareja era normal que se asustara, pero en este preciso momento en el que la causa de su ataque de angustia era el demonio que había amado, prefería optar por mantenerlo en secreto.
Cortada la llamada, cerró los ojos y hundió el cuerpo en el asiento tratando de descansar antes de llegar al centro asistencial. La imagen de su bello rostro, su sonrisa, su ceño fruncido preocupado, aquellos ojos color miel y su presencia tan profesional, todos esos detalles provocaron que volviera a llorar en silencio.
Casi parecía un capítulo más de sus tristes sueños.
"Hyung, lucharemos para que todo esté bien" dijo Felix. ¿Aunque era posible? A Youngho, ahora
convertido realmente en Johnny Suh, le habían robado todos y cada uno de sus recuerdos incluyendo donde había amado al cordero.
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