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"La obsesión del demonio" Cap 8: I'm not gay!



Saciar una necesidad que no creía conocer era su único objetivo en este momento, sus enormes brazos cubrieron la espalda de Mark Lee mientras sus entrepiernas volvían a friccionarse con ímpetu. A pesar que el muchachito llevase un pantalón deportivo y él solo ropa interior, podía sentir como su pene volvía a endurecerse.


—Señor... Suh.


Beber de su boca, succionar sus labios, escucharlo gemir una y otra vez, el íncubo estaba entrando en un estado hipnótico donde todo lo que podía hacer era brindarle a su esencia demoníaca lo que le pedía... el placer.


Pero de pronto los párpados de Mark Lee empezaron a pesar en demasía, los movimientos de su boca se volvieron más lentos, dejó de frotar su cadera contra la de su profesor, soltó el cabello oscuro de aquel "hombre" y acomodó su rostro contra el cuello de este permitiendo abandonarse en la oscuridad repentina.


Johnny detuvo todo beso o caricia cuando se dio cuenta que el estúpido corderito no le respondía y de inmediato comprobó con un dedo en el cuello que seguía viviendo. Chasqueó los dedos para que la luz de la habitación se encendiera y tener mayor visibilidad de su estado, su piel estaba aún más pálida, sus labios algo violáceos, sus ciclos respiratorios más lentos. No lo había matado pero sí robado demasiada energía en las caricias.


—Imbécil, estúpido humano imbécil.


Si lo abandonaba podía morir en unas horas y todo el juego se habría acabado.


El demonio observó con sus ojos rojos al muchacho que dormía sobre su cuerpo y lo detestó, lo detestó por no ser capaz de clavarle unas garras o follarlo hasta que diera su último aliento. No estaba rompiendo ningún código de "ética del mal" mientras tuviera en claro que tarde o al temprano iba a asesinarlo ¿Cierto?


Flash Back


La mano de aquel hombre descendió lentamente por su espalda hasta descansar en la base de ella, pegando su cuerpo al suyo como si ambos se fundieran, estuvieran hechos el uno para el otro

o ambas cosas.


Jungwoo sintió sus mejillas arder y miró hacia el lado, tenía muy viva la imagen en su mente de aquel "vedetto" penetrando a la muchacha, de su mordida en la nuca de esta y sus ojos cuando cruzaron miradas en el momento preciso en el que se corrieron cada uno a su lado. Solo medía 4 centímetros menos pero ahora se sentía como si fuese mucho más la diferencia de estatura, aquel hombre era imponente y demasiado sensual.


—¿Te han comido la lengua los ratones? —murmuró y pudo entenderle, extraño cuando en realidad la música estaba muy alta.


El coreano descendió la mirada a sus pies pero la mano del otro sujetó su barbilla y la subió.


—¿Cómo te llamas? —dijo cuando sintió valentía para hablarle. Casi había susurrado pero el rubio lo escuchó.


¿Vio vacilación en sus ojos? un pequeño gesto en sus labios era suficientes para ser llamados como indicios de sonrisa.


—¿Yo? ... Lucas Wong —sus cuerpos se mecían con lentitud, los demás parecían enérgicos bebiendo y sacudiendo la pista de baile con algo parecido a música electrónica— ¿Y el tuyo?


—Jungwoo Kim... Kim Jungwoo para ser preciso.


Yukhei levantó la mano y la descansó en la mejilla del muchacho, su niño era precioso y aunque sabía que borrarle la memoria le había salvado la vida, dolía que no recordase todo lo que habían hecho juntos.


Cada día que pasaba, cada segundo en el que aquel hombre lloraba por ser discriminado por sus propios padres, el demonio se inquietaba y su deseo por matarlos era más fuerte, pero ¿Podría traspasar las barreras y hacer algo que no estaba en su misión como íncubo?


"Te extraño tanto, Snoopy" pensó, "Ni siquiera debería hacerlo, ni siquiera debería estar enamorado de un humano".


—Yo te vi, bailando en el salón aquella noche ¿Qué eres?


"Un demonio, un asesino, la pesadilla de los humanos, ni siquiera querrías saberlo" sonrió con burla para sí mismo.


—Un bailarín, un cantante aunque por una buena suma de dinero podría ser un prostituto.


Quería ver la reacción en esos preciosos ojos, quería ver temor o desprecio para convencerse de que era mejor alejarse, pero aquel muchacho miró el suelo con las mejillas ardiendo y podía notarlo a pesar que el juego de luces se lo impidiera, podía sentir su corazón palpitar, podía sentir su entrepierna endurecerse con los pensamientos sucios que venían en su cabeza.


