"Imposible" CAPÍTULO FINAL.
- TrinidadVictoria
- 4 jun 2019
- 19 Min. de lectura

Fue el 16 de mayo de 2018 cuando todo el mundo estuvo expectante frente a un televisor, pantalla de teléfono o computador para saber cómo acabaría el juicio en contra de la heredera del grupo JKG Oh Han Eul, acusada del asesinato de Seo Youngho y Mark Lee el 2 de diciembre del año pasado en Jeju. Los ciudadanos de Corea destrozaban a la muchacha por internet y a los abogados que la defendían, incluso muchos no tenían fé que se hiciera justicia porque estaba claro que las personas que se pudren en dinero lo utilizarían para comprar al juez que llevaba el caso y a cada persona que participaba en él.
Pero ¿Cómo habían encontrado a esa mujer? Había pagado el silencio de unos pescadores para que la escondieran y trataran de sacarla de la isla en una barca pequeña, sin embargo la consciencia de los hombres era más fuerte que un fajo de billetes así que, cuando se dieron cuenta del crimen que había cometido lo primero que hicieron fue retenerla de manera física y llamar a la policía, el arma con el que había asesinado a su ex novio y el canadiense fue requisada por el dueño del yate.
La sala estaba atestada de la prensa tanto nacional como internacional, el caso de asesinato había sido polémico y es que el contexto que se envolvía y lo que lograba en una nación "cerrada" como Sur Corea, era sorprendente. Por un lado estaba la acusada con las manos esposadas y la cabellera bien peinada, sin embargo su rostro no tenía el glamour que esperaban, sus ojos estaban apagados y casi desenfocados, ojeras cubrían la parte baja de su párpado inferior, sus labios partidos. Sí, Han Eul mostraba su verdadero yo.
Al otro lado estaba la parte que quería tenerla encerrada y quién contaba con el apoyo de toda la nación coreana. Un abogado eminencia en Harvard tomaba el rol de abogado sin cobrar, lamentaba profundamente la muerte de Johnny porque lo recordaba como el mejor de su generación. También estaba Choi Dong Ho, Choi Siwon, Taeten, Jaedo y Yukhei, los padres de Mark y los del americano que hasta hace una semana habían salido de un hospital de salud mental con todas las fuerzas para cambiar.
Cuando el juez empezó con la lectura de la sentencia, todo un país contuvo la respiración. Habían sido 5 meses de investigación exhaustiva que llegaba a su fin.
—Oh Han Eul es declarada culpable del homicidio de Mark Lee y Johnny Seo el día 2 de diciembre de 2017 sobre un yate... —Ten se llevó una mano a la boca para llorar mientras las otras personas que asistieron y las que estaban tras una pantalla viéndolo, aplaudían y vitoreaban ¡Se estaba haciendo justicia!— ... considerada también como un peligro para la sociedad, por ello y todo el proceso que se llevó hasta el día de hoy, miércoles 16 de mayo de 2018, Oh Han Eul recibe la pena de presidio perpetuo sin posibilidad de libertad condicional.
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Miércoles 11 de junio de 2025, 7 años después
Descansó el rostro en el césped un par de segundos mientras escuchaba el gorjeo de pequeñas aves en la rama de los árboles más cercanos. El sol estaba apostado en toda la cima de un cielo celeste vivo, el ambiente tenía un aire distinto y quizás era porque toda la semana pasada había llovido.
Chittaphon le dio un beso a cada lápida antes de acomodarse y hablar como si aquellas dos almas pudieran escucharlo. El tailandés les mostró una tarjeta antes de dejarla encima como regalo mientras ansioso tocaba sus manos, quería explicarles lo que estaba pasando y rogarles que velaran por todas las personas que seguían amándolos y extrañándolos.
—Hoy es el día más feliz de mi vida... se supone que debería serlo pero ustedes no están, ustedes debieron ser los primeros en esto ¿Saben? —secó sus lágrimas con el dorso de la mano— sin ustedes nada de esto hubiese pasado y... lo digo en serio, literalmente no estaría pasando... soy feliz, amo al hombre que tendré por siempre a mi lado y nuestros padres nos apoyan... —tocó la invitación— esto les pertenece aunque entenderé la razón por la que no puedan estar presentes así que... Hansol, si estás escuchando, por favor cuídalos mucho.
