"Más allá del mar" Cap 5: Determinación
- TrinidadVictoria
- 16 oct 2019
- 17 Min. de lectura

3 días después, sábado 4 de octubre 2019, Creta, Grecia
Aunque tenía conocimiento de que los seres humanos, a lo largo de su historia habían tenido innumerables conflictos entre sus propias civilizaciones y que para eso estaban sus grupos militares, en esta situación podía darse cuenta que no solo tenían un propósito bélico.
Hace unos minutos vio con cierta admiración como gran parte de los marines estadounidenses subían provisiones al camión, agua, alimentos no perecibles e incluso mantas, cosas distribuidas dentro de cajas para familias que necesitaban ayuda tras el desastre que había dejado el terremoto junto al tsunami, ayuda que había llegado de USA y que ellos debían distribuir, parte del propósito de su viaje.
Bostezó y solo observó, eran las 6 de la mañana y aunque sus párpados caían sutilmente, los hombres parecían frescos como si estuvieran acostumbrados a desplazarse desde muy temprano ¿El motivo? La ayuda estaba destinada hacia el lado oeste de la isla, en las localidades cercanas a la ciudad de La Canea, como Georgioupolis o Kisamos..
Miró hacia el lado y desenredó sus brazos cuando notó al Sargento Wong que se dirigía hacia un gran vehículo táctico. El sol aún no salía por lo que sus rasgos apenas se notaban en la escasa luz de los focos, sin embargo y aunque su rostro giró en su dirección, parecía que lo observaba con el ceño fruncido.
El instinto de Jungwoo le dijo que mirase a otra parte, pero fue muy tarde, cuando se agachó para sostener su maletín, aquel hombre ya estuvo frente suyo.
—Señor Kim, debe acompañarnos, se le ha asignado un lugar en el vehículo táctico que está aquí al frente, todo el escuadrón está listo.
Levantó la mirada como si se tratara de un cachorro siendo regañado por su dueño.
—Está bien, hoy es el gran día ¿No?
Quería decir algo para soltar el ambiente, mas solo recibió un asentimiento de cabeza. Aquel hombre era tan inexpresivo como un molusco pegado a una roca, pero no podía hacer nada contra eso y solo dedicarse a hacer lo suyo.
Caminó a su lado y agradeció cuando abrió la puerta para él, Jungwoo saludó a los marines que estaban dentro y quienes lo recibieron con una pequeña sonrisa. (Já! Aprende Sargento), pero su sorpresa fue mayor cuando ese hombre se acomodó a su costado. ¡¿Iban a ir en el mismo vehículo?!
Tragó saliva y miró hacia afuera, no debía sorprenderle, como intérprete y traductor debía ir con quién tenía la autoridad en todo esto.
Los 3 días que habían pasado se dedicaron durante horas a aprenderse las palabras básicas en griego, frases que podían sacar en apuros y aunque desde hoy empezaban oficialmente a entregar ayuda, esperaba que lo poco que tenían en mente funcionara.
No estaban tan lejos de la costa, por lo que en las noches asomaba su rostro en la ventana y le pedía al Dios de los mares que cuidara a su hijo Donghyuck y a Mark, sus dos mejores amigos. No había hora que no pensara en ellos, si habían comido, si estaban sobreviviendo entre los humanos, si el estar fuera del mar estaba dañando su estado.
Pero no podía salir de este recinto para acercarse al mar y pedirles a las criaturas que les entregaran el mensaje, uno, porque no podía salir sin autorización previa, dos, porque creía que también estaban en tierra firme y tres, incluso si no estaba tocando el agua podía sentir las vibraciones en su piel de que Poseidón aún estaba muy enfadado.
—Son dos horas de aquí a nuestro primer destino señor Kim —habló el hombre que conducía el vehículo táctico— a nuestro lado va un guía y estamos siendo dirigidos por sistema GPS, puede descansar si lo desea.
Miró de reojo la reacción del Sargento Wong, dentro de ese vehículo eran 4 personas a su destino, los dos marines hablaban en lenguaje técnico que no comprendía en lo más mínimo y él sentía que el sueño iba a vencerlo. ¿1 hora era prudente? ¿Era suficiente para reponerse y enfrentar el resto del día?
