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"Imposible" Capítulo 20: El arrebato del cachorrro




Asomó su rostro en la habitación vislumbrando la figura de su novia entre las cortinas del balcón. Han Eul miraba la preciosa vista del resort con los brazos cruzados y el ceño fruncido así que suponía que Somi había regresado a su habitación. ¿Cómo tocar un tema sin herirla? Caminó hacia ella, la abrazó por detrás y descansó la barbilla en su cabellera, seguramente ya sabía de su presencia porque no hubo reacción de sorpresa en su cuerpo.


—¿Qué le sucede a ese niño? ¿Le habrá dicho algo Siwon sobre mí?


—No lo creo —esperaba que no lo hubiera hecho— de haber sido así ¿Crees que hubiese aceptado tener estas vacaciones? no estés asustada, creo que la discusión realmente perdió el rumbo —se quedó callada, por eso la abrazó más por la espalda— de todas formas Mark dijo que no tenía importancia y fuiste tú quién siguió conversando sobre ese hombre.


—Lo sé, lo tengo claro pero... mierda, creí que perdería de vista a ese idiota y de alguna manera está más cerca de nosotros ahora que es profesor de Mark, definitivamente tengo que hacer algo al respecto.


Johnny frunció el ceño y separó su cuerpo para colocarse a su lado, observar el resort de noche podía tener un efecto apaciguador. La muchacha apretó sus labios y meditó por un par de segundos antes de retomar la conversación.


—No sé qué cosa pero algo debo hacer.


—No estés obsesionada con ese hombre, no formará parte de tu vida, ahora vives en Corea, tu padre es aún más grande, tienes muchas cosas que pueden defenderte... ten cuidado con dar un paso si la otra parte no da atisbo siquiera de interés.


Asintió mientras Johnny la observaba, de inmediato la frase de Mark saltó a su mente como una ventanilla de advertencia: "A diferencia tuya yo no le creo nada a San Oh Han Eul". Era imperativo estar alerta aunque también sabía cuán difícil podía ser para Mark la situación, incluso para aquel muchachito querer armarse de su propia opinión podía ser un arma de doble filo ¿No estaba juzgando con anticipación a Han Eul?


—Amor, creo que es necesario una disculpa a Mark —la muchacha frunció el ceño una vez más— no voy a discutir sobre nada de lo que dijiste porque entiendo que quieras protegerlo, pero hay dos puntos que me parecieron incorrectos... uno es que aludieras a su edad como una forma de no saber tanto y otro punto es el comentario de la universidad, sé que no quisiste ofenderlo pero incluso para mí sonó feo.


La coreana se mordió los labios mientras una de sus manos la llevó a su barbilla, le agradaba lo suficiente Mark Lee como para admitir que su arranque emocional la llevó a decir cosas que realmente no estaban bien, al menos esos puntos que mencionó su novio. No quería sobre reaccionar cuando el muchachito no tenía la culpa pero ¿Cómo pedirle perdón sin agrandar más una boba discusión? Para ella podía significar bastante poco pero para Mark no.


Asintió, besó la mejilla de su novio y fue a ducharse con una sonrisa coqueta por si John Seo captaba el mensaje, mas, la mirada perdida y la postura de su novio eran claras que por hoy al menos nada sucedería ¿En qué estaría pensando cuando sus ojos se fijaban en el oscuro horizonte?


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Al otro día


Todo estaba oscuro, aun sin la necesidad de abrir los ojos estaba seguro de aquello, la mañana no llegaba y él apenas había podido conciliar algo de sueño. Todo, cada parte de su cuerpo le dolía y no estaba seguro de la razón, quería buscar entre sus cosas algún termómetro que le indicara la temperatura corporal pero no era capaz de moverse. En el preciso instante en sus ojos deseaban con ímpetu llenarse de lágrimas para llorar desconsolado, una mano descansó tranquila en su frente, una mano que no le pertenecía.


Trató de adivinar quién era pero sus ojos estaban cerrados, una fuerza mayor a la normal le impedía averiguar.


"Sigue luchando" susurró alguien de manera dulce "Incluso cuando todo parezca malo los beneficios en un futuro serán mayores que cualquier tipo de daño... te lo dice alguien que te cuida cada vez que lo necesitas".


Tras escuchar esas palabras de alguna u otra manera la angustia en sus ojos, garganta y pecho fueron disminuyendo hasta conciliar el preciado sueño que había buscado desde que llegó a la habitación. No cuestionó si algún fantasma, persona o parte de su imaginación había creado la reciente escena. Estaba seguro que tenía fiebre pero ya nada de eso tenía importancia, descansar era su única tarea.


