top of page

"Más allá del mar" Cap 35: Armando mi vida




Flash Back

Estacionó lentamente el vehículo frente al templo de Poseidón, porque era el único lugar donde debía estar aquí en tierra, el único lugar donde creía que podía expiar sus culpas y dolores de alma.

Abrió la puerta, salió del auto y levantó el rostro sintiéndose considerablemente miserable frente a esa estructura tan grande e iluminada de noche a 60 metros del mar, un lugar erigido en nombre del Dios del mar.

Ya todo estaba listo, su secretario había cumplido con las acciones que le había pedido y a él solo le faltaba una cosa que hacer.

Avanzó lentamente, sintiendo como un viento de origen desconocido lo envolvía, pensando que, si recibía el perdón o no, ya nada importaba, el amor de su vida no estaba aquí y no quería seguir viviendo ¿Para qué? Le había fallado de todas las maneras a Donghyuck y no concebía unos días más estando en tierra cuando el sireno lo había dado todo.

Agotado física y emocionalmente, cayó de rodillas en medio del templo y miró hacia el cielo estrellado, eran ruinas, pero el poder de la deidad se sentía fuerte.

—Ya no doy más —gimió, la vista se hacía borrosa con las lágrimas— ya no quiero más… lo entiendo, realmente lo hago —se mordió los labios— ¡No hice nada bueno rechazando el amor de tu hijo Donghyuck! ¡Pero vivía y sigo viviendo en un mundo que no me da las garantías para protegerlo! ¡Lo entiendo mi señor! ¡Lo entiendo tanto que no soporto estar un día más viviendo en esta mierda!

Se inclinó hacia adelante apoyando el rostro en el suelo y dejando que la desesperación se manifestara en un llanto fuerte, no había guardias, no había personas, la absoluta disposición del espacio era suya, la privacidad de sus pensamientos y sentimientos, la conversación que había esperado tener y que había evitado por tanto tiempo.

—He venido aquí porque quiero que me escuches, una sola vez, por favor… Poseidón.

¿Devolverse a Corea? Desde que salió de la casa de los Mouskouri si decisión estaba tomada, solo lamentaba por todo lo que iba a tener que vivir su padre, porque no quería abandonarlo de esa manera.

“Por favor, mi señor… por favor”.

Levantó el rostro para mirar el cielo una vez más, aunque no pudo, se quedó totalmente inmóvil cuando vio esa figura tan magnánima, de cabello oscuro y ropa holgada que lo observaba parado frente suyo sosteniendo su tridente con firmeza.

—Moon Taeil… Moon Taeil —murmuró preocupado— no deberías estar aquí, deberías… volver a Corea donde perteneces, deberías volver con tu padre —estiró su mano para sostener su rostro cuando se agachó frente al humano— vuelve a casa…

Negó lentamente.

—No —¿Cómo se hablaba de forma coherente si estabas frente a una Deidad tan grande? — no… no quiero —negó tajantemente— ¡No puedo hacerlo! No quiero volver ¡No!

—¿Por qué? Quiero decir… tienes riquezas desde tu vida anterior, posees lo que los humanos adoran… objetos, dinero, propiedades, eres heredero —movió el hombro— regresa a casa Moon Taeil.

Volvió a negar solo que esta vez dejó que sus lágrimas estuvieran empapando sus mejillas, vergüenza de ello no tenía, sentía vergüenza por tantas otras cosas.

—Lo entiendo, señor, lo entiendo ¡Lo entiendo! ¡Ahora lo entiendo! ¡Malditamente tarde lo entiendo! —revolvió su cabello— no quiero seguir viviendo y no lo voy a hacer, hace unos días perdí al sireno que amaba y aunque sería valiente seguir viviendo con ese dolor, no quiero hacerlo… —mordió su labio— nunca debí rechazarlo en Joseon, no debí tratarlo mal aquí, pero soy humano… soy débil como un humano, el mismo humano del cual su hijo se enamoró —trató de tomar aire, el aire que no llegaba a sus pulmones— yo…

Poseidón cerró los ojos y susurró algo en otro idioma, en aquel momento apareció Anfítrite con los ojos llenos de lágrimas, tan hermosa como siempre, también lo hizo Tánatos y Afrodita, al igual que Hades. Los 5 Dioses rodeándolo y observándolo con misericordia.

