"Más allá del mar" Cap 21: La sirenita
- TrinidadVictoria
- 11 feb 2020
- 15 Min. de lectura

“Me gustas mucho, Mark”.
Y como si hubiera dicho las palabras correctas, los estruendos de la tormenta eléctrica, aquellos relámpagos, rayos y truenos, cesaron poco a poco, porque el propósito de causar miedo había surtido efecto y porque Afrodita estaba agradecida con su padre, el gran Dios Zeus.
Mark se movió hacia el lado para poder encender la lámpara más cercana a la cama, fue instantánea la luz tenue en el ambiente, lo suficientemente buena como para que, cuando él se volteara, pudiera ver las mejillas enrojecidas de Youngho.
Un hombre seguro de sí mismo, renombrado y reconocido en Grecia, un hombre que daba cátedras en la universidad y era una referencia para otros a sus apenas 29 años, un hombre que tenía emociones más planas que otras ¿Cómo podía verse tan desprovisto de todo aquello?
Estaba un poco despeinado, con los ojos aletargados, una respiración lenta y la timidez reflejándose en como mordía su labio inferior.
El sireno apoyó el rostro en la almohada, tan cerca del otro que podía sentir la respiración caer sobre sus labios. Estiró la mano y tocó la mejilla de este con lentitud, se sentía como si los roles se hubieran invertido y Mark tuviera el poder en esta situación.
—¿Y eso le molesta? ¿Qué yo le guste?
Negó como un niño pequeño.
—No, se siente bien… se siente correcto —suspiró— como si fuera real conmigo mismo.
El corazón del otro estaba bailando de dicha con esas palabras, fue instantánea la manera en la que sus mejillas también se pusieran rojas, eran como dos adolescentes torpes diciendo sus primeras palabras de amor.
Y fue ese propio encanto que motivó al muchacho a presionar de nuevo sus labios contra el labio inferior que el otro mordía ansioso, a tomarlo y succionarlo mientras Youngho hacía lo mismo con su labio superior.
Los sonidos húmedos de lenguas que se tentaban la una a la otra, eran el efecto perfecto para que sus cuerpos recepcionaran todo de otra manera.
El griego siguió besándolo porque había descubierto que el sabor de su boca y cómo besaba, era exquisito, pero no se dio cuenta que en el proceso se giraron hacia el lado y fue él quien terminó casi encima del muchacho, presionando la mitad inferior de su cuerpo con la del otro, con una mano sosteniendo su cabeza por detrás y con la otra al costado mientras que Mark también lo sostenía de la parte posterior de su cabeza para hacer el beso más profundo y, con la otra acariciaba sus hombros.
Pero mientras más besaba, más parecía no poder saciarse de lo nuevo que había descubierto, lo muy bien que se sentía haciendo esto, que ningún beso iba a superar al otro, que Mark se entregaba con tanta confianza como también podía ser posesivo para mordisquear sus labios y exigir que continuara.
Buscó un poco de oxígeno respirando al costado de su rostro, no pudo detenerse, tuvo que darle a su cuerpo lo que quería y le dio pequeñas mordiditas contra la mejilla, bajo el lóbulo de la oreja, en su cuello y por el lado de la oreja.
—Señor… —jadeó el otro, de una manera tan masculina que Youngho estaba perdiendo la cabeza, siguió mordiéndolo y chupando en su lugar— ahh… ahhh.
Eran ajenos al hecho que ambos se estaban rozando lentamente contra la entrepierna del otro, que bajo sus delgadas ropas estaba la evidencia de que esto era mucho más que poderoso.
El griego presionó más contra el miembro del otro mientras mordía y besaba la curvatura derecha de su cuello, Mark se estaba perdiendo en eso, perdiendo al punto que llevó las manos bajo la camiseta del griego y enterró las uñas para que siguiera friccionando esa zona con más fuerza.
Pero cuando la cama crujió e incluso el respaldo chocó con la pared, Youngho se dio cuenta que estaban en la antesala de lo que podía ser inevitable que sucediera.
Aún contra su deseo y lo que le estaba pidiendo el cuerpo y el corazón, el griego cayó al lado donde se supone iba a dormir en su cama, abrazó al muchacho por la espalda como cucharita, y escondió el rostro contra su cabellera, susurrando avergonzado.
