"Más allá del mar" Cap 14: Son molestias, no celos
- TrinidadVictoria
- 15 dic 2019
- 16 Min. de lectura

Donghyuck miró fijamente a su mejor amigo, este comprendió que quería decirle algo.
"Mark, probablemente quede como un completo imbécil, pero necesito que sigas mi juego a partir de ahora, sin quejas".
A pesar de que ya podía hablar por la boca e incluso caminar como un humano con piernas totalmente funcionales, la telepatía era algo que había tenido de nacimiento y que no le había sido quitado en esta nueva etapa.
Mark frunció el ceño ¿Qué demonios tenía en mente?
Las personas en la sala de espera podían sentir que algo extraño estaba pasando, porque no era normal encontrarse personas guapas vestidas formalmente mirándose entre sí como si fueran de bandos contrarios en la mafia.
—Mark, señor Mouskouri, que bueno encontrarlos en este lugar.
—No es bueno si tu mejor amigo está hospitalizado —el griego frunció el ceño aún más— ¿Puedo preguntar qué clase de milagro has recibido para estar así? —bajó el tono de su voz aunque se puso más grave, más peligrosa— abandonaste a tu "amigo" a su suerte, te aprovechaste de mi buena voluntad.
El sireno lo observó unos segundos, notando con cierto agrado que podía vislumbrar en aquel hombre, ciertos rasgos de cercanía hacia Mark, como la forma en la que tenía su brazo alrededor de sus hombros o la posición de su cuerpo para defenderlo.
Él era el correcto.
—Es algo difícil de explicar, pero Mark Lee no tiene nada que ver, en efecto él no sabía nada de esto, tengo mis... razones —se acercó a su amigo, su capacidad de actuación era tan grande que podía ser merecedora de un premio de la academia o algo por el estilo. Extendió la mano para introducirla dentro de su bolsillo— razones que no comprenderías.
—¿Y un amigo de ambos tiene que estar mal para que te aparezcas de nuevo? ¿Qué si eso no hubiera pasado? Mark pensó en ti.
Ambos sirenos se miraron con cierto sentimiento, él hablaba desde la ignorancia humana, los planes de los Dioses y las fuerzas mitológicas actuaban de maneras que no podría entender.
Lo importante era que creyera que era un idiota mentiroso, pero solo Donghyuck, Mark no podía salir como un estafador en este asunto.
El aludido tocó su bolsillo donde su amigo depositó algo, podía sentir una forma rectangular, muy plana y antes de pensar en eso la voz de él entró en su cabeza diciendo que esto le facilitaría las cosas, tanto como la que tenía para Jungwoo.
Antes que alguien más de ellos pudiera hablar, Lucas Wong avanzó un par de pasos para hacerse presente en el grupo, su semblante serio, la construcción de su cuerpo bajo el uniforme, todos los hombres se voltearon a verlo.
—Sé que tienen sus propios asuntos que discutir, pero pediría respeto, estamos dentro de un recinto hospitalario y el amigo de ustedes dos está descansando, soy sargento, tengo autoridad del gobierno de los Estados Unidos, del gobierno griego y de este lugar para cuidarlo, si quiero puedo impedir su entrada, así que, pediría que abandonen la tensión y resuelvan sus problemas lejos de aquí.
—Él despertó esta mañana, no quiero irme de aquí antes de darle las buenas noches —murmuró Mark, Kai pestañeó con cierto sentimiento, había sonado tan "inocente" — ambos, Donghyuck y yo.
Youngho pensó que el muchacho era demasiado inocente, o un poco bobo, literalmente su amigo lo había engañado, abandonado ¿Y apartaba los rencores en pro de un amigo en común?
Lucas los miró, no sabía la historia de cómo Kim Jungwoo los había conocido, mierda, incluso de la sola preocupación la visita a la base militar aquí en Atenas fue breve, muy breve, con tal de volver y no exponerlo a algo.
Se hizo a un lado, le habló al marine de la entrada del servicio y les dijo que estaban autorizados a pasar, mientras tanto, Moskouri se sentó apartado de Moon y Kim, de alguna manera se sentía intolerante a ellos.
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—¿En serio trató de velar por mi calma? —sus amigos asintieron rápidamente, sorpresa era para ellos que las mejillas del muchacho se enrojecieran— vaya...
Mark acariciaba suavemente su mano izquierda, nada era más precioso que tener a sus mejores amigos cerca, incluso si las circunstancias que los llevaron a esto no eran las más adecuadas.