Horas más tarde cuando el reloj marcaba las 8:30 de la mañana, Johnny, Han Eul y Somi se acomodaban en uno de los restaurantes para tomar desayuno, lucían frescos aunque por dentro no lo estaban. ¿Qué sucedía con Mark? no había respondido las llamadas a su teléfono o su puerta, por supuesto el miedo en Johnny creció de forma exponencial, el cachorro no podía cometer una locura de irse a Corea sin avisar ¿O sí? No apareció durante la comida.


—¿Crees que esté enfermo? —susurró Somi angustiada.


—Ayer parecía completamente sano —pensó Han Eul antes de terminarse un par de tostadas— o tal vez simplemente el asunto del jetlag lo está agotando, entre nosotros 3 quién tiene mayor cercanía con él es Johnny ¿Habrá tenido alguna crisis de pánico?


—Puede ser —Johnny dejó su taza de café a medio servir, había considerado la idea más de una vez, lo de ayer había sido lo más cercano a una crisis de angustia— tengo que hablar con él, saber cómo está.


—Creo que debemos reunirnos todos en la tarde para cenar, es el último día que podemos disfrutar de Tenerife ¿Qué te parece un día solo de chicos y solo de chicas? quiero tener un bronceado natural y hay un spa en medio de la playa pero no acá si no al otro lado de la isla.


Johnny asintió de acuerdo con la idea aunque no sabía cómo estaría Mark, tal vez realmente estaba acostado en su cama sin querer saber del mundo ¿Tendría que pasar "su día de chicos" acostado todo el día en la playa? 1 hora más tarde estaba despidiéndose de Han Eul, con excepción del día que había estado con resaca, este era el único donde podía compartir con su "mejor amiga" ¿Le molestaba? no.


Cuando las muchachas desaparecieron, Johnny caminó hacia el hotel pero específicamente la puerta de la habitación de Mark. Iba a tocar pero esta estaba mal cerrada así que pudo ingresar. Con decisión pero pasos ligeros se acercó a la cama del canadiense, mas esta estaba completamente vacía y ordenada.


—¿Mark? —tragó saliva cuando no vio la maleta en ningún sector, tampoco su ropa estaba en los muebles— Mierda... mierda... Mark ¡¿Qué hiciste Mark?!


Vio una hoja de cuaderno pegado en el espejo de cuerpo completo, con ansiedad la sostuvo para leer su contenido.


"No me encuentras ¿Cierto? soy una persona que puede tomar sus propias decisiones, no quiero que te enojes, solo quiero que comprendas que para evitar otra crisis de angustia necesitaba pensar a solas e irme lo bastante lejos como para regresar a Seúl. Tengo la sensación que si lees esto es porque estás solo ¿Por qué no pruebas dándote un tiempo a ti mismo? ¿Algún masaje? ¿El spa del hotel? cuando llegues a Corea podemos hablar en persona... tu amigo, Mark Lee".


Impresionado pero por sobre todas las cosas indignado, Johnny sostuvo el papel y lo rompió en varios pedazos antes de gritar un par de improperios en todas las lenguas que conocía. Mark se había ido y él, como un idiota, había estado preocupado toda la mañana pensando que estaba enfermo.


—Imbécil... imbécil, esto... no, esto no voy a perdonártelo —hablaba mientras temblaba de la ira.


Observó el espejo con la tentación latente por golpear el espejo y romperlo en cientos de pedazos.

Idiota, idiota, mil veces idiota, pendejo, no podía dejar de parar en la conversación que tendrían. Si anoche había arruinado una cena, hoy había colocado la cereza en la torta. ¿Cómo se lo explicaría a Han Eul o a Somi? ¡Ni siquiera se había despedido de ellas! ¿Y si obtenía un masaje a cambio? tal vez relajado era la única forma de pensar mejor.


En un español casi perfecto pidió indicaciones para llegar al gran spa del hotel, Han Eul y su deseo de estar más cerca de la naturaleza podía hacerla llegar al otro lado de la isla con Somi, pero él no tenía demasiado ánimo para dar suficientes pasos.


Buenos días, amigou —murmuró en español rogando que su ira no fuera tan notoria— tengo el pase V.I.P —mostró una credencial dorada.


—Los clientes V.I.P tienen la posibilidad de obtener el paquete completo sin necesidad de pagarlo, el cual incluye masaje de 1 hora con aceites y aromaterapia, tratamiento dermatológico, también para el cabello, manicure, sauna, entre otras cosas —explicó la muchacha batiendo sus pestañas hacia el precioso hombre asiático frente a sus ojos— ¿Desea usted adquirirlo?


