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"Más allá del mar" Cap 23: El amor duele.





5 de enero 2020, al otro día


Nadar sumergido en su hábitat natural, el mar, siempre le había parecido normal, llevaba miles de años haciéndolo, pero ahora que estaba en el avión y podía tener una vista desde las alturas, le parecía impresionante y solo podía pensar que el ser humano conocía un porcentaje mínimo del planeta ¡El mar tenía misterios que nadie de ellos podía imaginar!


De pronto su mente evocó otras imágenes, como las de hace un par de minutos cuando tuvo que despedirse en el aeropuerto del señor Mouskouri. Su cuerpo tembló de forma instantánea al recordar cuando lo rodeó con sus brazos y lo besó con exigencia sin importarle que otros observaran

asombrados.


Su lengua, sus labios e incluso sus dientes que mordisquearon hambrientos lo que había a su paso, habían dejado sus huellas, aún podía sentirlos, aún se estremecía de deseo.


Pero antes de eso en la casa de los Mouskouri, había tenido que despedirse de la familia después de tomar un desayuno con ellos. La noticia del adiós fue abrupta, un adiós que no era para siempre, mas no podía evitarla, les había dicho que su mejor amigo iba a estar muy mal con la separación de una persona y no se atrevía a dejarlo solo.


Los Mouskouri lo entendieron y aunque lamentaron que tuviera que irse, lo hicieron prometer que regresaría muy pronto.


La parte más lamentable fue cuando tuvo que sentarse frente a la silla de ruedas de Andreus para explicarle que no iba a abandonarlo y que solo era temporal. El llanto del niño fue una cosa instantánea y el nudo en su garganta al escucharlo también, habían creado una conexión tal que el propio Mark dudaba que fuera coincidencia.


Se atrevió a pedirle que los dejaran despedirse a solas en el cuarto del niño, y después de tenerlo entre sus brazos susurrándole que volverían a verse, lo miró al rostro para decirle.


—Tengo que ir a acompañar a mi mejor amigo, que también es un sireno —la mirada perdida de

Andreus se dirigió directamente a los ojos de Mark— y está solo… ¿Me permites “completar esta misión”?


El niño no asintió, solo miró sollozando el mueble donde usualmente lo sentaban para que pudieran estimularlo a través del dibujo. Comprendió que quería que se acercara.


Lo hizo, en la superficie de la mesa había dibujos nuevos, aunque el que llamó su atención fue de alguien alto con cabello verde que estaba sentado al borde de lo que parecía su cama. Un niño con la discapacidad intelectual de Andreus no debía dibujar con tanta claridad, pero ¿Quién era él para cuestionar eso?


Lo curioso era que la persona del dibujo no parecía una amenaza.


También buscó otros dibujos y encontró el de un sireno con un tridente, pero por alguna razón no le era similar a Poseidón, puesto que el Dios de los mares poseía piernas como los humanos.


El niño se dio a entender y finalmente comprendió que quería regalarle particularmente ese dibujo.


Cuando se subió al auto en el que el señor Mouskouri lo llevaría al aeropuerto, lo último que escuchó fue el llanto del niño que gritaba “Madk”, un llanto que había roto su corazón por completo.


Pero ahora estaba aquí descendiendo del avión después que el vuelo desde Alejandrópolis llegara a su fin. Sabía dónde tenía que dirigirse, pero temía por Jungwoo, porque su corazón estuviera roto o porque no pudiera tolerar la separación de aquel hombre al que amaba.


Maldita sea, los sirenos cuando se enamoraban solían hacerlo para siempre, era prácticamente el suicidio cuando ese amor no era correspondido.


Después de dejar sus pertenencias en la casa del señor Mouskouri, caminó al hotel donde el muchacho se estaba hospedando, su corazón palpitaba inquieto y lo único que deseaba era tenerlo entre sus brazos para darle consuelo. Le había mandado un mensaje a Donghyuck para que se enterara de la situación, este le había respondido angustiado y de inmediato diciendo que le brindara amor de parte de ambos.


Levantó la cabeza, sí, Astor Hotel era el lugar donde estaba.


—Espere un momento señor, me comunicaré con el señor Kim de inmediato —respondió

amablemente un recepcionista.


Cuando el dieron el pase y una tarjeta para poder subir, prácticamente se abalanzó al elevador para marcar el piso 6 y, aunque fueron unos segundos de espera desde el primer piso hasta la puerta de la habitación 610, se sintieron los segundos más eternos de lo que llevaba de existencia.