—Lo extraño —susurró— lo extraño cada día, lo extraño y lo quiero a mi lado…

—Mi hijo se murió sabiendo amado, él está muy tranquilo en el “Más allá del mar” —Anfítrite hablaba con tristeza— ¿Sabes cuándo cumplió su propósito en esta vida? En el momento que le dijiste que lo amabas, en el momento que recordaste quien eras y cómo te sentías respecto a ello —acarició su mejilla, Taeil lloraba— en el momento en el que pensaste en pedirnos perdón.

Asintió repetidamente, asintió y asintió hasta volver a llorar desconsoladamente sosteniendo la camisa en el sector donde latía su corazón.

—Lo siento, realmente siento todo lo malo que hice… lo siento profundamente, lo siento —casi cayó de rodillas, pero Hades lo sostuvo para pararlo nuevamente— por favor, acepten este perdón, es la única manera de poder morir en paz.

—¿Morir? —Tánatos habló con calma— lo harás, porque lo has decidido.

Taeil volvió a asentir.

—No quiero seguir viviendo, morí un poco cuando mi mamá lo hizo y terminé de hacerlo cuando Donghyuck se fue frente a mis ojos… lo siento, por favor lo siento.

Poseidón avanzó un poco y apoyó su tridente sobre la frente de aquel humano, antes de hablar lo que pensaba y lo que había sucedido.

Él y su esposa jamás tuvieron la necesidad de castigarlo por “su atrevimiento”, porque castigar no era la palabra educada. Las dificultades que había vivido, las que su propio hijo había tenido, todo era parte del plan del destino para que las cosas tomaran su rumbo, aprender a amar, aprender a perdonar, aprender a pedir perdón, aprender a admitir lo que se siente y aprender a vivir.

Tanto Donghyuck como él estuvieron destinados a amarse, como dos almas enlazadas y estaba demostrándose ahora cuando él manifestaba que no podía vivir sin tenerlo a su lado.

—Si quieres partir de este mundo en paz, entonces puedo decirte que te perdonamos, pero también te agradecemos mucho —Taeil derramó muchas más lágrimas con lo que escuchaba— porque contigo nuestro hijo demostró la pureza de su corazón… —sonrió con calidez— nunca te odiamos, muchacho… si lo hubiéramos hecho, tu madre nunca habría amado tanto a las sirenas, aquel amor y aquella creencia que en esta vida te permitió aceptar la verdad de Donghyuck con tanta calma, aquella pasión que te llevó a disfrutarlo en sus últimos días y sacar lo mejor que tiene tu alma, lo mejor que nuestro hijo siempre observó a pesar de tus palabras…

Afrodita se acercó esta vez y sostuvo su rostro con ambas manos antes de depositar un beso en su frente.

“Sé lo que quieres hacer, pero todos nosotros necesitamos que lo decretes con tu voz, Moon Taeil ¿Qué es lo que deseas hacer?”.

Aquel humano los observó a cada uno, a aquellas deidades, tan altas e imponentes, tan hermosas y cálidas.

—Quiero conocer el “Más allá del mar”, quiero reunirme con Donghyuck de nuevo para toda la eternidad… quiero entregar mi vida por eso, quiero darles mi alma y que me lleven para allá… quiero ser feliz.

Los Dioses asintieron. Anfitrite lo susurró.

