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"Más allá del mar", Cap 34: Reencuentro





Jungwoo… ¿Y si se trataba de una jugada cruel de sus más grandes anhelos?

Como si hubiera leído el pensamiento, aquel hombre que estaba en ropa interior bajo el agua de la ducha, salió de allí con cuidado, mirando sus pies mojados tocar las baldosas frías del suelo, dejando a su paso tantas gotas como caían, pero ¿Qué podía importar eso?

Cayó de rodillas justo frente a Lucas y, cuando descansó una mano en su mejilla izquierda, el otro gimió dejando que las lágrimas se desbordaran al instante, porque el calor que generaba ese contacto era inigualable, pero reconocible, porque había soportado tanto con la culpa carcomiendo su interior y extrañándolo, mierda, extrañándolo tanto que ahora tenerlo al frente se sentía la dicha más grande.

—Jungwoo.

Y de pronto rodeó a ese “sireno” con sus brazos para acercarlo y permitirse explotar en llanto contra su cuello, llorar con todos aquellos sentimientos que retuvo por tanto tiempo y meterse en la cabeza que esto era real.

Era real ¡Jungwoo estaba vivo!

“Te extrañé tanto”, “Me estaba volviendo loco”, “Perdóname”, “No merezco nada de lo que hiciste por mí”, entre otras palabras era lo que se podía entender entre su balbuceo mientras el otro lloraba en silencio, abrazándolo y recorriendo sus manos por la espalda de aquel Sargento.

—Lucas —su voz entrecortada lo hizo temblar— no tienes idea de cuánto esperé este momento, Lucas —no había un “señor Wong” de por medio y eso lo hizo temblar.

El otro se separó por un instante para observarlo de cerca y tocar su rostro. Y sintió que un golpe de emoción se apoderaba de él porque estaba frente a un hombre que aún empapado lucía como la persona más bella que había pisado la tierra. Luego descendió la mirada y constató nuevamente que, a pesar de haber estado bajo el agua, no traía su enorme y hermosa cola de sirena.

—Jung… Woo…

—Antes de todo, tengo que contarte lo que ha pasado… porque no te abandoné, Lucas, todos estos días yo… he estado sufriendo —apoyó su frente contra la de él y así hablar en un tono bajo, se sentía agotado de muchas maneras posibles y tenía miedo, mierda, la tenía hace tiempo— he esperado que llegase este día con el terror de que no lo hiciera… —tomó la mano del americano y la posó sobre su pecho— escúchame, por favor.

Lucas se secó las lágrimas, pero fue inútil, seguía llorando solo que esta vez en silencio sintiendo la respiración de aquel hombre sobre su rostro.

Flash Back

Jungwoo, que había llegado nadando poco a poco desde Grecia después de recibir los consejos de Nicodemus y tras una pelea con su mejor amigo, Jungwoo, aquel sireno que había estado merodeando los ríos cercanos buscando el momento propicio de salir a la superficie, fue guiado de forma inconsciente para estar en el lugar correcto cuando la desgracia así sucediera.

Unos metros lejos de él sintió la caída de algo… algo que produjo que toda el agua a su alrededor vibraba de una manera inusual, algo capaz de provocar su corazón hacerse añicos y que doliera como si alguien realmente lo estuviera comprimiendo.

Reconocía ese “algo”. ¡Lucas Wong!

Tan rápido como pudo nadó en su dirección, la oscuridad de la noche bajo el agua no era un impedimento porque sus ojos se acostumbraban a ello, pudo identificar de inmediato su cuerpo que caía lentamente en dirección a la profundidad del río.

Lo abrazó contra su cuerpo y en menos de 1 segundo ya tuvo su rostro en la superficie para que pudiera respirar, sin embargo, era inútil, Lucas no estaba respondiendo.

—Mierda, mierda… Señor Wong ¡Señor Wong respire ya!

Lo abrazó contra sí mismo y lo arrastró a la orilla más cercana. No le importó si había hierba en abundancia, con la fuerza que lo caracterizaba lo tomó y lo empujó sobre ella antes que saliera del agua y se arrastrara hasta alcanzarlo, llenando su cuerpo con arenilla, lodo, y restos del herbaje.