Lo más importante era que Jungwoo no se había dejado derrotar por las injusticias humanas, que su cuerpo había resistido que parecía evolucionar bien.
—¿Hay algo entre ustedes? —dijo Donghyuck de repente.
¿Podía mentirles? No había nada entre ellos de manera formal, pero con palabras simples fue contando todo lo sucedido, desde el día en que lo encontraron tirado sobre una roca al lado de la playa, el día en el que se encontraron en la base militar de Creta, las diferencias, la hostilidad de ese hombre a su persona, hasta el encuentro sexual en Yerápetra, la mentira tras ello y la defensa de su persona el día que lo apuñalaron.
Bien, no había sido en palabras simples porque le tomó al menos media hora en resumirlo, pero Mark no dudó en dar una opinión con timidez.
—Debe estar arrepentido, es la única manera que explique porqué cambió tanto, porqué te protege tanto, quizás el remordimiento come su consciencia.
—Tal vez, pero... no quiero hacer declaraciones apresuradas, lo único que sé es que lo leí, leí sus acciones, sus palabras y... creo que tiene un trauma o algo así, algo que le hace sentir aversión a todo esto del "asunto gay".
—Pero no fue lo suficiente homofóbico como para no acostarse contigo —susurró el hijo de Dioses.
Los 3 rieron tapándose la boca para no hacer el suficiente ruido, tenían deseos de hablar toda la noche, sin embargo, el sireno hospitalizado apenas había despertado hoy, necesitaba descansar y reordenar sus pensamientos.
"Lo único que sé, es que esto tiene un propósito, como todo lo que nos ha pasado desde hace miles de años, el mío ya lo descubrí e hice una promesa con mi padre, espero que cuando encuentren el suyo puedan cumplirlo hasta el final".
—P-Pero, somos tus guardianes —murmuró Jungwoo acariciando el rostro de él— para eso nacimos.
Recordó la angustia de la Diosa Afrodita, recordó lo que mencionó de Poseidón.
—Ese no puede ser su destino de vida, como sea —se levantó de la silla donde estaba apoyado— Mark ¿Puedo hablar a solas con Jungwoo?
—Yo ya me iba, me están esperando afuera —movió los hombros inquieto, entendía que podía tener una preocupación o que quisiera tener un momento a solas, ese no era el problema, lo que lo era, era haber hecho esperar tanto tiempo al señor Mouskouri— Jungwoo, mañana vendré a verte, se viene una rehabilitación, has estado 3 semanas en cama... quizás nuestras capacidades "mitológicas" te hagan recuperarte antes de lo normal, pero lo que sé y estoy seguro es que no vamos a abandonarte... —besó su frente, el sireno de cabello castaño rubio sonrió con ternura— buenas noches y descansa.
Donghyuck esperó el abrazo de su amigo, susurrando a su oído que lo perdonara por ponerlo en problemas, pero que, para protegerlos a los 3, debían llevar este teatro del "engaño" hasta el final.
"Buenas noches...".
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En la sala de espera pudo a ver al señor Kim y a Taeil conversando con naturalidad de las cosas que, por supuesto, los involucraba como empresarios, no podía ignorarlos e irse al hotel, no cuando Jongin era su "jefe" aún.
Avanzó hasta ellos e inclinó la mitad superior de su cuerpo como una leve reverencia antes de hablar.
—¿Necesitas que te vayan a dejar al hotel? —se apresuró a decir Kim— acompañé a Lee Donghyuck hasta acá porque venía con Taeil, pero ya es tarde.
Evaluó las posibilidades, sería la oportunidad perfecta para darle el espacio a solas a su amigo con Moon, pero tampoco quería hacerle las cosas tan fáciles a ese canalla, ya difícil era tolerar que su amigo fuera tras su persona para "vengarse".
Miró a su alrededor, Youngho Mouskouri se había quitado la parte superior de su traje quedando solo con la camisa negra y corbata gris, estaba leyendo algo concentradamente en su teléfono, su ceño más fruncido que de costumbre.
—Lo siento, pero vine con un... amigo, nos estaremos hablando más tarde señor Kim.
Aún no le había dicho hasta cuando trabajaban juntos, cuándo regresaba a Corea, pero tenía la sospecha que no sería TAN pronto ¿O sí? Dios.
Se despidió de ambos con una reverencia y se acercó al griego, que, con solo levantar la mirada hizo que el corazón del sireno se disparara al cielo y más allá. No podía estar tan serio, o enojado ¿Cierto?
