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"Imposible" Capítulo 2: Una pelea




5 días después.


—¿Eres feliz dónde estás? —le preguntó su madre a través de la pantalla, usar "Skype" era mucho mejor que el teléfono porque así podría apreciar su rostro.


—Me gusta mucho este nuevo lugar, solamente que es muy grande y aún no me acostumbro a la forma de vida que tienen.


—Hay que agradecer que te tocó una familia de buen corazón, ayer hablé con la señora Seo y es increíblemente encantadora... si hubiese sido lo contrario no me hubiese importado el dinero y te hubiese traído de vuelta a casa.


La conversación tocó otros temas y aunque ella había querido averiguar como había sido su primer día en esa casa, contó todo menos la escena del espionaje sexual, había que mantener una imagen ¿No? Después de media hora y un par de insistencias, se vio obligado a mandarle un beso a través de la webcam antes de cortar con la comunicación.


Se le formó una mueca colmada de tristeza cuando vio su reflejo en la pantalla apagada del computador, la frase de "traerlo de vuelta si la situación hubiese sido otra" le anudó la garganta. Su familia era de clase media que consideraba mucho más valioso el trato humano y el amor por sobre la fortuna o un título universitario, aprender a soltar las alas y viajar a Corea no era una tarea fácil para ellos, mas, sabiendo que los Seo lo trataban como un príncipe se sentían mejor. Tenía los mejores padres del mundo y por eso no iba a decepcionarlos ¿O sí?


—Tu hijo es gay, mamá —susurró.


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—¿Hice algo malo? —murmuró Mark mientras rascaba su cabellera oscura.


El asistente Choi estaba sentado detrás de un escritorio con un par de sobres sellados y la mirada fija en él, ambos tenían una improvisada reunión en una oficina dentro de la mansión y no entendía la razón.


—El señor Seo me pidió que las dos primeras semanas estuviese más seguido en casa por usted, es nuevo y puede necesitar instrucciones o aclarar dudas... pero he notado que apenas ha salido de su habitación, salvo para comer —a pesar que no era muy expresivo podía notarse desde lejos su buena disposición—¿Se siente bien?


Después de la discusión con Johnny no se había atrevido a explorar otros rincones de la gran casa por miedo a encontrárselo, salvo por los horarios de comida no salía de su habitación.


—Sí, es solo que todo esto es distinto a lo que tengo en Canadá, además que es muy grande y nuevo para mí... —no estaba acostumbrado a hablar con extraños pero se estaba superando a sí mismo, trataba de encontrar palabras correctas— y no quiero fallar, quiero hacer las cosas bien.


—Entonces hablaremos sobre la familia Seo.


En los siguientes minutos tomó nota mental de toda la información y fotografías que Choi Dong Ho le iba mostrando. Los Seo eran dueños de "Keullobo" (클로버: en español se traducía a trébol), un conglomerado.


—Señor Lee ¿Conoce a Lotte?


—Sí, están en todas partes, en muchas ramas como centros comerciales, comida...


—Lotte es un conglomerado, es decir un grupo de empresas que tienen actividades cruzadas entre sí pero que apuntan a distintos objetivos como alimentación, comercio, finanzas. Es por eso que usted ve centros comerciales Lotte, parque de diversiones, productos de comida, tarjetas de crédito, tienda de electrónica, entre otros.


Y ahí había comprendido que eran dueños de algo muy grande, tal vez no a la misma altura porque había nacido en la década del 90 pero Keullobo se había convertido en la competencia y dolor de cabeza de Lotte, no solo en Corea sino que de forma internacional. Mark ni siquiera hizo el intento de calcular la fortuna de la familia, no quería dolor de cabeza.


—Los Seo son una familia mucho más grande que los que viven en esta casa, sin embargo el hijo mayor y CEO de Keullobo es Seo Shin Hyuk, el hombre que le ha otorgado a usted la beca.