Acostó su cuerpo sobre el lado izquierdo del de Lucas para mirarlo hacia abajo y darle golpes en su rostro.

—Señor Wong… señor Wong despierte, despierte ¡Por favor despierte!

Estiró su mano para tocar su abdomen en busca de una herida, de esa manera pudo encontrarla en la parte superior de su abdomen, el aspecto de que algo cortopunzante había entrado a su cuerpo y lo había herido de tal forma que seguía derramando sangre. ¡¿Pero qué mierda tenían los humanos con esas cosas?! ¡¿Por qué siempre había un cuchillo involucrado en esto?!

Llevó los dedos a su cuello para percibir un pulso y el rostro a su pecho para escuchar su corazón. No, no los sentía, no, no lo escuchaba, entonces ¿Eso quería decir que estaba muriéndose?

—¡Señor Wong usted no se puede morir! Señor —le dio una bofetada en la mejilla, un golpe al cual no había respondido— Lucas… ¡Lucas!

Levantó su rostro para ver si su cola se había convertido en un par de piernas, sin embargo, su atención quedó en el espectro que se aparecía un par de metros lejos de ellos, un espectro que salía de una nebulosa clara y que después de unos segundos se dio a conocer.

El miedo recorrió su espalda en forma de escalofríos, la verdad absoluta de lo que ocurría entre sus brazos era confirmada por aquel Dios de la muerte, Tánatos.

Acunó el rostro de Lucas Wong contra su cuello y rodeó su cuerpo con el suyo, dejando la cola sobre las piernas de este y el llanto desesperado bañarlos a ambos. No había querido llegar tarde a Washington, pero tal pareciera que no solo fue eso, había llegado tarde para salvarle la vida al hombre que amaba.

—Jungwoo… debes dejar partir el alma de este humano, he venido a darle descanso.

—Él no tiene por qué morir, él no debe morir ¡No quiero que eso suceda!

—Esa es decisión de los Dioses, no puedes impedir el ciclo de la vida… su alma partirá al encuentro de Hades.

Cuando hizo el gesto de querer acercarse, el sireno negó tajantemente mientras sujetaba el cuerpo mojado de ese humano, alguien que estaba alargando los últimos segundos de vida. Había escuchado muchos llantos después que se llevaba el alma de los humanos, sin embargo, este era desgarrador, aquella criatura no dejaba de hacerlo mientras besaba una y otra vez el rostro frío de Wong.

De un segundo a otro levantó la cabeza para mirarlo cuando la idea cruzaba su cabeza, Tánatos frunció el ceño porque leía lo que decían sus ojos, aquel sireno estaba completamente decidido a hacerlo.

—No puede llevárselo si yo decido entregarme por él, un alma por otra alma ¿No es así?

—No lo sabes ¿Cierto? Tú… realmente no conoces tu origen —cerró los ojos y habló en murmurllos— Afrodita, Diosa del amor y la sensualidad, necesito que hagas acto de presencia ante nosotros… el momento ha llegado.

Fin Flash Back

¿El momento había llegado? En ese segundo no había comprendido, sin embargo, supo más tarde que todo había estado escrito, que un día la Diosa del amor entregaría a su hijo para que salvara una vida, que no sería fácil, que dolería, pero todo lo que fuera en el nombre del verdadero amor era lo que valía la pena, sin importar las consecuencias.

Para entregar su alma tendría que decidirse entre los Dioses implicados como el Dios de la muerte, el Dios del mar, el Dios del inframundo y también Afrodita, porque esto estaba basado en un problema de su jurisdicción.

—Todos estuvieron de acuerdo en el que no podían aceptar mi muerte, porque tu vida no prometía un futuro beneficioso sin mi presencia —el otro asintió repetidamente, sollozando— pero yo me negaba a dejar que murieras… fue en ese momento que pensé en lo que hizo un amigo. Un sacrificio de amor… les rogué llorando que entregaría mi naturaleza como sireno y me sometería a la vida como un humano si te traían de vuelta —apretó los labios— ser sireno tiene muchos beneficios, como una vida realmente larga y… todo lo que yo podía hacer por mi mejor amigo como su guardián, pero no me importaba nada de eso si no estabas a mi lado.