Se paró con cuidado para limpiar los restos de césped cuando una mariposa blanca se posicionó en la punta de su nariz haciéndole cosquillas. Entre risas trató de acariciarla cuando esta descansó en la punta de su dedo índice, era preciosa, quizás la más bella que había visto alguna vez en su vida.
Estuvo así unos minutos hasta volver a quedarse tranquilo, pero bastó menos de un segundo para mirar hacia un lado y perderla de vista como si la mariposa se hubiera evaporado. ¿Era una señal?
Horas más tarde cuando el sol casi se escondía en el cielo creando matices anaranjados, Lee Taeyong sostenía las manos de Chittaphon Leechaiyapornkul con un brillo de amor intenso en sus ojos. Habían pasado 7 años e incluso su apariencia había cambiado un poco cuando dejó de teñirse el pelo, lucía impecable, enamorado, emocionado.
Con alrededor de 100 invitados ambos estaban efectuando su boda. Sí, en 7 años podrían suceder muchas cosas y es que parte del "ser importantes para muchas personas" incluía esto, la muerte de Johnny y Mark fue el puntapié para que se pusiera en discusión proyectos como el matrimonio igualitario que se aprobó hace 1 año en Corea del Sur así como también la creación de una ley anti discriminación que consideraba delito cualquier tipo de acto discriminatorio (bullying, homofobia, etc). Dos cosas que cambiaron la mentalidad de la sociedad coreana, dos cosas que hacían felices a miles y les daba la libertad de ser quienes eran sin necesidad de estar escondiéndose "bajo las piedras".
Ten firmó ante el juez tal cual le había indicado así como también Taeyong. Ambos vestidos cual modelos con un traje blanco Armani se dieron un pequeño beso cuando empezaron a ser ante la ley esposos a la edad de 28 años. Sus amigos, familiares y los demás aplaudieron emocionados. ¡Esto era hermoso!
¿Pero qué había pasado en tanto tiempo? Taeyong y su ahora esposo fueron contratados por una compañía de entretenimiento para ser coreógrafos de sus grupos idol, aunque también tenían una academia donde toda persona podía aprender distintos tipos de baile.
Doyoung y Jaehyun no se mudaron a Estados Unidos, decidieron vivir en Corea tras la muerte de Johnmark, Hoyuelos se convirtió en reconocido actor (teatro, cine, televisión) mientras que Doyoung en un cantante profesional. Siwon Choi decidió trabajar en un hospital público y retomar las clases en la SNU mientras que la presidencia del conglomerado Keullobo pasó a manos de Choi Dong Ho cuando los Seo fueron incapaces de continuar con ello.
—¡Vivan los esposos!
—¡Hurra!
Cuando el reloj marcaba las 9 la fiesta en aquel salón de eventos era increíble, las personas estaban llenas de júbilo compartiendo lo que era importante, "el amor". Jaehyun bebía una copa de champagne observando a su alrededor, ahora que el dolor de la "pérdida" de sus amigos había amainado después de un tiempo, podía jugar con su don y saber que le deparaba el destino a otros. Miró a dos personas en específico y contuvo la sonrisa de su rostro, la vida daba giros impresionantes, pequeños y grandes detalles te pueden unir a otros.
Estaba sentado al lado de una fuente que mezclaba muy las luces y distintos ritmos de cómo lanzar agua. En ese momento Yukhei se acercó, se sentó a su lado y lo abrazó de costado mientras suspiraba. El muchacho había abandonado la carrera de Medicina cuando se dio cuenta que lo suyo más bien era educar así que después de re matricularse en la SNU en la escuela de educación, estuvo 2 años en China haciendo clases a comunidades de campesinos en Wuyuan de la provincia Jiangxi que era donde provenía. Estaba agradecido de la vida pero Mark le había obsequiado amigos maravillosos, Corea del Sur lo llamaba para no volver.