Dejó el malentín bajo sus pies y luego de abrazarse a sí mismo se inclinó hacia el costado donde definitivamente no iba a tocar a ese hombre.
En cosa de minutos se había quedado dormido y dentro del paisaje onírico pudo verse a sí mismo puliendo su cola mientras estaba sentado en el borde de una roca en una playa donde los humanos no tenían acceso. Unos metros más lejos podía escuchar los sonidos con los que se comunicaban sus mejores amigos mientras hacían una competencia de quien nada más rápido desde la orilla de una playa hasta la otra.
Sonreía, era inútil que Mark creyera que tenía posibilidad porque no había sireno/a más rápido en todos los mares del mundo que pudiera superar la velocidad del hijo de Poseidón. Cuando saltaba en el aire dando una pirueta y volvía a sumergirse… cuando realmente era un sireno feliz antes de cometer el peor error de su existencia.
Soñó varias cosas que hacía en su verdadera vida, como cuando les susurraba a los peces para que entregaran mensajes o cuando salvaban a otros en las ocasiones que los humanos lanzaban sus redes para obtener alimentos de su mundo.
Cada detalle llenó de calor su corazón y cuando levantó las pestañas con dificultad, solo allí se dio cuenta que todo fue un recuerdo reflejado en el sueño, solo allí comprendió que se había quedado dormido y que una lágrima había escapado de sus ojos.
Después de un par de segundos en el estado de somnolencia, reaccionó y miró asustado hacia el costado derecho. El Sargento Wong lo estaba mirando con una ceja levantada ¿Se había dado cuenta de la lágrima?
Antes de tratar de ignorar y pasar desapercibido el hecho, su voz se escuchó.
—Quizás el señor Kim quiera beber agua.
Que estirara una pequeña botella de agua mineral hacia él podía ser visto como algo gentil, pero no para Jungwoo, no con lo sucedido en la noche anterior, no cuando ahora su piel pálida había adquirido el color rojo concentrado en sus mejillas en la evidencia más clara de vergüenza.
Flash Back
Sabía que una de las reglas era que no podían transitar fuera de las habitaciones después de medianoche, la única excepción era que se dirigieran al baño.
Jungwoo no sentía deseo alguno por ocupar el inodoro o algo por el estilo, lo único que quería era desplazarse fuera de la cama hacia el pasillo más cercano y tomar tanta agua como pudiera ¡Era importante hidratarse a cada momento!
Ajustó la bata a su cuerpo y cuando creyó estar listo, abrió la puerta de su habitación para asomar el rostro. Todo estaba en silencio, ni una sola mosca volaba, ni un solo susurro o el roce de una caminata cercana, todos los hombres del cuerpo de marines estaban durmiendo.
Esta era su oportunidad así que avanzó tanto como pudo hasta el expendedor de agua más cercano. Sus ojos brillaron de emoción, colocó un vaso plástico aún si estaba encontra de su uso, lamentablemente era lo único que había a mano.
Maldita sea ¡¿Por qué todas las máquinas estaban malas?!
Levantó los ojos hacia los rincones del techo, no había cámaras y las habitaciones más cercanas estaban un poco más lejos. Era ahora o nunca.
Tomó con ambos brazos la enorme botella de agua de más de 25 litros como si no pesara siquiera una pluma, y, abriendo la boca bebió entusiasmadamente todo su contenido. Su cuerpo no actuaba como el de los humanos, podía beber tanto como quería hasta sentir que estaba saciado.
Habiendo tragado todo, dejó la botella donde mismo para que no sospecharan de sus movimientos, sin embargo, cuando se volteó hacia atrás pudo ver la figura del señor Wong de brazos cruzados y una postura rígida, aunque tenía la boca desencajada de la sorpresa.
Dio un sobresalto al instante y se abrazó a la máquina dispensadora mientras respiraba agitado ¡¿Cómo iba a defenderse de esto?!
