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"Más allá del mar" Cap 29: Donghyuck





El rostro de Hades se tornó inexpresivo, viendo desde Poseidón a Youngho, el niño y luego de vuelta, buscando cualquier indicio de que sus palabras eran mentiras, mas, incluso antes de saber la verdad, al observar a Andreus había detectado algo en él que le era familiar.

Pruébalo… prueba que lo que dices es cierto”.

Y no habría puesto en duda las palabras de su hermano, puesto que como ser mitológico era capaz de reconocer a otros de origen divino, puesto que Poseidón tenía más de 60 hijos en los cuales solo unos pocos destacaban y los cuales él, Hades, podía reconocer cada nombre ¡Pero “Tritón” no parecía figurar en la lista!

Su hermano llevó la mano derecha a la frente del Dios del inframundo y clarificó sus pensamientos, despejó dudas, aclaró aquellos recuerdos que se habían ido al olvido junto a los de Kai.

Hades abrió la boca sorprendido.

—¿Por qué lo hiciste? —su voz, por increíble que fuera, no sonaba cargada de molestia— Poseidón…

El día en el que Poseidón y Anfítrite tuvieron que entregar a su primer hijo, por amor, comprendieron que su identidad debía ser resguardada para toda criatura marina y para todo aquel que estuviera cercano al Dios del inframundo, incluyendo su hijo Kai.

¡Ahora todo tenía sentido! ¡Hades ahora podía entender el por qué la actitud de Poseidón no le parecía lógica! ¡El por qué le costó tanto tiempo encontrar la ubicación y la identidad de quien poseía el alma que le había sido robada!

—Porque solo de esa manera gané tiempo y porque fue el mismo Tritón quien me lo rogó.

Antes de poder decir cosa alguna, dentro de una neblina gris la figura del Dios de la muerte, Tánatos, se hizo presente con un semblante tranquilo y apaciguador, a su lado su hermano gemelo Hipnos, Dios del sueño, lo acompañaba. Andreus era rodeado por 4 Dioses importantes y no lo sabía ¡Habría enloquecido de felicidad!

Ajeno a todo, Youngho, lloraba desconsolado con el rostro sobre la cama y una de sus manos sosteniendo la de su hijo.

La imagen era lamentable.

—Hades, Poseidón, saben que mi suave toque es suficiente para que Andreus Mouskouri deje este mundo, soy yo quien decide quién muere y quién no, cuándo y dónde —eso siempre y cuando no fuera una muerte violenta, cuyo caso le correspondía a su hermana menor, Ker— por lo que creo que mi presencia en su discusión es importante.

¿Qué podía decir el Dios del inframundo?

Hades solo podía observar la pequeña figura de Andreus y tensar su mandíbula, tanta ira pudo haber sido tiempo perdido, conocía las reglas mitológicas, Poseidón no estaba equivocado puesto que su alma estaba dividida en su origen humano y su origen mitológico.

Hypnos, Dios del sueño, acariciaba el rostro del pequeño con una expresión triste mientras murmuraba que había utilizado sus dones para permitir que durmiera tranquilo con el fin de sufrir dolor y estresarse.

—A Hades lo ha movido el deseo de vengarse por “un alma perdida”, a Poseidón lo ha movido el corazón y el amor por su nieto y si bien el alma de Andreus Mouskouri puede irse al inframundo o al reino de su abuelo, es él quien decide donde debe hacerlo —Tánatos bajó sus alas negras— y… es evidente lo que el niño quiere, Hades.

El silencio se había prolongado entre los Dioses dejando que el llanto de un padre fuera todo lo que se escuchara.

Tánatos miró a Poseidón y dejó una mano en su hombro como señal de apoyo.

—Solo unos pocos días más, lo suficiente para cerrar ciclos… mas, pronto Hypnos dejará de hacer su trabajo y yo haré el mío —observó rápidamente a Youngho— Tritón tiene que saber la verdad.

Los hermanos gemelos abandonaron la habitación al mismo tiempo que Hades, dejando que Poseidón besara la cabellera de su hijo para susurrarle que era tan amado como lo era su nieto y que sabía que iba a enloquecer, pero era lo que debía ser.

Martes 28 de enero 2020, 2 días después, Seúl, Corea del Sur.