Mark no sabía que decir, con aquella información se sentía mucho más presionado a estar a la altura de los dueños de casa o de responderles de alguna manera. El asistente continuó educándolo, a fin de cuentas era lo que el canadiense deseaba y lo que debía entender si quería vivir en esta casa.


—Y si el señor Shin Hyuk y su esposa se dedican a este lado empresarial —bajó el tono de su voz— ¿Qué hay de Young Ho y por qué tiene dos nombres? —sintió que sus mejillas se sonrojaban con solo pronunciar el nombre de ese idiota.


—Él nació en Chicago, Estados Unidos, sus padres decidieron ponerle Johnny porque a fin de cuentas sería criado en ese país mucho tiempo... no quiso vivir en este país cuando decidieron volver así que continuó sus estudios y vida allá. De alguna manera no quería hacerse cargo de algo tan grande como el grupo Keullobo así que estudió leyes en Harvard, pero ahora después de ser convencido por su padre decidió inclinar su área hacia la parte empresarial haciendo una maestría y luego un futuro doctorado... —frunció el ceño— por cierto, su nombre coreano es Young Ho y es el que usa según su estado de ánimo.


A pesar que el asistente Choi continuara educándolo respecto a la familia solo podía procesar la mitad de la información. El cerebro de Mark creía mucho más interesante evocar cada delicioso detalle de Johnny teniendo sexo, sí, como cada noche desde que había ocurrido.


Después de media hora el asistente le entregó dos tarjetas de crédito recordándole que con una podía retirar dinero en efectivo de un cajero automático para gastos diarios y menores, mientras que con la otra podía pagar de forma directa cosas mayores y a largo plazo.


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Presionó su frente un par de veces para disminuir el dolor de cabeza que había comenzado, la información era demasiada y no creía que pudiera retenerla. ¿Cómo lo iba a hacer cuando se iniciaran las clases? Alabadas las personas que se desarrollaban en el área por saber tanto, no era lo suyo. Las palabras del señor Choi no solo se enfocaron en darle clases de economía o algo por el estilo, le pidió que saliera a conocer Seúl. Para tener mayor independencia no aceptó que lo fueran a dejar o hacer una visita guiada, debía crecer.


Cuando bajaba por los últimos peldaños de la escalera exterior vio con sorpresa como un auto de lujo se estacionaba a solo unos pasos de él. Tuvo un mal presentimiento que se hizo realidad cuando vio a ese hombre descender con gracia del vehículo. ¿Estaría trabajando? Vestía de una manera difícil de no catalogar como encantadoramente formal pero antes de darse cuenta que se había quedado perdido en su presencia, Mark desvió la mirada hacia el frente y siguió caminando a la salida.


No, no iba a ser capaz de soportar el tenerlo a su lado si se quedaba parado y comprobar cuán alto era, su corazón se había descontrolado y prefería seguir el plan de amainar su naturaleza gay. "Sí, claro, casi te corres con cada pensamiento de su cuerpo desnudo" le dijo burlonamente su conciencia.


Johnny desvió su mirada llena de molestia hacia el "niño" nuevo, había buscado la manera de acusarlo sin revelar su "propio pecado" pero no la había encontrado, de paso recordó que con lo caliente que había estado en ese momento no había cerrado la puerta.


—Mi culpa, sí, claro —murmuró pensando que podrían iniciar una pelea ahora mismo, pero para su decepción el canadiense siguió su rumbo fijo a la salida ignorándolo.


[Relata Mark]

Desde el día de la discusión es que no lo había visto en vivo, había olvidado lo arrebatador que podía llegar a ser. Sentí su mirada clavarse en mi nuca, una mirada que si tuviese rayos láser me hubiese decapitado allí mismo.


Tenía teléfono nuevo, tenía dinero y mi identificación. Recorrí un par de calles del centro de la ciudad mientras tomaba fotografías para enviárselas a mis padres, estaba seguro que extrañarían su amado Seúl. Me acerqué con curiosidad a un puesto de comida y pedí con una sonrisa 3 palillos de pastel de pescado.