Sabía que había venido porque los cretinos de sus padres le habían negado el derecho de divertirse en el campamento, tenía potencial para hacer lo que otros le decían que no hiciera y eso lo atraía más.


Se mecieron con mayor ritmo cuando el juego de luces y la música se volvió más rápida, Jungwoo abrió sus ojos perplejo cuando se fue hacia atrás y luego regresó y chocó contra el torso de aquel hombre, como un paso de baile apasionado, como un juego.


Creyó haber visto los ojos rojos en ese tal Lucas, pero estaba seguro que eran los rayos de las luces

de neón del dancefloor.


—¿Qué edad tienes? —se atrevió a preguntar, sus rostros estaban muy cerca, se sentía particularmente caliente y atrevido— deberías correr... yo... yo tengo 19 años pero aún estoy en el último año de secundaria.


Yukhei acarició su barbilla sintiéndolo temblar. Incluso si borraba su memoria, el cuerpo parecía responder de la misma manera al tacto. Ambos estaban calientes.


—"lt's okay man" —rosó sus labios en el costado de Jungwoo, absorbiendo todo su delicioso aroma.

Aturdido el coreano sostuvo las solapas de su traje formal oscuro, casi parecía un uniforme lo que lo hacía lucir aún mejor— "When it comes to love, age doesn't matter."


Finalizó la frase depositando un beso tímido en el pequeño lunar que tenía el muchacho sobre sus

labios, al costado izquierdo de su rostro.


Danzando, casi abrazados, el coreano lo miró a los ojos perplejo. Tenía motivos de sobra para empujarlo y alejarse alarmado ¡Era un trabajador sexual! pero muy por el contrario, solo podía quedarse allí disfrutando del nuevo amigo que estaba haciendo y dejarse llevar por el encanto natural que emanaba.


Estaba literalmente bailando con el demonio.


Fin Flash Back



Yukhei cruzó sus brazos a la altura de sus pectorales viendo con cariño como Jungwoo dormía plácidamente abrazando a su amigo tailandés por la espalda. Mientras que Taeyong observaba la escena con seriedad como si meditara sobre sus propias acciones, ambos eran invisibles ante los ojos del ser humano en este momento, pero sus aspectos eran en su esencia aquellos demonios desnudos con sus enormes alas negras rozando el suelo y ojos rojos llenos de "maldad".



Flash Back


Chittaphon Leechaiyapornkul extendió los brazos hacia arriba cuando el hombre de pelo rojo lo

empujó contra una pared, en una habitación de lujo en aquel club sexual. Miró excitado aquellos

ojos rasgados y rostro precioso, podía perderse toda una vida observándolo así como el demonio

deseaba estar toda una existencia follándolo mientras lo escuchaba gemir.


Ambos miraron hacia arriba cuando cerró sus muñecas en unas esposas que colgaban del techo hasta la cómoda altura de sus brazos, no tenía posibilidad de escaparse y no, tampoco tenía ganas de hacerlo.


—¿Qué sucedió esa noche?


—Te iban a asaltar ¿Se te olvida? estabas tan borracho que tuve que tomarte entre mis brazos,

tú mismo en tu estado me dijiste donde vivías e incluso me pasaste las llaves... créeme que soy muy silencioso cuando quiero serlo.


"Te hice dormir, atravesamos las paredes de tu casa", pensó.


Y ya estaba, esa era la gran lógica para haber sido arropado en su cama ¿Había sido el chico de pelo rojo? ¿O él mismo?


Antes de abrir la boca, las manos del vedetto abrieron en un solo movimiento toda la camisa para dejar expuesto el torso desnudo del tailandés.


Lamió sus labios hambriento, recorrió la zona con su boca escuchándolo jadear, escuchando las

esposas chocar entre ellas en el intento torpe por mover sus manos.


—Voy a hacerme cargo de esto —abarcó con su mano toda la entrepierna del humano y la apretó,

seguía duro pero ahora mucho más— soy un hombre de palabra.


Ten pestañeó aturdido, con sus labios brillando con la luz tenue de la habitación, un brillo que atrajo al íncubo como la luz a la polilla o el polen a la abeja. Taeyong se acercó, sostuvo su barbilla y lo besó apasionadamente, exigiendo que abriera su boca para poder saborearlo. La cadera del tailandés lo buscaba hambriento, acompañaban el ambiente con gemidos y sonidos obscenos de besos.


