"Más allá del mar" Cap 16: Cuidando de ti
- TrinidadVictoria
- 27 dic 2019
- 16 Min. de lectura

“El resultado de la prueba de toxicología reveló que el muchacho recibió una dosis de Ketamina no menor, está en observación y en control de medidas generales, no ha presentado ninguna situación de alteración cardiovascular pero sí está con soporte de oxígeno no invasivo… es probable que al cabo de unas horas despierte.”
Y aunque no había sido grave, aunque la dosis fue justa para dormirlo, el hecho y el contexto no dejaban de ser aterradores.
Lee Donghyuck agradeció al médico antes de que este saliera de la sala de espera en la que los habían reunido, para cuando eso pasó, vio de reojo como la figura alta de Youngho Mouskouri se movía lentamente, acercándose, como si lo estuviera asechando cual depredador enojado.
Tragó saliva y volteó hacia él, el griego tenía la mandibula tensa como una piedra, el ceño fruncido y las manos convertidas en puños a sus costados, si Donghyuck fuera un ser humano de verdad, estaría en problemas, pero como hijo de Dioses estaba lleno de características, dentro de ellas la fuerza en extremo.
—Esto no hubiera ocurrido si tú no hubieras sido tan canalla para engañar a tu amigo y dejarlo a la deriva en Grecia —gruñía— ¿Y dónde está ese Kim Jongin? ¡¿Eh?! Sabías que se reuniría con él, ese infeliz es amigo de tu perro faldero ¡Moon Taeil puede estar implicado!
Y un hombre que se caracterizaba por privarse de los sentimientos, por ser “monótono”, ahora estaba dejándose llevar por lo que sentía.
Mierda, el griego estaba hecho un nudo de ansiedad y enojo, llevaban 2 horas, eran las 4.30 am, solo ahora recibían noticias ¿Y tenía que verle la cara a Lee Donghyuck? ¿Por qué se había atrevido a autoproclamarse a él como familiar de Mark Lee cuando no tuvo reparos en engañarlo?
El sireno lo miró con respeto, porque sí, admiraba y respetaba a Youngho Mouskouri, porque sabía que Afrodita no había mentido revelándole a Mark que estaba destinado a él, porque las molestias que lo aquejaban eran razonables y por sobre todas las cosas, porque era un humano, ignorante a la realidad mitológica que los envolvía.
—No estoy implicado —Moon se levantó a exclamar— he tratado de llamarlo para saber qué ha sucedido, pero su teléfono aparece como apagado, Kim Jongin es mucho más sensato que yo ¿Se te ha ocurrido que a él también pudo haberle pasado algo?
Donghyuck lo observó antes de intervenir.
—¿Realmente eran mejores amigos? ¿Realmente pondrías las manos al fuego porque él no haría algo? Mark fue a reunirse con él, lo que implica que podrían haber bebido algo, sin ser estereotipado, pero Mark Lee es un blanco mucho más fácil para ser drogado.
—Que irónico, Mark pudo haber puesto las manos al fuego por ti y vaya que resultaste diferente.
Murmuró el griego antes de caminar y sentarse cerca del Sargento Wong, quien observaba todo de manera crítica sin perderse un solo detalle.
Y aunque se viera como un hombre malhumorado, había traído para el griego un vaso de café y un donut para que llenara su estómago, podían estar horas antes de volver a saber algo nuevo del muchacho.
—Sé que no es asunto mío, señor Mouskouri, pero como alguien que está entrenado para leer el lenguaje corporal, me inclinaría a pensar que Lee Donghyuck y Moon Taeil realmente no están implicados en esto… pero ese tal Kim Jongin no está acá y fue la última persona con la que Mark Lee se reunió —movió los hombros— ¿Haría una denuncia?
—No sin que Mark despierte y nos cuente que pasó —susurró bebiendo un poco el café— gracias señor Wong.
