"Más allá del mar" Cap 33: Despedidas
- TrinidadVictoria
- 3 may 2020
- 15 Min. de lectura

Youngho y Taeil se acomodaron en la terraza del jardín donde la luz del sol llegaba hacia ellos, brindando de forma mínima el calor del cual el día carecía. Sabía que Mark estaba conversando con Lucas en otra parte de la casa porque el americano se lo había pedido, y era necesario, ambos se irían en unos minutos al aeropuerto.
—Espero no te moleste que te haya pedido hablar, si no quieres hacerlo…
—Cuando digo que puedo hacerlo, es porque puedo —trató de sonreír, pero después de la muerte de su hijo hace 4 días, nada se sentía igual— me ayuda para no caer en la locura.
“No caer en la locura”, podía comprender esas palabras, porque cuando su madre había muerto el día de su cumpleaños, Taeil había luchado años por no volverse loco, aunque por supuesto no era lo mismo, él no había perdido un hijo.
Estiró la espalda un poco hacia atrás y levantó la cabeza hacia el sol, el viento soplaba sobre su rostro con suavidad, susurrando en su oído, la luz bañaba su piel, sus sentimientos burbujeando en todo su cuerpo tratando de buscar una salida para no ser ocultados.
—Con Donghyuck hicimos una promesa, allá en Seúl.
“Podemos hacer un trato señor Moon, yo puedo mostrarle el encanto del mundo al que pertenezco si usted promete que guardará mi secreto y que no habrá diferencias entre nosotros”.
—Pero no pudimos cumplirla del todo, él quería hablarme sobre su mundo dentro de un acuario aquel día que lo secuestraron… —apretó sus manos sobre el pantalón, angustiado— toda mi vida crecí queriendo conocer sirenas, mi madre las amaba y… desperdicié tanto —volteó la vista hacia Youngho, él lo miraba con respeto— sé que eres un Dios del mar, sé que hiciste un sacrificio por amor y quiero… saber tanto.
En el pasado cuando lo había conocido aquí en Grecia, Youngho Mouskouri creyó que Moon Taeil era el típico hombre lleno de dinero, egocéntrico, que creía que podía hacer lo que fuera por el solo hecho de no faltarle nada. No se había equivocado en ese tiempo, pero ahora podía ver a alguien que había perdido lo más preciado, alguien que parecía buscar un rumbo.
—No conocí a mi hermano como quisiera haberlo conocido, pero si ambos tenemos el mismo origen, los mismos padres e hicimos lo mismo, entonces puedo decir que él no está arrepentido en absoluto de lo que hizo por ti, porque cada segundo valió la pena, incluso el dolor —miró hacia el sol un poco y luego de nuevo al humano— yo ya no soy un Dios del mar porque cambié eso y la inmortalidad a cambio de conocer el amor, me siento más Youngho que Tritón, pero… los recuerdos llegan cada vez más seguido a mi mente como si quisieran hacerme saber quién fui.
Y uso esos recuerdos para contarle el mundo del cual provenía, los temores, los horrores y las bellezas de un mundo mucho más grande y misterioso que el terrestre.
Sintió su estómago anudarse al ver los ojos llenos de lágrimas de Taeil, porque había una mezcla de emoción y anhelo en ellos, como también de melancolía y dolor.
—Cuando eres un Dios tienen la capacidad de mover ciertas cosas de la realidad a tu favor, puedes hacer cosas que otros no hacen, tienes la inmortalidad, puedes moverte entre espacios en un abrir y cerrar de ojos, eres dueño de ciertos dominios… —se inclinó un poco— puedes moverte entre el más allá y la vida.
El coreano jadeó.
—¿Cómo pudo perder todo eso por mí? ¡Ni siquiera valgo la pena! —sollozó— ¡¿Cómo pudo poner su fe en mí para dar todo eso?! ¡No valgo nada!
Youngho se cruzó de brazos y negó por un par de segundos, realmente no había conocido a su hermano como quisiera haberlo hecho y tampoco pudieron identificarse el uno al otro porque su padre lo había impedido, pero estaban unidos en muchos sentidos.