—Por favor, señor, por favor.


Los besos de Taeyong se detuvieron a medio camino. ¿Señor? ¿Por qué era tan formal ahora, de repente?


Miró el suelo, estaba tan caliente que sus ojos rojos estaban saliendo a flote. Si lo penetraba ahora iba a matarlo, no se había preparado para lo contrario.


Descendió su boca lentamente por los relieves de su torso, mordisqueó sus pezones, mordisqueó

todo el abdomen y los pequeños pelitos que formaban su camino bajo el ombligo. Con ambas manos expertas descendió el pantalón hasta sus tobillos al igual que su ropa interior, momento preciso en el que su miembro erecto se presentó con tanto placer frente a su rostro.


Sí, esto iba a robarle energía, pero no iba a matarlo, no porque realmente no tenía las intenciones de hacerlo... ahora.


Abrió su boca para introducir su pene dentro de esta, chupó con tanta experiencia que el muchacho lanzó palabras en tailandés que otros no entenderían pero él como demonio sí captaba el mensaje.

Acarició sus nalgas redondas con fuerza para chuparlo más posesivamente. Ten tenía los ojos cerrados, retorciendo los dedos de sus pies y rogando porque lo lamiera hasta el fondo.


Sus súplicas solo alimentaban al demonio.


—Sabes tan bien, pequeño ¿Vas a correrte en mi boca " mi dulce coco"?


Sus labios chuparon la cabeza de su pene sin quitarle los ojos de los suyos, tanta fuerza que

salió un alarido desde la garganta de Ten. Incluso si lo probaba con tanto gusto, el íncubo tenía la

capacidad de levantar una ceja y sonreír con el pene en su boca, un gesto atrevido que hizo romper en un orgasmo a un ya excitado humano.


Lo bebió, tragó cada gota de su semen antes que el tailandés cerrara sus ojos, antes que el íncubo

chasqueara los dedos para que las esposas desaparecieran y contener contra su cuerpo a un humano desmayado. Su propio pene estaba tan duro que después de dejar descansar a Ten, iba a tener que follar con una horda de mujeres para alcanzar algo de un orgasmo.


Fin Flash Back


Yukhei miró a Taeyong y chasqueó los dedos para que ambos desaparecieran y reaparecieran en

un departamento de lujo que había adquirido en Vancouver, algo que utilizar que no fuese el club

sexual.

El pelirrojo se paseó inquieto por toda la sala de estar, ninguno encendía la luz porque la oscuridad

de la noche era la mejor amiga, ambos podían ver a través de ella como el infrarrojo.


Yukhei no había llegado a follar a Jungwoo, ni siquiera le dio un beso pero hizo de su baile y la

despedida lo demasiado "encantadora" para que el humano quedase prendido. No era capaz de

ser duro y apartarlo de él para que las cosas no se repitieran, el coreano era su debilidad.


Por otra parte Taeyong tuvo que borrar un poco los recuerdos de Ten cuando este estuvo con la súcubo, darle cerveza a la fuerza y salpicar su ropa un poco, era la única forma de que creyera que en realidad estaba con resaca y no empezara a cuestionar cosas.


—No te preocupes, Kim Jungwoo vio cuando Ten estaba entre tus brazos, olfateó la cerveza, enemos la coartada perfecta.


El demonio de pelo rojo y piercing miró por la ventana con las manos en los bolsillos, la ansiedad

en su pecho estaba creciendo.


—¿Hasta cuando es tolerable jugar con la víctima? —volteó a ver a Yukhei que abrió sus ojos en demasía— Yo no quiero acabar como tú, lamentándome por un humano todo el tiempo.


Podría rebatirle pero era cierto, aunque sonreía y cometía crímenes aberrantes seguía prendido de un humano.


—Y si no quieres hacerlo ¿Por qué no lo follaste hace un rato y acabaste luego con él? ¿Solo porque encuentras divertido jugar? —meneó la cabeza— Taeyong, los humanos son estúpidamente débiles pero también muy peligrosos, ellos tienen el poder de atraernos y acabar con nosotros. Haz la prueba, cuando Ten te mire directamente a los ojos piensa si serías capaz de quitarle ese brillo y esa sonrisa para siempre... —dejó una mano en el hombro del demonio— si incluso una partícula de tu malvada esencia se remece, estas acabado.