—Perdóname, perdóname —jadeaba incontrolablemente— no debí faltarte el respeto de esa forma.
El sireno tragó saliva compulsivamente, ambos estaban temblando tratando de aplacar sus deseos más profundos, incluso quiso suspirar de “ternura” cuando el mayor regó de pequeños besos la parte posterior de su cabeza susurrando que lo perdonara.
Mark se estiró lo suficiente para apagar la luz y volvió a su posición, permitiendo que el otro lo abrazara por la espalda y lo envolviera con su perfume.
—No tiene por qué pedir disculpas, señor Mouskouri —dijo con dificultad— ¿Por qué lo hace? Mi pantalón es lo suficientemente delgado para evidenciar que no es el único que ha disfrutado esto.
—Porque no quiero que pienses que te he dicho que me gustas solo para obtener algo de tu cuerpo, eres más valioso que eso.
Bien, el sireno no sabía si seguir sintiéndose excitado por el tono profundo de su voz o morir de ternura por lo que había hecho, así que le tomó un par de segundos decidir que tomaría esas palabras y las atesoraría en su pecho, Youngho Mouskouri estaba siendo considerado y respetuoso, cualidades que no todos los humanos poseían.
Bien, más adelante podían explorar los límites de sus deseos y descubrir en el otro muchas más cosas, aunque, si ese hombre besaba y tocaba tan bien ¿Soportaría no sucumbir ante ello?
Dejó de darle vueltas al asunto, se acomodó sobre su cuerpo para abrazarlo como si fuera su enorme oso de peluche y dejar que este lo abrazara de vuelta, porque ante todas las cosas, esta posición lo hacía sentir protegido y querido. La misma posición con la que, sonámbulo y sin saberlo, dormía todas las noches con él.
—Buenas noches señor Mouskouri.
El aludido besó su cabellera con ternura.
—Buenas noches.
—Por cierto —susurró, se giró un poco para besar su pecho por sobre la camiseta y volvió a acomodarse como si fuera el mejor lugar del mundo— usted también me gusta… me gusta mucho.
Y aunque pasaron los minutos, aunque Mark había caído rendido de sueño bajo los encantos de las caricias de Youngho sobre su espalda, era ajeno al hecho que el griego miró el techo somnolientamente.
“¿Y ahora cómo me quedo dormido con esta sonrisa formada en mi rostro, gracias a tus palabras, pequeño?”.
2 de enero 2020, Corea del sur.
Flash Back
“Eric cayó en la cuenta de que había sido engañado, por lo que acabó con la vida de la bruja y no dudó en besar a Ariel, aunque fuera una sirena. Pero sucede que con el beso los sueños de ambos se cumplieron. El amor todo lo puede y la cola de Ariel se convirtió en un par de lindas piernas.
Así, la pareja vivió feliz para siempre y lograron establecer la armonía entre el reino de los hombres y el de las sirenas”.
Debería estar acostumbrada a su reacción y no sentir que su corazón se derretía de amor, pero era imposible, cada vez que le leía este cuento a su pequeño y único hijo, respondía con la misma mirada brillante, la misma sonrisa encantadora y la misma voz que le decía cuanto esperaba la siguiente noche para que ella volviera a leérsela.
Volvió a sonreír con ternura, “La sirenita” era su cuento favorito y también el de su hijo ¿Cómo no serlo? Se lo leía desde que supo que estuvo embarazada de él.
—Mañana es tú cumpleaños, papá está afuera viajando por sus negocios, pero yo haré lo imposible para llegar temprano y pasar toda una tarde juntos ¿Te parece?
Taeil se mordió los labios y asintió ¡Quería cumplir los 7 para ser un niño grande!
—¿Ya me compraste mi regalo, mamá? ¿Puedo pedírtelo ya? —asintió tratando de contener la sonrisa— quiero que me lleves a visitar el acuario, dicen que desde allí pueden verse las sirenas ¡Quiero verlas!
Inocencia y pureza, no había otra cosa para que el niño creyera que las sirenas existían ¿Quién sería capaz de mirarlo a los ojos y romper su sueño? Ella no.