—¿Qué vale todo aquello comparado con el verdadero significado del amor? —incluso él sentía sus ojos humedecerse— una criatura mitológica puede ver más allá, cuando dices que no vales nada… no es cierto, para Donghyuck probablemente significabas un mundo completo, un mundo por el cual valía la pena luchar, aunque fuera por una pequeña parte de él.
Taeil lloraba en silencio mirando a su alrededor, se odiaba tanto a sí mismo como al príncipe que fue, odiaba haber tenido la cobardía de no luchar por su sireno en Joseon, odiaba tanto el desprecio con el que lo trató en Atenas porque perdió tiempo valioso en conocerlo, odiaba tanto porque ahora ya no lo tenía para decirle que lo amaba.
Sujetó su cabeza y no pudo soportarlo más, rompió en llanto, lo extrañaba tanto que le dolía el corazón y el alma.
El griego se mordió la mejilla por dentro escuchándolo, porque identificaba plenamente el llanto de alguien que extrañaba, de alguien arrepentido, de alguien que se sentía abandonado o molesto consigo mismo.
Miró hacia el frente y sintió su espalda tensarse, mas, descansó una mano en la parte posterior de la cabeza del coreano y dejó que aquella visión de las cosas que tenía como Tritón, le dieran la sabiduría para hablar y entregar consuelo.
—Estoy leyendo los sentimientos que tienes hacia mi hermano e imagino las cosas que piensas… Moon Taeil, tienes 2 opciones, las ventajas y desventajas de cada decisión son muy claras, pero voy a explicártelas con la máxima sinceridad que se me permite como hijo de Poseidón.
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—Mark se convirtió en alguien muy importante para esta familia y para mi nieto —Dione tenía sus ojos húmedos, estaban en la sala de estar de aquella casa— es por eso que, el hecho que sus amigos nos acompañaran este fin de semana significa mucho para nosotros.
El coreano asintió, Lucas la abrazó contra su cuerpo pensando en muchas cosas, por ejemplo, ser un hombre demostrativo era un enorme cambio en su personalidad cuando antes se caracterizaba por ser muy Sargento en su modo de ser, incluso fuera de sus labores en las fuerzas armadas.
“Y usted no tiene idea lo mucho que nos ha ayudado compartiendo con ustedes” murmuró “Hemos aprendido mucho… Mark no mentía diciendo que eran encantadores”.
Después de conversar un poco más, Evander Mouskouri les indicó que debían ir al aeropuerto, estaban en la hora.
Fue en ese momento que las hermanas de Youngho se acercaron a ellos para despedirse también, la primera vez que los había visto fue en la sala de espera de la unidad de paciente crítico, el mismo día que el niño había muerto y, aunque las circunstancias no fueron las adecuadas, también estaban agradecidas por lo que habían hecho.
Mark abrazó fuertemente a Lucas Wong, al igual que el griego lo hizo con Taeil, él lo hizo con el americano para compartir pensamientos sobre cómo pudieron ser las cosas si hubiera actuado de otra manera con Jungwoo o todo lo que sabía sobre el “Más allá del mar” para hacerse una idea de que el sireno estaba en un lugar correcto, también conversar sobre qué haría con su vida de ahora en adelante.
—Estoy aquí, siempre estaré aquí para lo que necesites —murmuró bajo.
Luego miró a Taeil, aquel hombre tenía la mirada apagada y no pudo sentir molestia nunca más desde el día en que murió Donghyuck, solo una profunda lástima porque las cosas no salieran como cualquiera de los dos hubiera querido.
Se acercó y lo abrazó sintiéndolo tensarse, mas luego se relajó y su respiración se volvió inestable.
“Todo lo que Donghyuck había querido era saberse amado por ti, por eso cuando lo dijiste pudo partir… ten la seguridad que se fue feliz porque comprendió que su sacrificio realmente valió la pena”.
