"Sexual Writer" Capítulo 24: Deseo innegable
- TrinidadVictoria
- 16 jun 2019
- 17 Min. de lectura

Por instinto propio sus dedos se formaron como un puño, su garganta se estrechó y sus cejas se fruncieron más cuando se dio cuenta que su corazón estaba acelerado. ¿Dónde había quedado la ética de aquel psicólogo? ¿Había alguna necesidad de decirlo? Pero contrario a lo que él mismo hubiese creído no explotó en una crisis de ansiedad, solo se inclinó sobre su asiento hacia adelante para mirarlo más cerca.
Dongyoung tragó saliva.
—No tiene derecho alguno a decirme precioso —murmuró— ¿Por qué cree que debo conocer dicha información si lo que haga en su vida privada no es de mi competencia?
No se esperaba esa actitud por lo que le tomó un par de segundos en retomar el hilo de sus
pensamientos.
—El motivo por el que lo dije es porque la causa de tus episodios de angustia recientes se relacionan con ello y yo como un profesional que debe guiarte, siento que es incorrecto que no sepas con quien te estás enfrentando.
Apretó los dientes para darse valor y tomar el control de la respiración, sabía que Kim Dongyoung tenía un punto pero algo de la situación no dejaba de molestarle. No tenía derecho alguno de juzgarlo por sus preferencias sexuales pero ¿Es que todo tenía que girar alrededor de ese lugar oes que su psicólogo había follado con "Lucas" también?
Estaba celoso, sí.
Sin decir mucho más se paró del asiento en el que se encontraba y salió de allí cerrando de una sola vez con un portazo evidente ¿Estaba siendo melodramático? no lo sabía pero ¡Joder! ¿Por qué todo tenía que conectarse entre sí? ¿Se sorprendería a estas alturas si se decían que su padre se explotaba como trabajador sexual?
Se abrazó a sí mismo cuando salió a la calle y el golpe de frío noqueó su rostro. Estaban cayendo los primeros copos de nieve por lo que debía abrazarse a sí mismo y caminar en una sola dirección con tal de llegar al edificio donde vivía. Mientras avanzaba encontró una tienda de conveniencia y su estómago parecía retorcerse clamando algo de comida.
La ira no permitió que dudara así que entró, se dirigió al pasillo de los fideos instantáneos y pagó por ellos antes de pararse con calma delante de una máquina para llenarlos con agua caliente.
¿Y en todo este tiempo Wong Yukhei no fue capaz de decirle? pensó con los dientes y mandíbula apretada. Tragó el nudo nuevamente. Sí, iba a enloquecer aún más.
Cuando el plato estuvo listo se acomodó en una mesa donde probó al instante la sopa y los fideos, el olor era delicioso y la temperatura lo suficientemente alta para soplar a cada momento. Mientras comía pensaba "¿Qué tenía él para atraer a ese tipo de personas?" y ahora que alguien tan íntimo como su psicólogo estaba involucrado, no sabía a quién iba a poder acudir para sacar adelante todo del trastorno de ansiedad social.
Estaba absorto en preguntas que no tendrías respuesta ahora, cuando su espalda temblócon un escalofrío inusual, sus ojos se fueron de inmediato hacia la entrada de la tienda por si alguien había abierto la puerta pero esta se encontraba cerrada. Luego su mirada quedó al frente, al otro lado de la ventana donde los autos pasaban iluminando las calles nocturnas de Seúl.
—No —susurró.
No veía algo o alguien conocido pero su interior le gritaba que alguien lo estaba mirando y no tenía que pensar demasiado para creer que se trataba de In Jin rondándolo ¿O alguien relacionado a ella?
Mierda ¿Y si salía solo le haría algún tipo de daño? Ahí estaba, ahí venía la ansiedad a atacar su pulso cardíaco, su cuerpo y su cabeza. No tenía remedio.
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¿Quién se atrevería a seguir a aquel muchacho? ¿Quién podía estar interesado en él más que esa mujer que se hacía llamar "madre"?