Taeyong gruñó con sonidos de ultratumba antes de romper el vidrio de una ventana con la frecuencia del sonido. El chasquido de un "despreocupado" Yukhei volvió la ventana a su estado anterior. El pelirrojo se despeinó desesperado, sus ojos rojos parecían más humanos.


—Puedo apostar mis alas que Youngho va por el mismo camino, él es peor que todos nosotros, él

no lo admitiría con facilidad porque es el "íncubo perfecto" —levantó una ceja y dejó que su dedo

índice emanara fuego azul— pero sufrirá de múltiples maneras, le tocó el más religioso de todos — chasqueó sus dedos para cambiar su apariencia— lo que es yo, iré a follar a unas cuantas humanas por allí para calmar la puta erección que llevo.


—A este pasó acabaré con una nación completa — contestó Taeyong mirando su pantalón tenso antes de desaparecer y asesinar unas cuantas mujeres.


Era la única forma para ambos de compensar lo que tenían en el interior, un sentimiento prohibido para alguien despreciable como un demonio.


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Abrió la puerta con cuidado y la cerró tras su espalda, la habitación estaba en las penumbras y él se sentía demasiado cómodo con eso, pero tenía que aparentar las cosas y tomar una actitud diferente. Se paró frente a la ventana y las corrió con cuidado dejando que los rayos de sol entraran en la habitación.


Allí en la cama estaba Mark Lee hecho un ovillo con los ojos abiertos y una pluma negra entre sus dedos con la que jugaba ausente de lo que lo rodeaba.


Youngho maldijo una y mil veces antes de cruzar los brazos y hablarle con calma, la calma que no

sentía.


—Tus compañeros ya se fueron a la excursión a las montañas, me dejaron a tu cargo ¿Así que te duele el estómago?


El muchacho no respondió, solo miró la pluma negra en absoluto silencio. Youngho dejó una tasa

de té caliente junto a una bandeja con almuerzo, pero cuando iba retirarse la voz del corderito llamó su atención.


—No crea que no recuerdo lo que sucedió anoche — murmuró con la garganta seca, sus ojos estaban hinchados, sus pómulos con marcas, había llorado demasiado— es un ser despreciable.


—Tus palabras son un honor —murmuró con una sonrisa ladeada, el niño sufría y era su culpa,

satisfecho era poco— come eso y... —no pudo quitar la vista de la pluma que tenía Mark Lee en sus manos, no entendía porque se le había caído una anoche— y... descansa.


Antes que pudiera irse, Mark le lanzó la taza de té a la espalda mojando su ropa por completo. Tenía suerte de que Youngho fuese un demonio, nada humano podía herirlo, toleraba el calor y el frío en extremos como todo ser sobrenatural.


Iba a contar hasta 10 pero el llanto de un hombre desesperado llamó su atención. Volteó lentamente hacia la cama del muchachito y lo allí con el rostro entre sus rodillas y los brazos rodearlas por completo, su espalda se sacudía, su angustia era palpable, estaba enloqueciendo.


—Yo no soy gay ¡Yo no soy gay!


Los quejidos, el lamento, era una tristeza que no conocía y él como demonio sí conocía bastantes.


Lo miró fijamente con el rostro ladeado, estaba aterrado, un miedo, una negación, un rechazo a sí

mismo.


—Estaba borracho, estaba borracho... ¡Yo no soy gay! —quería sentir compasión por él pero no

lo sentía, en cambio la ira contra los padres y la religión del cordero aumentaba— ¡Todo estuvo mal!


El íncubo se sentó en un sofá cercano a la cama y lo observó con atención, estaba en una crisis nerviosa y no podía ayudarlo con eso. ¿Por qué los humanos tenían que sufrir por el hecho simple de que les gustase o no algo? ¿Por qué tenían que complicarse las cosas?


Anoche después que el muchacho se desplomó en su cuerpo posterior a un orgasmo y muchos besos, Youngho lo acostó en su cama y lo cubrió con sus alas esperando que falleciera, pero no lo hizo, Mark Lee se acurrucó contra sus pectorales como si fuese lo único que tenía en el mundo.


El demonio no tenía idea pero le había brindado energía sin desearlo.


Tenía opciones, podía tocar la frente de Lee y borrar selectivamente el episodio de anoche pero

eso hería su orgullo y no, no iba a permitírselo. Se acercó hasta esa cama, sostuvo con violencia el

rostro de aquel hombre y miró sus labios rojos con hambre. Tanta fue la sorpresa que el muchacho

abrió sus ojos enormemente y silenció.