—Ya no… eres sireno.

Negó mirando su cuerpo mojado.

—No, a-ahora soy un humano como tú y envejeceré al ritmo que lo hagas tú —estiró la mano para tocar el de Lucas— pero no podía acercarme a ti, no podía hacértelo saber, los Dioses me lo pidieron… te necesitaban en Corea y en Grecia, me es… estaba volviendo loco —gimió— era un semi Dios y no lo sabía, soy hijo de Afrodita, no tenía idea alguna… pero ahora estás aquí escuchándome y… solo necesito saber que me aceptas en tu vida o puedo salir por esa puerta ahora mismo y no volver a molestarte.

Entregar su naturaleza como sireno, ser convertido en humano, perder la capacidad de vivir por muchos años, condenarse a morir antes de tiempo, no más fuerza extrema, obligado a moverse en el mundo como otro más.

Afrodita había llorado frente a Lucas, ahora entendía por qué. Como su madre, sabía cuánto Jungwoo amaba ser una criatura mitológica.

—¿Por qué entregaste todo eso por mí? Jungwoo… yo —tocó su propio cuerpo con ambas manos— yo te desprecié como sireno, te hice daño en tu aleta, incluso… yo… —miró el suelo del baño, sus ojitos derramando lágrimas, sus labios torcidos mientras lloraba— ni siquiera soy bueno para ti, no entiendo por qué me elegiste.

Lucas Wong era, en el fondo, una persona insegura.

No tienes idea lo mucho que he soñado con tenerte de vuelta, Jungwoo."

Ya no quería tener más charla de lo que fuera que había pasado, el perfume, el sentimiento floreciendo en cada célula de su cuerpo, el amor… el amor.

Jungwoo Kim rodeó los hombros del americano con sus brazos, descansó con ternura las manos tras su cabeza y lo incitó para que ambos se miraran fijamente un par de segundos.

Te amo” murmuró

Y luego de eso, cerraron los ojos en el momento que sus bocas se unieron en un apasionado beso, uno que habían anhelado por mucho tiempo y que ahora que estaba ocurriendo se sentía como el mejor beso que habían dado en sus vidas, no importaba que sollozaran mientras lo hacían porque eran lágrimas de la emoción más sincera.

El acto de dar una naturaleza era una demostración de amor tanto como dar la vida, por lo que ¿Acaso no debía ser premiado? Los Dioses lo sabían, estos hombres estaban destinados para escribir una historia, para perdonar, para crecer juntos y superar desafíos. Afrodita sentía pena, sí, pero también estaba orgullosa, porque en el fondo su hijo demostraba serlo, el amor para él estaba primero tanto como para ella.

Lucas se separó un instante jadeando.

—Ven, voy a ayudar a secarte… vas a enfermarte.

Ambos se pararon con dificultad y juntos de la mano salieron del baño.

Lucas tomó una toalla, una peineta y un secador de pelo antes de acercarse a Jungwoo que parecía un niño perdido sentado en la orilla de la cama, viendo cada movimiento que hacía él.

Rodeó su cuerpo con la toalla y después encendió el secador para dirigirlo sobre su cabello mientras lo peinaba, tenía que cuidarlo con todo lo que tuviera a su alcance ahora que era un humano.

Se detuvo cuando sintió su cabello seco y lo observó en silencio. Aquellos ojos estaban brillantes, aquellos labios se veían tan suaves, aquella sonrisa de timidez aparecía tomando forma en su rostro, sus mejillas estaban sonrojadas, la ternura apoderándose de un hombre que prácticamente lo alcanzaba en altura.

—Eres real… —susurró— eres real.

—No podía ir a otra parte, solo… espero realmente me aceptes en tu vida.

—Te amo… Jungwoo. Realmente lo hago.

Un amor que se había formado mientras él como Sargento estaba en una misión de ayuda humanitaria, un periodo corto para algunos, pero lo suficiente para que los hilos del destino hicieran lo necesario, un amor que se enriqueció cuando estuvieron lejos, cuando Lucas lo creyó muerto, cuando Lucas salió de este país para ser el soporte de los otros dos sirenos.

No importaba que se conocieran desde hace un par de meses atrás, él lo amaba y mucho.