El ácido subió por su garganta cuando salió del elevador y atravesó el hall del edificio tan rápido como pudo, era una lástima no poder alertar al señor Kim de esto pero Jungwoo no quería y debía respetar sus decisiones, más aún si estaban en una etapa en la que la confianza debía primar por sobre todas las cosas.
No le tomó mucho llegar, la tienda estaba cerca y el auto no habías ido una opción ya que en sacarlo y estacionarlo perdería tiempo. Sus pasos se detuvieron por un segundo para dar una breve inspección de la calle, las personas caminaban de un lado a otro, de vez en cuando pasaba algún vehículo, nadie parecía estar parado u oculto entre las sombras ¿Se habría ido?
Luego puso su atención hacia la tienda y en aquel momento corrió dentro. La escena que vio no fue para nada alentadora, la persona encargada de la caja y de hacer el aseo estaba de brazos cruzados parada al lado de Jungwoo.
—Bebé —murmuró antes de avanzar poco a poco por el pasillo de los congelados.
El mayor estaba abrazando sus piernas y llorando mientras su cuerpo completo temblaba como gelatina, estaba despeinado, no entendía que murmuraba pero seguro no era nada bueno.
—Si sigues así voy a llamar a la policía, estás... espantando los clientes.
Ni siquiera sabía que tan desagradable fue la cara que le puso a la muchacha al lado, pero seguro no fue nada bonita como para que tragara saliva y saliera caminando rápido de vuelta a la caja.
Jungwoo estaba pasando por una crisis de pánico, maldita sea, las crisis volvían con facilidad y no podía evitar pensar que todo era su culpa después de la decepción de Sexual Writer y lo del prostíbulo.
—Jungwoo, estoy aquí, ya estás seguro.
—¡Yukhei! ¡Yukhei! —balbuceó antes de pararse y lanzarse prácticamente contra su cuerpo, lo rodeó por la cintura y escondió el rostro en su cuello, no había dejado de llorar— me estoy volviendo loco, voy a morirme, soy un desastre ¡No me soporto!
Y aunque solo los diferenciaban 3 centímetros de estatura, ahora el mayor se veía más pequeño e indefenso. No le importó que la cajera los observara con disgusto, el castaño rubio se sentó en el
suelo de aquel pasillo y pegó contra su pecho el rostro de Kim Jungwoo para que siguiera llorando todo lo que quisiera ahora que estaba a su lado. Sus dedos se inmiscuían en las hebras de su cabello para acariciarlo y transmitirle algo de calor.
"Tengo miedo, tengo miedo Yukhei" balbuceaba una y otra vez hasta que el llanto dejó de ser uno como tal y se convirtieron en sollozos ininteligibles.
Cuando pudo despegar el rostro de su piel, se inclinó un poco hacia atrás para observarlo. Sabía que esto era un desastre, que de seguro su rostro estaba hinchado, que su nariz y ojos estaban rojos, pero ver aquellos enormes ojos observarlo con afecto hizo que su estómago se revolviera con un sentimiento de "que lo había extrañado".
—Vamos a casa, nadie va a ponerte un dedo encima si estoy a tu lado y no te preocupes, tu papá no tiene por qué saberlo.
Lo ayudó a pararse pero en vez de mantener la distancia, rodeó su larga figura descansando un brazo en su cintura por sobre el abrigo que llevaba puesto. Ni siquiera observaron a la trabajadora de la tienda, siguieron hacia la salida donde le frío volvió a darles una bofetada en el rostro.
El cuerpo de Jungwoo estaba tenso pero no se detenía, avanzar por Seúl de noche al lado de Wong Yukhei se sentía como tener alguien que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para protegerlo. No había cometido un error en mensajearlo. Lo único que se escuchó en todo el camino de vuelta fue los zapatos de ambos sonar cuando se les atravesaba alguna piedrilla, ni siquiera tomó en cuenta a las personas que caminaban cerca y murmuraban algo por verlos así caminando abrazados de lado, tampoco prestó atención al sonido de algún auto conduciendo por la avenida. Solo se concentró en la cercanía de ambos cuerpos.