La sencillez de su petición la hizo sentir enternecida, los Moon tenían el dinero para comprar cientos
de acuarios y animales en ellos, pero el niño tan solo quería una visita. ¿Negársela? Jamás. En cuanto saliera del cuarto de su hijo se pondría en contacto con su secretario para que buscara actores que se disfrazaran con colas de sirena.
—Pues claro ¿Quién sabe? Tal vez te haces amigo de una de ellas.
La sola idea de que eso sucediera lo hizo saltar sobre su cama.
—Quiero que sea mañana ¡Quiero que sea mañana!
Abrazos, un par de besos sobre su cabellera y un “buenas noches” fueron suficientes para que el niño abrazara una almohada y durmiera con una sonrisa en sus labios. Una sonrisa que no volvería en mucho tiempo pues la visita al acuario nunca se había concretado.
“Mujer cae al vacío dentro de un elevador luego de que este sufriera un desperfecto en su sistema de soporte”.
Su madre había fallecido.
Fin Flash Back
---
Flash Back
El dinero era un arma realmente poderosa puesto que convertía a los nobles en hombres sucios dispuestos a hacer lo que juraban no hacer antes. Taeil sabía de eso, durante su vida había comprobado que el dinero todo lo podía y hoy no era la excepción.
Estaba cansado de sí mismo tratando de auto convencerse que no le importaba, pero habían pasado días desde que Lee Donghyuck dio su pase con lo de Samsung y la compañía de su padre para luego desaparecer a través de un mail poniendo fin a cualquier tipo de cercanía.
¿Por qué lo había elegido? ¿Qué había hecho de bien para aprobar el acuerdo? ¿Se comportó acorde a sus estándares?
Muchas eran las preguntas y ninguna las respuestas, razón por la que pasaba noches tratando de formular posibilidades. ¿Seguiría viviendo en Corea? Había utilizado sus contactos para averiguarlo y sí, no había registro alguno de alguna salida por el aeropuerto o en un transporte marítimo.
Tener dinero hacía que los contactos se movieran, solo de esa manera y luego de un par de días pudo llegar aquí al edificio donde personas como él o Donghyuck con alto poder adquisitivo vivían.
No fue difícil convencer a alguien para que alterara el sistema de seguridad del panel electrónico en la puerta, un fajo de billetes había sido suficiente. La decisión era extrema, usualmente tocaba el timbre a un costado, pero como el conserje había sido claro en decir que hace días no veían a ese hombre, el instinto lo hizo temblar pensando que las cosas no estaban bien.
Una vez estando solo se desplazó por todas las estancias. Vaya, la tecnología, los detalles, las puertas automáticas, estaban prácticamente en igualdad de condiciones ¿Quién iba a pensar que pudo engañarlo en Grecia?
—¿Dónde estás? —murmuró impaciente.
Frente a sus ojos había unas puertas de vidrio que daban hacia la última estancia que faltaba por inspeccionar. Con aparente calma y un dolor en la boca del estómago, abrió una de ellas para asomar el rostro y darse cuenta que se trataba de una enorme habitación privada con grandes ventanas que daban una vista panorámica de la ciudad, con una piscina llena de agua y… con algo allí jadeando muy suavemente en la orilla de esta.
Por suerte tuvo donde apoyar la espalda, porque de lo contrario se hubiera caído de rodillas al suelo.
Allí estaba Lee Donghyuck, con la mitad de su cuerpo desnudo saliendo del agua, boqueando como si le faltara la fuerza necesaria para vivir y, con la otra mitad de su cuerpo a medio camino de estar sumergida en la piscina, pero no eran piernas, no ¡No! Era una cola de brillantes escamas que nacían desde las caderas.
Es… esto no era real. Esto no podía ser real ¡NO! Esto era retorcido, ridículo, esto… ¡Estas cosas no existían!
Miró su rostro por un par de segundos, aquellos ojitos aletargados lo estaban observando, unos ojitos que se cerraron luego de esbozar una triste y amarga sonrisa.
Fin Flash Back
Como una criatura marina, cuando fallecía su alma debía dirigirse al reino del más allá que estaba bajo la “jurisdicción” de su padre. No tenía conocimiento de cómo era, a pesar de ser hijo de los Dioses marinos, no sabía cuánto tardaba el viaje a ello o si tenía que hacer algún mérito para que “las puertas” se abrieran para él, pero de una cosa estaba seguro y es que no se suponía que sintiera que estaba sobre una cama, vivo.