—Señor Wong yo…
Lucas indicó la máquina con cierta duda, pero no sabía que decir, un ser humano normal no podía tragar tanta agua sin vomitarla de vuelta, pero, el hombre frente suyo se veía saludable y parecía satisfecho.
Dios ¡Habían sido fácilmente 15 litros de agua!
Negó con la cabeza antes de enderezarse bien y fruncir el ceño aún más.
—Señor Kim, son la 1 am, está incumpliendo las reglas establecidas dentro del recinto militar.
Tragó saliva.
—Tenía sed y vine hasta acá, no me pueden negar el agua.
—Tiene un baño privado.
—No creo que sea higiénico beber en el baño —quería correr de vergüenza, nada le quedaba por hacer— de todas formas ya estaba por regresar, perdón la molestia.
Lucas Wong indicó la máquina con el dedo.
—¿Le parece correcto beberse el agua de esa manera?
—Su máquina expendedora está mala, lo lamento, pagaré por lo bebido —se inclinó como un asiático lo haría— buenas noches…
No esperó una respuesta de su parte, tan pronto como pudo se volteó y caminó rápidamente de vuelta a su habitación mientras maldecía a todos los Dioses por su falta de prudencia.
Si ese sargento creía que era un idiota ¡Ahora lo creería aún más!
Fin Flash Back
Cuando llegaron a la primera localidad, Kisamos, Jungwoo se bajó con cuidado sintiendo su corazón latir aún más rápido. Esta era la primera parada, por lo tanto, era la primera oportunidad para demostrar que servía para este puesto, ganar el dinero y tratar de desenvolverse en el mundo humano para regresar a casa.
“Tú puedes, tú puedes” pensó para sí mismo pero la ansiedad pasó a segundo plano cuando se bajó del vehículo táctico y vio la escena frente a sus ojos, un panorama desolador.
Kisamos no era grande, a lo más tenía 10.000 habitantes, una localidad costera y también turística que ahora estaba gran parte arruinada por el mar.
“¿Qué has hecho?” pensó en Poseidón. ¡La gente inocente no tenía que pagar el precio de su ira!
El primer contacto que tuvieron fue con el alcalde, el señor Theodoros Stathatkis y quien agradeció la ayuda del gobierno americano. Escucharlo no había sido difícil y llevarlo al inglés menos, trató de ignorar la mirada de todas las personas que estaban a su alrededor, evitó hablarle directamente al señor Wong cuando no correspondía.
Distribuyeron las cajas y aunque su tarea era interpretar, se ofreció para cargar unas cuantas provisiones.
—Ese es nuestro trabajo señor Kim, por favor —no habían venido todos, unos 6 hombres se habían quedado en la base militar, pero aun así eran suficientes.
Jungwoo sintió que la mirada de ese militar era particular, sus ojos verde marine eran lo que más resaltaba de su rostro, el sireno sintió el tono de su voz y su rostro como algo amigable.
—No se preocupe señor Cooper, puedo hacer ambas cosas.
Así fue que bajo la sorpresa de los demás, aquel muchacho alto de esbelta figura y rostro de muñeca, sostuvo con facilidad una caja. ¿Desequilibrarse? ¿Jadear? ¿Alguna muestra de cansancio? Muy por el contrario, acomodó la caja donde le habían indicado y siguió ayudando.
Durante 2 horas se quedaron en el lugar asignando las cajas a las familias y viendo el panorama en general. Los primeros días sería así, repartir víveres por las localidades y ciudades de la isla, luego pasarían a la etapa donde se dividirían y algunos ayudarían al gobierno griego en la remoción de escombros mientras que los otros cuidarían sitios arqueológicos.
No eran el único escuadrón americano, los otros fueron designados a Atenas y distintas ciudades de Grecia continental, mientras que el escuadrón al mando del Sargento Wong estaba en Creta.
Durante el resto de las horas fue así, se dirigieron a la siguiente ciudad a media hora de la primera, La Canea, con más de 100.000 habitantes y donde tardaron al menos 4 horas en hacer todo lo que debían.
Almorzaron en puestos improvisados soportando las altas temperaturas que había aún en octubre, las personas se acercaban con algunos obsequios simples agradeciendo la ayuda que prestaban.