—El amor es increíble, no pensé estar vivo para ver esto en Asia —Hoyuelos apoyó el rostro en su hombro— me siento muy bien en este país ¿Ves a ese par de enamorados recién casados? creo que lo logramos.
—Lo sé —susurró—muy pronto quiero hacer lo mismo con Doyoung —lo observó con curiosidad — se supone que no debería decirte esto pero tu torpeza natural te traerá felicidad, tal vez, si te caes o tropiezas con alguna chica... —el aludido rió con sus mejillas y orejas sonrojadas, era un muchacho de buen corazón y los vaticinios de su amigo se cumplirían, Wong Yukhei tendría un alma gemela tan noble como él.
Los padres de Mark observaban el cielo y las estrellas con tranquilidad. Habían vuelto a Canadá cuando la asesina de su hijo había recibido sentencia y dedicaban parte de su tiempo en dar charlas motivacionales a otros padres que pasaban por situaciones similares. Solo de vez en cuando viajaban a Corea del Sur y el matrimonio de los amigos de su hijo era un motivo suficiente para estar aquí.
"¿Crees que esa estrella sea Mark?" le preguntaba el esposo con los ojos brillantes anhelando que fuera cierto, su esposa solo asentía y rezaba por saber llevar un dolor que no se apagaba, solo se aprendía a vivir con él.
—Quisiera decirles cosas sobre Mark pero la vida es así, su dolor ayuda a otros padres que también han perdido a sus hijos, todos son participes de algo, todos nosotros generamos cambios gracias a la pérdida de Mark y Johnny, no te imaginas cómo todo se une.
Ambos miraron hacia atrás cuando escucharon a Doyoung cantar en medio de la fiesta, su armoniosa voz hizo temblar a Jaehyun y es que nada era más delicioso para él que escucharlo hacer lo que hacía tan bien. Lo amaba, Dios sabía cuán agradecido estaba de que su "don" no le permitiera ver su futuro y el de él para no quitarle esa pizca de aventura necesaria al amor.
La celebración de la boda se asemejaba más a la de una americana que la típica coreana, por eso se gozaba más.
—La vida es muy interesante, basta un toque necesario para que las piezas se muevan a su favor... hace un rato he estado viendo eso.
—¿De qué hablas? —susurró Yukhei observando donde el muchacho le indicaba.
Siwon Choi estiró su espalda bajo la mirada atenta de un par de mujeres, había tenido turno de noche en el hospital y aunque había dormido durante la mañana no había sido suficiente para recuperar el sueño. No importaba, era necesario estar presente el día de hoy en la boda de personas que admiraba profundamente, si bien la diferencia que lo separaba de ellos era de 11 años toda la situación de la muerte de Mark y Johnny los supo acercar.
Suspiró, dejó que la brisa de un próximo verano bañara su cuerpo completo mientras bebía champagne sin darse cuenta que era jodidamente caliente a sus 38 años con simples detalles. Muchos lo reconocían en la calle por ser uno de los rostros en la lucha por la igualdad, las personas que no sabían que era médico lo confundían con un modelo. Cuando volvió a llevar la copa a sus labios se dio cuenta que unos pasos más lejos estaba Choi Dong Ho abrazando a su novia mientras hablaba con otras personas.
Hizo un mohín antes de desviar la vista hacia otra parte y hablarle a un par de personas justo en el momento en el que el empresario le daba una mirada discreta. Contuvo la respiración, reparó en un par de detalles, tragó saliva y volvió a enfocarse en la mujer que tenía contra su cuerpo.
—Ambos son muy parecidos pero a la vez distintos —murmuró "Hoyuelos". Yukhei sentía su rostro arder de sorpresa—ambos de estatura alta y codiciados por las mujeres pero Siwon es un médico con temperamento muy fuerte mientras que Choi Dong Ho sigue luchando por expresar sus emociones... —bajó el tono de su voz—ambos son mejores amigos y como tal Siwon se tomó el atrevimiento de decirle que no confía en la novia de Dong Ho, la cree una sinvergüenza que solo está por su poder social como CEO de Keullobo, están enfadados el uno al otro aunque créeme... le doy punto a Siwon en esto.