¿Vivo?
Extrañado por ello abrió levemente las pestañas, pero la imagen ante sus ojos era borrosa ¿La luz era natural por estar en el día o se trataba de una lámpara contigua a la cama?
El espectro de algo aparentemente humano se interpuso en su campo de visión, pero antes que pudiera decir algo, “eso” puso una mano en su frente con la delicadeza de quien solo podía estar preocupado.
—Lee Donghyuck.
Y aunque estaba aturdido por lo que fuera que haya sucedido, era capaz de reconocer aquella voz e incluso si este no hubiera hablado, el solo contacto de su mano hubiera sido suficiente, porque nadie, nadie era capaz de provocar tanto su corazón como solo Moon Taeil lo había hecho.
Mientras más pestañaba, más las cosas tomaban su forma correcta. Encontrarse con aquellos ojos rasgados y aquel rostro tan cerca del suyo se sintió como un regalo del que no quería desprenderse.
Pero ¡¿Qué hacía Moon Taeil acá?! ¡¿Cómo había ingresado a su propiedad?!
Gimió asustado cuando trataba de sentarse sobre la cama, aunque no pudo hacerlo, aquel hombre puso las manos sobre sus hombros con gentileza para que volviera a apoyar la cabeza sobre grandes almohadas blancas
—Ten cuidado, podrías marearte.
Entonces aquella última imagen que tuvo de su persona había sido real, él había entrado aquí ¡Él sabía de su identidad! Y si… y si Poseidón se enteraba de esto podía ser causar el mayor estrago en la historia de la humanidad ¿O solo eran suposiciones suyas?
Desvió la mirada hacia otro lado dejando que el terror se manifestara en forma de lágrimas a través de sus ojos, hubiera preferido morir antes que exponer a Taeil a todo esto, porque de alguna u otra manera se habría liberado de la prisión llamada cuerpo y porque habría dejado de sufrir por amor.
Y él, Taeil, no hacía otra cosa más que observarlo, era prácticamente lo único a lo que se había dedicado desde ayer tratando de meterse en la cabeza que no estaba sumergido en algún extraño sueño o que estaba teniendo alucinaciones por estupefacientes que no había consumido.
Pero ¿Cómo podía ser una mentira cuando él mismo fue testigo del cómo aquella bella y extensa cola tornasol se transformó poco a poco en un par de piernas?
Gimió y meneó la cabeza.
—No voy a hacerte daño si eso es lo que piensas, solo… solo quiero saber si eres real —a pesar de que quiso que su voz sonara estable, no pudo, todo lo que podía tener en su cabeza era a su madre leyendo con amor el cuento de “La sirenita” — solo necesito saber que eres real.
Donghyuck volteó hacia él, ambos se miraban con lágrimas en los ojos, solo que el motivo de cada uno era distinto, cada uno con su propia historia, cada uno con su propio sufrimiento.
“Estoy haciendo de todo para no volverme loco, solo… quiero saber que eres real”, pensó.
Asintió lentamente.
Taeil sintió su teléfono vibrar en el bolsillo y cuando vio que se trataba de su novia, ignoró la llamada como todas desde ayer. No quería enfocarse en otra cosa que no fuera este nuevo inquilino, no quería que su desagradable personalidad apareciera otra vez.
Trató de ordenar su cabeza y todo lo que pudo hacer fue volver a acariciar el rostro de Donghyuck, se veía débil como una hoja seca arrancada de su árbol.
—Solo quédate aquí, vuelvo en un momento.
No le tomó más de 5 minutos ir y volver de la cocina con una bandeja que contenía un plato de sopa de arroz y pollo desmenuzado, era realmente malo en la cocina por lo que lo había comprado en un restaurante.
Donghyuck se sentía tan débil que incluso mover las manos era casi imposible, eran días sin un plato de comida que se manifestaban en una falta de energía. Taeil pareció intuirlo así que con mesura hundió la cuchara en el plato y sacó una porción razonable para dárselo en la boca.
Si no percibiera el calor del humano como algo tan real y cómodo, el sireno creería que el más allá tomaba la forma de lo que más deseabas ¿De qué otra manera alguien que había sido tan distante y soberbio, ahora parecía convertido en alguien nuevo?