—Anoche me rogaste que respondiera tu beso, tú mismo te subiste a mi cuerpo ¿Te obligué a esas

esas cosas? ¿Fui yo el que te buscó? no corderito — susurró, quería besarle de nuevo, tomarlo entre sus brazos y dejar que se fundiera contra él, pero nunca rogaba por nada— a mi tampoco me gustan los hombres, pero... —"Solo tú me vuelves loco" pensó con ira— soy una persona orgullosa de su historial sexual... ahora, espero no te me acerques más, eres un maldito ilegal.


Caminó directamente a la salida escuchando como volvía a estallar en desesperación y terror. Miró al cielo con burla cuando caminaba por el pasillo.


'¿Así haces sentir a tus fieles, maldito Dios?'



Sábado 5 de mayo 2018, 1 semana y 4 días después, Vancouver.


Jungwoo le pegó un codazo en el costado al tailandés para que se diera cuenta de lo que hablaba era cierto, Mark parecía totalmente apagado.


Félix era el único que lograba sacarle una sonrisa pero después de muchos intentos, su hermano mayor se excusaba diciendo que estaba preocupado por las pruebas de admisión en las universidades cuando en el fondo sabía que algo ocurría. Habló con Jungwoo por teléfono y sí, en la escuela su comportamiento era más pacífico ¿Qué estaba pasando en verdad?


El muchacho había salido con sus propios amigos, pero les rogó a los amigos de Mark que lo visitaran y le sonsacaran información.


Ten frunció el ceño asintiendo, dejó la porción de maní en el plato y se sentó al lado del muchacho

mientras que Jungwoo cambiaba de posición y hacía lo mismo al otro lado.


—Te conocemos lo suficiente como para saber que algo sucedió —apretó los puños— ¿Alguien te hizo daño?


Meneó la cabeza, nadie le había hecho daño más que él mismo.


—Mark, en clases casi no hablas, se suponía que después del viaje a la reserva nos contarías todo

pero estás hermético respecto al tema, las pruebas a la universidad no son el problema porque te

ganarás una beca y una admisión especial... En serio ¿Qué sucede?


El muchacho alzó la mirada hacia el frente, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su nariz estaba roja

las manos le temblaban. Jungwoo le estiró una mano que gentilmente sostuvo, aprovechó aquel

contacto para levantarlo de la orilla de la piscina y abrazarlo fuertemente antes que Mark terminara estallando en un llanto con los dedos enterrados en su cuerpo.


Fue una comunicación distinta, no necesitó palabras para entender el mensaje porque el tipo de llanto y ese miedo que emanaba lo reconocía. Sorprendido le hizo un gesto a Ten, una sola afirmación con la cabeza fue suficiente también.


—Llora todo lo que quieras, sabes que nos tienes a nosotros ¿Verdad? eso es lo que importa —susurró con su voz característicamente suave.


Y así lo hizo, lloró y se quejó contra el cuerpo de su amigo dejando que por otra parte Ten secara

continuamente sus lágrimas. Lo sabía, no era necesario que lo confirmara con su voz. Algo le sucedía a Mark con una figura masculina y podía apostar todo a que se trataba del señor Suh.


—Esto no es normal, las cosas no deberían ser así —se quejó— me van a matar.


Jungwoo tragó sus propias lágrimas, los padres que tenían nunca le quitarían la vida por ello, solo podrían rechazarlo o tratar de negar lo de la homosexualidad para no sufrir, incluso si pasaban a llevar tan feo a sus hijos.


Continuó llorando mientras le susurraban que no se asustara, que lo dejara fluir pero él a diferencia de ellos tenía muy impregnado lo de la religión, lo prohibido, el castigo, lo que debiese y no debiese ser.


Un poco agotados los 3 terminaron sentándose nuevamente a la orilla del agua, no querían presionarlo a algo, querían que las cosas salieran fluidamente de su boca.


—Voy a curarme de esto, les juro, a mi me gustan las mujeres...


—¿Puedo preguntarte algo, cariño? —asintió a duras penas, su barbilla temblaba, realmente estaba entrando en pánico— ¿Alguna vez te sentiste diferente respecto a esto?


—Jamás, nunca, pero... —gimió, su boquita era un lío entre las quejas, el miedo y las lágrimas— no

entiendo. Soy un enfermo.


Jungwoo miró a Chittaphon y lo dejaron pasar, Mark Lee siempre había sido abierto de mente respecto a la sexualidad de sus amigos, lo que decía solo era por la negación y el rechazo a lo que pudiese ocurrir si daba un paso más allá.


