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"Más allá del mar" Cap 20: Ena... ¿Enamorado?



Mark Lee abrió sus ojos de golpe cuando una sensación aterradoramente familiar cubrió su columna vertebral, una sensación de que el niño entre sus brazos corría peligro, razón por la cual bajó la mirada de forma inmediata para cerciorarse que Andreus estaba bien.


Cuando lo vio tranquilamente acomodado sobre su pecho, el sireno se movió con mesura para que este no despertara, luego se acercó a la ventana para mirar hacia afuera mientras su corazón le gritaba que algún tipo de “mal” estaba asechando.


Sí. Tal cual como esa noche en la que el señor Mouskouri tuvo una video llamada con sus hermanas y él, mientras se duchaba, tuvo que correr hacia la cocina para saber si el pequeño estaba a salvo.


Apoyó el rostro en la superficie del vidrio, pero con lo único que se encontró fue con el paisaje oscuro y el cielo nocturno. ¿Coincidencia? La presión bajo su pecho había desaparecido.


Quizás tuvo una pesadilla” susurró Evander, el padre de casa.


Había ignorado por completo que no estaba solo en esta casa y que antes de quedarse dormido existía la posibilidad de que los dueños de esta llegaran.


Giró para verlos y sonrió de la manera más convincente, no era su intención preocuparlos o que lo creyeran loco ¿Cómo iban a pensar que era una criatura mitológica demasiado perceptiva?


—¿Te sientes mal? —Youngho se adelantó un par de pasos para estar más cerca, el aspecto del muchacho había cambiado.


—No… Bueno, tal vez —movió los hombros para restarle importancia. Luego miró al niño que dormía plácidamente sobre el sofá— encontré comida en el refrigerador, la calenté y se la di de cenar… después de lavar sus dientes nos sentamos en ese sofá y le conté sobre las grandes hazañas que hicieron los Dioses griegos, esas cosas que aparecen en los libros, se quedó dormido muy satisfecho —observó a los miembros de la familia Mouskouri que estaban parados cerca de él— no quiero que esto suene como una completa falta de educación, pero… preferiría ir a descansar en vez de cenar.


Dione frunció el ceño antes de acercarse con cuidado y sostener su rostro por las mejillas, los ojos de aquella mujer viajaban en todas las direcciones con la inspección y delicadeza que solo una madre tendría.


Estás muy pálido cariño, tus labios están morados y tu piel está fría” murmuró.


Mark suspiró sintiendo como sus brazos y piernas se adormecían.


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Como si le hubieran robado energía, sí, podía describir esto como si realmente algo o alguien tomara parte de su vitalidad para otros fines, sino ¿Por qué había perdido temperatura corporal incluso estando al lado de una chimenea y con el cuerpo de un niño sobre el suyo?


Estaba acostado en la cama de la habitación de huéspedes que le habían asignado, bajo arrullado bajo mantas y entre sábanas, sin embargo, no parecía ser suficiente para que dejara de castañear sus dientes.


De pronto el ambiente se llenó de un aroma tan exquisito que fue imposible seguir con los ojos cerrados ignorando eso, imposible creer que estaba solo cuando el sonido de la puerta cerrándose con cuidado se hacía notar.


—Mark…


Abrió los ojos hacia la voz exquisita del señor Mouskouri, allí estaba él, cargando una bandeja entre sus manos la cual traía un plato de sopa, unos bocadillos de pan y una taza de té verde.


Sin esperar a que se lo permitiera, aquel hombre se acercó a la orilla de la cama y espero que el muchacho acomodara la espalda sobre las almohadas. Lucía realmente enfermo aunque era difícil saber qué cosa, no tenía fiebre, muy por el contrario, cuando dejó el dorso de su mano derecha sobre una mejilla, esta estaba muy fría.


—Debes comer todo esto, lo hizo mi madre para ti —estaba seguro que su familia prefería que Youngho cenara más tarde y se enfocara en su amigo— toma.


Mark estaba incrédulo en un inicio, pero el señor Mouskouri no estaba bromeando cuando hundió la cuchara en el plato y luego la estiró a su boca como si alimentara de un bebé. Bien, aún sus extremidades se sentían flojas.


Bebió toda la sopa de esa manera y aceptó los bocadillos de pan, incluso aceptó las cucharaditas de té. Pero aun así su cuerpo seguía temblando como si no pudiera tomar el calor de esos alimentos.


Youngho volvió a descansar una mano sobre el rostro de Mark, seguía pálido, sus pestañeas bajaban de vez en cuando con evidente sueño, su cuerpo seguía temblando, ni siquiera sabía si era normal que perdiera tanto calor.


El griego cerró los ojos y maldijo en su cabeza, antes de apartar la bandeja bajo la cama, sostener las mantas, sábanas y meterse bajo ella. Mark podía salir corriendo espantando, pero tal vez su estado enfermizo se lo impedía así que no fue difícil acercarse a ese muchacho y rodear su cuerpo con brazos y muslos.