—Ve, lánzate sin temor al mar, permite que Tánatos sostenga tu mano y juro que cuando tu alma sea liberada de este cuerpo, Poseidón y yo te llevaremos al “Más allá del mar”, quien se arrepiente merece ser perdonado, quien ama merece ser amado… —una lágrima de emoción cayó de sus ojos, como madre también era sensible— mi hijo será muy feliz cuando pueda volver a tenerte a su lado… ustedes se pertenecen.

Sin parar de sollozar y murmurar “gracias”, Moon Taeil caminó en dirección al acantilado porque la decisión estaba tomada, dejando que la calidez que nacía de su pecho lo envolviera por completo, que la emoción derribara cualquier temor. ¡Iba a ver a su sireno de nuevo! ¡Iba a poder ser feliz!

Moon Taeil, aquel hombre que había elegido su destino, se volteó hacia el templo donde los Dioses lo observaban, miró al cielo murmurando a su padre que lo perdonara y sin dudarlo más tiempo, cerró los ojos y cayó de espaldas hacia el mar cuyas olas azotaban las piedras.

Una caída que se sintió suave, una caída que era acompañada por el susurro de los Dioses que le decían que estaba cerca, que no temiera, una caída en la cual podía escuchar a las criaturas marinas cantar con júbilo que el amor había reinado.

Afrodita cerró los ojos cuando escuchó la caída de aquel cuerpo con el agua, porque la muerte fue instantánea. Luego los abrió y miró a Hades, cuyo Dios lucía con un semblante tranquilo.

—Un alma por otra alma —susurró— un humano ha entregado la suya al mar y mi hijo ha decidido convertirse en humano… ¿Sabes que estaré vigilándote en cada momento?

—La muerte de Andreus Mouskouri me ha abierto los ojos —movió la mano— Tánatos decide quien muere, yo cuido el inframundo, yo recibo las almas terrenales, Poseidón las del mar, pero así como aquel pequeño niño decidió donde irse, así como Taeil lo hizo… mientras sea en nombre del amor, un alma puede decidir donde quedarse el resto de la eternidad. Debería saberlo, su majestad —inclinó el cuerpo y sonrió antes de desaparecer.

Afrodita miró el horizonte oscuro y sonrió suavemente. Porque era cierto, las almas cuando amaban decidían donde irse.

Moon Taeil se llevaría una grata sorpresa, puesto que no era el único que había decidido entregar su vida al “Más allá del mar”. Su madre también lo había hecho cuando se fue de este lugar.

Fin Flash Back

Youngho estaba sentado en un sofá mirando la chimenea y la madera crepitar dentro del fuego en ella, escuchando los pasos de Mark a lo lejos e intuyendo bien puesto que el muchacho se sentó a su lado para mirar el fuego también.

Se giró a mirarlo al mismo tiempo que el sireno lo hacía y en ese instante pudo ver como trataba de secar sus lágrimas.

—¿Lo sabías? ¿Sabías lo que sucedería con Taeil? —no sonaba contento, tampoco triste.

El griego asintió lentamente, recordando la última vez que estuvieron aquí.

—En cuanto miré sus ojos supe lo que quería, le dije las opciones y las consecuencias de eso.

—¿Le diste su consentimiento para… suicidarse? Youngho —gimió— ¡¿No hiciste nada para impedírselo?!

El mayor lo observó por un momento antes de acercarse, envolver su cuerpo en un abrazo y dejar que Mark continuara llorando entre ellos. Si estuviera realmente enojado no habría aceptado el contacto con tanta necesidad ni hundiría el rostro en la curvatura de su cuello.

“Vi en sus ojos lo que él deseaba, yo solo le informé lo que quería escuchar… Taeil no quería seguir viviendo, quería saber si mi padre Poseidón lo perdonaría, si podría entrar al Más allá del mar sacrificando su vida por ello… le dije que sí, que, aunque parezca un Dios temperamental, él lo aceptaría”.

Besó su frente poco a poco para calmarlo.