Entraron al edificio, subieron por el elevador y cuando estuvieron en el piso que les corres- pondía, Yukhei tuvo la intención de soltarlo pero el muchacho se pegó más a él con los ojos fijos en la puerta de su propio hogar.
—Mi papá me conoce demasiado bien, me preguntará la razón por la que estoy llorando y no quiero que me vea así, hace 3 días llegó del hospital, no merece preocupaciones.
—Entonces vendrás a mi departamento.
No era una pregunta, lo había dicho caminando ya hacia el otro lado del pasillo. Una vez dentro el mayor se acomodó en el sofá principal poco antes de que Ramsés saltara a sus muslos y pusiera sus garritas en el pecho clamando ser acariciado. El castaño rubio fue a la cocina para preparar algo caliente pero cuando regresó con tazas de té se dio cuenta que Jungwoo acurrucaba contra su pecho al gatito negro mientras respiraba agitadamente.
—Tú eres mejor que esa ansiedad, no dejes que te gane... no caigas en ella.
—No puedo evitarlo, siento que me voy a morir.
Bien, sus palabras no le habían gustado en absoluto así que apartó las tazas a la mesa de centro y se sentó sobre el sofá dejando que el silencio inundara el ambiente. Jungwoo parecía que iba a explotar allí mismo, sus ojitos ya estaban llenos de lágrimas y de vez en cuando lo observaba, su boca se abría como si quisiera decir algo pero se retenía mientras acunaba a Ramsés aún más contra su pecho. Él quería algo pero no se atrevía a pedirlo. Yukhei lo sentía y como si hubiese leído su cabeza, el pequeño gato saltó al suelo para ir a su bebedero dejando totalmente dispuesto al mayor.
—Ven —susurró después de apagar las luces.
Y le hizo caso porque lo necesitaba sin importar lo que hubiese pasado. Lentamente apoyó el rostro de lado en la curvatura de su cuello, abrazó su torso y dejó que apretara sus piernas entre las suyas. El frío que pudo sentir hace una hora allá afuera era solo un recuerdo, ahora estaba cómodo, protegido y abrigado. Dio un pequeño suspiro de satisfacción que llegó al oído de Yukhei, pero este tuvo que cerrar los ojos para no cometer una locura y recordar que tenía que sacarlo de la ansiedad.
—¿Crees que fue In Jin la que te estaba observando? ¿Es por eso que llorabas?
—Estaba comiendo ramen cuando sentí un escalofrío recorrer mi espalda... algo dentro de mí me dijo que ella estaba allí y la idea de sentirme observado de esa manera me dio mucho miedo —tensó las uñas a los costados de su torso— ella está loca, no sé qué pretende —sollozó— la odio.
"No va a hacerte daño si no lo permito" dijo Yukhei.
"Yo creo que ya logró hacerlo" respondió el otro pensando en el sobre que había llegado
con la foto de él y los detalles del prostíbulo. ¿Quién más sino ella que había enviado eso?
Tomó valor para secarse las lágrimas y elevar solo un poco la voz.
—¿Por qué no me dijiste que sabías que mi psicólogo era cliente de ese club sexual?
Bien, la pregunta lo había tomado por sorpresa y aunque él no lo había dicho pudo adivinarlo por la forma en la que sus músculos se tensaron al oír sus palabras o el jadeo que brotó de sus labios. No respondía y aunque no le podía ver el rostro sabía que estaba dejando que su cabeza pudiera buscar algunas palabras coherentes. Se sentía tan destruido emocionalmente hablando que no tenía ánimos de discutir.
—Porque Kim Dongyoung no comete ningún delito siendo cliente y... y no es asunto mío revelar la vida privada de las personas, no es algo justo. —estaba en lo cierto, Jungwoo lo sabía pero ¿Por qué le dolía no haberse enterado? se remeció contra su cuerpo— ¿Cómo te enteraste de eso?