Beber aquello era la única forma de calmarse y evitar darle un par de puñetazos a los hombres que estaban unos metros más lejos sentados en otros asientos.
Imaginarse al muchacho abandonado en la calle, con la ropa desordenada, drogado e indefenso, removía sus intestinos y provocaba dolor de estómago, y se asustaba, por supuesto, porque no podía creer el alcance de sus emociones por él, la importancia que al parecer Mark tenía para él ¿O solo era sentido común de preocupación por otro ser humano?
Lucas sostuvo su teléfono y llamó a Jungwoo, le había prometido que le comunicaría cualquier avance con su amigo, cualquier novedad y eso fue lo que hizo.
Escuchar sus sollozos realmente lo hacían sentir enfermo, porque por una parte se sentía asqueado de sí mismo, pero por otra quería acurrucarlo y decirle que todo estaría bien evitando cualquier sentimiento negativo en él.
Después de unos minutos llamó a Alan Cooper, porque a pesar de que le seguía desagradando, era el “segundo a bordo” en caso de que el Sargento Wong se ausentara, e iba a quedarse a cargo de la misión de mañana, porque Wong estaría acá más tiempo del previsto.
Antes de dejar su teléfono en el bolsillo, pudo ver un mensaje de WhatsApp de su novia, despidiéndose con un “buenas noches” (allá en Washington era las 9.30). Unas palabras simples, pero que lo hicieron sentir enfermo porque sabían cuan mal era engañarle y, a su vez, no decirle a Jungwoo que él tenía una pareja, una pareja por la cual no sentía atracción alguna, una pareja que merecía el mismo respeto por el solo hecho de ser persona.
---
Se sobresaltó cuando algo delicioso estaba puesto bajo su nariz, un vapor de aroma endulzado que lo hizo reaccionar.
¿Se había quedado dormido?
Enfocó la vista hacia arriba, el griego estaba parado allí tendiéndole un vaso de chocolate caliente, con los ojos más rasgados que nunca y un evidente cansancio ¿Había dormido un poco siquiera?
—Gracias —susurró aletargado poco antes de enderezarse en el asiento y aceptar el vaso.
—Son las 9 de la mañana —se sentó a su lado y miró hacia el frente— parece que no fue el único que pudo dormir, señor Wong.
Ambos miraron los asientos de más adelante, había pocas personas hablando en murmullos de quién sabe qué cosa, pero se referían a Lee Donghyuck, que tenía su cabeza apoyada en el hombro de Moon taeil, ambos durmiendo de brazos cruzados ajenos a todo el ambiente.
—¿Usted no?
—Nada en absoluto —Youngho hacía un pequeño masaje en el puente de su nariz— he tratado de pensar las mil formas en la que Mark terminó así, mi cabeza es un caos en este momento.
Silenciaron, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.
Para cuando el reloj marcó las 10 de la mañana, una enfermera salió de la unidad de hospitalizados llamando por el familiar de Mark Lee.
Donghyuck, que había estado durmiendo aún en ese entonces, despertó abruptamente y se paró hacia ella. Youngho se paró de inmediato y lo siguió, porque no estaba dispuesto a que otro recibiera la información antes que él. ¿Lo bueno? Es que Donghyuck mismo fue quien dijo que él también era familiar.
Los apartó a una pequeña oficina donde hacían curaciones, les confería la privacidad que la sala de espera no tenía.
“Estoy autorizada porque el médico de turno encargado de los cuidados del señor Lee, para decirles sobre su estado. Actualmente sus signos vitales están dentro de los parámetros normales, se le han dado medicamentos para contrarrestar el dolor de cabeza, pero hace 2 horas que ha despertado… se espera que, dentro del día, probablemente en la tarde-noche, si todo sigue bien puedan darle de alta”.
Como si el alma hubiera vuelto a su cuerpo, así mismo Youngho Mouskouri se sentía. Mark estaba bien ¡Estaba despierto!