—Estoy seguro que, si pudiera comunicarme con Donghyuck, él estaría agradecido conmigo, porque seguramente ahora se ha reunido para la eternidad con el hombre que amaba… sin barreras, sin rencores, solo amor —Mark se movió para mirarlo fijamente a los ojos— sé cuan doloroso es perder la vida, Mark, pero estoy seguro que ambos son felices ahora… no tuvieron la oportunidad de vivir de buena manera su amor, ahora lo harán.

—Encontraron el cuerpo de Taeil en posición fetal a la orilla de la playa —sollozó— no deja de angustiarme.

El cuerpo solo es un envase, lo que importa es lo que llevamos dentro” le dijo el griego acunándolo entre sus brazos antes de darle un beso en cada mejilla, en la frente y luego en sus labios.

Si lo miraba desde otra perspectiva, por supuesto que era angustiante saber que la muerte fue la única manera en la que podía encontrarse con “su otra mitad”, que se sintió abatido, abandonado y que tuvo que lanzarse por un acantilado hasta el mar.

Su estómago dolía de imaginar el daño que podía estar experimentando aquel padre que había perdido a su hijo, alguien que muy probablemente no sabía de la existencia mitológica y que el alma del paradero de Moon Taeil era incierto.

Días después, jueves 27 de febrero 2020.

“¿Cuándo le vas a decir a Mark que estás vivo?”.

Jungwoo frunció el ceño en dirección a ese hombre, porque sabía la respuesta, ya le había dicho muchas veces que lo haría en el momento adecuado porque no pensaba presentarse a través de una pantalla ¿Acaso no era demasiado frío e impersonal? ¡Quería hacerlo de forma presencial!

¿Estaba utilizando preguntas para desviar la atención?

—Lucas… si sigues paseándote de esa manera terminarás haciendo un agujero en el piso y terminarás encima de alguna vecina —le indicó con el dedo antes de hablarle con suavidad— ven aquí.

El aludido se volteó y caminó como un cachorro hacia su dirección, con los hombros caídos y la piel de su cuerpo sudando, dejando que lo abrazara por los costados de su cuerpo y hundiera el rostro en su abdomen, aprovechando el momento para acariciar su cabello y mirarlo agradecido por la muestra de afecto.

“Sé que no es fácil lo que sucederá hoy, pero después de lo que pasó la semana pasada, demostraste tener las agallas necesarias para enfrentarte a cualquier cosa”.

Depositó un beso y lo miró hacia arriba para sonreírle lleno de amor, no le gustaba ver a Lucas tan preocupado, aunque no era una reacción exagerada de su parte, lo que sucedería hoy era realmente importante.

Lo de Taeil, lo de Andreus y la transformación de Jungwoo a humano, le demostraron que en la vida era importante priorizar las cosas y que si quería ser feliz necesitaba abandonar sus fantasmas, cortar todos los problemas de raíz y buscar un nuevo rumbo, uno en el que fuera él mismo.

Por esa razón fue que la semana pasada se presentó a sus superiores para entregar una carta y hacer todo lo que fuera necesario para desertar del cuerpo de Marines de los Estados Unidos de Norte América. ¿Le llenaba ser Sargento? Si era sincero, no. Le fascinaba ser un puente de ayuda en misiones de catástrofes, pero no estaba dispuesto a formar parte un día más de una organización en la que la muerte estaba implicada, al igual que el distanciamiento con la familia y una homofobia mal disimulada.

Todos estuvieron sorprendidos ¡Era un Sargento muy bien evaluado por todos con quienes había trabajado!

Pero Lucas Wong lo sabía, había ascendido de puesto rápidamente gracias a las grandes influencias de su abuelo. Y había elegido ser esto gracias a él.

No, ya no más, no iba a seguir con una mentira para su alma, sus padres lo apoyaban en esto, sus padres habían conocido a Jungwoo ¡Sus padres se habían enamorado de su persona! ¿Acaso la vida no le estaba diciendo que esto era lo correcto?