—Eso creo —pasó la mano por su cabello en un movimiento que fue difícil no seguir para la mujer.


—Puede esperarnos en la habitación de ese lado, con gusto lo atenderemos, mientras tanto —le entregó dos toallas blancas— puede cambiarse y colocarse esto alrededor.


Asintió y siguió las instrucciones, lo increíble del spa era que cada cliente podía tener el tratamiento completo sin la necesidad de estar con otro al lado.


Cerró la puerta tras su espalda antes de quitar su camisa, su pantalón, todo el resto de los accesorios y quedar únicamente con ropa interior. Envolvió su cadera con una toalla y se acostó en la camilla esperando a la muchacha, tenía la sensación que más de alguna podía darse el lujo de atenderlo y su seguridad se vio quebrada ante la idea.


Tras más o menos 2 minutos en esa posición en sueño empezó a invadirlo, de pronto un líquido suave esparcieron en su espalda desnuda antes que un par de manos masajes de forma circular desde la base de su columna hasta los hombros.


—Esto es increíblemente bueno —susurró un poco aturdido, el aceite y el contacto con la masajista causaba sensaciones placenteras.


Los pulgares de la muchacha presionaron fuertemente la línea que se vislumbraba entre sus músculos, línea que daba cuenta de la existencia de una columna. De su boca casi brotó un gemido antes que la mujer se moviera para subirse a la camilla y tener un mejor ángulo para acariciar su nuca. Por un segundo sintió miedo, esto era demasiado personal como para creerlo real, mas, cuando quiso protestar el cuerpo de aquella persona presionó al acostarse sobre su espalda.


Abrió sus ojos de golpe, conocía esa piel, conocía el calor de la respiración que golpeaba su nuca. Cuando quiso voltearse se lo impidió.


—Cachorro —balbuceó con los ojos cerrados en el momento exacto los labios del muchacho besaron su nuca. El gemido fue más evidente— Dios... cachorro.


—¿Creíste que me iría así como así? —el canadiense estaba completamente acostado sobre su cuerpo, el contacto de sus pectorales sobre su espalda, piel contra piel, calor contra calor, el aceite ¡Mierda!— estoy tan jodidamente caliente John.


—Mark —jadeó sintiendo la respiración entrecortada del rubio en su oreja— oh Dios.


"Disfruta esto" susurró antes de sentarse cerca del trasero de Johnny Seo y masajear como un experto toda la zona de su espalda. Por un instante acomodó sus manos en los omoplatos imitando el gesto que tienen los gatos cuando rascan sus almohadillas, el americano sonrió bobaliconamente y susurró "cachorro de león".


Esas manos lo conocían, sabía los puntos preciosos para que alguien del tamaño de Johnny estuviese boca abajo con los ojos cerrados y boqueando como pez fuera del agua. Su pene estaba de acuerdo y muy despierto. ¡Que delicia!


Alguien intentó abrir la puerta pero esta estaba cerrada con llave, dejaron de insistir, suponían que había algún cliente.


—No fue fácil entrar aquí, pero puedo llegar a ser muy sigiloso si lo deseo —sus dedos estimularon las plantillas de los pies desnudo de Youngho, pero lejos de causarle risa parecía tener un efecto excitante— podría seguir tocando cada rincón de tu cuerpo pero... tengo el miembro tan duro que duele.


—Vamos a ser que duela más —gruñó Youngho.


Empoderado por la ira que seguía en su sangre y, por supuesto la excitación, se paró de la camilla, sostuvo el cuerpo de Mark y lo acostó boca arriba. Ansioso el canadiense se mordió el labio inferior mientras su pecho subía y baja con la respiración irregular. Johnny estaba enfadado y podía entenderlo, jugar con su mente de esa manera podía herir a cualquiera, pero...


—Estás molesto y lo entiendo —Johnny lanzó lejos la toalla que cubría su cuerpo, era una lástima que tuviera un boxer oscuro marcando deliciosamente su miembro erecto— pero sirve como advertencia, yo también puedo hacer locuras ¿Sabes?


—Ohh pequeño pedazo de... —por suerte la camilla era ancha, sus rodillas fueron apoyadas a cada costado de la cadera del muchachito— voy a hacerte pagar por todo.


—A la mierda, "daddy" —balbuceó aturdido pero decidido.


Johnny podía tenerlo bajo su cuerpo pero eso no fue impedimento para que tirara de su nuca y lo acercara a su nuca con ira, sed y hambre por besarlo. Johnny gimió sorprendido pero dejó que el cachorro guiara poderosamente el beso, su lengua se hizo exigente y se abrió paso para encontrar la suya.