El humano asintió bajito, conteniendo con todas sus fuerzas el deseo de romper en llanto otra vez ¿Iba a poder volar a Atenas y luego a Corea sin derramar una lágrima? No lo creía posible.
En el momento que Youngho se despidió de Taeil, hubo algo en su mirada que el otro comprendió muy bien, las palabras dichas durante la tarde le habían servido para reflexionar de manera profunda y es que la visión que le otorgaba haber sido un Dios del mar, era un privilegio con el cual podía ayudar.
No le dijo nada, solo lo miró y asintió.
Después de un momento salieron por la puerta principal de la casa dejando tras de sí a una familia y emprendiendo rumbo para tomar el vuelo que les correspondía.
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“Creo que me dormiré antes, espero puedan comprenderlo” murmuró Youngho siendo abrazado por sus hermanas y también por su madre, era el día de su cumpleaños, quedaban un par de horas ¡Pero él solo quería ir a acostarse y dormir 100 años si fuese necesario!
No iba a cenar junto con ellos, tal pareciera que nadie estaba de ánimo para eso.
Selene, Isadora y Evadine se dispersaron por la casa, el griego subió al segundo piso para hacer su rutina en el baño y, cuando estuvo listo, caminó hasta su habitación donde vio a Mark sentado sobre la cama abrazando sus rodillas, mirando por la ventana con una inquietud palpable.
Avanzó hasta él en completo silencio y apoyó el rostro en la curvatura de su cuello antes de abrazarlo y envolverlo con sus largas piernas. Pudo sentirlo relajarse y dejarse sostener como ni no tuviera fuerza absoluta.
—Duerme conmigo hoy —susurró contra la piel de su cuello, olía a jabón y champú recién usado— quédate conmigo.
—Señor Mouskouri… digo, Youngho —hablar bajo producía que su voz sonara más ronca— después de hoy, después de todos estos días, sobre todo hoy en el que cada uno de nosotros habló con Lucas o Taeil… siento que no he hecho lo suficiente por ti.
El griego frunció el ceño y lo soltó con cuidado, luego tocó su hombro para que este cambiara de posición y lo observara, no parecía que las palabras le hubieran caído en gracia, más bien parecía molesto con lo que había dicho.
Todo lo que hizo Mark fue encogerse de hombros y mirar sus manos, mas, no pudo quedarse mucho tiempo de esa manera, Youngho levantó su barbilla lentamente para que no dejara de observarlo fijamente.
—¿Qué?
—No quiero que vuelvas a decir eso otra vez, Mark, ni siquiera tendría por qué explicarte lo mucho que has hecho por mí —suspiró pesadamente— ¿Qué te hizo pensar eso?
—Jungwoo se sacrificó por Lucas Wong, Donghyuck entregó todo por Moon Taeil y… yo no pude salvar a Andreus —mordía su mejilla por dentro para evitar que la angustia le ganara, otra vez— siento que no he logrado grandes cosas.
Esto no era una competencia por quién llegaba más lejos para el amor de su vida, no, pero con la pérdida del niño, Mark sentía que había fallado de muchas maneras ¿Y si él se hubiera ofrecido a Tánatos? ¿Habría aceptado su alma por la recuperación del niño?
Nada podía hacer, por esa parte, porque quien entra al “Más allá del mar” después de la muerte, no vuelve a la vida.
Youngho lo hizo apoyarse sobre la cama mirando hacia arriba, para él terminar mirándolo hacia abajo casi atrapando su cuerpo por completo, observándose mutuamente, permitiendo que el muchacho expusiera su angustia y sus ojos se llenaran de lágrimas que no derramaba.
—Y yo… entregué mi naturaleza de Dios para conocer el amor, entre eso tú… ¿Por qué dices que no has hecho lo suficiente? —llevó la mano izquierda del muchacho para que tocara el lugar donde latía su corazón— le diste alegría a mi hijo, me enseñaste como volver a tener sentimientos, pude reír gracias a ti, pude llorar gracias a ti y estás vivo —Mark tomó una gran bocanada de aire, la primera lágrima había caído— estás vivo y te puedo abrazar, te puedo besar y… estás vivo Mark, eso es más que suficiente para mí.