Donghyuck preguntó sobre cuándo estaban autorizados para entrar a verlo y, dado que a esta hora comenzaba el horario de visitas de la mañana, la enfermera dijo que podían, pero solo 1 persona por vez.
Ni siquiera lo pensó dos veces, pasó al lado del griego murmurando que podía entrar, no quería discusiones o algo por el estilo.
Y él, bueno, aquel hombre de cabello negro caminó erguido siguiendo a la mujer. Su estómago se anudaba con cada paso que daba y es que odiaba con todo su ser los hospitales, le recordaban lo sucedido hace 1 año atrás, le recordaba las condolencias, le recordaba la culpa.
Con calma empujó la puerta, la primera imagen que tuvo fue de Mark Lee con las manos cruzadas sobre su regazo mirando en dirección a la ventana, sus ojos agotados, su cabello despeinado. Se veía tan indefenso que Youngho tragó saliva.
—Mark.
El muchacho giró el rostro hacia la entrada, la puerta estaba cerrada, pero parado al lado de su cama estaba aquel hombre con notorias ojeras.
—Señor Mouskouri —murmuró como si su garganta estuviera seca.
—Todo va a estar bien, ya estás mejor —acercó una silla y estiró la mano para tocar con su dorso la mejilla izquierda de este— ¿Te duele la cabeza?
—Siento como si a mi cuerpo le hubieran dado una paliza, pero está disminuyendo con los analgésicos —mordió su mejilla por dentro— perdón por preocuparlo.
El griego lo miró de pies a cabeza con el ceño fruncido. “¿De qué tienes que pedir perdón?, no es en absoluto tu culpa, pequeño”.
“Pequeño”. Aquella palabra se sintió tan agradable que tuvo que poner mucho esfuerzo para no jadear, no eran nada, solo amigos, pero… se sentía bonito y protegido así.
El médico ya se había acercado para preguntarle cosas y él se había enterado de cómo fue encontrado. Tuvo la necesidad de decirle al señor Mouskouri las cosas.
—Lo último que recuerdo fue haber bebido con…
—Kim Jongin ¿No es así? —asintió con cuidado, miraba sus manos porque se sentía incapaz de hacerlo directamente a esos ojos rasgados— ¿Crees que fue él?
No dijo una palabra tratando de pensar en qué momento pudo haber pasado todo, quizás cuando no miró su vaso, tal vez el barman estaba coludido con ese hombre o solo actuaba solo. Fuera como fuera estaba tratando de asimilar lo que le había pasado ¿Realmente ese hombre nunca fue lo que dijo que era? ¿Lo había llamado para aprovecharse de él?
Las lágrimas eran reales mientras caían por sus mejillas, no quería sentiré culpable, pero lo hacía, por despistado, por idiota, por confiar. Había creído en él ¡Lo había hecho!
Estaba prácticamente seguro que no había sido violado, pero el hecho de ser drogado no era algo menor, como no recordaba cosa alguna, la incertidumbre carcomía su cabeza, esto era una locura.
—Mi cuerpo no tiene un solo rasguño, un solo hematoma, pero aun así me siento enfermo, él quería
dejar claro los términos de nuestro contrato, me pidió que nos reuniéramos allí, fue el único que tuve cerca —tomó una gran bocanada de aire— y… y… luego me dicen que… que me vieron acostado a un costado de la calle, boca abajo y…
El griego sostuvo sus dos manos y susurró su nombre, lo suficiente para que el muchacho lo mirara sollozando.
—Vas a descansar, vas a eliminar por completo la droga de ese cuerpo y luego pensarás, no ahora —se mordió el labio inferior, asintiendo como niño pequeño— tomaremos acciones legales si lo deseas.
—No, no por favor… no quiero pensar en eso, no quiero saber nada, por favor —estaba tan tenso y tan sensible que Youngho maldijo por dentro— solo quiero recuperarme y salir de acá.