El sireno instantáneamente escondió el rostro contra su cuello y lo abrazó por su tórax, sintiendo que el “mayor” lo giraba para que quedara acostado encima de él, la misma posición que había usado con Andreus en la sala de estar, la misma posición con la que dormían todos los días sin que él lo supiera.


—Es una forma de compartir calor —murmuró.


—Pero yo no peso como una pluma señor y no soy tan pequeño como su hijo.


Lo sabía, tampoco era delicado como una chica y su voz era un poco ronca, difícilmente podía sentirse como una… pero Youngho no tenía alguna especia de problema con eso, muy por el contrario.


“Cállate” susurró al mismo tiempo que repasaba la mano bajo la camiseta de su pijama para tocar la espalda, la fricción de esos “masajes” ayudaba a generar calor y aunque Mark, que estaba somnoliento y luchaba contra el lenguaje de su cuerpo, no pudo evitar que de sus labios escapara un jadeo que acarició la piel del griego.


El otro dijo la primera cosa que salió de su boca.


—Te… ¿Te dolió la espalda?


—No… digo sí, puede ser que… que sí.


Si le creía que aquella particular forma de exhalar aire se debía a dolor, entonces su honor estaría salvado, era incapaz de levantar la cabeza y que se diera cuenta de la expresión que tomaba su rostro así que solo le quedó seguir abrazándolo y llenarse de ese calor y ese aroma que exhalaba.


Siguió acariciando su espalda de arriba hacia abajo, conforme pasaban los segundos los temblores del muchacho fueron cediendo, su respiración se fue enlenteciendo y su cuerpo se sintió particularmente más pesado.


Lo apartó lo suficiente para apreciar su rostro bajo la luz de la lamparilla al costado.


Se había quedado dormido, sus mejillas habían tomado color, su piel parecía más cálida y sus labios dejaron de estar violáceos. Sus labios… y… y si…


Gimió por un deseo repentino y casi animal de… ¡Mierda!


Apoyó la cabeza de Mark sobre las almohadas, cubrió su cuerpo hasta el hombro con las mantas, tomó la bandeja y luego apagó la luz, para luego cerrar la puerta y apoyar su espalda con la respiración agitada. Tenía miedo de sí mismo y lo que podía estar pasando así que miró hacia los lados para cerciorarse que no estuviera algún miembro de su familia.


No, el pasillo estaba vacío, pudo bajar la mirada a su pantalón y darse cuenta con horror que la molestia en su ropa interior era una muy poco disimulada erección.


Flash Back


Tendremos una cena con el ejército hoy en víspera de navidad. Los altos mandos decidieron que después de año nuevo se les dará los días libres hasta el 10 de enero para que puedan disfrutar de Grecia sin trabajar… quiero reírme y decir que todo estará bien pero no puedo :( “.


Escribió Jungwoo por el grupo de chat aquel día 24, con la garganta apretada, con las esperanzas que pudiera decirle a su corazón que todo pasaría y que podía abandonar cualquier cosa que este se atreviera a sentir por Lucas Wong.


“Nosotros haremos una cena, le pedí al señor Mosukouri que me llevara al centro de la ciudad y que me dejara unos momentos a solas y… aquí estoy, buscando regalos para todos ¿Qué tal tú Donghyuck?”.


Respondió Mark, paseando por un centro comercial con la esperanza de encontrar cosas necesarias para personas que habían sido bondadosas con su persona, una familia preocupada de su estado de salud que ya se encontraba mejor.


Pasaron 10 minutos, el otro sireno no respondía los mensajes ¿Estaría ocupado haciendo algo? O tal vez estaba durmiendo, debían recordar la diferencia horaria.


Cuando Mark entró a la última tienda, su teléfono vibró con la entrada de un nuevo mensaje ¡Era él!


“Nada especial por aquí”.


¿Era eso llamado “sexto sentido” el que le decía que algo estaba malo con él? No quería hacer especulaciones, pero tenía miedo de que estuviera mintiendo, podía preguntarle a las criaturas marinas si tenían noticias del hijo de Dioses, pero si Donghyuck estaba en tierra firme probablemente no sabrían decirle.


Incluso si ellos no celebraban la llegada de Jesucristo, se habían mostrado emocionados con anterioridad a la navidad por sus colores y diferentes perspectivas según el país en el que se encontraban.


¿Qué había cambiado en él? ¿Qué era diferente esta vez?


Fin Flash Back


Días después. 31 de diciembre 2019, Atenas, Grecia.


No solo la ministra de Cultura y Deportes estaba hablando, otras entidades de gobierno, incluido el embajador de Estados Unidos en Grecia, se sumaban a las palabras que decían en agradecimiento por la labor realizada por el grupo de marines americanos en ese país.


Gran parte de los escuadrones estaban de regreso en la capital, algunos se iban el 2 de enero, otros se retiraban oficialmente el día 10.