Lucas bebió lentamente su taza de chocolate caliente mientras sus ojos observaban la bella vista de Seúl que le brindaba la terraza de la casa en la que estaba, dejando que el frío congelara sus mejillas, pensando el enorme cambio que había en su vida si la compara meses atrás cuando era un hombre más rudo e ignorante en Grecia.

Estaba vivo y podía confirmar que había sido por Jungwoo, quien era un sireno, quien era un semi Dios, hijo de Afrodita ¡Que aquellas cosas eran reales y tangibles en todo aspecto que no imaginó antes!

Y ahora estaba aquí, sintiendo dolor de estómago, poniendo a disposición sus habilidades como miembro de las fuerzas armadas para buscar a una criatura que podía valer cientos de millones de dólares y que no era más ni nada menos que el príncipe del mar.

“A veces tienen que suceder grandes cosas para cambiar nuestra mentalidad. Eres alguien importante, Lucas Wong, por ser el hombre del cual un semi Dios se ha enamorado y porque se ha manifestado ante ti una Diosa tan grande como nuestra señora Afrodita”.

El americano miró hacia el lado para ver como Mark se sentaba a su lado con otra taza de leche caliente y con un computador cuya pantalla estaba encendida.

—Le enviaron este archivo a Taeil, pero no quiero despertarlo, lo necesito concentrado para salvar a mi amigo.

Ambos miraron hacia las puertas de vidrio tras sus espaldas y luego se observaron con atención.

—¿Cuál es la relación que tiene Taeil con Donghyuck? Porque pareciera ser el único de los humanos que reaccionó bien frente a la verdad —tragó saliva— yo aún estoy tratando de asimilar lo de Jungwoo.

—Reaccionó bien porque toda su vida esperó conocer una sirena, toda su vida quiso hacerlo… creyó en nuestra existencia gracias a su madre —frunció los labios— pero es mucho más que solo amistad, solo que él no lo sabe.

Me siento enfermo” susurró el americano, “solo quiero regresar al día en el que vi a Jungwoo llorando y decirle que es la criatura más hermosa que he visto, no puedo creer que lo hice sentir tan… mal”.

Mark creía en el arrepentimiento del Sargento Wong y por esa razón fue que le dijo que, si lo hubiera hecho, probablemente no estaría aquí ayudando a salvar a Donghyuck, no tendría la oportunidad de cambiar ni mucho menos sería capaz de admitir cuan ligado estaba su corazón al de Jungwoo.

“Y aunque a duras penas estemos existiendo, una cosa lleva a la otra, un dolor provoca un cambio y una consecuencia… el destino se está escribiendo como debe ser y nosotros tenemos el deber de aceptarlo tal como es”.

Podía haber una razón muy importante por la que los Dioses habían elegido a Mark para luchar por sus amigos y por los hombres, una razón lo suficientemente valiosa para que su integridad estuviera en buenas condiciones. El buen juicio, el sentido de justicia y protección, eran atributos necesarios para poder combatir las debilidades del hombre.

Después de sumergirse en sus pensamientos, Mark indicó con su dedo la pantalla del computador portátil.

—Las cámaras de seguridad indican que el vehículo que transportaba a Donghyuck fue visto por última vez en la intersección de… —estaba leyendo el informe de las cámaras de seguridad— luego unos minutos más tarde se aprecia el mismo vehículo de camino hacia la dirección contraria.

Lucas asintió y se dispuso a observar google maps en las coordenadas que el informe detallaba.

El mismo vehículo tomó camino por la autopista y según los contactos, ha sido visto en Jeonju

—Las calles están llenas de cámaras de seguridad, por lo que supongo que no fue vista en ninguna más, por lo tanto, debió ocurrir en un callejón estrecho, pero lo suficientemente ancho para que cupiera un vehículo —sus ojos veían atentamente el mapa— necesito que soliciten un informe, un mapa que indique los puntos de las cámaras de seguridad de esta zona de Seúl —apuntó— así nos hacemos una idea de cuales pudieron ser los puntos posibles donde ese hombre lo entregó o hizo otra cosa.

—No es necesario Lucas Wong, ya lo tengo —Taeil apareció tras de ellos con un informe impreso— ¿Alguna otra cosa más?

¿Acaso no había estado durmiendo?

—Todos los números telefónicos disponibles asociado a ese guarda espaldas.