“Perdóname… te amo tanto”, susurró de vuelta, con cierta culpa, no estaba acostumbrado a un tono distinto de ese hombre.
Estiró los brazos para rodear su cuello y dejar que cayera suavemente sobre él mientras lo besaba.
Ya no tenía a sus mejores amigos a su lado y eso lo hizo sentir miserablemente solo, porque creía que también tenía que hacer algo por Youngho, pero, había una diferencia con sus amigos puesto que el amor de su vida no era un ser humano, en su origen, estaba enlazado a un príncipe del mar ¡Al gran Tritón! ¡Alguien que se había sacrificado para él!
No iban a hacer algo candente, no porque no se sentía correcto en este periodo, pero eso no impidió que el muchacho tomara parte de ese cabello y lo tirara para besarlo más profundamente, para probar aquella lengua y sentir que todo su cuerpo se llenaba de energía.
Sentir su aroma, escuchar su corazón latiendo, emocionándose con cosas tan simples como esas.
“Tritón” metió un brazo bajo su espalda y lo acercó para besarlo apasionadamente hasta que le faltara el aire, amaba a este muchacho desde antes que existiera y lo iba a hacer hasta que la vida se lo permitiera.
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Lucas sonrió muy discretamente cuando Moon Taeil le llevó un café, era casi media noche, habían llegado hace poco a la ciudad de Atenas y cada uno tenía que hacer la espera para su próximo vuelo con destinos opuestos en el globo, al americano le esperaban 21 horas de vuelo mientras que al coreano alrededor de 16.
En esta travesía de regreso no serían ayudados por los Dioses, ya no estaban en una misión de apoyo, ahora tenían que vérselas por su propia cuenta.
“Tenemos más cosas en común de lo que crees, ambos despreciamos a quienes nos amaron, ambos somos tan solo unos humanos y ahora ambos tenemos que regresar a intentar de hacer nuestra vida algo mejor” murmuró Lucas antes de beber café.
—¿Cómo vas a tratar de hacer una vida sin la persona que amas? —cruzó sus brazos, su semblante estaba apagado, su tono de voz agotado— no es que hagamos de nuestra vida una cursilería, pero… estuvimos enamorados de criaturas mitológicas que lo dieron todo por nosotros, nada puede superar eso.
Había estado mucho tiempo pensando en eso, incluso lo había hecho todo el vuelo de camino a Atenas, lo había conversado con Mark que era el único que podía dar fe de cómo había sido Jungwoo en vida.
—Ni siquiera creo que me puedo mantener en pie —dijo con la barbilla temblando— decidir ir a ayudarte en Corea fue para honrarlo, venir aquí también, he… he aprendido tanto… tanto que puedo ver mi vida de otra manera y… no va a ser fácil, mierda es… es tan difícil que duele, pero —sus ojitos estaban cristalizados de angustia— pero él dio su vida por mí para que yo pudiera estar vivo y es por eso mismo que haré mi mayor esfuerzo en hacer de esta segunda oportunidad de vida algo mejor, no tengo otra opción, no puedo desperdiciar que esté respirando sano en estos momentos —rechinó los dientes por un momento antes de bajar la voz— yo debería haber muerto ahogado en ese río, pero él me salvó porque me amaba… a pesar de todo, él me amaba.
¿Qué podía decir ante eso? Nada, porque tenía razón, pero había una enorme diferencia entre ambos y es que Donghyuck no dio su vida por él, Taeil rechazó su amor en el pasado y lo había condenado en su mortalidad a sufrir por eso.
Miró su teléfono un momento, ya habían entregado sus maletas para ser recepcionadas en sus respectivos vuelos.
—Debo irme a policía internacional…
El americano asintió como si estuviera en su papel de sargento.