El contacto necesitaba ser más que todo eso y aunque por un par de segundos el cuerpo de Mark fue aplastado por el calor y peso de ese hombre, hicieron un tipo de movimiento singular para que él quedase arriba y John abajo, otra vez.


—Mark... nos van a descubrir —dijo mirando la puerta.


—Este es una de mis fantasías sexuales, hacerlo con el peligro que alguien lo note.


Aturdido John lo miró ¿Qué le había pasado? ¿De dónde había sacado tanta personalidad? Mark Lee se inclinó sobre el rostro de Johnny lo regó de besos mientras su "víctima" suspiraba de forma descontrolada, con la misma necesidad el americano buscó una vez más la boca del rubio y gimió en su garganta cuando sus lenguas volvieron a frotarse húmeda y calientemente.


Las manos de Johnny eran grandes y fuertes, haciendo uso de aquellos atributos repasó las manos sobre la espalda de Mark mientras lo arañaba, amaba la forma en la que sus hombros anchos y el resto de su columna respondía como un felino con la caricia.


—Daddy —gimió en el momento exacto en la que ese hombre introdujo las manos en su ropa interior y apretó su trasero con fuerza, medio masajeandolo, medio abriéndolo, medio introduciendo sus dedos.


—Siéntelo, tengo el pene duro para ti —frotó la entrepierna del muchacho con la suya, sus frentes estaban unidas, sus miradas eran candentes y hambrientas. Sonrió diabólico cuando notó la manera en la que se abría la boca para jadear— esa boquita es mía.


Chupó su labio inferior, estaban casi sentados, solo un brazo hacía el esfuerzo para sujetarlo y mantenerlo en esa posición sobre la camilla.


—Admítelo cabrón, el cuerpo del cachorro calienta mucho más al cuerpo de Daddy que el de San Han Eul —le dio una lamida lenta y dolorosa por sus labios.


Johnny cerró los ojos porque ¿Podía negarlo? acarició con su pulgar el costado del muchacho tan lentamente que de la boca de Mark se escapó un jadeo agónico. Asintió, lo admitía ¿Qué ejemplo más claro que el de anoche? Han Eul había intentado persuadirlo con una mirada, una voz suave como la seda pero eso no había despertado su miembro, en cambio Mark Lee podía guiñarle y su pene ya estaba llorando de alegría.


En cuanto a los sentimientos debía trabajar sobre eso pero una cosa era cierta, realmente no podía imaginarse el futuro sin él.


—Cachorro me vuelve loco.... —acostó su espalda en la camilla observando al muchachito desde abajo— necesito esto.


—Bueno —el canadiense frotó sus manos con el aceite cálido y acarició los pectorales de John Seo— él quiere que lo folles en su boca.


¿Quién era que mandaba? era fascinante cuando los roles se intercambiaban según la necesidad que los cruzara. Mark rompió su ropa interior y se acercó al rostro del americano para que hambriento abriese la boca y capturara su pene, sus rodillas temblaron, tuvo que taparse la boca con una mano para que nadie afuera escuchara su gran gemido. Lo fascinante era eso, un lugar casi tan silencioso como un spa era ideal para cometer una locura.


Las caderas se empujaban contra su rostro, Johnny mordisqueaba y chupaba su pene mientras su mano empujaba el cuerpo del muchacho desde su trasero. Excitado el rubio inclinó el rostro hacia atrás.


Fuck, oh... daddy, sí, así


Se sorprendió de la capacidad del americano y la falta del reflejo de la deglución ¿O era tanto la guerra hormonal en su cuerpo que no había cabida para perderse algo tan delicioso como follar a ese rubio con su boca? El ataque y los movimientos de su lengua eran más rápidos, más malvados.


La camilla empezó a emitir ruido por lo que John tuvo que calmarse y Mark morderse la mano, cualquiera podía oírlos si todo se salía de control ¡Qué excitante! Pero antes que se explotara dentro de su boca, John se desprendió del contacto y mordió los pocos vellos que rodeaban ese miembro.


—Te depilas, cabrón... eso me excita.


—Ahora, tú... tú.


—Voy a darte lo que quieres, ponte de pie.


Curioso investigó los rincones de la habitación, sonriendo con perversidad cuando vio un mueble un tanto más alto que la camilla. La imagen mental fue tanta que casi dio un salto entusiasmado.


Abrazó a Mark y lo besó tan lleno de dulzura que todo el cuerpo del muchachito se rindió ante el contacto, lo abrazó por el cuello, dejó que sus sentimientos y ese cariño que tenía fluyera en los movimientos y al parecer John Seo lo recepcionaba muy bien. Con la misma intensidad y cariño besaba su hombro izquierdo hasta formar un camino y llegar a su barbilla.