—Porque él mismo me lo contó —susurró— dijo que... a partir de hoy sería decisión mía si quería seguir tratándome con él, dijo que sabía de quien yo estaba hablando sobre esa persona que me había hecho daño, que sabía quien era Lucas y... —levantó el rostro a pesar que bajo la oscuridad apenas pudiera distinguir algo— sé que necesitamos tiempo para confiar en el otro nuevamente, que estamos en ese camino del perdón pero... tengo celos de pensar que te acostaste con él.
¿Celos de qué? ¿De no tener la oportunidad de follar con Doyoung o porque se trataba de Lucas teniendo la oportunidad de acostarse con alguien más?
Estiró los dedos a su rostro y tocó sus mejillas poco a poco, luego descendió para tocar sus labios cálidos. Su cuerpo completo estaba sobre el suyo pero había dejado dejado de temblar por la ansiedad, cualquier espasmo o respiración fuera de lugar se trataba de deseo acumulado.
—No me he acostado con Doyoung ni tampoco lo haría, conozco el deseo en la mirada de una persona, en el fondo él te desea.
—Pero te has estado vendiendo a otras personas —lo dijo con tanto dolor que noqueó a Yukhei.
¿Eso era una acusación? ¿Un reproche?
El castaño rubio empezó a moverse del sofá, depositó su cuerpo sobre este y aprovechó de levantarse para pasear por todo el lugar con el corazón latiendo lo suficientemente rápido como para que le costara respirar.
"Sí, lo he estado haciendo" masculló pensando en aquellas noches en las que, como si se tratara de consulta médica, Wong Yukhei tenía que ir cumpliendo con el listado de clientes que tenía cada noche.
Los clientes podían diferir mucho el uno del otro, hombres, mujeres, personas jóvenes y maduras, pero todos tenían algo en común y es que se podrían en dinero. Caminó hasta su habitación, encendió la luz y se sentó en la orilla de esta sujetando su rostro. Sentía vergüenza de si mismo, de lo que era, de lo que hacía y porque estaba hundiendo lo que más quería. Quiso secar la lágrima con el dorso de su mano pero la cálida mano del otro lo hizo por él.
Contuvo la respiración cuando Jungwoo se sentó sobre sus muslos y lo miró lleno de dolor, a pesar de ello lo estaba abrazando por el cuello, estaban más que cerca el uno del otro.
—¿Qué es lo que pasa, hyung? —tragó saliva— ¿Sientes asco de mí por ser un puto?
—No, no es... no es eso.
—¿Entonces por qué dijiste eso como acusación? ¿O crees que es fácil estar bajo el mando de un proxeneta? —Jungwoo acarició su rostro, Yukhei tragó saliva ansioso— ¿Qué pasa con nosotros dos? con... esto, con, con el hecho de que recurras a mí, con el hecho de que te tranquilices cuando te tengo entre mis brazos aún sabiendo lo que soy, aún con haberte ocultado que soy Sexual Writer, aún con el tiempo que debemos tomarnos.
Cerró los ojos mientras apoyaba la frente con la de ese hombre. Había apelado a la sinceridad para poder sanar y por supuesto que eso era tarea de dos.
—Mi corazón se siente confundido —gimió— se supone que debemos tomarnos las cosas con calma pero es evidente que no puedo... que te necesito —arrastró los labios por su mejilla, Yukhei jadeó caliente— que a pesar de que tengo miedo de lo que eres y lo que haces, desde que te entregué mi cuerpo y corazón es que estoy jodido.
Y eso era recíproco, porque desde que lo había conocido es que Wong Yukhei había cambiado como persona y como hombre.
A la mierda todo el mundo. El castaño rubio envolvió su espalda con ambas manos y lo acercó más a él cuando sus bocas se tocaron después de mucho tiempo. Jungwoo le estaba dando el acceso libre a su boca para que tuviera su lengua y se tragara sus gemidos, sus manos de dedos largos y blancos se inmiscuyeron en el cabello castaño para profundizar el beso. Había extrañado el sabor de sus labios y la manera en la que parecía succionarlos, en su lengua húmeda chuparlo para obtener todo del contacto.