Y allí estaba Jungwoo, vestido formalmente y bebiendo una copa de vino espumante cuando el cóctel había empezado en uno de los jardines del palacio presidencial, rodeado de hombres uniformados impecablemente.


Esto se estaba acabando, hoy era el almuerzo del gobierno, mañana cuando fuera 1 de enero 2020, los días pasarían volando y tenía que decir adiós, un adiós que no quería que ocurriera. No era solo por Lucas Wong, también eran aquellos hombres que pasaron de ser irritantes burlones a respetados uniformados gracias al cambio de pensamiento de quien los dirigía.


No solo eran ellos, también lo eran esos viajes por entrega de provisiones, las personas que agradecían la ayuda, las tardes enteras en los sitios arqueológicos o toda la rutina que tenían en la base militar como las clases de griego, las comidas, los buenos días y las buenas noches.


—Cualquiera que lo viera pensaría que está en un funeral —murmuró Alan Cooper a su lado— ¿Qué es lo que le sucede?


—Esto está llegando a su fin, fueron meses agradables, 3 meses y semanas importantes… será difícil volver a la realidad.


El americano descansó una mano en la parte baja de su espalda dándole a entender que lo comprendía en absoluto.


Volver a la realidad… ¿Qué era realmente volver a la realidad? Estaba claro que Poseidón había levantado la prohibición de regresar a las aguas, había nadado en el mar un par de veces después de eso, pero su vida en la tierra parecía ser más emocionante, un lugar que no le pertenecía y un lugar al cual no tenía rutina.


Nicodemus le decía a través del teléfono que podía regresar a la isla de Creta y vivir con él mientras le conseguía un trabajo ¿Cuál era el propósito de eso? Nicodemus se había quedado en la tierra porque se había enamorado de una humana, había sacrificado su existencia de sireno por ella, se amaban,


Jungwoo no había llegado a ese nivel en verdad.


Alan Cooper hizo un saludo marcial antes de inclinarse levemente y moverse entre las personas para buscar a alguien, todo en el momento preciso que el Sargento Wong se paraba al lado de su persona.


—Pensé que estarías feliz, te dieron un reconocimiento por la labor que tuviste con nosotros.


—Los reconocimientos son banales, no hice lo que hice esperando que lo hicieran —movió los hombros restándole importancia mientras bebía su espumante— dicen que las galletillas de camarón son deliciosas… puede tomar una de esa bandeja.


Lucas levantó una ceja extrañado.


—No pienses que puedes evadir la realidad haciendo comentarios al azar, y por cierto, no me interesa el cóctel, hubiera evitado venir si no hubieras estado aquí.


—No podría, señor Wong, usted es sargento, un líder y como tal debe estar en ceremonias oficiales.


No tenía paciencia para este tipo de cosas así que hizo las cosas más fáciles, tiró sutilmente de la muñeca del “griego” antes de apartarse de él y mirar hacia atrás para darle a entender que lo siguiera.


Y aunque no quería así lo hizo, Jungwoo caminó tras de él con toda la naturalidad que podía, incluso si las personas estaban muy enfrascadas en sus propias conversaciones y un par de hombres caminando era menos que importante.


Entraron al palacio por un costado y, antes que pudiera protestar o preguntar qué estaban haciendo, el americano abrió una puerta y la cerró tras su espalda, era un armario de utensilios de aseo y otras cosas que seguramente los trabajadores ocupaban.


—Ahora que estamos solos ¿Me vas a decir qué es lo que te sucede? —no lo estaba reprochando, el tono de su voz era calmo— por favor.


Una luz tenue iluminaba el pequeño cuarto desde su techo, los rasgos de Jungwoo Kim se acentuaban más con sus sombras respectivas.


—Nada.


—Mientes —dijo de inmediato sosteniendo su barbilla con la mano izquierda, el sireno lo observó— tus ojos están húmedos, tu pulso está acelerado y ese temblor en la barbilla me dice que vas a llorar en cualquier momento.


—¿Y qué? Los humanos lloramos, es normal, no soy un extraterrestre o un ser celestial —levantó la barbilla desafiante, pero era insuficiente para que su altura o su presencia pudiera intimidar a alguien.


El americano tocó su mejilla con el dorso de su mano, sus enormes ojos estaban en los de aquel hombre que parecía querer evitarlo a toda costa, sin embargo, cuando Lucas fingió que se retiraba, escuchó el gemido tras su espalda, un gemido que revelaba cuanto en realidad le importaba.


—Quiero parecer un hombre maduro, fuerte e independiente, pero no puedo—su voz se quebró— quise que mi corazón no se encariñara con usted y hasta llegué a odiarlo, pero aquí estoy… parado sobre mis pies llorando porque se irá de este país en menos de 2 semanas, lo odio por hacer que lo quiera, lo odio mucho.


Lucas no era un hombre sentimental, o eso creía él, hasta que llegó Jungwoo a su vida y movió los cimientos que estaban profundamente escondidos.