Bien, no podía hacer algo en contra del muchacho, pero eso no quería decir que no usara sus influencias para hacer averiguaciones pertinentes, si ese hombre había salido de Grecia, lo sabría, no era difícil. Por otra parte, podía convencerlo después de hacer algo contra Kim Jongin, el único sospechoso de que Mark estuviera así.
Pero, por ahora se podría centrar en él.
Una duda asaltó su cabeza.
“¿Entonces ya no trabajarás para él? ¿Qué procede ahora?... ¿Te irás a Corea?”.
No debería dolerle tanto el estómago al tener esos pensamientos, pero lo hacía. ¡Lo hacía! Incluso si ese hombre no pensaba irse de Grecia, no permitiría que Mark trabajara para ese infeliz, no después de lo ocurrido.
—No puedo irme a Corea, no aún —miró la entrada de la habitación y luego a él— cuando Donghyuck se vaya buscaré otro hotel.
Y los segundos pasaron, sus manos seguían unidas, Mark Lee se ponía aún más ansioso, sus mejillas tomando un tinte rosáceo ¿Por qué tenía que observarlo de manera fija, como si tuviera una segunda cabeza?
El griego se enderezó y pestañeó un par de veces antes de interrumpir el silencio.
—Puedes quedarte en mi casa, es… lo bastante grande y tengo habitaciones de sobra.
—No podría hacerlo, ya bastante ha hecho por mí, tengo que aprender a vivir con lo que he reunido.
—Lo has hecho tan bien que terminaste drogado —meneó la cabeza, el sarcasmo no era su mejor elemento— lo siento, no… que pasó no fue tu culpa y tampoco sé por qué sigues acá en Grecia, pero quiero ayudarte.
“Por favor” murmuró.
La oportunidad perfecta se estaba presentando ante sus ojos, la oportunidad para acercarse, para ayudarlo a no reprimir sus emociones, y aunque le dolía no poder decirle aún quién era en realidad, era evidente que esto era obra de alguien poderoso.
“Es… está bien señor Mouskouri”.
La respuesta positiva, en otra ocasión, lo habría hecho sonreír, pero ahora solo pudo asentir.
---
Cuando Jungwoo escuchó el timbre de aquella morada, su corazón empezó a latir tan rápido como el de un roedor. Había estado todo el día nadando dentro de la piscina para combatir la ansiedad que tenía, llorando en ocasiones, lamentándose por lo de su mejor amigo.
Tomó una gran bocanada de aire antes de abrir la puerta y ver allí a Lucas Wong, vestido como cualquier mortal, con el cabello despeinado y ojeras bajo sus ojos, evidentemente había arruinado su descanso.
—Gracias señor Wong, por favor pase —murmuró.
Cuando pasó a su lado, el perfume que emanó su cuerpo se sintió embriagador. Jungwoo cerró la puerta con mesura antes de voltearse y ofrecerle algo para beber, el movimiento de sus manos mientras hablaba captó la atención del Sargento. Estaba ansioso.
—Sería estúpido de mi parte permitir que hicieras algo, ayer fuiste dado de alta del hospital ¿Puedo servirme un café?
—La cocina es por aquí.
“Por favor siéntate en el sofá, regresaré de inmediato”.
Tanta atención y buena disposición le decía que ese hombre seguía arrepentido por lo sucedido. Antes del accidente las cosas habían sido muy diferentes entre ambos, ya en el hospital, Wong cambió lo suficiente y mucho más desde pocos días atrás cuando le contó su pasado.
Incluso ahora, él mismo se había ofrecido para pasar a verlo y contarle las novedades de su amigo, después que visitara la base militar, se bañara y verificara que todo estuviera en orden.
Regresó a su lado con una taza entre sus manos. Se acomodó mientras lo bebía con calma.
—Mark está mucho mejor, aunque aún decidirán si lo dan de alta hoy más tarde o mañana temprano, está consciente con signos vitales normales, solo se siente un poco cansado.