Y había tenido mucha pasión cuando se acostó con Sexual Writer, pero ahora Wong Yukhei lo besaba aún mejor porque no había nada que ocultar y porque tenía la seguridad que Zeus sabía de su existencia.
Hoy había tenido un día de mierda después del psicólogo, una crisis de ansiedad horrible y un deseo por hundirse en la desesperación, pero el calor y presencia de este hombre lo había ayudado. No tenía idea que Yukhei se sentía también seguro entre sus brazos, como si sus miedos sobre la prostitución y el asunto de vidas paralelas no significaran nada.
—Por favor, señor Writer, por favor —gimió contorneando suave su cadera contra la de de él.
Utilizó sus manos para tocar todo su rostro mientras lo besaba ¡Que hermoso era poder sentirlo y verlo sin restricciones de identidad!
¿Sentirse ofendido? al contrario, él era Sexual Writer, él era Wong Yukhei, él era Lucas y Jungwoo no hacía caso omiso de ninguno.
—Me gustas demasiado, Jungwoo —susurró contra su boca— te necesito.
Y sin pedirle permiso lo volteó en la cama para que el mayor quedara boca arriba. El sexo no iba a arreglar los problemas pero ¿Qué caso tenía negar lo que tanto deseaban? su trabajo como prostituto se sentía inadecuado pero ver al pelinaranjo respirando agitado con sus ojitos brillantes de hambre se sentía correcto, porque no había pagos de por medio, porque la química y la naturaleza sexual de ambos estaba explotando como una olla a presión.
Quería hacer esto bien, quería... quería demostrarle que estaba por sobre todos los demás. Así fue que acercó sus labios y fue dándole pequeños besitos por los párpados, por las mejillas sonrojadas, en la punta de su nariz y luego en sus labios.
—Incluso si crees lo contrario, eres hermoso como persona... no importa si tienes ansiedad, yo creo en ti y en que saldrás adelante —susurró antes de volver a besar suboca.
Jungwoo se había tragado el gemido de emoción, quería creerle ¿De verdad no le estaba mintiendo?
"¿Qué puedo hacer para que me creas?".
Siguió descendiendo y regando más besos pero esta vez en su cuello antes de ayudarlo a desprenderse de una camiseta que llevaba puesta, lo escuchaba sollozar muy bajito pero también gemir de satisfacción. Si las palabras no eran suficientes tenía que demostrarle con hechos que realmente le gustaba y que esto no era un juego para aprovecharse de él.
Yukhei abrió más la boca para abarcar un pezón de su pectoral izquierdo y succionarlo antes de repasarlo con su lengua, escucharlo gemir suavemente lo hacía sentir enfermo de deseo, el deseo acumulado por tantos días. Cuando llegó a su abdomen se dio cuenta que estaba tenso pero regó más besos por toda la zona. Su piel blanca, el perfume propio de su cuerpo mezclado con el jabón de baño.
Apoyó la frente y besó profundamente lo que podía verse de la cadera derecha. No dijo nada cuando se levantó un poco para mirar el botón del pantalón y lo desabrochó para descenderlo por sus largas y bien formadas piernas.
—Que delicia.
No quería darle espacio a las dudas así que trabajó de inmediato en ello, esto se sentía totalmente diferente a un cliente porque lo estaba haciendo a voluntad plena y porque nada lo satisfacía más que le permitiera acceder a su cuerpo. Con ese pensamiento besó la cara interna del muslo izquierdo, luego al derecho hasta abrir la boca para abarcar con sus labios su entrepierna.
—Yukhei —jadeó tirando lentamente de su cabello, estaba enterrando sus uñas en su nuca tanto como él succionaba la base de su pene a través de la tela.
Le quitó la ropa interior y la apartó hacia un lado, mierda, estaba totalmente accesible a una invasión y aunque la idea era tentadora también quería participar en esto. Lo empujó un poco para poder quedar parado frente a él, abrazarlo por el cuello y besarlo hambriento. Era adicto a su boca, era adicto a la humedad de esta y los jadeos que emitía. En el pasado no había podido verlo como algo sexual pero ahora desbordaba todo lo bueno más eso también.