“No te vayas otra vez, quédate en ella”.

Asintió como un niño obediente, tampoco podía irse, cuando un sireno se enamoraba lo hacía para siempre.

Con una sonrisa bobalicona, Lucas le pidió que lo esperara en la habitación mientras iba a guardar el arma donde correspondía y cerraba la caja de seguridad al igual que la entrada del hogar. ¿Lo había hecho para despistarlo? Había funcionado, maldita sea, había funcionado.

---

Con el paso de los minutos se observaron, se sonrieron, se hablaron y también se amaron apasionadamente sobre la cama.

Jungwoo estaba sentado sobre los muslos de Lucas, rodeando su cuello con ambos brazos, besándolo una y otra vez, dejando que sus lenguas se probaran, que sus labios se mordisquearan y que los sonidos guturales brotaran de sus pechos en busca del placer.

Descendió las manos sobre su pecho desnudo y las descansó sobre sus pectorales, enamorado del contraste de sus tonos de piel, fascinado por la temperatura de su cuerpo contra el suyo y de cómo el americano besaba el costado de su rostro húmedo mientras hacía movimientos suaves para estimularlo a través de la penetración.

Las manos enormes del Sargento cubrían la parte baja de su espalda y acariciaban las nalgas de su trasero, quería que el “sireno” sintiera la libertad de moverse como quisiera, extender el placer de todas las formas.

¿Tuvieron un orgasmo? Tuvieron. ¿Se detuvieron en algún momento? También ¿Continuaron? Sí.

En medio de la madrugada tuvieron otro encuentro aún más significativo, el momento cuando hicieron el amor bajo el agua caliente, con Jungwoo empotrado contra la pared abrazándolo con sus piernas y Lucas sujetándolo mientras se besaban hambrientos.

Jungwoo rasguñaba su espalda y retorcía los dedos de sus pies cada vez que lo penetraba, también sollozaba de emoción entre besos y jadeos constantes ¿Cuántas veces soñó con tener la experiencia de poder amarlo bajo el agua sin la necesidad de estar convertido en un sireno con una cola que hacía imposible las cosas?

Wong mordió su cuello como si nunca hubiera tenido un trozo de alimento y con el mismo entusiasmo se hundió dentro de él. ¿Alguien podía sonreír mientras hacía esto? Sí, él lo estaba haciendo e incluso en algún momento ambos lloraron.

Se sentía hermoso amar y ser amado, se sentía aún más bello tener una segunda oportunidad.

Llevados por esos sentimientos y en medio del vapor de agua caliente, Lucas lo penetró con más fuerza como si fuera imposible saciarse de él, una y otra vez para arrancar de su boca aquellos gemidos suaves que había guardado en su mente por tanto tiempo.

Descendió un poco la mirada a su abdomen, porque el agua de la ducha caía en la zona de unión de ambos cuerpos, mojando el miembro de Jungwoo, tan erecto y sabroso que no fue capaz de detener su mano cuando esta lo rodeó para masturbarlo.

Era suyo, eran de ambos y… mierda ¡Estaba vivo junto a él!

Con la emoción llenando su corazón y la fuerza de esa mano, Jungwoo volvió a sentir que le faltaba la respiración mientras se sumía en un orgasmo ¿Era posible tener uno tras otro en un breve lapso de segundo? Porque lo tuvo, porque la imagen de Lucas Wong lamiendo los restos de semen que quedaron en su pulgar jodió su mente de todas las maneras.

Besos y mordidas. En un momento fue el americano quien tuvo su orgasmo dentro del cuerpo de su chico.

Aunque después de toda esa pasión, después de secar sus cuerpos y sonreír somnolientos a medida que secaban sus cabellos, ambos cayeron rendidos bajo las mantas de la enorme cama del Sargento.

¿El reloj? Marcaba las 4 de madrugada.

—Hazme una promesa, Jungwoo —susurraba, se estaban quedando dormidos con sus frentes unidas.

“Hmmm mmm” respondió.

—Yo no me iré de tu vida, tú tampoco lo hagas de la mía.

Le dio un suave beso, acomodándose contra él, dejando que las últimas palabras salieran de su boca antes de caer profundamente dormido.