Aigoo, eres un muchachito muy guapo, te regalaré el cuarto —dijo la ajumma antes de entregármelo, no pude evitar pensar en mi abuela— ¿Estás solo? tengo una nieta guapísima de tu edad.


—Me alaga su interés pero en este momento no busco a nadie, kamsahamnida.


Salí de allí tan rápido como pude, si no buscaba relación con un hombre ¿Por qué querría estar con una mujer? no era un hombre bobo, podía admitir cuando una mujer era guapa pero nada más que ello, mi cuerpo simplemente parecía apagado si pensaba en el sexo femenino como una pareja o algo por el estilo.


Caminé hacia un parque pensando con angustia lo mucho que a Donghyuck le gustaba el pastel de pescado. Nunca en mi vida había sufrido una decepción amorosa excepto el día en que decidí declararme a mi mejor amigo.


Mi corazón se había roto casi literalmente en pedazos cuando su mirada de pánico y de asco fue dirigida hacia mí, sabía que Haechan (sobrenombre que le puse) le gustaban las chicas y constantemente después de aquel accidente me preguntaba porque me había atrevido a contarle. Idiota, había creído que podía tener esperanzas de corresponderle.


"¡Eres un jodido gay!"

"Ya basta, baja tu voz... por favor, haz de cuenta... de cuenta que no te he dicho nada"

"Que asco, Mark, que asco... ¿Por qué yo?"

"Sí, soy gay desde pequeño, eres amigo de un gay aunque te duela y no pude evitar fijarme en ti, eres la única persona que me comprende tan bien" —lo había dicho con mucho dolor.

"Era tu amigo... era tu amigo, no vuelvas a hablarme hasta que te saques esas ideas ridículas de la cabeza... —colocó el puño en el aire para golpearme— anormal"


Sus palabras solo fueron la llave perfecta para decidirme a venir a este país, lejos de Canadá iba a reflexionar muy bien sobre mi persona, mis decisiones, los errores, iba a ser alguien que le diera orgullo a su familia y cuando tuviese éxito se lo estamparía en su cara recordándole que este "Gay" había surgido en la mejor universidad de Corea.

---o---


Había comprado helado de un carrito antes de sentarse en una banca de piedra ubicada en un camino serpenteado de muchos árboles. Había algo muy importante en la situación y es que Mark Lee a pesar de asumirse como tal no estaba orgulloso de ello. ¿Sobreviviría con la discriminación? ¿Se reprimiría toda la vida con tal de no ver llorar a la gente que amaba? Estuvo a punto de terminar el helado cuando escuchó una pelea.


Alarmado se paró de la banca y buscó con su mirada las personas que causaban el alboroto, tuvo que concentrarse mucho para darse cuenta que entre los árboles había un grupo de hombres golpeando a otros. Miró hacia los lados, las personas ignoraban completamente la situación y eso lo indigno. ¿Y si llamaba a la policía? el grito agudo de un muchacho fue suficiente para que a paso lento se acercara, mas, observar a las víctimas fue lo bastante convincente para defenderlos.


Alguien de cabello teñido blanco estaba abrazando contra su pecho a otro hombre en el suelo para protegerlo.


—Dan asco, vayan a besarse a otra parte... maricas —pateó la espalda del peliblanco pero era inútil, por mucho que le doliese este protegía a su pareja— hay que matarlos a todos, son anormales ¿Entienden? ¡Anormales!


Mark sintió que le tocaron una fibra de su propio corazón, ni siquiera controló su cuerpo cuando corrió hacia los abusadores y les dio como pudo puñetazos y patadas. Pero no era uno solo, eran 3 "delincuentes" que lo tomaron de la ropa contra un árbol y le rompieron la nariz.


—¿Los golpean porque ni siquiera un hombre sería capaz de fijarse en ustedes? —masculló enfurecido— están enfermos los 3 ¡Lo están! ¡Homofóbicos de mierda!


—Hijo de puta —dijo uno de los atacantes antes de levantar su rodilla y estamparla contra el vientre de Mark— solo los enfermos creerían que eso es normal.