No habló mientras el ascensor llegaba al subterráneo ni camino al auto, Mark creía un error caminar a su lado, demonios, habían llegado por caminos separados, ni siquiera sabía si el señor Mouskouri lo llevaría de regreso al hotel ¿Cómo se había tomado el atrevimiento?
Tal fue el pensamiento que se detuvo antes de posar la mano sobre la manilla, aunque su tardanza fue demasiado breve, el griego abrió la puerta para él antes de rodear el auto y sentarse en el lugar del piloto.
Ya dentro y cuando el vehículo salió del estacionamiento, el muchacho se atrevió a respirar lentamente, percibiendo aquel aroma del perfume masculino que llevaba, un perfume agradable y que envolvía todo el ambiente.
—¿Cómo está tu amigo?
—Mucho mejor, bastante bien para haber sido apuñalado dos veces —apretó sus manos sobre el pantalón— yo... señor, yo lo siento por asegurar que vendría a dejarme, debí preguntar.
—No necesitas hacerlo, quien más iba a llevarte ¿Tu jefe? —movió una ceja con la vista atenta al frente— no confío en él, si es cercano a Lee Donghyuck entonces no.
—No son conocidos, él es amigo de Moon Taeil —tragó saliva— bien, aun... aunque quizás pronto deje de trabajar para él.
Youngho agradeció el semáforo que dio la luz roja, el tiempo suficiente para frenar con calma y mirar hacia el lado, Mark le devolvió la mirada, como dos perlas de ciervo alumbradas antes de ser pasadas a llevar.
"¿Qué? ¿Por qué?".
—Pues, porque ese hombre ya cumplió sus deberes acá en Grecia, solo se está quedando por toda la contingencia y la presencia de su amigo.
—Yo creo que es más por otra cosa —murmuró, su tono de voz había sido plano— ¿Y qué harás después de eso?
Antes de si quiera poder responderle, la luz verde le indicó que podía seguir su camino.
De todas maneras ¿Qué iba a contestar? No tenía idea que haría cuando Kim Jongin se fuera, estaría sin trabajo, con dinero ahorrado que no le alcanzaría el tiempo suficiente para cumplir su misión, al menos que la bondad de ese hombre fuera tan grande que le diera un trabajo en Atenas.
De pronto se acordó de Donghyuck e introdujo la mano al bolsillo donde depositó algo. Para cuando la sacó, levantó aquel objeto a la altura de la ventana para que la luz de las calles la hiciera notar de mejor manera.
Era un pasaporte de la República de Corea con una identificación escondida entre sus páginas. ¡¿Cómo lo había logrado?!
Recogió el papelito que iba dentro y el que tenía escrito en lenguaje sireno "He invocado a todos los
Dioses correspondientes para que nos ayuden, ten esto, estás oficialmente en el registro de Corea del Sur, eres un ciudadano más".
Su corazón latió tan rápido que creyó que se ahogaría, Donghyuck estaba jugando muy en serio con lo prometido a su padre como para que le facilitaran estas cosas, cosas que jamás tuvieron antes.
Estuvo mucho tiempo así sin saber que hace un par de minutos habían llegado al estacionamiento del hotel.
—Así que... lo tienes de vuelta.
La voz del mayor lo trajo a la realidad. Su mirada se veía un tanto extraña, no quería que lo malinterpretara ¡No quería que lo pensara con un aprovechador o algo así!
—En compensación por lo sucedido, él hizo las gestiones para tener mis cosas de regreso.
Youngho miró sus manos sujetando el volante, luego regresó hacia los documentos del chico y su rostro finalmente. Su mente se sentía en blanco.
—Entonces, vas a regresar... felicidades Mark Lee, era lo que más anhelabas.
El sireno se sintió inquieto por lo que podía venir en el futuro, quizás Donghyuck había logrado mover hilos del destino para darles identidades terrenales a sus amigos, pero no era el momento, no ahora cuando parecía avanzar en su destino.
Mark se apoyó de lado en el asiento para observarlo detenidamente, el ambiente había cambiado, algo más íntimo ¿Algo más triste?
—No es lo que más anhelo señor, me he puesto una meta y solo cuando la cumpla podré irme de este país —bajó la mirada disimuladamente a sus labios ¿Qué caso tenía mentirse a sí mismo? Deseaba poder darle un beso, lo deseaba a él, luego meneó la cabeza y estiró la mano hacia el costado para abrir la puerta— de todas maneras, no se preocupe, intentaré no molestarlo de ahora en adelante.