—Está en este informe, no sé cómo lo hacen, pero mi padre tiene sus contactos —se lo mostró— me preguntó si quería hacer una denuncia de secuestro, le he dicho que no ¿Cómo le explico que Donghyuck desapareció por ser una sirena? No quiero exponerlo y no tengo la habilidad lingüística ni la estabilidad emocional en este momento.

Lucas Wong puso el mismo rostro serio cuando interactuaba como Sargento del cuerpo de marines, luego miró su teléfono para digitar el que aparecía en el informe que sostenía Moon Taeil. Mark estaba callado observando todo con el corazón latiendo descarriado, rogando que tuvieran un resultado positivo de esto.

Negociación, habilidad emocional, capacidad de diálogo, control bajo amenazas, su puesto como Sargento de Marine le daban atributos importantes para tomar el control de la llamada, aunque lamentablemente no fue necesario, por más que intentaba llamar, al otro lado de la línea era rechazado, seguramente por ser un número desconocido.

—Solo nos queda una cosa por hacer.

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Se había encomendado a los Dioses antes de subirse al vehículo porque sabía que esto no era fácil, no cuando había implicancias emocionales muy fuerte, no cuando estaban en búsqueda del príncipe del mar, no cuando había varios puntos en juego que tener en cuenta.

Mark sostenía el teléfono de Lucas Wong para darle instrucciones de la ruta que había trazado el vehículo del secuestrador, de esa manera se hacían una idea más clara de donde pudo haber ocurrido el intercambio del sireno (de haberse llevado a cabo). Era arriesgado porque no sabía exactamente a qué se enfrentaban, pero ¿Acaso Lucas Wong no estaba acostumbrado a trazar planes y a la mentalidad en escenarios de guerra? ¿Acaso Mark no había sido asignado como el guardián de Donghyuck por sus capacidades?

Llegaron a la intersección donde se vio por última vez el vehículo.

—Esta zona realmente está lejos del centro de Seúl —murmuró el sireno— ¿Nos bajamos aquí?

—Este lugar sí se ve extraño —se detuvo en el callejón más cercano y volteó hacia su copiloto— esta será la primera parada, busquemos si hay puertas o ventanas, cualquier cosa sospechosa ¿Estás listo?

—Sí señor Wong.

Con el semblante serio, ambos bajaron del auto que dejaron con seguro inmediato, sintiendo inmediatamente el hedor que emanaban las paredes producto de los desechos de personas sin sentido de educación. Pero el primer callejón no tenía una sola ventana o puerta, solo botes enormes con basura que se desbordaba por sus orillas.

“Si era alguien que estaba apurado, no creo que quisiera arrastrar a Donghyuck en brazos, seguramente fue una descarga directa, tiene que ser un callejón donde el auto quepa”.

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Taeil estaba sentado en el sofá con el computador sobre sus muslos, esperando cualquier noticia, observando en tiempo real la ubicación de Lucas y Mark para llamar a la policía en caso de cualquier contratiempo. Si alguna cosa le sucedía a Donghyuck no iba a haber una manera de no quitarse la culpa, o mucho peor, si algo les sucedía a todos.

Meneó la cabeza para quitar la negatividad de sus pensamientos, cuyo movimiento lo llevó a identificar un teléfono celular en medio de unos cojines del sofá, suyo no era, entonces ¿De quién? Estiró la mano lo suficiente para sostenerlo y darse cuenta que no tenía un pin de seguridad, la primera imagen que aparecía era el fondo de pantalla donde identificaba a Youngho Mouskouri besando la mejilla derecha de un niño en silla de ruedas y, en la mejilla izquierda Mark Lee hacía lo mismo.

—Que hermoso —susurró.

Y de pronto una idea cruzó su cabeza. ¿Por qué no intentar una vez más?

Observó su propio teléfono buscando el actual número que le pertenecía a ese “guardaespaldas”, rogó con verdadera fe a los Dioses para que lo acompañaran en este momento y, después de que la llamada entró, esperó hasta el tercer tono cuando alguien desde el otro lado contestó.

—¿Diga? ¿Sí diga?

Reconocía esa voz ¡Era él!

Quiso armarse de valor, pensar en Donghyuck, en el sufrimiento de sus amigos, en el sufrimiento que él mismo debía estar pasando, en aquel rostro y sus sonrisas, en esos detalles que ahora parecían tan importantes y que aprendía valorar, en el mensaje de texto que le mandó por última vez cuando iba “camino al acuario”.