Él había creído o se engañó pensando que era heterosexual, que se había curado de ser “un maricón”

como decía su abuelo, pero el hombre tras su espalda tocó los puntos precisos para llegar donde nadie había llegado antes.


Lo odio por hacer que lo quiera”, esas palabras lo hicieron jadear, porque estaban lejos de ser un odio en verdad.


—Ni siquiera he llegado a ser bueno para ti, no deberías quererme, a… a veces aún tengo miedo.


—Pero lo hago ¿Cuál es el problema?... no es el sentimiento, es el tiempo que queda.


Ya estaba, se le había confesado, estaba perdiendo su dignidad por algo que podía ser pasajero.


Lucas cerró los ojos y negó, luego volteó y lo abrazó rodeando su cintura para que estuvieran pegados el uno al otro, el frío afuera no se podía sentir en un lugar estrecho. Sus narices estaban prácticamente a la misma altura del otro por lo que fue fácil darle un “beso esquimal”. Fácil inclinarse para besar sus mejillas con pequeños besos, su frente y hasta la barbilla.


—No debería sentir algo por un adiós, pero lo sentiré —bebió sus lágrimas, Jungwoo miraba el suelo avergonzado— ¿Estás triste por eso?


—Lo estoy.


“Realmente no merezco eso, eres demasiado bueno” susurró hipnotizado por los labios del griego.


El sireno tomó la iniciativa porque le dolía la boca del estómago, la única forma de apagar ese dolor era abrazarlo por el cuello y besar al sargento en los labios con hambre, con la misma pasión que el otro le devolvía.


El “mayor” lo empujó con sutileza a una pared y así poder presionar cada relieve de su cuerpo con el suyo, a pesar de que el uniforme era grueso podía sentir el calor traspasar el material.


Tomó el labio inferior del muchacho y lo tiró suavemente mientras lo lamía como un caramelo de durazno, sentirse tan desesperado debería ser ilegal, no quería soltarlo, quería comérselo y nunca acabar.


—Dime que me detenga, porque no puedo Jungwoo —jadeó contra su oreja, el otro tragó saliva y cerró los ojos— vamos.


—No quiero, por favor siga… se lo ruego.


Y lo había dicho en un tono tan suave y desesperado que debía ser un bobo si le hacía caso, eso lo había encendido como el fuego a la pólvora y nublado su vista.


Enterró una mano en la parte baja de su espalda y le dio un suave mordisco en el cuello, una mordida que incluía que lo chupara con la lengua.


Fue bajando tocando su cuerpo por sobre la camisa y se detuvo cuando sintió que sus rodillas tocaron el suelo, sus ojos veían como desabrochaba el cinturón del pantalón color negro que llevaba puesto, un pantalón que descendió por sus largas piernas, una acción que reveló un bulto bajo la ropa interior.


Se fue de llenó a ello, arrancó el bóxer y lo abrazó por los muslos antes de tomarlo hasta el fondo y jadear de fascinación.


Jungwoo cerró los ojos y se tapó los labios con una mano mientras que con la otra guiaba las mamadas que el sargento le daba, el contacto húmedo y caliente envolviendo su miembro era tan delicioso que no sabía si podría estar más tiempo de pie.


Hubo un momento en el que, cuando estuvo cerca de correrse, Lucas lo miró con las mejillas llenas y los ojos brillantes, una vista tan particular que debilitó sus rodillas y acabó en su garganta.


No le dio tiempo a reaccionar lo suficiente, Lucas Wong lo volteó contra la pared, abrió sus piernas con sus propias rodillas y se cernió sobre él por la espalda para que sintiera la punta cálida y húmeda de su propio pene, jugando sobre la entrada trasera.


—Podemos hacerlo aquí, realmente no me molestaría tomarte en el palacio presidencial —susurró caliente contra su oreja, Jungwoo gimió y levantó aún más su trasero— cosa bonita.


Lo besuqueó haciendo su propio camino dentro del trasero del griego, el perfume que se había puesto parecía tener algún tipo de hormonas porque se sentía excitado de olfatear la nuca, su cuello y el costado de su rostro.


Gimieron cuando después de una preparación exitosa, el americano llegó hasta el fondo, tan solo esperaba que estuviera “limpio” de cualquier infección porque nunca había usado protección, nunca tuvo la necesidad, sabía que era una actitud irresponsable, pero ¿Qué más daba cuando su cuerpo no parecía obedecer órdenes?


Se movió cadenciosamente empujándolo hacia adelante, con una mano en su cadera y la otra sobre el miembro que ya se llenaba nuevamente de sangre para transformarse en una prometedora erección.


Se podía escuchar ruido afuera de personas transitando, pero lejos de asustarlos los excitó más. Lucas no estaba preocupado, sabía técnicas para cerrar y abrir una puerta, técnicas que el ejército y otras personas enseñaban.


No pudo quedarse mucho tiempo en algo tan suave y lento, la necesidad de entrar y salir con fuerza era tanta que tuvo que ceder a los deseos. Con el mismo ritmo lo iba masturbando y con su boca fue besuqueando sus hombros.