Youngho salió, rodeó el auto por delante y terminó por abrirle la puerta al muchacho, cuando Mark salió quedó entre la puerta y ese cuerpo, nada demasiado íntimo ¿O sí?
—Lo único que pienso ahora, Mark, es... por qué recién hasta hoy me entero que visitas a un amigo en el hospital ¿Tenías miedo que viera a Donghyuck? ¿No te inspiro la suficiente confianza? O... ¿Son mis pocas expresiones emocionales las que han creado distancia? Porque tu jefe parece más cercano a ti.
El sireno podía sentir el calor rodeando su cuerpo, cualquiera que los viera desde afuera podía pensar que se trenzarían a golpes o, en el mejor de los casos, se acorralarían para besarse.
—Ya lo dije antes, no quería causarle conflictos, y no... no es que no me inspire confianza, porque, muy por el contrario, es tanto el respeto que le tengo y cuan agradecido me siento con usted respecto a ello, que quería cuidarlo... quizás no lo hice de la manera correcta —rascó ansioso la parte trasera de su cabello— soy muy malo con eso.
El griego estiró la mano y la apoyó en su brazo derecho, y de pronto una comisura labial se estiró desde su esquina en lo que parecía una pequeña sonrisa, arrebatando la poca cordura que al muchachito le quedaba.
Maldita sea ¡Que guapo era!
—Realmente eres muy malo con eso, aunque... gracias por el respeto y la confianza, pero a partir de ahora puedes contarme lo que quieras, que mi rostro intimidante o mi falta de grandes expresiones no te lo impida.
"Gracias" dijo bajito, apretando el pasaporte y la identificación en su bolsillo, pensando en todas las maneras para quedarse más tiempo y acercarse a su corazón.
Tuvo la tentación de pararse en puntillas y besar su mejilla, pero eso era otro nivel, se conformó con una pequeña reverencia al despedirse, luego siguió caminando hacia el elevador más cercano del estacionamiento para dirigirse al piso donde quedaba la habitación donde dormía.
Youngho no quería admitirlo, pero... que el muchacho tuviera sus documentos de vuelta no se sentía tan bien como creía que lo estaría.
"Buenas noches, pequeño".
Sábado 30 de noviembre 2019, 4 días después.
Las olas llegaban de forma constante a la orilla de la playa a medida el sol se apostaba en el horizonte, se sentía bien saber que podía ingresar cuando quería mientras tuviera en claro su "propósito".
Había muchas formas de vengarse de una persona, quizás una era dar una lección y no proferir un daño, en ese sentido Poseidón le había dado plena libertad para llevar a cabo sus acciones, pero ¿Por cuánto tiempo podría caminar? ¿Por cuánto tiempo podría seguir hablando?
Miró hacia el lado, Moon Taeil estaba sentado de piernas cruzadas sobre la toalla que tenían en la arena, estaba mirando el agua, parecía intranquilo, no sabía qué tipo de pensamientos cruzaban su cabeza.
De pronto habló.
—Usted sabe que no podemos estar eternamente en Grecia, tengo entendido que a su amigo lo darán de alta el lunes.
—Lo sé, realmente lo sé.
El humano mordió su mejilla por dentro, tratando de detener la tentación de ser muy obvio.
—¿P-puedo preguntar hasta cuándo será esta prueba?
Quería retenerlo tanto tiempo como fuera necesario, pero bajo las leyes humanas eso sonaría estúpido y comenzarían a sospechar de sus acciones.
—Probablemente cuando volvamos a Corea lo deje ir... ha... ha demostrado que tiene temperamento, lo que no sé es si su bondad es sincera, lo que no sé es si cada acción que le he pedido es por este acuerdo.
Moon tosió incómodo, como empresario Lee Donghyuck parecía inocente creyendo que las personas actuaban desinteresadamente, pero también podía admitir que estando bajo su mando había observado cosas que no hizo antes, como el detalle de la naturaleza o la realidad fuera de su burbuja.
No podía decir que ahora era un chico bueno, pero al menos se volteaba cuando algo no estaba bien.
Estaban aquí pasando tiempo "libre" porque Donghyuck pasaba más tiempo en el hospital que otra cosa, algo que no le gustaba del todo a Taeil, pues, a pesar de saber nadar, el mar siempre le pareció "aterrador".