Encontró la fuerza necesaria, la capacidad emocional y lingüística para tomar el control de la situación.

Cuando escuchó el sonido de pisadas y vehículos cerca, la idea llegó de forma instantánea.

—Hay un par de personas apuntando directamente en tu cabeza, un movimiento en falso y adiós a tu maldito cráneo, infeliz.

—¿Jung Min Jae? Yo…

—No soy él, pero te aseguro que soy mucho más peligroso y poderoso así que escúchame bien si quieres salvar tu trasero… sé que hiciste desaparecer a un sireno —hablar con la voz más ronca ayudaba a salvar su identidad— solo necesito saber la ubicación exacta.

Cuando alguien está nervioso, titubea, respira agitado, incluso camina más rápido, todos los signos de que el hombre al otro lado estaba colapsando.

El ex guardaespaldas se sentó en una banca de piedra y miró en distintas direcciones buscando a “los hombres” que supuestamente apuntaba en la cabeza ¿Había fallado alguna cosa en la entrega? ¿Cómo se habían enterado otros?

—Y si no te digo ¿Qué?

—¿Quieres experimentar la sensación de tus brazos y piernas siendo arrancados? ¿Qué cada uno de tus huesos sea roto como astillas? ¿Qué te arranquen los dientes y las uñas una por una? No… —la ira se acrecentaba en su pecho— ¡Solo dime que hiciste con ese sireno!

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Lucas y Mark avanzaban lentamente por una calle más estrecha pero lo suficientemente ancha para que un vehículo cupiera en ella. Se detuvieron un momento cuando el teléfono del americano sonó con la llamada entrante de Taeil, no dudaron en contestar.

“Voy a mandarte la ubicación exacta, pero háganlo rápido, no son tipos buenos… conseguí hablar con el infeliz que lo secuestró”.

Ninguno tenía idea que dicho hombre había fallecido atropellado por un camión de alta carga justo después de cortar la llamada con Moon Taeil, una muerte tomada como venganza así como la de los hombres que intentaron asesinar a Lucas Wong, una muerte llevada a cabo por la Diosa de la muerte violenta, Ker, hermana de Tánatos e Hipnos.

Al recibir el mensaje, observaron la ubicación detallada con un punto. El americano y el sireno se miraron con el ceño fruncido ¡Era precisamente donde estaban estacionados!

—Lucas… tengo una idea, solo… solo necesito que a partir de ahora actúes como si quisieras venderme, trata de llegar a ellos como el otro infeliz lo hizo.

Después de decir eso se sentó en la parte trasera del auto y se puso en posición horizontal dispuesto a hacer lo que fuera necesario para salvar a su mejor amigo, si es que aún había tiempo para ello.

El otro por su parte vio una puerta ancha de metal un poco desgastada que se cerraba por dentro y una puerta de madera unos metros más lejos, muy probablemente no era un hogar, muy probablemente se trataba de una bodega.

Tocó firmemente la puerta ancha con la decisión de alguien que creía en sus capacidades. Aunque por dentro sentía que su cuerpo estaba en un colapso emocional cuando vio a un hombre de aspecto poco agradable que asomaba su rostro, un hombre que lo miraba de arriba hacia abajo con el ceño fruncido.

—Tengo algo que les puede interesar —murmuró Lucas en inglés.

El otro hombre comentó algo en coreano, quien diablos supiera qué cosa, y después de hacerlo esperar por un par de segundos, otro hombre un poco más alto que el anterior, se asomó con la barbilla levantada. Se veían muy reservados.

—¿Quién eres tú? —escupió hacia el lado antes de darle una calada a su cigarro.

—Tengo algo que les puede interesar ¿Acaso no vino Song Ki Soo a entregar a una sirena? —al ver como las facciones del otro fueron cambiando, aprovechó de presionar la situación— ¿Qué tanto dinero me daría por otra igual y en excelentes condiciones?

Idiotas fanáticos, en efecto eran los sujetos que habían traficado a Lee Donghyuck ¿Por qué quedarse en el mismo lugar cuando podían salvarse de ser descubiertos en una investigación?

Después que la puerta de la bodega se corrió por completo, otros 2 hombres se acercaron, uno con evidente presencia de tener la voz del mando en ellos. Después de un intercambio de palabras en los que se tradujo del inglés al coreano y viceversa, Lucas tomó el suficiente aire para voltearse y caminar un poco al auto, inclinarse y tirar de la camisa de Mark para lanzarlo al suelo y arrastrar de él.