—¿Solo por eso? es decir —movió los hombros—soy heterosexual hasta la médula pero incluso yo creo que Dong Ho es un hombre atractivo, de esa belleza enigmática porque no habla demasiado —contuvo la risa— oh cielos ¿Está pasando lo que creo que está pasando?
—Exactamente —suspiró con una sonrisa.
—Ambos tienen sentimientos por el otro —respondió cantarín el tailandés cuando se unió a la conversación con Taeyong y Doyoung— no hay que ser brujo para darse cuenta que terminarán juntos. Podría apostar que detrás de todo ese misterio, el señor Dong Ho tiene un lado caliente que solo Siwon sabrá explotar bien apenas se le de la oportunidad.
Se acomodaron sobre el césped como si fuera una reunión cualquiera. Entre comidas y un poco de baile, entre saludos y conversaciones con todos los invitados, Chittaphon necesitaba un respiro. Era envidiable la felicidad que sus ojos irradiaban y cuan enamorado su recién esposo lucía, eran jóvenes llenos de vida con muchos sueños por delante.
Suspirando observó el anillo de oro en su dedo anular agradeciendo en silencio a sus amigos "fallecidos" por el regalo que le estaban brindando y el que tantos otros podían gozar.
—Si ellos pudieran estar a nuestro lado, creo que podría decir que soy completamente feliz —dijo tranquilo Taeyong, todos alzaron sus rostros para ver las estrellas brillando arriba en un manto totalmente oscuro— pero ¿Saben? estoy más que feliz de todas maneras... acabo de casarme con el hombre que amo, tengo amigos que adoro con mi vida, gente importante que conocí gracias a Youngho y Mark, logramos muchas cosas juntas que no creí que seríamos capaces... todas las piezas van encajando.
—Chicos —susurró con los ojos llenos de lágrimas, Jaehyun sonreía mientras buscaba las palabras adecuadas— hay un pequeño detalle y... es la última parte de mi secreto con Hansol —se observaron unos con otros emocionados— todos tendrán el final que se merecen, los hombres que hicieron todo esto posible también, no hoy pero sí en un mañana ¿Están atentos para escuchar la segunda parte de la historia más grande de amor jamás contada?
100 años después
2 de diciembre de 2125, Toronto, Canadá
Miró con atención sus manos rugosas y cada pinta color café que allí había, el tiempo pasaba rápido, tan solo ayer era una pequeña de 10 años que saltaba por todas partes, hoy era una anciana de 80 años que se había fracturado la cadera. Mientras trataba de reflexionar sobre cómo se sentía, un grupo de 7 hombres y 3 mujeres entraban en aquella habitación acompañados de alguien visiblemente mayor a ellos, todos vestían una bata blanca. "Estudiantes" susurró, se había olvidado que estaba en un hospital docente asistencial.
—Señor Abney, hábleme de las patologías de la paciente de la cama 208 —murmuró el médico.
La mujer se mordió el labio inferior escuchando cómo los alumnos se explayaban en sus conocimientos, no entendía ni el 90% del lenguaje que se hablaba, incluso sentía que era un espectador más en la escena y no la protagonista aún cuando se hablaba de ella.
Metió un mechón de su cabello blanco tras la oreja antes de sentirse profundamente observada por uno de los estudiantes, el único que le dirigía la mirada.
Tenía el cabello corto, un tanto castaño en la parte superior y ojos brillantes. No pudo evitar sonreír cuando vio dulzura y humanidad en ellos ¡Que preciosura de muchacho!
—¿Hay alguien de ustedes que quiera acotar algo? ¿Tal vez lo más importante?
—¿Alguna patología que se nos haya olvidado Dr. Edwards? —dijo uno de ellos.
—Los exámenes postoperatorios no indicaban un rechazo de la prótesis, doctor.
Uno de los estudiantes levantó la mano con humildad, sí, el mismo muchacho que la había observado con dulzura. No parecía querer llamar la atención pero tampoco estaba en sus planes dejar pasar un detalles importante.