Jungwoo, que aun almorzando estaba trabajando interpretando a los ciudadanos griegos para los militares americanos, aceptó emocionado la flor que una niña pequeña le entregaba entre sus manos.
—Efjaristó poli (ευχαριστώ πολύ) (muchas gracias).
Agachó la cabeza y le dijo que podía colocársela entre el cabello.
Los americanos no dijeron nada, solo siguieron comiendo. Pero ¿De qué tenían que hablar? ¿Del tono suave con el que el señor Jungwoo Kim hablaba con otras personas? ¿De su cabello castaño siendo iluminado por el sol creando un halo como el de una divinidad?
Quizás era un pensamiento colectivo que ninguno comunicaba ahora por respeto, pero estaba claro que aquel hombre no era tan masculino como sus estándares indicaban y que por eso la mayoría se había sorprendido de verlo cargando cajas con tanta destreza.
Desecharon el pensamiento, Jungwoo estaba trabajando para ellos, era amable y cooperativo, tenía paciencia para enseñar griego e interpretar los diálogos de todos con los ciudadanos. Que fuera de una manera u otra no era relevante ¿O sí?
Antes de partir a la siguiente localidad, el sireno se miró en el reflejo de un automóvil tocando sus mejillas, toda su cara le ardía, no, no estaba sintiéndose bien.
Atenas, Grecia.
La puesta de sol ya había terminado, el reloj marcaba las 7.40 de la tarde, la ciudad completa estaba acabando sus actividades, las que, por supuesto, estaban alteradas tras una catástrofe.
Nadie podía ingresar a la Acrópolis y el Partenón de Atenas por el inminente riesgo de derrumbe, no hasta que las autoridades levantaran el veto, pero esas eran leyes humanas, a las criaturas mitológicas no les interesaba cumplirlas con tal de expresar sus sentimientos a quienes los gobernaban.
Envuelto en un silencio sepulcral y dentro del templo principal, Mark estaba con el rostro cabeza y rodillas inclinadas sobre el suelo, rezando, expresando sus pensamientos, miedos y preocupaciones a Atenea, Diosa de la guerra, sabiduría, civilización, ciencias, justicia y habilidad y deidad protectora de la ciudad.
—Mi señora, estoy pidiendo perdón por mi insignificante presencia aquí, dentro del templo que la antigua civilización forjó en tu nombre… pero mis preocupaciones van más allá de lo ordinario —tragó saliva, sus ojitos miraban el cielo que podía apreciarse entre los pilares del Partenón— llevo aquí 10 días tras la catástrofe desatada por la ira de Poseidón, hemos sido arrojados a la ciudad que usted protege bajo su manto y, aunque soy un humilde protector de Donghyuck, no me queda claro mi propósito en este infortunio.
Secó con cuidado la lágrima que se escapaba de su ojo derecho, tras 10 días tratando de vivir entre los humanos, el cansancio físico y emocional le estaban jugando en contra.
Después de terminar sus labores en el hotel, dejó a Donghyuck descansando dentro de la bañera repleta de agua para poder adoptar su forma física real, mientras que él se desplazó por la ciudad desesperado por tener un acercamiento espiritual o algo por el estilo.
¿Qué le hablara a Atenea, acaso no desataría la ira de Poseidón? Ambas deidades se enfrentaron por el puesto de protector de Atenas, por supuesto, el Dios de los mares no ganó la lucha por ello.
—Sé que mi señor debe tener un propósito para su hijo, pero no concibo comprender cuál, pero… como estamos en sus tierras sé que debo acogerme a sus mandatos, es por eso que le pido una luz, nosotros no pertenecemos al mundo de los hombres.
Volvió a inclinarse sintiendo una suave y cálida briza en su oreja que susurraba “oráculo”. ¿Se estaba refiriendo a las predicciones de Afrodita?
Para tener un oráculo había que considerarse afortunado, a veces los dioses se manifestaban en formas y señales muy poco claras, tener algo tan evidente como lo de aquella noche era extraño.