—Él es uno de ellos, es otra criatura invaluable.

—Llévalo adentro, mójenlo con una manguera… y tú —miró al hombre— ¿Quién eres?

—Socio de Song Ki Soo, como él ya le trajo a uno, me recomendó que viniera con ustedes.

Lucas Wong tenía que hacer el esfuerzo para no tomarlo del cuello y ahorcarlo, si tan solo supiera que tenía frente a él a un Sargento del cuerpo de marines de Estados Unidos, alguien que había sido entrenado para enfrentarse a las peores situaciones, probablemente no lo miraría con desdén.

Se adentraron en la bodega con unas luces poco claras y un olor tan desagradable como en los otros callejones. Bajo la luz de uno de los faros, Mark quedó boca abajo, respirando agitado ante la mirada de los demás, poniendo su esfuerzo en lucir asustado cuando en realidad no lo estaba, solo tenía sed de venganza.

Lucas derramó una cubeta de agua sobre sus piernas, las que al cabo de unos segundos hicieron desaparecer su ropa para convertirse en una cola tornasol turquesa que terminaba en dos enormes aletas.

—¿De dónde sacan estas cosas? ¿Cómo es… posible que tú también encontraras una?

—¿Son muy costosas? ¿Qué hicieron con el anterior?

Se miraron unos a otros.

—Eso no te importa, si quieres tu dinero lo recibirás, pero no somos conocidos… —miró a sus servidores— ustedes, amárrenlo y llévenlo al baúl con agua y tú pasa a mi oficina a recibir dinero.

El pecho de Mark se sentía tan vacío y eso solo podía indicar que su mejor amigo no estaba aquí. La angustia se mezcló con la necesidad de venganza, una mezcla poderosa y peligrosa que solo podía llevar a una cosa.

Le dio una breve mirada a Lucas, con un asentimiento de cabeza tan suave que solo el americano supo comprender.

En ese momento, el sireno se dejó guiar por ese sentimiento y, antes que pusieran las manos encima suyo, golpeó con fuerza la parte inferior de la cola contra el suelo y de esa manera tener el impulso suficiente para saltar sobre el aire y caer en otra parte un poco más lejos. Cuando los humanos sacaron sus armas de fuego, Lucas sacó el revólver que tenía escondido y lo apuntó hacia el líder junto a una mirada que emanaba peligro.

—Suelta ese revólver hijo de puta —masculló uno de ellos en inglés.

El sireno no esperó más, desde el suelo donde estaba tirado, extendió la mano y usó los atributos que le concedían ser el guardián del príncipe del mar. Las armas de fuego de los secuestradores saltaron violentamente de sus manos y fueron lanzadas hasta el último rincón de la bodega, un acto que también había dejado descolocado a Lucas, quien aún no comprendía el alcance que tenían las sirenas.

—¡¿Dónde maldita sea dejaron a esa sirena?! —lo dijo en un coreano fluido como un nativo— ¡Díganme ahora si no quieren que los mate!

Los secuestradores se tiraron de rodillas al suelo mientras que su líder sentía que sus tobillos eran un caos.

Ante el silencio que hacían, Lucas, disparó certeramente contra el tobillo izquierdo del líder, quien se cayó al suelo con esa parte del cuerpo desangrándose.

—Agradece que solo tendrás una fractura… por ahora —apuntó hacia la cabeza— dinos dónde está sirena que recibieron.

Mark los empujó más hacia la desesperación, cuando los hizo levitar a cada uno de ellos, incluyendo al líder, presionando sus extremidades para que sintieran dolor sin siquiera ponerles un dedo encima. Matarlos podía ser tan fácil como el chasquido de sus dedos y disfrutaba, mierda, realmente disfrutaba escuchándolos gritar.

El sireno los mantuvo en el aire hasta que su cola se convirtiera en dos piernas perfectamente funcionales cubiertas por el mismo pantalón que había usado. Lucas se acercó a ver como estaba y después de mirarse por un momento, después de recibir la respuesta que querían escuchar caminaron hacia la puerta para salir de aquí, no sin antes que Mark se volteara a ver a los hombres que había dejado en el suelo.

—Que la ira de Poseidón caiga sobre ustedes.