—¿Se sabe algo sobre Kim Jongin? —frunció el ceño molesto— ese infeliz tiene la culpa, apostaría mi col… digo, mi cabeza que fue él.
—No se sabe nada, incluso Moon Taeil ha tratado de contactarlo, pero el teléfono aparece como apagado, lo hemos hecho de distintos números —miró el café— Mark no quiere presentar una denuncia.
—Está asustado, si él no quiere no lo hará, ni siquiera sabe si fue… si lo tocó o algo.
Podría colocar sus manos en su cabeza y leer las imágenes, pero de nada serviría si el muchacho había sido drogado, había perdido la percepción de la realidad un par de horas.
Lucas asintió y luego lo observó, Jungwoo estaba con pantalones deportivos negros y una sudadera del mismo color, su piel lucía más pálida, parecía más indefenso a pesar que fuera casi tan alto como él.
“¿Cómo te has sentido?”.
“Al principio sollocé, luego lloré y he… estado acostado viendo el techo tratando de no volverme loco. Mi abdomen ya casi no duele, pero si me inclino hacia adelante o me estiro demasiado, lo hace”.
El americano levantó su sudadera para ver las cicatrices, no podía entender como había sanado más rápido de lo que otras personas lo hacían, pero las marcas seguían allí, suaves.
Estiró la mano para acariciar la superficie de su piel, era sorprendente el contraste que tenían las tonalidades de este si se ponían la una cerca de la otra, era agradable lo suave y cálido que era.
Jungwoo contuvo la respiración, contrayendo el abdomen, mordiéndose la mejilla por dentro con el dolor.
—Lo siento, fue… inconsciente —meneó la cabeza, el Sargento Wong estaba enrojecido— ¿Te dolió?
“Me dolió porque tensé el abdomen, tensé el abdomen porque tocó con su mano, tocó con su mano un lugar sensible, un lugar sensible que parece extrañarlo mucho” pensó el sireno sin decirlo en realidad.
Meneó la cabeza y sonrió con torpeza.
Lucas alejó la mano, porque sabía cuan peligroso era para ambos un gesto tan simple.
—¿Iniciarás terapia con kinesiólogo? Estuviste 3 semanas en cama.
Como era sireno, se recuperaría rápidamente sin intervenciones humanas, más aún si seguía sumergiendo en agua. Asintió, aparentar era parte de su tarea aquí en tierra firme.
Jungwoo miró sus manos, a pesar de los dones otorgados por ser criatura mitológica, se sentía vulnerable a su lado, como si necesitara ser abrazado o protegido.
Mark se había expuesto confiando en un humano, Jungwoo fue apuñalado por otros ¿En qué se estaba convirtiendo este mundo? Y Donghyuck… Donghyuck lo había cambiado todo por el hombre que había amado.
De pronto sintió que su cuerpo fue abrazado de lado y, antes de poder decir algo, lo sintió murmurar contra su cabello.
—Me odio por esto, me odio por quererlo, pero me preocupé mucho por ti hoy —aspiraba todo el aroma que pudiera obtener del muchacho— espero tengas paciencia conmigo, pero… apenas puedo asimilar lo que siento.
Jungwoo gimió bajito sintiendo los besos de ese hombre recorrer su mejilla izquierda, había deseado tenerlo mientras lloraba por su amigo y, ahora que estaba a su lado, el confort que esto le daba era increíble.
Giró el rostro hacia él porque el militar dejó una mano en su barbilla, como si inconscientemente lo llamara para poder darle el beso que le estaba dando ahora.
¿Qué tenía Kim Jungwoo que lo hacía sentir tan necesitado?
Abandonó los pensamientos de autodesprecio, muy en el fondo, para disfrutar el cómo sus lenguas se tocaban, como sus labios se mordían o como el muchacho dejaba una mano en su nuca para profundizar el beso.