—¿Cuánto tiempo llevas con tu chica? —dijo de pronto.
¿Qué?
—Más de 1 año, o algo así... es... ¿Es eso importante?
—Nada, es... curiosidad, alguien tan ocupado como tú a veces no pareciera tener el tiempo suficiente para otras cosas.
No le gustaban las preguntas personales, no con personas con las que no tenía confianza suficiente para hablarlo, de todas maneras ¿Qué le importaba a él? ¿Lo hacía de curioso o qué?
—¿Y usted no? La verdad... luces algo joven.
Donghyuck tenía la tentación de reír en su cara, era viejo, miles de años viejo, pero había una explicación muy simple para el hecho de que no se viera arrugado.
Evitó la pregunta e indicó con su dedo suavemente el mar, quería averiguar cosas, podía hacerlo por medio de historias.
—¿Crees en las vidas pasadas? Quizás no tuviste suerte en él.
—No ¿Debería?
El sireno no lo miró al rostro, siguió con los ojos puestos en las aguas, recordando su pasado.
Esa noche, Donghyuck se sentía curioso por el nuevo territorio que había explorado, había llegado al río amarillo y cuando encontró la desembocadura de un río decidió nadar contra la corriente tanto como su cuerpo le diera a vasto.
Descansó algunas veces durante la madrugada, pero nadó cientos de kilómetros tan rápido como pudo sin saber que había llegado a lo que hoy se conocía como la ciudad de Seúl.
Fue a la noche siguiente que ocurrió lo que Poseidón quizás nunca quiso que ocurriera, aquel momento en el que Donghyuck, que vestido de pueblerino y lleno de curiosidad, caminaba por las orillas del pueblo y el río, que vio un cuerpo caer junto a un caballo a las aguas y que, en su intento de salvarlo, se lanzó sin pensarlo a ellas porque sabía que podía estar en problemas.
Moon Taeil había sido príncipe en la era Joseon, hijo del rey Moon Kang, no muy diferente en actitud de lo que era su nueva vida hoy. Un hombre que había amado con todo su mitológico corazón y su ser, un hombre por el que había llegado a sacrificar lo que era con tal de pertenecer a su lado creyendo que él haría lo mismo.
Un hombre odiado por el reino marino después de que los miedos superaran el amor que le profesaba al sireno.
Y ahora lo tenía al lado siendo ignorante a los hechos históricos que los unían.
Que injusto era ser el único que lo recordara.
Sonrió con melancolía.
—No, no deberías creer en vidas pasadas, a veces podría doler más de lo que quisieras imaginar.
Las palabras dichas con tanto dolor llamaron la atención del coreano, tanto que volteó a verlo. El sol del atardecer bañaba su piel morena, destacando los lunares que tenía en el cuello, marcando su perfil y la forma de sus labios y el color de su cabello.
No entendía como un hombre de aparentes 22 años podía moverse en la industria de esa manera, y cómo había logrado tenerlo aquí conversando como si nada de vidas pasadas y temores.
Ya no lo odiaba, esa era la verdad, no lo odiaba porque había visto en persona la lealtad a sus amigos.
Solo que, si lo admitía verbalmente a él o su propio padre, podría tardar más en volver a la vida de antes.
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Hoy había sido un día agotador.
El kinesiólogo le realizó ejercicios pasivos en cama, el cirujano que lo había operado había llegado junto a la enfermera de turno para valorar sus heridas y luego curarlas, había estado sorprendido de lo rápido que cicatrizaba.
También contestó llamadas, como la de Nicodemus Kátsaros, el hombre de la Isla de Creta que había dejado su identidad de sireno por amor a una humana y quienes además lo ayudaron a embarcarse en esta aventura.
Y no solo eso, además Mark lo había ayudado a bañarse sin que nadie más lo viera porque, claro, con sumergir sus pies en agua o lavar sus piernas con abundancia, podía hacer que recuperara su cola de sirena. Sería un enorme problema.
Es por eso que ahora despertaba de una siesta y la razón por la que, con sorpresa, se daba cuenta que Lucas Wong estaba durmiendo en el sofá de la habitación.
Un libro, que no sabía su contenido, estaba ladeado boca abajo a su costado, él estaba sudando, moviendo sus ojos inquieto y quejándose entre medio.
Su presencia no era un problema, porque solía visitarlo cada día, lo que lo inquietaba era lo que fuera que estuviera soñando.