Dicho aquello, cerraron la puerta de la bodega segundos antes que las paredes empezaran a desmoronarse tal como lo hacía el techo, sepultando de forma violenta los cuerpos de quienes no iban a volver a la vida por su atrevimiento.

Poseidón iba a vengarse por cada uno de los que le hicieron daño a su hijo.

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“Lo vendieron ayer al Coex Aquarium, les dieron una suma millonaria por Donghyuck”.

Taeil se paró rápidamente del sofá dispuesto a correr hacia la salida, pero el agarre de Lucas Wong lo detuvo a tiempo antes que este cometiera una locura.

—¡Necesito ir por él! ¡Necesitamos rescatarlo por favor!

Mark se paró frente a él, en otra época quizás hubiera disfrutado de la manera en la que respiraba y observaba todo con desesperación, pero ahora que había decidido perdonar, le parecía en extremo lamentable.

—No creas que eres el único que está hecho un desastre del deseo de ir a buscarlo, pero un acto en falso y lo podemos poner en absoluto peligro… —miró el reloj en su muñeca— media noche, no hay puerta que no pueda abrir… de… de esa forma entré a un museo allá en Atenas así que utilizaré la misma técnica para hacerlo en el acuario —al ver que sus ojos se llenaban de lágrimas, se sintió mal— Taeil.

El aludido retrocedió hacia el sofá más cercano y se sentó dejando las manos en el pecho, la ansiedad carcomiéndolo, la necesidad imperiosa de estar con aquel sireno, la sensación que quería tener a su madre al lado para que pudiera darle algún consejo.

Estaba imaginando a aquella criatura sintiendo miedo, desprovista de todo cariño y compañía, que no iba a quedarse tranquilo hasta que la viera y lo recompensara con todo lo que estuviera a su alcance.

Cuando el reloj marcó media noche y quizás con mucha inteligencia junto al ayuda divina, Mark había logrado ingresarlos dentro del pasillo principal del acuario. En su intento, trató de distraer guardias afuera del Coex y dentro de los pasillos de aquel enorme edificio para que se disiparan hacia otros rincones y les dejaran el camino libre. No había sido fácil, no con las cámaras de seguridad.

Moon Taeil levantó la mirada hacia la primera ventana que daba a una de las enormes piscinas cuando pasaron peces de colores, dejando que su corazón se conectara con las emociones que había tenido de niño y su amor por este tipo de cosas. Lucas hizo lo mismo asombrado con las criaturas, mientras que Mark se acercó para hablarles, peces y otro tipo de seres acuáticos se acercaron rápidamente a él.

—Necesito de su ayuda, el príncipe del mar ha sido capturado y vendido a este lugar, nuestro señor Poseidón me ha enviado en su rescate, soy guardián de Donghyuck —tragó saliva— ¿Pueden indicarme si lo han sentido?

Un pez escondido detrás de un coral en el fondo, se acercó sigilosamente.

—Oh sí, mi señor, lo hemos sentido como nunca antes —las criaturas se comunicaban de forma telepática— los dueños del acuario se han asustado del comportamiento de todos nosotros por lo que hoy cerraron el lugar… pero creo que su majestad está en un acuario cerrado al público, así se ha corrido la voz.

—Es cierto —dijo otro pez— en el acuario más alejado de todos, allí lo encontrará… espero que no sea demasiado tarde, mi señor.

Lucas le indicó a Taeil que siguieran a Mark, quien tenía comportamientos extraños, su andar era distinto, sus manos temblaban e incluso estaba sudando. Le preguntaron qué le sucedía, pero este no respondió y solo se limitó a caminar hacia donde los peces le habían dicho que estaba. No eran los únicos, él también podía sentirlo cerca.

El sireno negó rápidamente antes que los quejidos brotaran de su boca.

—Donghyuck… no, Donghyuck ¡Donghyuck!

Como se olvidó que estaba acompañado y solo empezó a correr, Lucas Wong y Moon Taeil lo hicieron también.

Se detuvo de pronto cuando estuvieron frente a un enorme acuario en el que los peces y otras criaturas, estaban alrededor de alguien que descansaba sobre una enorme mantarraya dispuesta a sostenerlo y brindarle la comodidad que se merecía. Criaturas que se movieron en dirección a los “intrusos”, criaturas que se comunicaban con Mark sin que nadie pudiera escuchar. Criaturas que decían lo que estaba pasando en verdad.