—No vas a ir solo, Lucas, voy a acompañarte, no olvides que soy hijo de la Diosa del amor, quién mejor que yo para que te cuide —movió los hombros— al menos que me quieras encerrado en tu apartamento.

Descendió los ojos a su mano y con firmeza se la sostuvo.

—¿Estarás a mi lado?

Jungwoo se levantó del sofá, sostuvo su rostro con ambas manos y lo besó tiernamente en sus labios antes de susurrar un “Siempre”.

--

Él estaba aquí en Washington de visita por unos días para una actividad del ejército, como alguien retirado y alguien que había tenido un puesto muy alto en la organización, era un invitado estelar, pero eso sucedería mañana, hoy tenía libre y estaba sorprendido que su nieto pidiera verlo para conversar.

Estaba sentado viendo el periódico en una mesa del restaurante acordado cuando lo vio aparecerse en la entrada junto a otro hombre alto de rasgos asiáticos y piel blanca. Cuando ambos divisaron su figura, caminaron en su dirección con decisión, pero él era un hombre que sabía leer el lenguaje corporal a la perfección y sabía muy bien lo que esto podía significar.

Mierda, casi quiso reír del sarcasmo, sin embargo, mantuvo su rostro de piedra. Se paró frente a su nieto y a su acompañante, los 3 eran prácticamente del mismo tamaño.

—Buenas tardes, Lucas y…

—Jungwoo, Kim Jungwoo —el “sireno” estiró su mano con cortesía y se sentó donde el hombre les había indicado.

—Si quieren pedir algo está la carta, no se preocupen que yo invito.

Negaron con cuidado, habían elegido un espacio neutral para llevar a cabo esto, podían carecer de la privacidad del departamento o el hotel donde su abuelo hospedaba, pero quería minimizar cualquier reacción inesperada.

—No gracias, abuelo, queremos hacer esto lo más rápido posible.

Jungwoo pensaba que era aterrador el parecido de Lucas con su abuelo, solo que ese hombre emanaba algo que el reconocía, algo que había visto anteriormente.

Cruzó sus brazos y negó con una sonrisa de sarcasmo tomando poder en su boca, esto era completamente esperado.

—¿Vienes a explicarme que te saliste del cuerpo de marines? ¿Crees que yo no me enteraría cuando estás allí gracias a mis influencias? —frunció el ceño— eres un ingrato, siempre tan débil y patético, no supiste hacer grandes cosas, podrías haber tenido todo ¡Todo!

Lucas tensó sus manos en forma de puños y movió su cuello, se sentía profundamente ansioso, pero necesitaba hacer esto, necesitaba hacerlo desde que era un adolescente, necesitaba ser valiente ¡Necesitaba dejar ir!

Tomó aire y habló.

—Me convertí en un miembro del cuerpo de marines porque quería demostrar que era hombre, quería demostrarte que podía hacer las cosas bien, que era masculino, que esas cosas que habías visto en mí ya no existían ¿No te das cuenta? Solo quería hacer cosas para ti, enmascarando lo que en realidad soy y lo que realmente quiero hacer.

—¿Un maricón? Tus padres debieron actuar diferente contigo cuando tomaron el control de tu crianza, seguramente lo gozaste, el ejército está lleno de hombres —apuntó a Jungwoo— ¿Y tú eres su chica?

Jungwoo sonrió orgulloso, dejando que el brillo se reflejara en sus ojos, cautivando a Lucas por un par de segundos, sabiendo que estaba reventando los sesos de su abuelo porque era evidente que entre ambos había una relación amorosa.

—No me importa que no te parezca, pero a partir de ahora puedo decir que no dejaré que vuelvas a involucrarte en mi vida como lo hiciste… me gustaba mi mejor amigo cuando era niño, me pegaste frente a sus ojos, lo asustaste tanto que rompiste nuestra amistad y me criaste en base a abusos psicológicos y físicos para hacerme entender que el amor entre dos hombres era asqueroso… maldita sea Wong ¡Él enfermo siempre has sido tú!