—Aunque no lo creas, la visión que he tenido de ustedes dos ha cambiado, en realidad de todos y mi perspectiva sobre ti es distinta, el encuentro con un sireno te hizo una mejor persona y eso es todo lo que importa.
“Ojalá pudiera pensar eso”, dijo Taeil en su cabeza dando un abrazo más duro al otro, la diferencia de estatura se sentía, ambos estaban tensos.
Después de un par de palabras, el coreano dio un suave asentimiento de cabeza y caminó en dirección a un elevador transparente, habían comido en otro piso del aeropuerto y la ubicación que él esperaba era otra.
Cuando llegó al primer piso lanzó el aire retenido en sus pulmones, sus tobillos temblando, las palmas de sus manos sudando ¿Iba a poder a ser de su vida algo que honrara a Donghyuck?
Tomó su teléfono y marcó a su secretario, allá en Corea eran las 6 de la mañana del día lunes, a esta hora ya estaba despierto para iniciar sus labores. Esperó 3 tonos y del otro lado una voz bien atenta contestó.
—Señor Moon, buenas noches por allá ¿Está todo expedito para su vuelo?
—Es en 2 horas más, pero… sí, lo está —tragó saliva— señor Jung, antes de venir a Grecia hice documentación con usted en mi oficina ¿Lo recuerda?... necesito que haga lo que le pedí, necesito que venda mi parte de las acciones de la empresa de mi padre, pero primero necesito que transfiera el dinero a las personas que le indiqué.
—Señor… ¿Qué es lo que pretende?
—Solo hazlo, por el medio que sea solo hazlo, te doy 3 horas.
Desde el otro lado se escuchó como retenía la respiración unos segundos antes de dejarlo ir.
—¿Esto tiene que ver con que su padre no se encuentra en el país? Yo… —suspiró— lo tendrá listo en menos de 2, señor.
—Bien, por cierto… gracias por ser un buen hombre y trabajar conmigo, he enviado a tu correo una carta de recomendación mía y de otras personas importantes, si un día tienes la opción de llegar a una empresa mejor, tómalo y hazlo.
Cuando cortó la llamada, guardó el teléfono en su bolsillo y cambió de rumbo, tan rápido como sus piernas se lo permitían hasta llegar a una parte donde pudiera rentar a un auto. ¿Irse a Corea? ¿Hacer su vida algo mejor? Él mundo podía irse a la misma mierda, porque él no estaba dispuesto a caer en el mismo error que lo hizo perder a la criatura que amaba, él tenía que adentrarse afuera en la ciudad de Atenas, él debía hacer lo que su corazón y su alma le pedían.
Necesitaba pedirle perdón a Poseidón.
Martes 11 de febrero 2020, Washington D.C, Estados Unidos, 1 día después.
Lucas Wong abrió los ojos lentamente cuando la voz de una de las asistentes de vuelo le pedía que se colocara su cinturón de seguridad, estaban a minutos de aterrizar en el aeropuerto de la ciudad de Washington D.C.
Asintió aturdido, después de hacerlo refregó sus ojos un poco para mirar por la ventanilla y darse cuenta que estaba oscuro, probablemente era media noche o algo así del día martes, se sentía profundamente agotado, casi 1 día completo entre escalas y vuelos sumado al cansancio emocional ¡Solo quería tener la oportunidad de acostarse en su cama y hundirse en el sueño por muchas horas!
Bebería alcohol, sí, probablemente se emborracharía un poco y lloraría hasta perder la consciencia, pero quería tener un espacio propio para sacar la acumulación de sentimientos que tenía atascada en el pecho después de una experiencia tan fuerte como lo que había tenido en Corea y en Grecia.
¿Se sentía solo? Por supuesto, había sido el soporte para otros, ahora quería hundirse para sí mismo.
El avión tuvo un aterrizaje ejemplar, las personas aplaudieron suavemente agradeciendo al capitán y mientras esperaba que hiciera todo el proceso de detenerse donde le correspondía, sostuvo su teléfono para mandarle un mensaje a sus padres que había llegado, lo mismo con Mark, mas luego apagó el aparato e hizo el tedioso proceso de esperar su turno para bajar, el mismo proceso para esperar la maleta. ¿Por qué no podía irse luego y ya? ¿Por qué tenía que esperar tanto?