Lucas lo comprendió inmediatamente y cayó sentado contra una pared para no interrumpir un momento tan delicado en el que no sabía qué hacer, mientras que Taeil avanzó con dificultad hacia el vidrio, dejando las manos sobre la superficie cuando lo tuvo en frente.

—Donghyuck —susurró— Donghyuck, soy Taeil… vamos a rescatarte ¿Me entiendes?

Y cuando Mark observó entre su mejor amigo y ese humano, comprendió el propósito que había tenido Poseidón en todo esto, tan noble y tan doloroso que solo se limitó a apoyar la frente sobre el vidrio para llorar.

El príncipe del mar abrió poco a poco sus ojos, aunque no lo hizo del todo, no estaba en las condiciones para hacerlo solo. La mantarraya se desplazó hacia el vidrio dejando que su majestad pudiera ver de mejor manera al humano que estaba al otro lado, un humano que las criaturas marinas le habían temido, mas ahora, al igual que Mark, habían perdonado.

—¿Ta… Taeil?

Su voz ¡Pudo escuchar de nuevo su voz!

— Vamos a salvarte, te juro que vamos a hacerlo —miró a Mark— rompe el vidrio, entremos por una compuerta ¡Tenemos que sacarlo!

El sireno negó lentamente, su parte ya estaba hecha.

Los ojos rasgados del coreano iban en todas las direcciones, incluso en el momento exacto en el que el príncipe del mar apoyó lentamente una mano en el vidrio, en el mismo sitio que el humano lo hacía.

—No te haces… una… idea de… de lo feliz que me hace tenerte aquí… creí que se… sería demasiado tarde —se quejó acurrucándose más contra el vidrio, escuchar al amor de su vida le partía el alma— no llores ¿Por… por qué lo haces?

—Porque nunca me voy a perdonar haberte expuesto de esta manera, no te mereces el sufrimiento, no te mereces nada de lo malo que te ha sucedido —se quejó, antes de levantar el rostro y observar enfadado a Mark— ¡¿Qué mierda estamos esperando?! ¡Tenemos que sacarlo!

—El agua es lo único que le está brindado unos segundos más de vida —se mordió los labios angustiado antes de seguir llorando— Taeil, Donghyuck se está muriendo y solo te ha esperado a ti para irse, él va a cumplir su propósito en esta vida.

—Pero es hijo de Dioses ¡Él no puede morir! —golpeó suavemente la pared de vidrio— Donghyuck por favor ¡Donghyuck!

Las criaturas del acuario estaban desesperadas, podían sentirlo, el príncipe estaba partiendo.

El sireno fue apoyado contra el vidrio de manera en la que este estuviera lo más cerca posible del humano, todos ayudando en lo que podía ser en una de las escenas más desgarradoras de su existencia. Sus branquias obtenían el oxígeno del agua con mucho esfuerzo.

—Solo perdóname —jadeaba— porque cuando mi alma deje es… este cuerpo, no podré… consolarte —gimió— pero escúchame… a… amado m.. mío —Mark lloraba desesperado, Lucas tenía el rostro escondido contra sus rodillas— hu… hubiera dado mil… mil veces más mi naturaleza… por ti, porque… porque siempre lo he amado… su majestad.

Tan rápido como el disparo de una bala, Moon Taeil tuvo cientos y miles de imágenes que llegaban a su cabeza, como las cabalgatas sobre un caballo con él vestido con el fastuoso hanbok azul, las veces que nadaba bajo el agua de los estanques siendo rodeado melosamente por la cola de Donghyuck, las veces que hicieron el amor, la primera vez que se habían dicho…

—Te amo —lo jadeó lleno de dolor cuando supo lo que verdaderamente los había unido— te amo… ¿Dong… ¿Donghyuck?

Aquella criatura, que ya había cerrado sus ojos, solo pudo esbozar una muy pequeña sonrisa antes de que todo en el mundo terrenal dejara de escucharse, antes que todo se volviera oscuro, antes que abandonara su cuerpo de sireno para ser recibido en el “Más allá del mar”.

Donghyuck había muerto escuchando lo único que había deseado desde hace cientos de años, un simple “Te amo” del príncipe Moon. Y lo había hecho a tiempo para no escuchar el grito que este había dado contra el vidrio.

Flash Back

Hanseong, Joseon.


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Nota autora

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