“Come de a poco, vomitarás si llenas ese estómago tan de pronto”.
Mientras esperaba unos segundos por otro bocado, aquel hombre le comentó que no lo había sacado del apartamento donde vivía para no levantar sospechas. Además, que el día de ayer un médico lo había evaluado, sus signos vitales estaban en rangos normales y como el nivel de azúcar en sangre estaba tan baja, le habían administrado un par de cosas a través de un suero intravenoso.
—Tengo tantas preguntas que hacerte, pero no quiero agotarte, sé que… esto puede ser difícil para ti, no he sido la mejor persona —tensó la mandíbula— créeme que quiero correr por todas partes creyendo que me he vuelto loco, pero una razón muy importante me detiene… —Donghyuck se secó las lágrimas y miró sus inútiles piernas, no podía sentirlas— … ¿Te acomodaría volver a la piscina?
Asintió con cuidado, no podía hacer otra cosa que mover su cabeza para comunicarse.
Taeil se agachó para colocar una mano bajo sus piernas y la otra en la parte baja de la espalda, fue así que con un leve impulso lo sostuvo entre sus brazos y lo miró un par de segundos.
Había una extraña sensación de familiaridad ¿Deja vu?
Él no tenía recuerdo alguno del pasado, pero Donghyuck sí ¿Cómo podía olvidar aquellas veces en las que el príncipe Moon cabalgaba solo por las noches hacia la orilla del río Han para encontrarse con él? ¿O aquellas veces en las que, escondidos dentro de una cueva, hicieron el amor?
Taeil no podía entender por qué el muchacho volvía a llorar en silencio, solo que, cuando entró a la estancia con la piscina, se agachó con mucho respeto hacia ella y dejó que el cuerpo del muchacho se hundiera en ella.
Pasaron por alto el hecho que estuviera desnudo, aunque no pasó por alto cuando pudo ver cómo bajo el agua aquellas piernas se transformaron en una cola larga y esbelta con dos majestuosas aletas semitransparentes.
Como si hubiera recibido un golpe de vitamina, el sireno saltó por el aire dejando que las luces se reflejaran en sus escamas, luego regresó al agua y nadó hasta la orilla para observar al humano, tenía tanto para contarle, pero su garganta había sido enmudecida.
Estiró la mano, “Lee Donghyuck” seguía llorando en silencio, el gesto fue aceptado por el humano quien se agachó para sostenerla.
—No me preguntes la razón, pero prometo no hacerte daño… —apretó sus nudillos con mesura— será mejor que descanses, vendré mañana, el refrigerador está lleno de comida… solo… solo necesito un poco de espacio y tiempo para procesar todo esto.
“¿No tiene miedo de mí?” pensó con la boca del estómago apretada.
Donghyuck asintió antes de sumergirse bajo el agua y nadar hasta la profundidad de la piscina, dormir acurrucado contra el suelo era mucho mejor que estar entre sábanas en un ambiente tan seco como el terrestre, bajo el agua podía llorar tanto como quisiera sin que nadie se diera cuenta.
¿Y él?
Después de cerrar la entrada del apartamento, Moon Taeil caminaba con las piernas temblando hacia el elevador, ignorando las llamadas entrantes de su teléfono, solo pensando en el sireno saltando en el aire.
No pudo soportarlo más tiempo, se sentó contra una pared para terminar con la cabeza escondida entre sus piernas mientras lloraba desconsolado.
¡Los sirenos eran reales! ¡Lee Donghyuck era uno de ellos!
Flash Back
Todos querían acercarse a darle un abrazo, pero en ese momento él no quería recibirlos ¿Cuántas personas que nunca había visto en su vida se creían con el derecho de acercarse?
Con los ojitos llenos de lágrimas miraba el altar que habían hecho en aquel hospital, un altar donde las personas iban a rendirle tributo a su madre, todos vestidos de negro, todos tan amargamente tristes como él, pero nadie sin estar realmente en su lugar.
Su padre estaba afuera conversando con otras personas, recibiendo el pésame de otras, mientras él, que al fin estaba solo, se arrodilló mordiéndose los labios y repitiéndose que tenía que ser fuerte, que “los hombres no lloraban”, pero no pudo evitar hacerlo ¡¿Por qué le habían quitado a su madre?! ¡No podía entenderlo!