—¡Jungwoo!


Lo encontró acostado en posición fetal cubierto por las mantas de la cama, llorando bajito contra una enorme almohada, con una expresión de dolor tal que el propio Mark sintió que su estómago se hacía añicos.


Quitó sus zapatos de forma inmediata y se acostó bajo las mantas para abrazarlo con fuerza por la espalda.


—D-Duele, Mark… ¡¿Por qué el amor tiene que doler tanto?!


Era más bajo que Jungwoo por lo que sus piernas eran más cortas y de alguna manera más fácil de enredarlas entre las suyas. ¿Qué podía decirle en respuesta? De los 3 mejores amigos, el único que había sufrido por amor y de una manera muy cruel, había sido Donghyuck, mientras tanto él se encontraba excelente con el señor Mouskouri.


Le dolió el pecho, el amor conllevaba dolor y no podía estar ajeno a la situación.


—¿Sucedió algo? ¿Te hizo algo?


Cuando su amigo le contó que el Sargento se iría de vuelta, había llorado porque no quería distanciarse, había pasado de ser un maldito homofóbico a alguien totalmente diferente y a quien quería tener a su lado porque sabía que era su “para siempre”. ¿Se estaba refiriendo a eso?


Pasaron un par de minutos, quizás 5, volvió a repetir la pregunta con cierto cuidado “¿Te hizo algo ese humano?”.


Un gemido contenido, un dolor que estaba allí listo para ser liberado y todo lo que se escuchó en el ambiente fue unas palabras cortas, que terminaron con un relato.


Flash Back


Con él había aprendido a tener sexo de hombre a hombre, con él tenía todas esas emociones que no tenía con su novia, la que a estas alturas ni siquiera la sentía como tal. Con Jungwoo experimentaba tantas cosas como ahora, que mientras lo penetraba lentamente, sus miradas se conectaban como aquellas novelas cursis en las que dicen que las almas se convierten en una sola.


No solo era entrar y salir, porque en el proceso se maravillaba de la sensación que tenían sus cuerpos que sudaban, de aquellos labios colorados semiabiertos que liberaban dulces gemidos, de su cabello alborotado, de sus ojitos brillando, de cómo sus uñas rasguñaban suavemente su espalda y se encarnaban en las nalgas de su trasero para que la penetración fuera más profunda.


Mierda, cada una de las cosas que había odiado en el en un principio, todas aquellas características “irritantes” ahora eran su perdición.


—Delicioso —gruñó contra sus labios antes de besarlo y comérselo hambriento— ohhh Jungwoo eres tan delicioso, cariño.


Sus penetraciones fueron más duras y certeras, el sireno mordió el hombro del sargento para que nadie más los escuchara afuera mientras su cavidad anal era expandida sin piedad.


Lucas Wong era pasional y cada cosa que hacía lo enloquecía, como ahora que también lamía las

gotas de sudor que salían de su frente y le susurraba lo hermoso que era. ¿Cómo no enloquecer si estaba bajo su cuerpo y a su merced?


Llevaban horas follando sin querer detenerse, descansando y bebiendo agua entre medio, pero regresando a lo que más deseaba.


La cama crujió, el humano golpeó el interior del otro un poco más y sin necesidad de masturbarlo, Jungwoo se deshizo nuevamente en un orgasmo arrebatador que apenas dejaba que respirara, salpicando un poco del semen que le quedaba, dejando que su miembro palpitara enloquecido.


Lo necesito, señor Wong” rogó contra su oreja provocando que este cayera encima suyo disfrutando el orgasmo que tenía.


Estaba agitado, se sentía jodidamente agotado, pero la satisfacción era enorme, estaba follando con este hombre de piel lechosa, se sentía real consigo mismo, se sentía excelente, salvo por un detalle miserable: ahora recordaba que, en pocas horas, para ser exactos, en 4 horas más, debía estar saliendo de la base militar.


Después de unos minutos cayó hacia el lado de su cama e hizo un espacio con su brazo para que Jungwoo se acercara. Fue inmediato, no tuvo siquiera que decirle, el muchacho acomodó la cabeza sobre su tórax y lo abrazó como si se tratara de un pulpo, piernas y brazos capturando la figura de ese americano.


—Siento que voy a escupir mi corazón, señor Wong, no voy a poder moverme de este lugar —utilizó su tono meloso y Lucas se sintió fascinado por ello— comer y follar, que bueno suena ese estilo de vida.