Quería más, maldita sea, incluso si era “aberrante” estar con otro hombre, quería poder comer cada rincón de su cuerpo como aquella noche en la que ambos estuvieron borrachos.
Pero no podía, no cuando el muchacho apenas tenía fuerzas.
Jadeó contra sus labios y unió su frente con la de él, ambos con sus ojos cerrados.
—Pase esta noche conmigo —susurró el sireno— no me importa si no podemos tener relaciones, solo quiero sentirme protegido.
---
Lo último con lo que se había quedado del Hotel Palace, fue el rostro de Donghyuck y el de Moon Taeil parados afuera mientras Youngho Mouskouri guardaba las pertenecías de Mark en la maletera del vehículo.
Se comunicarían por medio del teléfono, pero la realidad era que el otro sireno la próxima semana volvería a Corea, no había razones empresariales para quedarse, sin olvidar el hecho que cada uno debía terminar la misión que se le había otorgado.
Mark había querido colocar su cinturón de seguridad, pero fue el mismo griego quien lo hizo por él, un gesto tan simple que despertó las llamadas “mariposas” de su estómago.
Hace 1 hora le habían dado el alta (exactamente a las 20:46) porque se encontraba estable y totalmente fuera de peligro, fueron al hotel y ya se encontraban camino a la casa de Youngho ¿Podía decir que se sentía ansioso?
Bastante. Por una parte, Donghyuck le había dicho que usaría sus recursos para saber más respecto a Kim Jongin y lo que había pasado exactamente esa noche. Por otra, iba a estar compartiendo la misma morada con el griego, lo que implicaba que conocería otras facetas.
—¿Te duele algo?
El silencio dentro del auto se vio interrumpido por su exquisita voz, realmente era el griego más lindo que había escuchado de un humano.
Meneó la cabeza.
—Nada, solo me siento cansado —miró la pequeña bandita en el dorso de su mano— me dieron tanto suero por la vena que oriné como nunca antes, quizás ahora soy más carne que agua.
El otro levantó la comisura labial con gracia, otros se avergonzarían de hablar de necesidades fisiológicas, Mark Lee parecía cómodo hablando respecto al tema, lo que era bueno.
—La droga se elimina en un 90% por la orina, lo explicó el médico y lo leí en internet —su tono de voz cambió de repente— es una suerte que no pasó a mayores.
Abandonaron el tema justo cuando el vehículo entró por un costado y pasó por el camino de piedras para quedar estacionado.
Se quitó el cinturón de seguridad en cuanto pudo y se apoyó en la puerta mientras el mayor sacaba las 2 maletas con sus pertenencias, caminó junto a él hasta la entrada, un camino en el jardín que fue encendiendo automáticamente algunas luces puestas en el césped.
El “wow” salió instantáneamente de su boca.
—Bienvenido a tu nuevo hogar temporal.
Y aunque ya había estado aquí, ver de nuevo la decoración, los espacios amplios, la modernidad mezclada con el estilo típico mediterráneo, lo hizo sentir asombrado.
—Tu habitación está por aquí —avanzaron por un largo pasillo hasta llegar a una puerta que se encontraba abierta— espero te sientas más cómodo que en el hotel, la cama es bastante amplia —llevó las maletas hasta los pies de esta— el baño privado está en esta puerta, puedes ocuparla ahora si lo deseas.
—Necesito un baño con urgencia y luego dormir, dormir y no pensar —mordisqueó sus labios, la diferencia de altura se notaba más que nunca— después le daré las buenas noches.
Youngho lo miró de pies a cabeza antes de asentir rápidamente y salir, cerrando la puerta tras de sí.
Estaba acostumbrado a lidiar con personas de todo tipo y con alumnos que podían rondar la edad de ese muchachito, pero verlo parado y con tan “buenos modales” lo hizo sentir… extraño.