—No me equivoqué, no duraste lo suficiente en el ejército… siempre tan maricón, quizás debí golpearte más —rechinó los dientes— ten en consideración que no volverás a recibir alguna ayuda mía, olvídate de querer regresar a los marines porque te haré la vida imposible, para mí dejaste de ser mi nieto —observó a Jungwoo— lavaste su cerebro, manipulador aberrante.

El “sireno” levantó la barbilla y también una ceja, hasta que entrelazó sus dedos con la mano de Lucas y la colocó sobre la mesa para que aquel hombre lo observara.

—Nada de lo que usted nos diga puede dañarnos —hizo un sonido de mofa hacia el humano, no tenía idea a lo que se había enfrentado para ser feliz— solo puedo decir que me da una profunda lástima todo el rechazo hacia lo “homosexual”, una profunda pena el hecho que descargue su infelicidad contra su propio nieto… ¿Pero sabe que me entristece más? El hecho que veo en sus ojos mucho dolor, porque estoy seguro que amó a otro hombre tanto que convirtió ese amor en odio para sobrevivir… usted es un hombre viejo, muy probablemente lo habrían matado en su adolescencia antes de dar su primer beso.

La mandíbula de ese hombre se desencajó por un momento, quería defenderse, pero fue imposible, el muchacho se paró de su asiento siendo seguido por su nieto.

“Espero puedas ser feliz, abuelo, porque yo lo soy con él” murmuró Lucas antes de salir hacia la puerta sosteniendo la mano del “sireno”.

Solo cuando avanzaron lo suficiente como para estar lejos de ese restaurante, Lucas se apoyó en el tronco de un árbol dentro de un parque para jadear ansioso mientras las gotas de sudor empapaban su frente.

Jungwoo se mordió el labio inferior, estiró la manga de su brazo derecho y secó su rostro mientras este sollozaba diciendo que lo había hecho.

—Pude apartarme, pude decirle lo que pensaba… pude hacerlo —gimió— gracias a ti, ahora me siento libre de mis ataduras, ahora… ahora puedo ser yo.

—Yo sabía que podías Lucas… —no quería ser emocional, pero ver al hombre que amaba sollozar, lo hacía sentir orgulloso, porque sabía cuántos años le había tomado ser él mismo y llegas a esto— eres increíble.

Por supuesto que le hubiera gustado estar más tiempo con su abuelo y tratar de hacer las paces, no quería guardar rencores, quería tratar de entenderlo, sin embargo, no podía dejar pasar su falta de respeto, su notoria homofobia ni la manera en la que le había hablado a Jungwoo.

Fue preciso, fue conciso y ahora podía iniciar nuevamente su vida, con el apoyo de sus padres y de la criatura que en este momento sostenía su rostro.

—Aunque no puedo dejar de pensar que es doloroso que no haya cambiado —murmuró— ¿De verdad crees lo que le dijiste?

—Lo vi en sus ojos Lucas, él no podrá ser feliz.

Secó el resto de lágrimas que le quedaban y entrelazaron sus dedos para caminar juntos de la mano por una ciudad que lo había visto crecer de otra manera, una ciudad donde muchos de sus subordinados vivían ¿Y qué sucedía si lo veían sujetando la mano de quien fue el intérprete de ellos en Grecia?

¿Y si descubrían que su ex sargento era gay?

Jungwoo susurró su nombre antes que cruzaran por el paso de cebra, y en cuanto lo vio supo que todo iba a estar bien, estaba jodidamente enamorado de su persona ¿Qué importaban lo demás?

Sí. Iban a estar bien.

Atenas, Grecia.