—Es la cuarta ronda, cariño, ni siquiera las pruebas militares han sido tan exigentes conmigo —rodeó un poco para que Jungwoo cayera sobre el colchón y así observarlo mejor— creo que es hora de hablar, sobre todo, porque, aunque quisiera tenerte bajo mío toda la vida, no puedo desligarme de mi vida en América.


—Usted… usted sí que sabe cómo arruinar un estado de ánimo, señor Wong.


Se volteó sobre sí mismo y observó la pared iluminada por una tenue lamparilla. Escuchó un sonido de frustración antes que Lucas lo abrazara por detrás y moviera la punta de su nariz sobre el cabello húmedo del otro. Olía exquisito.


—No es que quiera arruinar nada, cariño, pero… pero debo volver y no me puedo negar a eso, yo mando a este escuadrón, pero sobre mí hay muchas otras autoridades militares, incluido el presidente Trump —lo último lo dijo con cierto tono de rechazo— ni si… ni siquiera pensé que decir un adiós sería tan difícil.


Bien, no podía comportarse como perra caprichosa, como los humanos decían, tenía que ser razonable y mantener la angustia a raya.


Suspiró y se volteó para tenerlo fijamente y no perderse lo magnífico que eran sus rasgos bajo la luz baja, sus labios eran gruesos de una manera perfecta, sus ojos grandes y expresivos ahora estaban un poco aletargados y fijos en su persona, y su cabello estaba peinado hacia atrás seguramente con las manos.


Y tenía que decirle adiós en 4 horas más.


—¿Qué quiere hablar?


Esperó un momento.


—Todo lo que se puede hablar, pero por sobre todo quiero pedirte perdón —el sireno frunció el ceño ¿Perdón? ¿Qué había hecho? — no pongas esa cara, hermoso… —acarició la cicatriz de su abdomen que apenas se notaba— por culpa mía hace tiempo te apuñalaron fuera de un supermercado… estuviste grave, mucho.


—Pero eso no fue culpa suya, señor, yo quise defenderlo.


—Pero yo fui incapaz de protegerte —suspiró— Jungwoo ¿No crees que hubo algo malo en esta “relación” desde su inicio? ¿Algo que nunca hablamos? —negó con cuidado— o eres demasiado bueno para formular ese pensamiento.


No entendía a qué se refería, solo podía verlo y acariciar su rostro con cuidado.


Fue allí que Lucas comenzó a referirse a aquel día que fueron a Yerápetra en la Isla Creta, en la que se acostaron por primera vez, en el incidente, en el miedo, en todo.


“No voy a decirle a Cooper lo que sucedió porque soy una mierda cobarde y podría traernos problemas a ambos incluso si asumo mi absoluta culpa, pero… este pensamiento me ha perseguido siempre y es que tuve sexo contigo mientras estabas borracho”.


—Usted también lo estaba, ambos lo estábamos.


Lucas suspiró.


—Pero, aunque lo disfrutamos, en un inicio tú creíste que yo era Alan, aun si yo estaba borracho, no se justifica que me aprovechara de eso… —negó rotundamente— no estuvo bien, no… no podemos normalizar eso y no me iré de este país sin pedirte perdón por lo que hice, no está bien normalizar el abuso independiente de las condiciones en las que se llevó a cabo.


Y aunque muy en el fondo Jungwoo sospechó que se trataba de él, sus palabras eran ciertas.


Lo observó durante un par de segundos, unos largos segundos antes de asentir y susurrar que lo perdonaba, no iba a guardarle rencor por ello, pero estaba bien que asumiera ciertas cosas que no debían normalizarse.


—¿De qué más quiere conversar señor Wong?


—Que independiente de lo que pase entre nosotros, voy a terminar con mi novia cuando llegue a Estados Unidos, yo creo que sospecha que algo me sucede, apenas contesto sus mensajes, ni siquiera se merece eso… no voy a involucrarte.


—¿Le dirá que es gay?


—No puedo aún, ella es una chica demasiado buena… suficiente tendrá con que corte con la relación, a…


Además teme que otros lo sepan ¿No?”.


No iba a decir que no, sus padres lo sabían, su abuelo que había abusado físicamente de él lo sabía, pero otra cosa muy distinta era que en la milicia lo hicieran. Podía importarle una mierda, claro, pero mientras no encontrara otra cosa con la que sustentarse, no podía abandonar su carrera militar.


Vaya carrera, pensó con sarcasmo.