En los últimos días habían follado como conejos, en la ducha, después de cenar en la habitación del uno o del otro, una vez dentro del vehículo táctico cuando estuvieron a solas, en otra ocasión fue en el cuarto de la despensa de la base militar.


Pero en otras ocasiones Lucas se había atrevido a solo abrazarlo y hacerle cariño en silencio, como si fueran una pareja y él no tuviera conflictos emocionales con lo de ser homosexual.


Nunca iba a ser suficiente y nunca iba a saciarse de este hombre, lo que le aterraba por supuesto, porque sabía que Jungwoo Kim no sería el único que lamentaría decir un adiós en 10 días más.


El deseo y el cariño eran cosas nuevas que experimentaba con él.


—Te odio —jadeó al menor— también te odio por hacerme desearte y quererte tanto.


Alejandrópolis.


Evander, su padre, lo llamó mientras Youngho había terminado de tomarse una siesta después del almuerzo, lo llamó con la excusa que debía ver algo que derretiría su corazón y que involucraba a su hijo.


No se había equivocado en lo absoluto, porque cuando asomó su rostro hacia la parte más próxima del patio, el nudo en su garganta se hizo instantáneo. ¿Cómo podía creer que no le afectaría?


Allí estaba Mark sosteniendo las manos de Andreus mientras “bailaban” sobre el camino de tierra que conducía al establo, no podía escuchar lo que fuera que tarareaba, pero sabía que su hijo estaba mucho más que contento, la risita salía de su boca sin quitarle la vista a su “nuevo amigo”.


—Han estado así hace varios minutos, desde que Andreus despertó de su siesta llamando desesperadamente a “Madk” … —sonrió— Mark Lee es una de las mejores cosas que te pudo haber pasado ¿Puedes ver el amor con el que mira a tu hijo?


¿Qué podía decir ante ello? ¿Podía admitir que la imagen de su “amigo” y su hijo hacía que su corazón latiera más y más rápido? ¿Qué quería unirse a la fiesta que se habían montado para reír junto a ellos?


Desde su llegada que el niño parecía no querer separarse de Mark, gustaba mucho de compartir tanto con su padre como con él, se mostraba más atento a su alrededor y tenía más emociones en su rostro

¿Qué era exactamente lo que había pasado?


—Quizás quiere hacerlo bailar ya que Andreus no disfruta mucho de las fiestas de año nuevo, se duerme temprano… —como su hijo no respondía, Evander le dio un suave codazo— ven, queremos hablar algo contigo y es oportuno ahora, Mark no está cerca.


Miró extrañado a su padre, pero antes de seguirlo le dio una última mirada al camino de tierra y la manera en la que su hijo reía. Sintió que todo su cuerpo temblaba.


No pensó que encontraría en la sala de estar a su madre y sus tres hermanas y que estas lo observarían con tanta calidez.


Se sentó en un sofá individual después de peinarse el cabello negro hacia atrás, si fuera malo o bueno tenía que escucharlos, parecían que algo estaban conteniendo y que solo ahora podían decirlo ¿Por qué?


—Hijo mío —habló Dione— espero no te asustes por lo que estamos haciendo, pero lo hacemos precisamente porque te amamos y solo queremos lo mejor para ti — “¿Comprendo?” murmuró extrañado el aludido— Hoy es el último día del año, un año que empezó con las últimas semanas de recuperación de Andreus en el hospital y un año en el que te has enfrascado tanto en el trabajo que casi parece irreal.


—Ustedes saben que todo lo que hago es por mi hijo, quiero ganar el suficiente dinero para que pueda tener los mejores medicamentos y los mejores profesionales si hace falta, quiero ayudarlos a ustedes porque están cuidándolo y criándolo en mi lugar —indicó a las trillizas— quiero seguir pagándoles la universidad a mis hermanas porque sin ellas Andreus tampoco sería alguien feliz ¿Qué hay de malo en ello?


Isadora, una de sus hermanas, se sentó a su lado con los ojitos llenos de lágrimas, no parecía que le pasara algo malo, más bien se veía emocionada por una razón muy justificada. Fue así que sostuvo sus manos y lo miró.


—Todo lo que hacemos, lo hacemos porque los amamos, lo hemos hablado antes ¿No? —las otras dos adolescentes asintieron— eres el mejor hermano que el corazón de mamá y papá pudo habernos dado —por supuesto que se referían al hecho que Youngho era adoptado, aunque eso no implicaba alguna diferencia con sus hermanas que sí eran realmente griegas— y Andreus el mejor sobrino que el amor de ti y Nicéfora nos brindaron…


Youngho se quedó callado mirándolos, no sabía a qué venía realmente esto, pero se sentía tan bien poder escuchar el amor de ellos hacia él que solo podía mantenerse quieto, el año pasado había finalizado mal y este año había empezado muy triste, hoy era el último día, no quería que finalizara triste.