Le hizo nuevamente una referencia pidiendo por la vida de aquellas personas en esta ciudad que habían sido dañadas por el terremoto y el tsunami, también le pidió que interfiriera ante su padre Zeus para que iluminara la vida del resto de las personas en toda Grecia.
Se retiró de allí abrazándose a sí mismo, sin saber que dos miradas seguían su solitario camino.
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Tuvo la tentación de desviarse en su camino y visitar el Museo de la Acrópolis donde Youngho Mouskouri trabajaba, sin embargo, por la hora creía que ese hombre no estaba trabajando o que, de hacerlo, estaría agotado por toda la sobrecarga laboral que había generado el terremoto.
Estaba tan hundido en sus propios pensamientos que no se dio cuenta cuando chocó su hombro con el de otro hombre que pasaba por el hall del hotel.
—Disculpe yo… —mordió sus labios, inseguro— Señor Kim.
Aquel hombre lo sujetó por ambos hombros y observó de arriba abajo en busca de algo.
—¿Será la costumbre encontrarnos cada vez con un accidente?
Su sonrisa removió algo en el interior del muchacho, quien tenía muy en claro que le atraían las criaturas de origen masculino. Kim Jongin era un hombre atractivo que emanaba energía afable hacia los demás.
Lo había visto solo una vez más después de la primera ocasión, pero no se acercó a saludarlo porque parecía muy ocupado conversando y cenando con Moon Taeil.
—Estaba distraído, perdóneme, no suelo ser así de despreocupado.
—¿Se te ha hecho difícil? —murmuró con los ojos brillando de preocupación— he visto cómo trabajan, he escuchado lo que opina la supervisora y mi mejor amigo, también trabajo para esta cadena hotelera dentro de la administración… —movió los hombros— puedo hacer que las cosas cambien.
—Mis preocupaciones van más allá de eso, señor, son… —meneó la cabeza, ningún humano lo comprendería— no importa.
Jongin, o Kai (como lo llamaba Taeil), estaba genuinamente preocupado por la situación, era partidario de un ambiente laboral sano en el que las personas pudieran desenvolverse tranquilas, era una política que estaba implementando en Corea y que tenía buenos frutos.
Mark se inclinó un par de veces a modo de disculpa y despidiendo con la mano se volteó hacia el elevador más cercano para ir a la habitación donde hospedaba con su mejor amigo, sin embargo, antes de entrar escuchó el murmullo de su apellido.
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“¡¿A cenar?!”
Donghyuck no podía creer la facilidad con la que su amigo había agradado a otra persona de este hotel, porque, a decir verdad, prácticamente nadie les hablaba, los clientes no eran personas educadas que dieran las gracias siquiera por los servicios prestados, tenían la constante sombra de la supervisora tras sus espaldas ¿Cómo podía caerle bien a un hombre de renombre si la única referencia que cercana era el desagradable Moon Taeil?
Kim Jongin los había invitado a los dos a comer, como eran “coreanos” estaba interesado de conocer a dos compatriotas que sufrieran los infortunios de la catástrofe. Rechazar la invitación sería descortés.
Rápidamente se vistieron de la mejor manera que pudieron y después de ayudarlo a sentarse en la silla de ruedas, salieron de la habitación para dirigirse a uno de los restaurantes que había en el hotel. Podía llevarlos afuera, pero muchos de los mejores lugares estaban aún cerrados tratando de reponer sus estructuras. Ni que decir de los restaurantes que estaban cerca de la avenida costera, esos tendrían al menos 1 mes más de hiatus.
Mark sintió las mejillas rojas cuando ese hombre se paró de donde se encontraba sentado para indicarles sus asientos, lucía fresco y relajado, como si las preocupaciones mundanas fueran nimiedades.
—Por aquí por favor, que bueno que vinieron ¿Están agotados? —Mark negó, no quería causar problemas, aunque Donghyuck asintió con lentitud— lamento escuchar eso, creo que esta situación no ha sido favorecedora para nadie, pueden hacerme el honor de pedir lo que gusten del menú.