Jungwoo le dio un par de besos para calmarlo, recostándose sobre su cuerpo y también dándole pequeños besos en su frente, su mejilla, susurrándole que era hermoso y todas las cosas buenas que se le ocurrían en ese momento.


Fue inevitable que sus caderas se mecieran suavemente la una con la otra, pero antes de que terminaran friccionándose como animales, Jungwoo se paró con gracia fuera de la cama dejando que su escultura figura y su perfecto trasero fueran iluminados de manera artística con la lámpara.


—¿Qué haces? —dijo extrañado apoyándose en su codo.


El muchacho se colocó una camiseta y pantalones cortos antes de voltearse con la mirada triste.


—Solo protegerme a mí mismo —la sonrisa no llegaba siquiera a sus ojos— me levantaré con tiempo para despedirme de todos y luego tomar mi camino.


—Duerme conmigo, cariño… por favor.


—Señor Wong… no lo haga más difícil —le guiñó un ojo antes de abrir la puerta con cautela y cerciorarse de no percibir a algún humano cerca— buenas noches.


---


¿1 hora? Quizás lo único que había alcanzado a dormir fue eso, 1 hora miserable porque las otras 2 se las pasó pensando con la garganta apretada que después de 4 meses se iba de vuelta a América, no con un pensamiento de querer volver a sus tierras sino de no querer abandonar estas.


La experiencia había sido más que enriquecedora, se había descubierto a sí mismo, había admitido que era gay, la voz en su cabeza no estaba irritándolo con tanta constancia y en caso de hacerlo podía evadirla la mayor parte del tiempo, había conocido otros territorios y paisajes maravillosos, incluso podía hablar un poco del griego básico.


Pero tenía que decir adiós.


Salió de la cama de una sola vez para sacar las sábanas y mantas, dejarlas dobladas perfectamente encima y colocarse un poco de ropa ligera. Le había mandado un mensaje a uno de sus subordinados para advertirle que no tomaría desayuno y que se reunirían a las 8 en la entrada del recinto militar, eso le daría tiempo suficiente para asaltar la habitación de Jungwoo.


Quería despedirlo como correspondía, decirle las ideas que habían cruzado su mente hace poco y las decisiones que debía tomar respecto a eso. Porque esto no tenía que ser un adiós, podían comunicarse por teléfono ¡Incluso Jungwoo podía visitarlo!


La idea hizo latir a su corazón, la idea de volver a verlo le emocionaba.


Se acercó a la habitación y abrió cautelosamente la puerta, sin embargo, no lo vio en la cama…


¿Estaría en el baño? Tal pareciera, podía escuchar el agua correr.


La sola idea de verlo desnudo con el agua sobre su cabeza y recorriendo su espalda, su lindo trasero y sus bien formadas piernas, hizo que su entrepierna despertara como si no lo hubiera estado follando en reiteradas ocasiones. No, jamás iba a saciarse de ese hombre.


Sin dudarlo abrió la puerta con cuidado, aunque le pareció extraño no verlo parado. Sus ojos de inmediato se dirigieron hacia el suelo de la ducha con puerta de vidrio y lo que vio lo hizo gritar como nunca antes lo había hecho.


Allí en el suelo estaba Jungwoo con su cabello de otro color, con algo parecido a una enorme cola enrollada apenas sobre sí misma, abrazándola y llorando desconsoladamente.


¡¿Pero qué mierda?¡ ¡Qué mierda!


Fin Flash Back


—¡Trató de arrancarla con las manos pensando que era mentira! ¡Que estaba disfrazado! —Jungwoo lloraba desconsoladamente, recordando el dolor que había sentido en ese momento— tomó su cabeza con ambas manos y me dijo que esto estaba mal, no podía creer que fuera una cola de verdad —desesperado sacó las mantas sobre su cuerpo, quitó su calcetín y le indicó su pie derecho a Mark, las lágrimas estallaban de sus ojos— ¡Enterró un cuchillo en mi aleta!


Un daño en la cola podía reflejarse en las piernas cuando se convertían a estas, la cicatriz en su pie era la evidencia de ello.


Mark respiraba agitado.


—Cómo…


—Cuando vio que salían unas gotas de sangre, se volvió loco, tocó mi cola por todas partes, empezó a jadear y… —sus labios se hicieron como puchero antes de romper a llorar— y se fue, se fue sin decir nada… arrancó antes que pudiera explicarme, ni siquiera tuve tiempo de decirle adiós, ni siquiera pude despedirme de esos hombres… simplemente me evadió hasta que llegó el transporte militar que los llevaría al aeropuerto…


Roto por la angustia, el sireno tomó posición fetal en la cama y volvió a llorar desesperado maldiciendo no poder ser un humano, maldiciendo con todas sus fuerzas dejando que su mejor amigo lo abrazara y llorara junto a él.