—La paciente no es la paciente de la cama 208 o la "fractura de cadera", de hecho probablemente nadie de nosotros le ha dado un buenos días o le ha preguntado cómo se siente, Dr. Edwards —sus mejillas estaban sonrosadas— su nombre es Erika Hall, tiene 4 hijos y 5 nietos, es especialista en cocinar lasaña y solo quiere ver a su mascota, un perro de raza beagle de 3 años que se llama "Toy".
Sus compañeros se mordieron la mejilla por dentro para contener la risa ¿Era importante tener ese tipo de detalles? ¿En qué podía incidir el hecho de saber cómo se llamaba una mascota o si sabía cocinar? Los ojos de la anciana se llenaron de lágrimas antes de secarlas con dificultad ¿Cómo había aprendido esas cosas? No tenía cómo darse cuenta que aquel muchacho era por sobre todas las cosas muy observador.
—En un mundo donde la tecnología mueve la sociedad y donde se olvida la parte humana, señores, en ese mundo necesitamos recordar este tipo de detalles para que el día de mañana sus pacientes puedan confiar en ustedes como sus médicos, de hecho me preocupa la falta de humildad, van en quinto año ¿Sus padres no les enseñaron a decir las palabras básicas de cortesía? ¿Qué se creen para no mirar a los ojos a una persona o hablar frente suyo sin dirigirle una sola palabra de aprecio? —meneó la cabeza decepcionado antes de prestarle atención a su alumno, quizás el mejor de su generación—Señor Lee, felicidades, estos detalles serán considerados para la calificación final.
Eran este tipo de situaciones los que lo ponían ansioso, quería hacer las cosas correctas pero no era de su agrado ser el ejemplo cuando otros eran reprendidos ¿Por qué mostrar exceso agradecimiento por lo que suponía era lo básico? Su profesor tenía razón, la sociedad, según los expertos, se había vuelto más fría y dependiente de la tecnología, las personas que tenían esa dulzura de manera natural podían ser calificados como "bichos raros" aunque también eran muy bien apreciados.
Lee MinHyung tenía 23 años y agradecía que sus padres salieran del típico prototipo esperado de un asiático, se sentía profundamente amado y no tenía conflictos con ser demostrativo cuando la situación así lo requería. Los valores inculcados eran evidenciados en este tipo de detalles, no podía concebir el ser indiferente con sus pacientes o no proponerse hacerlos sentir bien. Tal vez le faltaba un poco para titularse pero Minhyung estaba seguro que había nacido para ser médico ¿La razón? le gustaba ayudar a otros.
Después que la jornada había terminado miró la hora en su teléfono ¿Qué podía hacer? tenía el tiempo muy justo como para regresar a casa, darse una ducha y entregar lo que tenía en su mochila. ¿Por qué entre todas las personas tenía que ser "él" el que había encontrado aquella billetera? El cansancio de una jornada en el hospital podía pasarse con acostarse en su cama y dormir toda la noche, sin embargo y aunque se negara a aceptarlo la curiosidad picaba cada rincón de su cuerpo.
Una vez dentro del taxi apoyó el rostro contra el vidrio y suspiró, la noche anterior había soñado con que perdía la vida ahogándose en el mar pero que, a diferencia de cualquier otra persona normal, él se sentía tranquilo porque no se algo o "alguien" estaba a su lado. Era contradictorio porque había desarrollado, por alguna extraña razón, miedo al nadar en cualquier lugar donde no pudiese tocar el fondo con sus pies ¡Ni qué decir del mar!
Estuvo tan pendiente de sus pensamientos que no se dio cuenta cuando el vehículo se detuvo frente a un imponente edificio con un frontis cristalizado. Parpadeó perplejo cuando se dio cuenta que trataba del "Human Rights Tribunal of Ontario" (tribunal de derechos humanos de Ontario). Caminó con el corazón latiendo inquieto dentro de su pecho ¿Qué clase de persona era el dueño de todos los documentos? Había hablado por mail y acordaron la entrega en esta dirección, sin embargo estaba tan cansado que no fue capaz de averiguar más allá de eso.