—Eres increíblemente hermoso Mark, no ti... no tienes idea de lo bien que me hace saber que sigues aquí —entrelazó sus dedos con la mano del otro, seguía regando besos, a él le gustaban, a ambos lo hacían.


Tomándolo desprevenido, Youngho lo tomó entre sus brazos y lo sentó sobre ese mueble. Lamiendo sus labios estiró solo un poco sus piernas hacia afuera para besar la cara interior de sus muslos mientras su "víctima" casi chillaba necesitado.


Mordisqueó, chupó, se deleitó con las piernas del muchacho para tenerlo lo suficientemente sensible. Las luces naturales entrar por la ventana, el aroma del incienso y las flores, la música ambiental, era una experiencia casi religiosa.


—Coloca tus manos en el mueble ahora, Lee —de inmediato le hizo caso, momento exacto en el que sin pedirle permiso Seo descansó la cara interior de las rodillas de Mark en su hombro, cada pierna en cada hombro dándole el ángulo perfecto para hacer de las suyas.


—John Seo —balbuceó asustado.


—Esto es mío —hizo uso del aceite de masajes para untar sus dedos y luego acariciar el la cavidad trasera del muchachito, sonrió pervertido cuando lo vio boquear como pez— no hagas eso que mi pene lo entiende como una invitación a follar tu boquita.


Se agachó para darle un beso hasta dejar sus labios rojos, resbaladizos y necesitados, magnífica y bendita fijación oral. Agradecía la sorpresa que se llevaba, rudo por fuera, flexible por dentro, Mark Lee era una caja de Pandora.


—Fóllame, ya... por favor —sollozaba necesitado, sus mejillas rojas y sus labios atrapados tras sus dientes, lo estaba haciendo sufrir hasta el cansancio.


—No con esas palabras.


—Jódeme —arañó el mueble inquieto bajo la risa malvada de Johnny.


—Cachorrito, sus dedos son órdenes.


Por un par de segundos dejó que sus dedos hicieran el trabajo antes de alcanzar un preservativo de su pantalón y enfundar su miembro, algún día lo iba a hacer sin nada como un caballero valiente y lo jodería hasta que rogase por unas gotas de agua.


Fue tan fácil penetrarlo, el cuerpo de Mark lo invitaba y su ángulo era el perfecto que un par de toques y ya llegaba hasta los lugares más recónditos de su ano. Tenía la tentación de probar cada detalle de su cuerpo así que lo hizo, en parte. Agachó su cabeza para chupar uno de sus pezones, tan fuerte que Mark tiró de su cabello castaño hacia atrás y devoró su boca solo para poder gemir dentro de ella, si los escuchaban estaban perdidos.


Empezó a moverse contra su cuerpo, sus muslos golpeaban su trasero con tanto ímpetu que fácilmente alguien podía creer que alguien estaba dando nalgadas. Se acordó de aquello y le dio una con su mano, Mark gruñó.


—No tengas piedad de mí, John —balbuceó— hazme tira si es necesario, necesito más fuerte

¿Lo estaba desafiando?


—Infeliz, te voy a partir en 24 si así lo quieres.


Y lo cumplió, sus embestidas eran tan duras que el rubio inclinaba la cabeza hacia atrás y jadeaba incoherencias. Golpear su próstata con el cuerpo de su pene era una buena técnica para alcanzar el orgasmo, mientras tanto entretenía su boca mordiendo las piernas de Mark que tenía en sus hombros.


De esa manera fue bastante fácil que Mark se corriera esparciendo explosivamente su semen en el pecho y abdomen de Johnny, quién por un arrebato de locura tocó un poco de este y lo llevó a su boca.


Tal acto insolente le provocó otro orgasmo a Mark ¿Era posible? no lo sabía, el muchachito se retorcía ahogándose en el mueble, sudando y rindiéndose mientras Johnny lo penetraba una tras otra vez antes de correrse compulsivamente en su trasero.


Era sorprendente cuanto estaba sudando, cuanto aire le faltaba, pero más sorprendente era estar de pie sin haber perdido el equilibrio, para eso se necesitaba fuerza y talento. Las piernas del canadiense se rindieron y cayeron a los lados para descansar, John aprovechó el espacio para acercarse al rostro de Mark y besar su frente fuertemente. Trataban de recuperar algo de oxígeno.


—No me vuelvas a hacer esa broma, cachorrito —murmuraba asustado y jadeante— no tienes idea de lo mal que me hace pensar el no tenerte a mi lado.



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