—Señor Kim, la verdad es que mi amigo escucha todo, pero no puede comunicarse porque —rechinó los dientes, la causa estaba ligada a la traición que tuvo en el pasado, podía inventar cualquier excusa— porque…
—No importa, no quiero que se sienta incómodo dando información tan personal, lo importante es que escucha, mientras escriba lo que quiera decirme yo puedo leerlo —les acercó el menú— por favor.
Tuvieron una pequeña conversación antes que el pedido llegara a sus mesas, no pudieron evitar que sus ojos brillaran de emoción cuando vieron los platos y su contenido, las langostas con salsa, los filetes de pescado y todos los acompañamientos con nombres sofisticados, visualmente lucía maravilloso ¡Su sabor aún más! Y es que… ¡Eran productos del mar!
—Entonces finalmente ese fue el problema, perdimos nuestros documentos y estamos reuniendo dinero para poder costear la estadía y el resto de las cosas hasta que la embajada tenga en su poder algo que nos permita salir del país.
Jongin bebió delicadamente vino blanco de su copa antes de limpiar sus comisuras y observarlo.
—Y entonces le pidieron a Moon Taeil que les diera trabajo.
—Es… es el único lugar que creí que nos podían dar —su corazón latía rápido, asustado porque su coartada tuviera agujeros donde pudieran atacarla.
—Si quieren mi opinión como compatriota y además como alguien que trabaja en esta área, puedo decirles que Taeil tiene razón respecto a que hay lugares de hospedaje que cobran menos dinero, lugares que les podía a abaratar costos, pero —levantó el dedo— este hotel cuenta con comodidades que en otras partes no hay y tras un terremoto están seguro en las instalaciones de lujo de Hotel Palace.
“Ojalá todos tuvieran la misma actitud de este hombre… espera, si existe”, comentó Donghyuck pero a través de telepatía por lo que solo Mark pudo escuchar.
Una mirada fue suficiente para darle a entender que no entendía a qué se refería con su comentario, mas lo ignoró porque no era algo que pudiera comunicarlo con el señor Kim.
En ese momento y mientras comían, les contó que había viajado desde Corea del Sur para apoyar en las gestiones que necesitaba el Hotel Palace, era la mano derecha de Moon Taeil, su mejor amigo y quien podía generar estrategias para que los inversionistas no perdieran interés con lo del terremoto.
De vez en cuando, Mark desplazaba una mano bajo la mesa para apoyarla en la rodilla de Donghyuck, porque podía sentir las vibras ansiosas de su cuerpo, porque sabía que estar frente a un hombre que tuviera relación directa con Moon Taeil le afectaba.
—Tampoco estaremos mucho tiempo señor, con mi amigo estamos más que conscientes que estamos actuando bajo un marco ilegal, no tenemos visa de trabajo, no tenemos contrato, solo nos pagan por un acuerdo de fe, es por eso que estaremos agradecidos con Hotel Palace, es… por eso que aceptamos las condiciones laborales.
Jongin asintió mientras comía, por supuesto que rebatió esa respuesta.
—Pido perdón porque las cosas no sean aún más favorables, le hablaré a la supervisora con el mejor encanto que pueda, nadie merece ser tratado de esa manera —jugó con la orilla de una servilleta— y quizás en poco tiempo más Taeil se vaya de vuelta a Corea, pero yo me quedaré más tiempo y, mientras eso suceda, trataré de que sus experiencias mejoren.
Podía parecer una frase alentadora, pero Donghyuck la sintió como un puñetazo en el estómago o la rasgadura de las aletas de su cola.
Él lo había dicho, él lo confirmaba, Moon Taeil no iba a estar muchos días más y el avance que había tenido con él era bajísimo por no decir nulo. El tiempo se estaba acabando, había reflexionado lo suficiente como para entender que sí, que su padre el gran Poseidón quería que algo sucediera con ese hombre, pero no podía entender el cuándo, el cómo y el dónde.
Solo podía pensar en venganza, pero el corazón de aquel sireno no podía albergar esa idea de forma completa.
Tiempo, tiempo ¡Les faltaba tiempo y ponerse en orden!
“Pregúntale hasta cuando se queda Taeil, no importa si es una pregunta fuera de lugar, hazlo, te lo ordeno como mi guardián”.