—No podría alejarme del amor que esperé por más de 4 mil años.

--

Se sentó abruptamente sobre la cama cuando la pesadilla que estaba teniendo llegaba en su momento más crítico, un sueño que había rememorado aquella noche en la que esos hombres enterraron el cuchillo en su abdomen, esa noche en la que estuvo a poco de recibir el beso de la muerte de Tánatos.

Miró a su alrededor respirando agitadamente, la luz del día irradiaba en todas las paredes, sin embargo, cuando dirigió los ojos a su lado en la cama, esta estaba vacía y muy ¿Limpia?

No podía… haber sido falso.

No miró la hora en su teléfono, apartó como pudo las sábanas hacia un costado y con el nudo estrangulando su garganta salió de su habitación. Estaba seguro que, si esto había sido una cruel jugada del destino o un castigo de Afrodita, entonces terminaría por declararse loco.

Caminó a zancadas hacia la sala de estar, pero estaba vacío, luego a las otras habitaciones, pero estas estaban tan impecables como las había dejado.

De pronto un aroma particular llenó el ambiente, aquel toque cuando se hornea algo en un hogar cálido de un día de invierno, algo que venía de la cocina.

Por esa razón caminó paso por paso hacia allá, con miedo de romper la única esperanza de que esto fuera verdad, porque si se trataba de un sueño no quería despertar y, demonios, uno suele despertar en la mejor parte de las fantasías. Pero no era eso, no era algo falso, cuando asomó el rostro por la puerta vio a Jungwoo con el cabello cayendo por su frente mientras revolvía algo, vestido con una camiseta de futbol americano que tenía firmada.

El suspiro de alivio que brotó de sus labios lo hizo voltearse, la sonrisa instantánea formándose en su boca al darse cuenta que había sido descubierto.

—No quise despertarlo… digo, despertarte —sus mejillas se sonrojaron al instante al ver como Lucas se acercaba a él— casi es medio día, pero nunca es tarde para unos hotcakes.

—Estás con mi camiseta.

Se miró a sí mismo y luego al dueño de casa.

—La única ropa que tengo está húmeda, esto fue lo primero que alcancé, pero… debo confesar que tengo un poco de frío —esbozó una sonrisa torcida— ¿Perdón?

“Jungwoo” alcanzó a decir antes de abrazarlo por la espalda y olfatear la parte posterior de su cabeza.

—No tienes idea de lo guapo que te ves así —el pequeño mordisco en su nuca lo hizo gemir— me desperté sin tenerte a mi lado y creí que todo lo que pasó fue una jugada de mi cabeza, que me estaba volviendo loco.

Apagó el fuego y se volteó para mirarlo, amando sus rasgos cuando despertaba, la sencillez de sus facciones, lo simple que se veía sin uniforme, lo cambiado que se sentía, como un hombre que había nacido otra vez.

—Sentí lo mismo cuando me desperté, pero me calmé cuando te vi durmiendo tan tranquilo… Lucas, esto es real.

A la mierda los hotcakes” gruñó Wong.

Empujó al muchacho contra la pequeña isla de mármol que tenía en la cocina para tener la posibilidad de devorarlo encima de ella, verlo sonrojado, esa mirada y sonrisa coqueta, esas piernas firmes y blancas abriéndose para darle la oportunidad de posicionarse entre ellas.

Sabía que debían conversar sobre todo lo sucedido, sobre la muerte de Donghyuck y la de Andreus, sobre lo aprendido, pero el deseo y el amor que sentía pedían ser prioritarios, tiempo tendrían y mucho ¿Por qué no joderse y amarse una y otra vez? ¡Estaban juntos de nuevo!

Se besaron entre mordiscos y jadeos un par de minutos, lo suficiente para provocarse y exc

itarse, aunque no todo era eterno, el sonido de un teléfono llenó el ambiente, un sonido que estaban ignorando, pero que después de finalizar volvía a aparecer, una llamada tras otra, algo que parecía insistente.

—Lucas… Lucas —su pecho subía y bajaba tratando de tomar un poco de aire— parece que está sonando tu teléfono… Lucas.