Tiraron de su cabello y lo dejaron caer al suelo antes de patearle la espalda. El hecho que defendiese a una pareja gay o creyera que era suficiente bueno para esto les molestaba. Perdieron los estribos cuando el muchacho de acento gracioso trató de defenderse, pero no fue hasta que personas trataron de acercarse, que salieron corriendo tan rápido como pudieron.


—Taeyong, Taeyong... está muerto por nuestra culpa —caminó arrastrando su pie hacia el bulto humano entre las hojas— maldición, Taeyong.


—Vamos a calmarnos Ten —se acercó a Mark antes de tratar de sentarlo— ¿Por qué lo hiciste? mira como has quedado niñito.


—Por favor bebe —Ten le acercó una botella con agua a los labios, nunca en su vida el canadiense había sentido algo simple como un brebaje de los Dioses— estás sangrado por completo —rompió parte de su camiseta para secarle las comisuras labiales— no debiste hacerlo, era problema nuestro.


Mark abrió un ojo como pudo y vio de acerca a aquellas personas. "Ten" parecía que estaba a punto de llorar, tenía un moretón en el ojo izquierdo y arañazos en el pómulo del mismo lado. "Taeyong" tenía la cara en buen estado pero había visto como lo habían golpeado por defender a su pareja, su cuerpo de seguro no estaba bien.


—Estoy cansado de la homofobia —murmuró con un nudo en su garganta, quería llorar tanto como su cuerpo le permitiera— yo también soy gay, sé lo que se siente ¿Cómo podía verlos sin hacer nada? en otras partes han llegado a matarnos.


—Pudieron haberte matado por nuestra culpa —susurró angustiado el muchacho de cabello teñido— ven, iremos a un hospital.


—No, no, estoy bien... —a pesar que tuviese náuseas y sintiera abombamiento en su cabeza, evitó verse frágil— solo tengan más cuidado.


—Es horrible ¿Sabes? no hay nada más agradable para mí que abrazar al hombre que amo, darle un beso, susurrarle al oído, cosas que todos hacen en el parque, en la calle, detesto esconderme —Ten lo miró mordiéndose los labios y secándose las lágrimas.


—Al menos se tienen el uno al otro.


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Mark no soportaba el dolor más, no quería verse al espejo porque sabía que tenía el rostro deforme.

Había salido del parque lo más rápido posible a pesar que la pareja de muchachos insistieran en llevarlo al hospital, lo único que deseaba en este momento era acostarse en su cama y dormir mucho tiempo.


A mitad de camino y ya arriba de un taxi fue que se dio cuenta que no tenía ni su teléfono, ni el dinero ni las tarjetas de crédito, solo la identificación. El conductor lo había visto tan arruinado que no fue capaz de cobrarle, el muchacho había sido "asaltado", podía hacer excepciones.


Uno, dos, tres, se concentró en la cantidad de pasos que podía dar hasta llegar a la entrada para evitar llorar por el dolor. El sabor espeso y metálico de la sangre estaba en su boca, no había parado de escupirlo. "No vomites, no vomites" se dijo a si mismo. Realmente no entendía cómo había sido capaz de llegar hasta la casa sin perder el conocimiento, todo le daba vueltas e incluso la visión se le tornaba borrosa. La adrenalina aun no abandonaba su cuerpo.


—Voy a salir Dong Ho para ver un asunto legal de la empresa con papá.


Al subir a duras penas los peldaños de la entrada sintió la exquisita voz de ese hombre, en ese momento una profunda sensación de tranquilidad y seguridad lo embargó de lleno. No tenía derecho, eran completos desconocidos pero cuando sus ojos alcanzaron a ver los de Johnny Seo, todo lo que pudo hacer fue escupir la sangre.


—¡Mark Lee! —escuchó su nombre salir de la boca de ese hombre cuando todo su alrededor se volvió negro de golpe.


El canadiense se había desmayado.


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