El coreano sostuvo el rostro de Lee y lo miró fijamente, sentía pena por él, estar en esa etapa no era bonita pero a diferencia de los demás, Mark tenía apoyo de personas con experiencia en el tema.


—Mark, por favor... duele más si tratas de negarte a esto...


—Yo no puedo ser gay, no puedo ser gay ¡No puedo por favor entiendan!


Se pararon de su lado mirando alrededor de forma pensativa, no iban a sacarlo de su pensamiento así que debían buscar otros métodos. Chittaphon se lanzó al agua un momento para darle tiempo, Jungwoo hizo lo mismo mientras nadaba como un pez libre.


El tailandés había estado tentado de volver y probar los límites del vedetto peligroso, pero la universidad y el trabajo en ella lo mantenía ocupado, no había noche o ducha en la que no terminara masturbándose pensando en él.


Jungwoo por su lado soñaba constantemente con la sonrisa y los ojos preocupados de "Lucas

Wong", se sentía curioso pero también tenía sus límites, mientras viviese con sus padres no podía

arriesgarse a volver a equivocarse.


Después de nadar en silencio, se acercaron a la masa temblorosa de su amigo y lo abrazaron por las piernas mojándolo, ambos pusieron su mirada más alentadora. Para eso estaban, para brindarle apoyo, para eso eran los 3 mosqueteros.


—¿Qué sucedió con el señor Suh? no vamos a juzgarte Mark, pero necesitar sacar todo para

afuera.


Lee miró el cielo y suspiró secándose las lágrimas, su mente era un lío, incluso infringirse daño podía ser una opción pero luego recordaba a Felix y desechaba esas ideas, su hermano lo necesitaba, su hermano no le había ganado a la leucemia para ser deshonrado de esa manera.


—Bebí vino caliente con algunos compañeros y terminé afuera de la habitación del señor Suh...

cuando lo vi, sentí ira, todo su maldito rechazo, toda su indiferencia únicamente conmigo se transformó en... —sus mejillas se sonrojaron, pero sus labios temblaron, sus ojos volvieron a

humedecerse— se transformó en deseo y en uno que no había sentido antes.


Asintieron sin intervenir. Mark repasó las manos en su rostro pero esta vez observó el frente, se mordió el labio inferior.


—Terminé sentado sobre sus muslos pero de una manera tal en la que nuestras caderas encajaron a la perfección, podía sentir su erección... solo llevaba ropa interior y una camisa negra, podía sentirlo todo, mi... mientras le decía en su cara todo lo que pensaba empecé a mecerme contra su cuerpo para calmar la excitación, pero él también pareció nublado, me sujetó del trasero y me aferró más... ahí perdí la cordura, no pude detenerme, vi sus labios y lo besé pero él no respondía hasta que le rogué que lo hiciera ¡Le rogué!


Ten y Jungwoo emergieron del agua y se sentaron a su lado, querían contener la emoción, movieron sus pies inquietos, cualquier ser humano que tuviese la oportunidad de tener contacto con ese Adonis era afortunado pero para su amigo implicaba sentimientos contradictorios.


—Y después de eso me besó tan fuerte y tan exigente que volví a excitarme... es la primera vez

que doy un beso y fue con mi profesor ¿Se dan cuenta de lo enfermo que soy?


Podía insultarse todo lo que quisiera pero no iba a cambiar el hecho que incluso ahora pensando en aquella escena, su cuerpo el exigía estar cerca de él.


Entre murmullos relató el episodio del día siguiente y como desde entonces el profesor se alejó más, ni siquiera le hablaba bajo o de mala manera, simplemente lo ignoraba por completo. El campamento fue más una tortura que un disfrute y los días de clases de esta semana fueron la misma historia, el día de deportes el señor Suh ni siquiera lo miró en el partido de básquetbol, ni siquiera se lo topaba en los pasillos. Y sí, tenía pánico de que hablase con el director, de ser apuntado como un fenómeno.


—Mark, independiente de todos los cuestionamientos morales que tienes, por favor sé sincero contigo mismo, abandona esas voces y esos miedos —Ten aferró sus manos ansiosas, el pobre temblaba en demasía— ¿Te gusta tu profesor, Johnny Suh?


Sus ojitos volvieron a llenarse de lágrimas y asintió llorando en silencio, la obsesión por ser aceptado solo se debía a una cosa.


—Me gusta... —gimió—me gusta demasiado.


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