Aquel hombre que recorría el abdomen del muchacho a besos, se levantó atolondrado tratando de pensar dónde había dejado. ¡Su cama!

—Será mejor que te viertas toda la leche condensada en el cuerpo, porque voy a comérmelo —presionó sus labios un par de segundos y salió de allí.

La llamada sonaba otra vez poniéndolo nervioso.

Alcanzó a sostenerlo y contestar de inmediato, ni siquiera había visto de quién se trataba.

—¿Diga?

—Lucas, soy yo… Mark Lee.

El único Mark que conocía era el sireno, pero pasaría por alto eso.

Con el tono de voz que usó supo de inmediato que lo que fuera a decir no podía ser algo bueno, su voz estaba inestable y sonaba totalmente inseguro. Frunció el ceño de inmediato.

—Mark.

—6 llamadas, cuando creí que me rendiría contestaste… —e sentó en la orilla de la cama que ocupaba— Lucas ¿Has visto las noticias? —¿Había que verlas? ¿Era relevante acaso? — Lucas… —estaba a punto de llorar.

—Mark… ¿Qué es lo que pasa?

Seúl, Corea del Sur.

Observó la ciudad de Seúl por la enorme ventana de su lujosa oficina, esperando que el teléfono personal sonara con cualquier noticia que se tratara de su hijo, porque incluso si las demás personas le decían que todo estaría bien, el señor Moon sentía que no era así ¿Por qué no había tomado el vuelo? ¿Por qué no registraba una salida de Grecia?

Pensaría que quería tomarse unas largas vacaciones, retomar su vida, descansar, sin embargo, los detalles que le dieron el abogado y el secretario de su hijo, le decían cuan perturbada podía sentirse ¿Cuál era la necesidad de vender sus acciones? ¿Cuál era la necesidad de hacer grandes transacciones de dinero? Actitudes que podía arruinarlos.

Era la 1 de la madrugada y se sentía incapaz de moverse de aquí. ¿Y si lo habían asaltado? ¿Y si había ocurrido un accidente? Prefería usar sus contactos y mover las alertas de las autoridades en Grecia.

De pronto el teléfono sobre el escritorio sonó haciéndolo gemir asustado, un miedo que le impidió mirar la pantalla y solo contestar.

—Diga.

—Señor Moon… tenemos noticias del señor Moon Taeil —se trataba de su abogado.

Su espalda se erizó de arriba hacia abajo y la sensación de abandono estaba allí, fuerte, desgarradora, apunto de hacerlo perder la cabeza.

—¿Qué sucedió con mi hijo? ¿Está bien?

---

“Después de darse a conocer el extravío de Taeil Moon, empresario multi millonario coreano, la policía se movió tratando de seguir la ruta que había dado el GPS del vehículo que había arrendado en el aeropuerto, aquella noche que suponía debía abordar su vuelo de regreso a Corea del Sur.

La última parada del vehículo fue frente al Templo de Poseidón en el cabo Sounion, un monumento que se alza en un acantilado a 60 metros del mar. El auto estaba en excelentes condiciones, aunque con sus puertas abiertas.

Se buscaron todas las evidencias posibles, encontrándose huellas del calzado que solía usar aquel hombre, unas huellas cuyo rastro se pierden a la orilla del acantilado en dirección al mar.

El equipo de rescate y salvataje en el mar de las fuerzas armadas, buscó su cuerpo por presunta desgracia, aunque no tardaron más que 2 horas en encontrarlo puesto que, quienes buscaban en las playas cercanas hallaron un cuerpo sin vida y en posición fetal que reunía las características del empresario coreano.

Durante el día se confirmó la identidad del cuerpo como Moon Taeil, quien se cree que atentó contra su propia vida”.

---

—Lucas... —Mark lloraba desconsoladamente con el teléfono pegado en su rostro— Taeil solo quería reunirse con Donghyuck en el "Más allá del mar".


~~~~~~

Nota autora:

:'( Solo quedan 2 capítulos.

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2 Comments


brenda.mint127
May 12, 2020

Lloro un montón, gracias por compartirnos esta obra de arte.

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Alice Danielle🌻
Alice Danielle🌻
May 12, 2020

realmente me encanta todo lo que escribes 😌🌻

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