La sonrisa en la fotografía era el recordatorio que había sido la mujer más hermosa que había visto en su vida, la sonrisa que le dedicaba siempre a pesar de ser alguien muy ocupada, la misma sonrisa que le dio cuando le dio las buenas noches el día anterior a su muerte.
Con mucho dolor sacó un pequeño libro de su abrigo negro, el mismo libro que ella le había leído, el cuento favorito de ambos. ¿Y si le leía? Quizás así podía volver a la vida. Abrió una página al azar después de susurrarle a su madre que le indicara cual parte quería que le leyera.
—“De inmediato se dirigió a donde estaba Eric, luchando por su vida pero prácticamente inconsciente. Ariel lo ayudó a llegar a la orilla y allí lo dejó. Mientras lo contemplaba con una mirada de amor, el joven Eric despertaba de su letargo y por unos segundos contempló a la bella muchacha que le había salvado la vida.
Quedaron enamorados a primera vista, pero Ariel sabía que era imposible, por lo que huyó a las profundidades del mar antes de que el príncipe pudiese verla bien…”.
No pudo continuar, abrazó el libro contra su pecho y explotó llorando pidiendo que le devolvieran a su mamá, debían ir al acuario juntos ¡Debían conocer a las sirenas juntos!
Su padre se acercó de inmediato para capturarlo entre sus brazos, tratando de alguna u otra manera apaciguar su angustia, pero nada iba a ser suficiente.
—Podemos ir al acuario mañana, cariño, podemos conocer a las sirenas como quería tu madre.
—¡No quiero! ¡No quiero ir sin mi mamita! ¡No quiero conocer a las sirenas sin ella!
—Mírame, pequeño, mírame —sujetó su rostro, Taeil lloraba desconsolado, necesitaba que su hijo se
sintiera tranquilo— tu mamá te ama lo suficiente que un día, vayas o no vayas a un acuario, ella permitirá que conozcas a las sirenas, tal vez hoy o tal vez mañana, pero no dudes que un día las verás.
Fin Flash Back
---
Con mucha calma, Anfítrite se desplazó dentro del palacio para llegar hasta el lado derecho de su esposo Poseidón, quien observaba un enorme espejo con emociones contradictorias en su rostro.
Apoyó su rostro sobre el hombro y permitió que este la abrazara de lado, eran cientos y miles de años juntos, pero habían sido muy raras las ocasiones en las que lo vio realmente preocupado, como ahora.
Observó el espejo y las imágenes en él, en una parte podía verse a Jungwoo mirando melancólicamente el mar mientras el humano Lucas Wong lo abrazaba de lado por su cintura, un lenguaje corporal que decía lo mucho que no quería soltarlo. Por otra parte podía ver a Mark corriendo aterrado de una gallina mientras Youngho, que tenía a Andreus sobre sentado sobre sus mulos, reía a carcajadas.
Y también podía ver a Taeil llorando en silencio mientras conducía por Seúl, cuando su hijo Donghyuck estaba flotando en la piscina mirando el techo y preguntándose cómo iba a sobrevivir a los nuevos sentimientos.
—Estás preocupado, esposo mío… estás preocupado por ellos, te importan.
—Las cosas están tomando su camino, he hablado con Afrodita, las cosas siempre tomarán su camino mientras el amor sea lo que prevalezca en cada una de sus decisiones —se quedó mirando la sonrisa del pequeño Andreus, su estómago se apretó— y estoy haciendo lo imposible para que el tiempo no avance, lo imposible para que Hades no llegue a él —ambos se mordieron los labios con temor viendo al niño— si las cosas toman su curso, uno o más de ellos sufrirá.
—Confía en Afrodita, amado mío, mientras el amor sea lo que prevalezca en las decisiones, entonces serán las correctas —observó a una persona en particular de ese espejo— entregué a un hijo mío por amor y aunque me duele el pecho nunca voy a arrepentirme de mi decisión… no te preocupes por Hades, esposo, libérate de tus miedos, aunque algunas cosas conlleven dolor, si lleva amor, es lo que debe ser.
~~~~~~
We... Anfitrite puede ser la mamá de Taeil?¿¡!?¿¡?