Amar a un humano era doloroso, se los había advertido Donghyuck ¿Por qué tenían que tropezar con la misma piedra? ¿Por qué no encontraban el amor de su vida en otro sireno/a como sus padres lo hicieron?


“¡Quiero hablar con el señor Wong! ¡Necesito ver al señor Wong!”.


¿Y si Youngho reaccionaba así? ¿Y si Youngho lo rechazaba por ser un sireno y provenir del mar?

Había hecho muy bien con venir a Atenas y cuidar de su amigo, pero el amor dolía, el amor podía ser horrible si no sabía llevarse como debía.


7 de enero 2020, 2 días después, Corea del sur.


“¿Estás tratando de evitarme?”.


El mensaje en el kakotalk con su novia.


Dando un suspiro sostuvo el teléfono y escribió un mensaje rápido para decirle que solo estaba jodidamente ocupado con el trabajo, lo que no era una mentira. Se quedaba hasta tarde en la oficina y no tenía tiempo para otra cosa.


Lo que no tenía idea era, por ejemplo, que estaba en un minimarket viendo cosas para comer y que no regresaría a su departamento esta noche.


Después de dejar las bolsas con las compras en el asiento del copiloto, manejaba con una sonrisa en la cara que no había tenido desde la infancia en la que su madre estaba junto a él y le daba un sentido más cálido y humano a su vida como niño millonario.


—Yo creo que esto es obra tuya.


--


Digitó la clave en el panel electrónico antes de escuchar el sonido que hacía el sistema cuando la puerta se abría automáticamente. Caminó con cautela hacia la habitación y se sintió aliviado de verlo sentado en la cama secando sus piernas.


La mirada que tenía en ellas se dirigió inmediatamente a él, una mirada que se acompañó instantáneamente con una sonrisa cuando vio sus manos sosteniendo unas bolsas con algo, probablemente, delicioso que se pudiera compartir.


—¿Estuviste nadando un momento? —asintió rápidamente— déjame ayudarte, seguramente te esforzaste mucho tratando de subir a la silla de ruedas.


Ver como se sentaba en la cama, dejando las piernas sobre sus muslos y secándolas con cuidado, le provocó todo tipo de sentimientos. Su estómago se había revuelto y finalmente terminó con sus mejillas enrojeciendo.


—Seguramente debes pensar que estoy loco, mierda… —apretó los labios— te traté tan mal allá en Grecia “¿Quién es este tipo y que hiciste con Taeil?” Sí, eso piensas ¿No?


Negó lentamente, sostuvo su teléfono y escribió lo más rápido que sus dedos le permitían, la única forma de poder comunicarse con ese hombre.


Después de hacerlo le mostró el teléfono.


Aunque no lo crea, siempre vi algo de esperanza en su interior :)”.


—Cualquier persona que ve una sirena reaccionaría de una manera particular, quizás con miedo, quizás de asombro o de incredulidad, pero cuando te vi supe que eras real, toda mi vida escuché de parte de mi mamá su amor por esas criaturas, por lo que… verte solo me hizo recordarla, de hecho… de hecho me recuerdas mucho a la protagonista del cuento la sirenita.


Donghyuck se mordió el labio inferior y desvió la mirada hacia otra parte. Si tan solo supiera la conexión que había, no diría esas cosas con ligereza.


Para distraer escribió en el teléfono y volvió a mostrárselo.


“¿Qué trajo en la bolsa?”.


—Ayer llené de nuevo tu despensa, pero hoy traje algo que seguramente te gusta mucho… sé que no es muy nutritivo, pero tiene bastante sodio y como las sirenas viven en un medio muy salado —movió los hombros— iré a la cocina y te prepararé rammyeon, solo espera.


¿Dónde estaba el empresario codicioso en el que había renacido? ¿O solo había sido algo que escondía su verdadero ser?


No podía decirlo con certeza, en su vida pasada las cosas que se vieron color de rosa terminaron amargamente ¡Aunque prefería quedarse con las cosas más bellas que hicieron que sacrificarse valiera la pena!


… ¿Lo valió?


Flash Back


Con cautela se acercó a la orilla del muelle, con una lámpara de papel y con la esperanza de que Donghyuck apareciera donde le había dicho a la hora correspondiente.