El tono utilizado en telepatía fue autoritario, Mark tenía un gran resentimiento contra aquel hombre, enemigo de todos los sirenos y tritones, podía ponerse en contra de preguntar algo así, no era malo recordarle a quien estaba cuidando.
El aludido lo miró con el ceño fruncido, mas luego se centró en el amable Kim Jongin.
—Disculpe que haga esta pregunta señor Kim, pero ¿Por cuánto tiempo más contará con la presencia
del señor Moon en este país?
—Como llegué a apoyarlo, volverá en menos de una semana a Corea.
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—¿Estás durmiendo?
La voz de Mark llegó a sus oídos, pero no quería hablar en absoluto, no quería que sus pensamientos fueran escuchados por lo que se concentró en controlar la mente y divagar únicamente en ella.
A pesar de todo, la cena había sido muy agradable, la comida de este lugar era deliciosa y podía decir que de alguna manera después de 10 días viviendo en tierra firme, su estómago se estaba acostumbrado a ello.
No podía creer que un hombre con esa energía y características podía ser el mejor amigo de Taeil, dos personalidades y disponibilidades diferentes que se contrastaban la una de la otra, aunque, al parecer habían coincidido como dos piezas de un rompecabezas.
No sabía la hora que marcaba el reloj pero estaba seguro que aún no era tan tarde como para dormir profundamente, sin embargo, su mejor amigo estaba cayendo en ese camino directo al sueño ¿Quién no podía agotarse después de todo el trabajo físico que tenían?
En silencio se movió bajo las sábanas, abrazó la cintura de Mark y se apoyó en su pecho izquierdo para escuchar como latía su corazón.
10 días en tierra firme podían sentirse y sus cuerpos lo estaban viviendo.
“Si te sientes mal solo dime, si quieres puedes meterte en la bañera para recuperar tu forma… bebe mucha agua, no tienes que ser tan fuerte, si algo te sucede solo dímelo, soy tu mejor amigo”.
Mark asintió y habló con la voz quebrada.
—Extraño el mar, extraño mi territorio, extraño nadar y… no sé qué quiere Poseidón con todo esto —mordió sus labios en el preciso momento que una lágrima caía de sus ojos— nos ha arrojado a tierra firme y nos ha abandonado a nuestra suerte ¿Qué ha provocado su ira? ¿Cuáles son sus planes? —suspiró tembloroso, los dedos de Donghyuck en su abdomen eran para apaciguarlo— pero me digo que seré fuerte, que podré salir adelante y… y después pienso en Jungwoo, en que quiero abrazarlo y decirle que saldremos adelante, quiero creer que está bien.
“Todo estará bien”, pensó decidido el hijo de Dioses.
Sus amigos eran lo más importante, ellos no tenían por qué pagar con la consecuencia de las ideas de su padre, ya llevaban cientos de años pagando por los errores que él mismo había cometido cuando se enamoró.
Después de acariciar el cabello de Mark por al menos 10 minutos, sintió como su respiración se volvía más lenta indicando que estaba profundamente dormido. Esos detalles le sorprendían, porque ellos cuando estaban bajo el mar “respiraban” a través de unas branquias que se formaban bajo sus cuellos, quedando la nariz como un accesorio, mientras que ahora en el mundo humano, de algo estaba sirviendo.
Quería su vida de vuelta, quería que Mark y Jungwoo también la tuvieran. Esto tenía que acabar ahora, después de muchísimos años, más de los que podía recordar, era momento de que cada uno viviera su propia experiencia de vida, que dejaran de estar ligados a sus problemas.
Y era momento de que Donghyuck tuviera la personalidad suficiente para enfrentarse a Poseidón.
“Perdóname amigo, por favor perdóname por lo que voy a hacer” pensó con los ojos llenos de lágrimas mientras lo veía dormir quejumbroso ¡¿Cómo podía quedarse de brazos cruzados preso en una silla de ruedas mientras que podía ver como Mark se estaba debilitando en tierra?!
¿O mientras sabía que Moon Taeil ya no estaría acá?
Miró la cama, miró sus piernas, miró la silla de ruedas.
La decisión ya estaba hecha.
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