—La cosa es —dijo Evadine, su otra hermana— que el chico que está allá afuera realmente es una de las mejores cosas que pudo haberte pasado, digo ¿Puedes negar el hecho que aceptas que te hagamos cariño, que te demos consuelo o el hecho que sonríes o lloras con más frecuencia?


Quería negarlo, pero no pudo, solo tragó saliva.


—Necesitar sincerarte con lo que hay en tu corazón, la forma en que lo miras o le hablas, la manera en la que él lo hace, no me parece que solo se quieran como amigos ¿Cuál es el problema en admitirlo?


—Mark es mi amigo, después de mucho tiempo hice uno, no puedo perderlo por cosas así, no puedo perderlo por… por la causa que hizo que Nicéfora tuviera el accidente y falleciera.


Evander se sentó cerca de él, su padre no era un bobo.


—Tú no tomaste la decisión por ella, Nicéfora cumplió el propósito que la vida quiso para ella y se fue de una manera triste… pero no eres culpable en absoluto —meneó la cabeza— las personas se ofuscan cuando un hijo es homosexual, mientras que tu madre y tus hermanas están orgullosas del hombre que eres y es más, quiere que sepas a romper los miedos para no perder las cosas maravillosas que te suceden —indicó una pared— allá afuera está ese alguien que te merece, ese alguien especial, podemos sentirlo… —descansó una mano en el hombro de su hijo— y si no es en sentido romántico, no importa, pero sigue siendo una persona importante, por lo mismo…


—Yo le conté lo sucedido con el accidente —dijo rápidamente Evadine— porque él se negaba a creer que gracias a él tú cambiaras tanto, y… y porque me parece triste que siendo tu único amigo no sepa lo que pasó —mordió su labio inferior— solo… solo queremos que seas sincero con lo que sea que tengas, ese… ese hombre parece ser la adoración de Andreus y si no tomas cartas en el asunto, no serás el único sufriendo cuando decida volver a Corea.


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Suspiró de satisfacción cuando su cabeza tocó la suave almohada de su cama, necesitaba estar aquí después de beber tanto vino ¿Había perdido la cuenta? Sí, no estaba mareado o con náuseas, pero sí tenía mucho sueño.


La noche había sido muy buena. Para la celebración de año nuevo llegaron familiares, amigos de sus padres y de sus hermanas, se podía decir que la casa de los Mouskouri era el centro de reunión para todos a quienes estimaban, la comida y la bebida no faltaba, la música y la alegría tampoco.


Podían hacer esto este año, sí, porque la celebración pasada estuvieron en el hospital dando los últimos esfuerzos para que Andreus fuera dado de alta, la celebración de hoy había sido catártica para todos.


Se mordió los labios inquieto en coincidencia cuando el trueno hizo temblar las ventanas de su habitación. Durante la noche no pudo compartir lo suficiente con Mark porque todo el mundo parecía encantado con la forma en la que un coreano hablara y escribiera tan bien el griego, sumado que era el primer amigo que conocían de Youngho.


Una de las amigas de sus hermanas incluso le había servido un vaso de alcohol y pareció no querer despegarse de él en toda la noche.


Sí, había tenido tiempo para reparar en esos detalles de la manera más inquietante.


La luz de un rayo, casi como si hubieran tomado una fotografía, bañó su habitación y contó hasta 6 antes que se escuchara nuevamente un trueno. Eran las 5 a.m y el primer día del 2020 no podía empezar peor, que agradable ¡Una tormenta eléctrica!


Se movió hacia un costado con el deseo de ir a ver a su hijo, pero ¿Cómo podía irrumpir en la habitación de sus padres? Porque se habían quedado unos primos a alojar, cedieron la habitación de Andreus, el niño se acostó en la cama con sus abuelos y él estaba allí, mirando el techo.


Bajó la mirada hacia la puerta de su habitación antes de gemir asustado ¡Había jurado ver la sombra de alguien en el espacio que dejaba su puerta y la pared!


Se sentó abruptamente en la orilla dispuesto a investigar, pero no fue necesario, antes de levantarse por completo, la puerta se abrió dando espacio a… la figura de Mark Lee.


—No quería asustarlo, señor Mouskouri —murmuró, bajo la luz que Youngho había encendido se veía pálido— ¿Puedo pasar?


—¿Mark? Ven… ven ¿Qué te sucede?


Cerró la puerta tras su espalda y caminó para sentarse en la orilla de la cama, pero cuando un trueno rompió el silencio, Mark cerró los ojos y apretó las manos sobre sus muslos.


Los humanos podían temerle a esto porque era muy ruidoso, pero él como criatura mitológica le temía porque los truenos y rayos eran una manifestación del Dios Zeus, gobernador de Dioses y el Olimpo, el señor de los cielos, el más grande de sus hermanos.


¿Estaba enojado con algo o alguien? ¿Impactaría sus relámpagos contra un ser vivo?


—Puede burlarse de mí todo lo que quiera, pero me dan miedo —indicó la ventana— ¿Puedo quedarme aquí hasta que pase? No logro conciliar el sueño.