El paisaje era iluminado por una enorme luna llena que se reflejaba en el agua del río, mientras que el resto del cielo parecía haber sido escupido aleatoriamente de los puntos brillantes llamados estrellas.


Un leve movimiento en el agua llamó su atención, caminó con cuidado hasta la orilla del muelle y se agachó con la lámpara de papel rogando que la suave briza no apagara el fuego.


Sus ojos se iluminaron inmediatamente cuando vio una preciosa cola asomarse en la superficie con una gracia tan divina que lo hizo sonreír, Donghyuck siempre lo hacía para demostrarle a su manera que estaba interesado en él.


—Amado mío, puedes salir a la superficie, te estoy esperando —dijo solemnemente antes que aquel sireno asomara la mitad de su cuerpo rápidamente para darle un beso y luego regresara al agua— ¡Donghyuck!


Entre risas suaves, el aludido salió a la superficie apoyando sus brazos en las tablas de madera y así tener una mejor visión de aquel príncipe vestido como un indigente para que nadie lo reconociera. Incluso si se “disfrazaba” como plebeyo con harapos, su rostro seguía siendo fuera del común de los

mortales.


—Temo que un día de estos lo descubran, su majestad ¿No cree que es sospechoso que desaparezca todas las noches del palacio?


—Nadie lo sabe, excepto mi fiel guardián… de todas maneras es tu culpa, podría contratarme como un eunuco en el palacio y tenerte a mi lado todo el tiempo que quisiera, podría falsificar tus papeles de que pasaste el examen, no lo sé, las opciones son varias —el sireno miró aterrado hacia abajo antes de negar rotundamente— ¡Por eso hablo de falsificar! No podría cor… cortarte… ahh tú lo sabes.


El príncipe Moon se agachó para ayudarlo a salir del agua sosteniéndolo entre sus brazos, esperando que el milagro de la transformación ocurriera de esa manera, sentir las suaves y bellas escamas transformarse en piernas con una superficie tan delicadas como la seda real.


Así sucedió en medio de la noche, con los grillos y un caballo como únicos testigos.


—Hablando en serio, amor mío ¿Qué puedo hacer para que te quedes a mi lado?


—Pedirle que sacrifique su lugar en la familia real es impensable, rodaría su cabeza antes que pudiera terminar la primera frase ¿Por qué los humanos tienen que llenarse de problemas con el amor de otra manera? ... No —negó lentamente— creo que los humanos nunca aprendieron el verdadero significado del amor.


El príncipe Moon Taeil se mordió los labios antes de caminar con él a unas enormes piedras, sentarse sobre ellas y sentar al muchacho sobre sus muslos para besarlo apasionadamente y callar el miedo que le producía su futuro incierto.


Estaba enamorado de la criatura que lo había salvado de morir ahogado en las aguas del río después de una enorme caída en altura, estaba tan enamorado que pensar en comprometerse con la mujer que sus padres habían pensado para él, hacía que su estómago se revolviera.


—Te amo Donghyuck, te amo como no tienes idea.


—Su majestad —murmuró emocionado dejando que este besara el costado de su rostro— por favor repítalo, repítalo para que mi corazón se siga llenando de regocijo.


Taeil sostuvo su rostro para que lo observara antes de susurrarle desde lo más profundo de su corazón.


—Te amo, realmente lo hago.


Fin Flash Back.


Ni siquiera había tardado en hacer los rammyeon, Dios, simplemente rogara que le gustara el sabor del cómo le habían quedado porque él estaba satisfecho.


Caminó de vuelta a la habitación cargando una bandeja con los platos, pero se detuvo en la puerta de esta cuando se dio cuenta que el sireno se secaba las mejillas constantemente queriendo disimular que estaba llorando.


Si tan solo supiera qué era lo que lo acongojaba, haría lo imposible para calmarlo, pero no tenía idea que él mismo era el motivo de toda su angustia, el motivo del que no pudiera hablar, el motivo del que no pudiera caminar, el motivo por el que le dolía el alma.


—Pero todo se paga de alguna manera en esta vida.


Pensó Poseidón observando triste la escena desde su hogar.


Él sabía que su hijo no estaba haciendo lo más mínimo para vengarse de ese hombre, pero no lo castigaría por ello ni tomaría el asunto entre sus manos. Eso lo haría el propio destino con ambos.


Nota autora:

Quiero abrazarlo a todos!

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