Sus ojos rasgados se quedaron en la fotografía que había en su enorme escritorio de la oficina que tenía en el museo de la Acrópolis, una foto donde su hijo, sentado en la silla de ruedas, sonreía a la cámara a su modo y sosteniendo su mano.

Volver a la rutina del día a día no era fácil, no lo fue cuando salió de Alejandrópolis con Mark dejando atrás a sus hermanas y sus padres ¿Quién iba a darles un abrazo cuando llorasen por el niño? ¿Qué sucedería cuando caminaran por el pasillo y vieran su habitación con sus juguetes y sus dibujos?

Él no estaba bien, no había día que no sollozara por Andreus como ahora en la que veía su rostro.

—Eran tan lindo —sonrió— papá luchará cada día para ser feliz.

Secó sus lágrimas y miró todo a su alrededor, era hora de volver a casa, el museo ya había cerrado.

Subirse al vehículo escuchando música lo hacía sentirse tranquilo, porque pensaba en todas las cosas que quería hacer de ahora en adelante, todas esas cosas incluían a Mark como su compañero de vida y estaba seguro que cuando el momento adecuado llegara su familia lo aprobaría, amaban a ese chico.

Pasó a un restaurante cerca de casa para comprar la cena, quería hacer de esta una noche especial y es que, si era sincero consigo mismo ¿Desde cuándo no tenía intimidad sexual? Semanas, si es que no un mes, porque él no se había sentido psicológicamente preparado para preocuparse de otras cosas, menos después de la muerte de su hijo, sin embargo, ahora que los días habían pasado un poco, quería estar con Mark de todas las maneras posibles.

Quería tener sexo y quería hacer el amor.

Con una sonrisa surcando su rostro, estacionó el vehículo, tomó las bolsas y entró a la casa esperando verlo sentado en la sala de estar como cada día desde que llegaba, leyendo algún libro, durmiendo con la boca abierta o dentro de la bañera convertido en un hermoso sireno.

—¿Mark? Llegué…

Dejó las cosas en la cocina y caminó hacia su habitación, probablemente estaba metido en el agua y él estaría dispuesto a verlo disfrutar de su cola y sus enormes aletas.

—Mark… yo… —abrió la puerta de la habitación— pequeño yo… ¿Qué haces tú aquí? ¡¿Qué haces tú aquí?!

Aquel hombre estaba parado mirándolo preocupado, con el ceño y hombros caídos. No lo había visto desde aquella vez en… ¿Cuándo fue la última vez? Lo había olvidado, solo que tenía un profundo resentimiento por haber querido drogar a Mark.

Kim Jongin estaba aquí aunque su aspecto era distinto. Pero él reconocía su aspecto, reconocía su esencia absolutamente como hijo de Hades.

—¡¿Qué haces aquí?! ¡Responde! —trató de avanzar hacia él, pero Kai se movió al costado dejando las manos en el aire— ¡¿Qué le hiciste a Mark?!

—¡Basta! ¡No le hecho alguna cosa! —se agachó para evitar un golpe en la nariz, aunque no vio venir el puñetazo directo a su mandíbula, el griego era veloz y muy fuerte— ¡Basta Tritón! Agghhh mierda.

Escupió la sangre transformando su aspecto, dejando que su cabello verde se mostrara al igual que las cicatrices de su rostro, no había necesidad de aparentar que era un humano, sabía que Youngho era hijo de otra deidad.

—¡¿Qué le hiciste a Mark?!

—Nada ¡Nada! —secó la sangre y lo miró— nada, pero necesito de tú ayuda, Tritón, necesito que lo hagas entrar en razón… Mark ha subido a la barca de Caronte —los ojos del griego se abrieron con asombro, su boca soltó un jadeo— él ha entrado al inframundo para negociar con Hades, mi padre… y temo… temo que sea demasiado tarde.



Comments


Suscribirse

  • twitter

©2019 by Novelas NCT. Proudly created with Wix.com

bottom of page