Se presentó ante el guardia de seguridad y este le explicó que necesitaba confirmar la visita de ese muchacho, no cualquier persona podía tener contacto con un funcionario público.
—Ni que estuviera hecho de oro —masculló agotado aunque en el fondo entendía la situación.
—Señor Lee, puede dirigirse la oficina del señor Dumont.
Entre indicaciones un tanto confusas pudo llegar frente a dos puertas con una placa dorada donde podía leerse el nombre de aquel hombre y el cargo que ocupaba. Ahora entendía porque desde que puso un pie en el tribunal e hizo mención de su nombre, no había sido fácil confirmar que su visita era consensuada por el Señor Dumont, aquel hombre era nada más ni nada menos que un juez.
Contó hasta tres, apoyó la mano en el picaporte y abrió solo lo suficiente para que cupiera su cuerpo. Aquel hombre estaba observando la ciudad de Toronto desde la enorme ventana tras su escritorio, no podía ver su rostro pero incluso desde donde estaba parado podía darse cuenta que era alto y que escondía un cuerpo peligroso bajo un traje color rojo. Iba a abrir la boca para hacer anuncio de su presencia pero en ese momento el hombre se volteó sobre sus zapatos.
"Mierda" pensó con las mejillas sonrosadas cuando vio su cara, la única foto de su tarjeta de identificación no le hacía justicia, el hombre que lo observaba sin mover un sólo músculo de su esculpido rostro destilaba una autoridad peligrosa. Ojos rasgados relativamente grandes, la punta de una nariz pequeña y bien formada que se unía a través de una suave línea a unos labios pronunciados, llenos y, por supuesto, cabello negro peinado hacia atrás.
—Ahh Es... ¿Es usted el señor Youngho Dumont?
Flash Back
El sudor corría por su cuerpo de manera copiosa mientras trotaba por toda la avenida, no le importaba que hiciera frío o que los simples mortales durmiesen a esta hora el fin de semana, Youngho había sido educado desde pequeño por su padre, un modelo francés en sus tiempos de oro y por su madre coreana, que la actividad física ayudaba a mantener cuerpo y mente sana.
Lo necesitaba al menos 4 veces a la semana como un escape para la carga que traía trabajar para el estado como juez, había sido su sueño de pequeño pero la realidad no se trataba solo de pegar con un mazo como lo caricaturizaba la sociedad, era mucho más que complejo.
Estaba tan concentrado que no se dio cuenta como de "maneras misteriosas" la billetera en su bolsillo cayó en silencio contra el suelo como si fuese dejado por las manos de un ángel. Solo cuando llegó a su lujoso hogar se percató que tenía los bolsillos vacíos ¡Santa mierda! ¡Su identificación! ¡Licencia de conducir! ¡Las micro tarjetas electrónicas bancarias! Todo estaba allí.
Fin Flash Back
Youngho no sabía cómo sentirse cuando vio a la persona que había encontrado sus documentos. No era gracioso para un juez que información privilegiada estuviera en manos de gente escrupulosa y por eso cuando recibió un mensaje se sintió emocionado de que tuviese intenciones de devolverlo. Pensó en algún adulto, no un muchachito al menos 10 centímetros más bajo que él, de mejillas sonrosadas, ojos brillantes y facciones bonitas.
—Sí, soy yo ¿Tu nombre? ¿A qué te dedicas?
—Lee Minhyung —respondió con torpeza, se sentía pequeño ante tanta autoridad— soy estudiante de medicina.
El silencio se hizo extraño pero aún así ninguno era capaz de quitar sus ojos encima del otro como si una fuerza más allá de la normal los obligara a estar de esa manera. El coreano-francés iba decir algo pero el muchachito buscó algo en su mochila hasta encontrarlo. La sonrisa pequeña que formó con sus labios le robó el aliento solo hasta que se dio cuenta de lo ridículo que podía lucir con el rostro inclinado hacia el lado pendiente de ese "niño".