Contuvo la respiración un poco y asintió, se hizo a un lado en la enorme cama que tenía y le indicó el espacio que había hecho para él, no era del todo extraño considerando que lo había abrazado hace días para trasmitirle calor y que después de eso no se conversó el tema.


Mark se metió bajo las mantas y entre las sábanas, el perfume de ese hombre lo inundó de pies a cabeza dejándolo noqueado por decirlo menos. Youngho apagó la luz.


—No podría burlarme, todos tenemos miedos —estiró el brazo para hacer un espacio— ¿Quieres acercarte?


No habían dormido juntos desde que llegaron a Alejandrópolis porque Youngho aprovechaba de dormir abrazado a su hijo, le parecía curioso que el sonambulismo no apareciera en esta ciudad ¿O sería que el inconsciente de Mark sabía que no tenía posibilidad de acercársele así?


Si lo rechazaba se sentiría extraño, porque solo él sabía lo que Mark hacía las noches en Atenas, dormir juntos se había hecho una costumbre para él.


El sireno pensó en esa noche que le transmitió calor y la forma casi instantánea en la que se quedó dormido así que… ¿Por qué no? Se movió bajo las sábanas y apoyó el rostro en su hombro ¿Los amigos también hacían esto?


Youngho acarició las hebras de su cabello oscuro, la suavidad de estos era jodidamente encantadora. Y de pronto recordó las palabras de su familia.


—Sé que supiste por Evadine hace días atrás, lo que pasó el 13 de agosto —lo sintió tensarse— no estoy molesto por si eso piensas.


Tragó saliva, el abrazo al griego era más fuerte todavía.


—Aún me pregunto el por qué no me había contado de eso… ¿No me tiene confianza?


—Es… simplemente que odio que la gente me tenga lástima, pero también porque ese accidente es el mayor dolor que tengo en mi corazón, porque murió la mamá de mi hijo y este se salvó de un milagro quedando con secuelas permanentes —su voz se quebró por un instante— hablarlo me duele, solo ha pasado 1 año y un par de meses —un relámpago bañó de luz las paredes de la habitación y un trueno se escuchó posterior— perdóname por no habértelo dicho.


No quiero causarle dolor, señor Mouskouri” murmuró con un tono más agudo.


Youngho suspiró y se volteó hacia él, dejando que la cabeza de Mark se apoyara en una almohada y solo la mitad de su cuerpo lo tocara.


—Dolor nada, pequeño, no me causa dolor hablarlo contigo, no ahora que lo sabes… pero ¿Te contó Evadine por qué realmente me siento tan mal con eso?


—¿Por qué perdió a la mujer que amaba? —mordió sus labios inquieto— no, no me lo contó.


Youngho estiró la mano y la descansó en el rostro de Mark, con el pulgar acariciando su tabique nasal.


—Ese día yo le pedí la custodia de Andreus, una solicitud que ella tomó mal… discutimos —pausó, tragó saliva y continuó— pero ese no fue el punto que la hizo estallar… mientras hablábamos me confesó que aún seguía enamorada de mí, que no podía entender qué fue lo que hizo para que nos separáramos y que esperaba que la considerara en mi corazón como una mujer —movió los hombros, culpable— fue ese día que le dije que me separé de ella porque dejé de engañarme a mí mismo, que… que era gay.


Mark abrió sus ojos lo suficiente, bajo la oscuridad de la habitación no se notaba lo impactado que se sentía con esas palabras.


“Se sintió destrozada como mujer y, después de eso salió de paseo con nuestro hijo, un paseo que seguramente hizo distraída, un paseo del cual nunca más volvió a la vida” murmuró “Ella era la mujer más bella que habías visto en la tierra y quizás sentí algo, pero ¿Cómo puedes engañarte a ti mismo cuando sabes que hay algo allí en ti que está mal? Fue una madre excelente y una esposa maravillosa, pero nada de eso sirve para engañar al corazón… por supuesto que sigo llorando su partida, porque no se merecía ese final, merecía ser feliz con un hombre que la amara, merecía ser exitosa en lo que estaba emprendiendo… su familia me odia, ni siquiera quieren saber de Andreus, estoy seguro que, si ella pudiera decir algo, estaría angustiada por la actitud que tomó su familia aunque creo que lo merezco absolutamente”.


Mark, que prácticamente estaba debajo de él, tocó su rostro para hacerle cariño y quitar las lágrimas que iban saliendo en un relato triste.


Contó también que cuando tuvo el valor salió del closet frente a su familia y les contó lo de aquel día 13 de agosto, sobre la discusión, la culpa y como tenía pesadillas constantes. Lo único que sus padres le dijeron fue que no tenía implicancia alguna en la muerte de Nicéfora, en el accidente de su hijo y que no les importaba en absoluto su condición “sexual” porque Youngho había llegado a sus vidas cuando fue demasiado pequeño y lo amaron desde el día 1 solo por ser él.