Trató de sentarse sobre la cama, pero en el momento que colocó un pie fuera de ella, Lucas abrió los ojos alarmado, parándose de golpe y mirándolo como si hubiera cometido un pecado grave.
—¡Ni se te ocurra! —masculló, avanzando a zancadas a él y apoyando las manos en sus hombros— Jungwoo ¿Qué pretendías? ¿Huir?
Tragó saliva.
—No señor yo... yo solo, quería saber qué le sucedía, me desperté y lo vi inquieto mientras dormía —dejó que lo ayudara a acomodar la espalda en las almohadas, se sentía bien recibir atención de su parte— no soy de las personas que huyen.
¿Era un mensaje con doble intencionalidad?
Lucas ordenó su uniforme y se acomodó al final de la cama, justo en la esquina donde las largas piernas de aquel hombre no tocaban.
Se sintió intimidado por sus ojos, los que no quitaba de encima, se sintió intimidado por el perfume que emanaba el champú que había utilizado en su cabello ¿Tenía una obsesión por el cabello de Jungwoo Kim?
—¿Cómo le fue hoy?
—Bien, ayudamos a vigilar la Ágora romana... debo admitir que Youngho Mouskouri sabe mucho.
Ahí le explicó que, como el griego se enteró que era parte del grupo de marines que cuidaban los sitios arqueológicos de Atenas y, como tenían cierta relación gracias a Mark y Jungwoo, es que se ofreció para darle algunos consejos y advertencias.
Había sido agradable y muy cordial.
Pero luego de eso no sabía qué decir para aparentar lo sucedido hace minutos atrás.
No sirvió nada ignorarlo, el muchacho llegó a ese punto.
—¿Estaba teniendo una pesadilla?
—Algo así, pero no es importante...
"No es importante" no habían sido las palabras correctas.
Jungwoo contuvo la respiración un poco para evaluar su postura, los ojos grandes del americano iban y venían en su dirección y la de sus manos, luego de unos segundos, habló.
—No quiero utilizar este recurso, señor Wong y no le estoy pidiendo que me cuente en detalle lo sucedido, en realidad no quiero obligarlo —mordió suavemente su labio, un gesto que no pasó inadvertido para el marine— pero me darán de alta el lunes y realmente quiero que empecemos las cosas bien, somos adultos ¿Por qué tenemos que actuar como niños que se desconocen? —el otro tragó saliva ansioso, podía sentir el dolor incipiente en la boca de su estómago— no le pido que seamos amantes, pero no quiero que sigamos ignorando el hecho que usted y yo estuvimos juntos una noche, que trató de ocultarlo, que lo he perdonado, que salí herido por defenderlo y que he visto cosas que otros no lo hicieron...
—Jungwoo.
—Señor Wong, las cosas tienen que cambiar cuando salga de este hospital, porque... si usted sigue con la misma actitud de antes, yo no trabajaré más para ustedes así me lo imploren, y solo van a cambiar si usted es sincero consigo mismo —estiró su mano, inclinándose hacia adelante mientras apoyaba la otra mano en el colchón para no perder el equilibrio, justo cuando tocó su frente, Lucas tembló... y jadeó— ni siquiera sé cómo explicarlo, pero es un completo libro abierto para mí, y... tengo la sensación de que ese sueño es parte de lo que hablamos.
La mirada de esos ojos brillantes, el toque suave de su dedo en la frente, la cercanía de su cuerpo, la tendencia del suyo propio para inclinarse hacia Kim Jungwoo. Lucas no podía entender porque caía ante él, o quizás si lo sabía ¿Le gusta aquel hombre con rostro de muñeca?
Cerró los ojos dejando que acariciara el contorno de sus mejillas, el americano había separado la distancia, esto era enfermo, estaba mal, pero le gustaba el contacto de sus manos, le gustaba sentirse entendido.
—¿Qué quieres que te diga, Jungwoo? —susurró, con dificultad, sintiendo el nudo en su garganta, la angustia carcomiendo su alma— ¿Qué te cuente, que... que estaba soñando con... con un niño de 10 años que fue sorprendido dándole un inocente beso a su mejor amigo? —abrió los ojos, miró al muchacho de la cama, Jungwoo sintió sus propios ojos humedecerse con el dolor que emanaba— ¿O que su abuelo, un militar respetado, lo trató de maricón y abominación sin entender en absoluto lo que quería decir con ello?
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Nota autora:
Las conductas violentas se repiten :(
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