—Como le dije por el mensaje, encontré sus documentos —los depositó con delicadeza en su mano derecha, fue imposible no rozar sus dedos— está todo incluso el dinero en efectivo, puede revisarlo para asegurarse que lo que digo es cierto.
—Puedes sentarte un momento ¿Sí?
Minhyung no perdió cuenta de los detalles cuando aquel hombre buscaba algo en un maletín de cuero negro. La piel de aquel juez tenía un tono leve canela y por mucho que se esforzaba en encontrar algún tipo de imperfección era imposible, incluso estaba afeitado para dar una apariencia mucho más pulcra.
—A mis 30 años puedo decirte con seguridad que la avaricia del ser humano alcanza niveles preocupantes, todas estas cosas que me has entregado valen mucho para mí solo porque no me gusta que información personal esté en manos de gente que no corresponde... —tamborileó sus dedos en la superficie del escritorio— aún no sé cómo se ha caído de donde lo guardaba sin que me diera cuenta, pero en fin... —Lee podía asegurar que la voz de ese hombre en un juicio podía dar miedo, era ronca y persuasiva— quiero darte una recompensa monetaria, puedo asegurar que tenías otras cosas que hacer y te desviaste solo para devolverme eso.
—Lo siento, señor Dumont, pero no soy del tipo de personas que crea que merece ser recompensada por lo que se supone debe ser correcto —sostuvo el cheque y lo deslizó hasta devolverlo a sus manos.
—Vamos, todo el mundo merece ser recompensado —deslizó el cheque de vuelta hasta depositarlo en los dedos cálidos del muchachito— hiciste algo bien, es lo mínimo que puedo hacer... eres estudiante ¡A todos los estudiantes les viene bien el dinero!
Lee cerró los ojos, tensó su mandíbula y contó hasta tres antes de pararse de su asiento. Youngho se estiró sobre su asiento de cuero cuando se dio cuenta que de alguna manera había ofendido al muchacho.
—Lo siento, Lee Minhyung es solo que...
—Que sea estudiante no le da el derecho de decirme que necesito el dinero o que me viene bien —inclinó su cuerpo hacia adelante de manera desafiante al punto en que solo unos centímetros lo separaban del rostro de aquel juez. Casi podía sentir cómo respiraba— ¿Puedo darle un consejo señor Dumont? en un futuro no trate de recompensar a cada persona que hace algo que está obligado a hacer por el solo hecho de ser lo correcto, solo terminará contribuyendo a lo que criticó hasta hace un momento, la avaricia del ser humano.
Solo cuando aquel muchacho cerró la puerta de aquella lujosa oficina se dio cuenta que había olvidado como respirar. Youngho Dumont había cambiado su actitud cuando dejó de ser un simple abogado, para ser fiscal y terminar convirtiéndose en Juez. Adquirió una personalidad difícil incluso avasalladora y es que no podía dejarse impresionar por cualquier cosa.
¿Pero qué tenía de especial un muchachito totalmente desconocido como para boquear como pez? Era el primero en mucho tiempo que no se intimidaba ante su persona y expresaba con libertad lo que pensaba.
Se inclinó en su asiento mientras mordisqueaba su dedo.
Minhyung salió del edificio con el corazón en la garganta, sentía que toda la sangre fluía en su cuerpo y es que no podía creer que lo habían ofendido por hacer lo correcto ¿Qué clase de juez era ese idiota? ¿O solo era él que estaba agrandando mucho un problema pequeño?
—Actuaste como una niñita mimada —meneó la cabeza— que vergüenza Lee.
Frotó su rostro agotado, podía atribuir la exasperación al hecho que quería llegar a su casa y dormir hasta el otro día pero había perdido su tiempo en esto.
Suspiró, introdujo las manos a sus bolsillos antes de decidirse por caminar en medio del parque bajo cientos de árboles que se cruzaban entre sí sobre su cabeza, ramas que eran alumbradas por luces blancas de una próxima navidad. Después de caminar un poco incluso llegó a olvidar su molestia, se sentía tranquilo y por extraño que pareciera no tenía miedo de estar solo por las calles incluso si era de noche, no entendía la razón pero siempre sentía que alguien estaba cuidando de él. Tal vez la misma razón por la que había salvado "de milagro" de un accidente automovilístico cuando era niño.