Decidió caminar a la cocina para prepararle alguna cosa, era lo último que podía hacer por él antes de acostarse y dormir toda la noche, porque demonios, Youngho ni siquiera sabía cómo seguía en pie después de llevar alrededor de 40 horas despierto.
Mientras revolvía unos huevos, el teléfono en su bolsillo sonó. Era una video llamada de sus hermanas, la dosis perfecta para calmas unas horas difíciles.
—¿Te sucedió algo, Youngho? —Isadora frunció el ceño— si puedes podemos cortar.
En pantalla podía ver 3 personas acostadas, Evadine a su derecha, al centro Isadora y Selene a la izquierda.
Eran sus hermanas trillizas y quienes habían hecho su vida bastante alegre, cuando tenía 9 años y su “mamá” le dijo que iba a ser hermano por partida triple.
Lo mejor que pudo haberle pasado y lo mejor que Andreus tenía, lo amaban como si también fuera hijo de ellas.
—Un amigo fue drogado, la situación fue sospechosa —estaba cortando rodajas de pan integral— no he podido dormir.
—¿Es ese muchacho guapo que hizo reír a Andreus? —la voz y las palabras de Evadine lo hicieron mirar la pantalla de inmediato— les hablé de él a mis hermanas, están curiosas por conocerlo.
¿Pero qué?
Ni siquiera supo qué fue divertido, pero las tres se miraron entre sí de manera cómica.
Youngho no se daba cuenta que tenía una expresión que podía decir muchas cosas.
—¿Se encuentra bien? ¿Está en el hospital?
“No, hoy fue dado de alta y… se está quedando… conmigo en casa”.
No iba a entrar en detalles, pero algo pareció iluminar el rostro de las muchachas. Eran jóvenes, tenían 19 años, sus mentes les harían crear escenarios diversos que solo existían en sus cabezas soñadoras.
Sintió su rostro arder sin motivo.
—Bueno, entonces supongo que tenemos que contar con él para navidad ¿No es cierto? —murmuró Selene— ¿Mark era su nombre?
Youngho tragó el nudo en su garganta, bajó la vista a la bandeja con comida preparada y luego se le ocurrió mirar la entrada de la cocina. Allí estaba el muchacho, con el cabello húmedo, revuelto y ropa deportiva que seguramente utilizaba como pijama. Había terminado y lo había seguido a la cocina.
Sus ojos brillaban con intensidad, y se veía tan frágil y tan delicado, que el griego se preguntó cuál podía ser la razón por la que su corazón estuviera latiendo como si hubiera corrido un maratón.
“Les dije” susurró Evadine al oído de ambas “Miren sus ojos, Youngho está cambiando por ese muchacho, tiene expresiones emocionales, ¡Tiene expresiones emocionales!”.
---
La mirada de aquel “hombre” recayó en la figura que dormía en aquella habitación. Estaba abrazando el peluche de un oso que prácticamente tenía su tamaño, se veía tan cómodo y lleno de paz que por un momento se preguntó si esto valía la pena.
Podía percibirlo, el niño dormía abrazado al oso asociándolo a su padre, era increíble que después de dicho accidente y la pérdida de su capacidad intelectual, siguiera amándolo con tanta intensidad.
Kai levantó una ceja.
—Perdóname, pequeño, pero estás viviendo tiempo que no te pertenece
---
—¿Sucedió algo Mark? —alcanzó Youngho a decir, olvidando que sus hermanas seguían en la video llamada— ¿Te sientes mal?
El sireno llevó una mano a su pecho, el dolor se estaba haciendo profundo, como si arrancaran su propio corazón.
—No sé cómo y no lo entiendo, pero —la voz le temblaba, los ojos que había visto brillantes en realidad habían estado con lágrimas— ¿Su hijo… su hijo se encuentra bien?
~~~~~
Nota autora :|
Ni quiero odiar a Kai;-;
:o comp que ahora va teniendo sentido, todo.
No sé que va a pasar pero espero que andreus se encuentre bien 🥺