Casi 1 hora después pudo decir que estaba listo ¿Y ahora qué?
No quería enfrentar la realidad, los Dioses habían hecho lo suficiente para darle bendiciones como para mover a sus superiores y darle vacaciones, probablemente a media semana iba a tener que enfrentar la realidad y tomar decisiones importantes ¿No? Porque de una cosa estaba seguro y es que no iba a volver a ser el mismo de antes.
Compró un chocolate caliente, ajustó su abrigo y sosteniendo su maleta se dirigió a un taxi, no quería conducir.
Camino a su departamento veía todo lo que había fuera desde otra perspectiva, las luces de las avenidas, después de unos minutos los edificios, una ciudad que tenía un poco de actividad más allá de la 1 de la noche. En los semáforos podía ver personas caminando, personas que estaban ajenas a lo que él había visto con sus propios ojos.
Las criaturas mitológicas existían, estaban afuera y nadie tenía idea de eso ¡Nadie más que ellos!
Pensó tanto que no se dio cuenta de cuanto había tardado el taxi o de cuando se detuvo frente al edificio donde él vivía, pero gracias al cielo, ya tendría el espacio para sí mismo.
—Guarde el cambio señor.
—Muchas gracias, espero tenga buena noche.
Nunca un elevador se sintió tan largo como en ese momento, nunca un pasillo se sintió tan extenso como ahora, casi jadeó de cansancio cuando vio la puerta de su hogar y pudo meter la llave allí.
Cerró la puerta tras de su espalda con el deseo de caer sobre ella y explotar en un llanto desesperado, pero su instinto lo hizo mirar a su alrededor y notar que algo extraño estaba pasando, como cuando sientes que algo existe y no sabes qué es exactamente lo que sucede.
Alguien estaba aquí… él… él no le había pedido las llaves a su novia ¿O sí? Ella no era una desquiciada, tampoco una ladrona, entonces, porque cuando se desplazó hacia la caja fuerte de la enorme sala de estar, tras un cuadro… ¿Este estaba abierto?
La angustia, el cansancio, todo aquello pasó a segundo plano.
—Mierda —masculló.
Sus pies no emitieron ruido cuando levantó un poco la alfombra y en un compartimiento secreto sacó un arma inscrita a su nombre. Si el ladrón quería jugar, entonces no tenía idea que se había mentido en el lugar equivocado ¡El hogar de un sargento de las fuerzas armadas!
¿Y si mataba a alguien? ¿Y si se ponía en problemas por ello?
Avanzó por el largo pasillo hasta su habitación, abrió la puerta con discreción y apuntó violentamente en todas las direcciones, mas no había nada. Miró hacia la puerta de armario, la abrió con violencia y… tampoco había algo.
No podía estar volviéndose loco, alguien había entrado aquí, podía sentirlo, esto no era un sueño ¡Alguien había intentado robarle!
La puerta del baño.
Caminó con la fuerza de una pluma deslizándose por la superficie y cuando bajó la manilla de la puerta, la abrió con tanta fuerza que hubiera jurado que algo se quebró ¿O era el arma que había caído rápidamente de su mano? ¿O eran sus rodillas que se habían caído contra el suelo? ¿O era el hecho que había dejado de respirar?
Porque quizás era todo y a la vez nada.
En medio del vapor que emitía el agua caliente de la ducha, pudo distinguir la figura de un hombre de piel blanca lechosa, de un cabello oscuro pegado a su rostro, de unas lágrimas que no eran visibles, de ojitos brillantes, del lamento de un hombre que lloraba desesperado por amor mientras el agua mojaba su cuerpo completo… mientras él estaba parado sobre sus propios pies sin estar convertido en un… sireno.
Era él… era él… ¡ERA ÉL!
—Jungwoo…
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Nota autora:
ToT !!!!
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