—Ohh ¿Qué? —susurró cuando una mariposa blanca, tal vez la más bella que había visto alguna vez en su vida, se posó en la punta de su dedo dejando que le hiciera cariño— ohh pequeña hermosa ¿A esta hora?
Tuvo la necesidad boba de reír fascinado, pero cuando decidió que quería fotografiarla la mariposa empezó a revolotear detrás de su espalda. Sin embargo cuando se giró para encontrarla chocó de frente contra el torso de alguien que vestía de rojo, alguien más alto, un calor que se le hizo aterradoramente familiar y no porque lo había sentido hace poco, no, lo había sentido en su sueño cuando se hundía en las profundidades del mar.
No quería mirar hacia arriba pero la mano de Youngho Dumont lo obligó a observarlo mientras acariciaba su barbilla. Toda la autoridad de sus ojos se había transformado ahora en calidez y, aunque nadie en su sano juicio dejaría que un desconocido se acercara de esa manera, Minhyung dejó que lo hiciera mientras sus ojos derramaban lágrimas.
—Si te ofendí hace unos minutos lo siento, solo... no sé agradecer como lo haría una persona normal —lleno de culpa retiró las lágrimas, pero estas volvían a caer— lo siento, muchachito.
Minhyung meneó la cabeza mientras seguía llorando asustado, pensaba en detenerse pero mientras más se esforzaba más su cuerpo continuaba. ¡¿Por qué sentía que debía llorar frente a este hombre?!
Youngho no era bueno en este tipo de cosas pero su cuerpo también hablaba por sí mismo cuando se le ocurrió la idea de abrazar al muchachito ¿Estaba pasando una crisis de angustia? a él le daba cada 2 de diciembre.
¿Cómo terminaría esto?
Hoy, muy probablemente en una cena donde Youngho no cesaría de agradecer por lo de la devolución, por pedir perdón por haberle ofendido y por preguntar si su "crisis de angustia" había desaparecido, mientras que Minhyung descubriría una persona 7 años mayor muy agradable con quien entablar una conversación.
Pero ¿Y en el mañana? no sabría decirlo, después de velar por ellos tanto tiempo incluso perdiéndole la billetera a quién fue mi mejor amigo para que cayera en las manos correctas, desde el cielo me llamaron de vuelta susurrándome que mi misión definitivamente se había cumplido.
Atte
Ji Hansol
PD: Aunque puedo decirles que dos almas que después de exactamente 108 años volvían a encontrarse, nunca más volverían separarse para tener toda una vida en la que amarse. Era el premio justo para una pareja que en su vida pasada logró convertir posible las cosas que parecían un "Imposible".
~Fin~
Eres una escritora increíble. He leído casi todas tus obras y aún así no logro dejar de sorprenderme con lo buena que eres con las palabras. Eres asombrosa en ello y se demuestra en cómo logras cautivar una y otra vez como si fuera la primera. Ah, el final me hizo llorar pero ¿no es un libro bueno si te hace llorar y sentir todo en carne propia, como si fuera en realidad tu historia la que está siendo contada? Pocas veces un libro me ha encandilado tanto como para hacer de mí un desastre, pero me ha pasado todas las veces que te he leído. Tienes un talento maravilloso y sabes cómo usarlo, no dejes de hacerlo. Espero seguir leyendote aquí…
Esto es precioso, lloré demasiado pero el final es tan bello.
Ya no sé de dónde sacar más agua para seguir llorando 😭 Realmente te admiro como escritora, he leído tres de tus obras y me parece algo increíble la capacidad que cada párrafo tiene de hacerme anhelar seguir leyendo. Definitivamente mis desvelos han valido la pena ❤
lloré como nunca, tus historias siempre me dejan emocional, gracias por tanto 💕🤧
Ahhh segunda vez que lo termino y he llorado como una bebé. Realmente el toque que le das a todos tus escritos es único y me siento agradecida por poder leerlos.