¿Qué importaba si se enamoraba de un hombre o una mujer? Su familia quería que fuera feliz.


Mark sintió sus lágrimas salir también, los Mouskouri eran la familia que todo ser humano merecía.


—Gracias por contarme eso, señor Mouskouri, solo hace que me agrade mucho más y que tenga deseos de seguir diciéndole que no es su culpa ¿Cuándo lo va a entender?


El griego tocó los relieves de su rostro a través de la oscuridad.


—Y quizás es tanto el amor que mi familia me tiene que debo seguir sus consejos —susurró— no quiero que llegue el día que debas irte a Corea, no estaré bien y mucho menos mi hijo lo estará, no lo estaremos.


El sireno sintió todo su cuerpo temblar de absoluta emoción, Youngho prácticamente lo estaba apretando contra el colchón, sus frentes estaban apoyadas la una a la otra.


“¿Por qué?” dijo temeroso.


Tenía que sacar lo que le costaba pronunciar así que lo hizo como simplemente le saliera. Besó la mejilla del muchacho, una a la vez y luego besó el costado de su cuello con ternura absoluta.


—Porque te metiste bajo mi piel sin que pudiera darme cuenta del cuándo, del cómo y del por qué —besó la comisura labial, sintiendo que se estaba volviendo loco— porque cuando te veo en peligro siento que me vuelvo loco y porque no hay noche que no desee que quieras dormir abrazado contra mí.


No esperó una respuesta, no quería escuchar una negativa de su parte, nunca se había confesado a su manera a un hombre, Mark era su primero.


Metió las manos debajo de la camiseta de su pijama para abarcar su espalda y besarle la boca como lo había soñado tantas noches y como lo había deseado en tantas ocasiones, lamer sus labios no debería sentirse tan bien ¡Pero lo hacía!


Señor Mouskouri” jadeó.


El sireno lo abrazó por el cuello y enredó sus piernas a los costados de su cuerpo, la forma perfecta

para que el griego se girara sobre la cama y el muchacho quedara sobre él, la forma perfecta para besar el costado de su rostro y volver a comer su boca con entusiasmo.


Se deseaban como dos amantes desesperados.


“Mark…” dijo antes de dejar que invadiera su boca con la lengua. Presionó sus labios húmedos contra los de él y habló cuando tuvo la oportunidad, pero lo hizo escondiendo su rostro contra el hombro del muchacho que tenía encima suyo porque a pesar de ser un hombre tan alto, sentía vergüenza, “Me gustas mucho, Mark”.


Pero incluso esas palabras sonabas tan escasas para todo lo que sentía que tenía para darle ¿Estaba ena… enamorado de él?


Mientras tanto, Seúl, Corea del Sur.


Eso era todo, creía Donghyuck, con el cuerpo a medio salir de la piscina y con la cola dentro del agua.


Todo se estaba volviendo borroso, ya no tenía fuerzas siquiera para escribir por el teléfono a sus amigos y desearles otro feliz año ¿Cuándo había sido la última vez que había salido? ¿Cuándo había sido la última vez que había comido?


Era hijo de Dioses, lo que lo convertía en un Dios, por lo tanto un ser inmortal, aunque, el día en el que decidió entregar su todo por Taeil, esa condición desapareció, podría vivir miles de años más, pero bastaba una puñada en su corazón o cualquier otra cosa que pusiera en peligro su vida, para perderla.


¿Era uno de estos días? Ese día era hoy… no podía aguantar más días sin comida ¿Cuándo había sido el día que se había acabado la del refrigerador? ¿Cuándo había sido el día en el que sus brazos se hirieron por arrastrarse con ellos en esa propiedad? ¿Cuándo había sido el día en el que decidió que nadar en la piscina era su única forma de sentirse más libre y ligado a lo que era?


Iba a morir solo, estaba muriendo, cuando sus preciados mejores amigos se enteraran iban a sufrir, mas no podía responder por sus reacciones, él ya no quería vivir.


Acomodó la cabeza sobre sus brazos y pensó en su padre con los ojos llenos de lágrimas, esperando que lo perdonara y le permitiera entrar al reino del “más allá del mar” cuando falleciera.


Se estaba quedando dormido ¿O se estaba muriendo? Ya no importaba, solo levantó el rostro una vez más, pensando que sus deseos le estaban jugando una dulce y amarga esperanza, que Moon Taeil lo estaba observando y estaba aquí con él.


Aunque era ajeno al hecho que no era un espejismo y que era cierto, Moon Taeil había entrado a la propiedad, Moon Taeil estaba viendo horrorizado que lo que tenía frente a sus ojos era un hombre… convertido en un sireno.


~~~~~~


Nota autora


Me tardé como 10 días en subir porque perdí mi computador y tuve que escribir esto de nuevo.


Un capítulo lleno de emociones y que marca un antes y un después.

1 Comment


Marily Martinez
Marily Martinez
Jan 28, 2020

Amooooo

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