—No tienes idea de lo mucho que me gusta poder ver tu rostro mientras estamos en esto.
Dijo antes de quitarle el chaleco gris y la camiseta que tenía encima, sus manos lo tocaban por sus pectorales y el abdomen, la parte superior de la espalda, en estos momentos hubiera deseado tener más manos para abarcar cada centímetro de su piel morena y sus músculos. Terminó arrodillado frente a él cuando quiso sacarle el pantalón, bastó una mirada inocente hacia arriba para que el cerebro de Yukhei empezara a hacer cortocircuito. Cuando descendió aquella prenda por sus piernas firmes, arrastró sus labios desde la ropa interior hasta sus pantorrillas.
"Tómame" jadeó contra la pierna. Bien, sacó su boxer tan rápido como pudo mientras Kim Jungwoo se subió a la cama y prácticamente abrazó una almohada para ponerse en cuatro, su colita bien parada y expuesta, las piernas separadas.
¿Tenía que tener algún tipo de vergüenza con su "amigo" cuando lo conocía en las situaciones más comprometedoras?
—Ohh... por Dios —balbuceó con torpeza en el momento exacto en el que el menor chupó su cavidad trasera.
Y tal pareciera que estaba hambriento porque chupaba tanto como mordisqueaba, así fue fácil que su miembro creciera y se hinchara en una erección contra la almohada gigante. Fascinado por la sensibilidad, Yukhei metió dos dedos para tocar el interior de su cuerpo de forma repetitiva ¡Cuanto había extrañado su cadena de gemiditos bajos!
—Solo dime lo que quieres y yo lo haré para ti.
"Jódeme" alcanzó a escuchar.
Oh sí, eso no tenía que decirse pero tampoco quería ser un animal, quería distinguirse de lo que había sido todo lo anterior. Se acostó en la cama apoyando la espalda sobre el respaldo antes de pedirle que se sentara en sus muslos, no pudo evitar descender la mirada y ver como sus entrepiernas estaban tocándose, luego vio su cuello como un nuevo objetivo.
Hundió el rostro y la boca en su cuello húmedo para mordisquearlo, dándole la libertad a Jungwoo para que se acomodara sobre su pene como él quería hacerlo. Ambos ahogaron un gemido, sentir su carne inmiscuirse en su ano poco a poco, sus rostros estaban húmedos al igual que cada superficie de piel.
—Mier... mierda —dijo antes de tirar su barbilla para unir su frente con la de él.
Había llevado el miembro de Yukhei hasta el fondo de su cavidad y necesitaba adaptarse a la sensación de tenerlo allí invadiéndolo, a la respiración caliente contra sus labios, a la sensación de dos cuerpos sudando. Fue él mismo que empujó su cuerpo contra la entrepierna del menor para darle una señal que podían moverse, pero también fue él quien inició un beso.
—Me gusta poder saber a quién le estoy entregando mi cuerpo —susurró contra sus labios antes de succionarlos.
—Me gusta que sepas que soy yo.
Había anhelado poder tenerlo así, para él, acurrucado contra y encima de su cuerpo, poder entrar y salir para saciar el hambre que tenía, sentir su corazón latiendo desesperado contra su tórax, joderlo, amarlo.
Las penetraciones fueron más duras, podía sentir lo cálido y húmedo que era por dentro pero no podía quedarse solo con eso, tuvo que abrazarlo para disfrutarlo aún más mientras usaba su boca para mordisquear su cuello y chupar hambriento sus clavículas.
—Deja que me refugie en tus brazos, yo también tengo miedo.
El sentir que también podía ser el consuelo de otros, que no era el único con problemas, lo hizo sentir tan especial que recepcionó las caricias y los besos de mejor manera. Enloqueció cuando sintió enorme mano de Yukhei en su pene para masturbarlo con el mismo ritmo que lo penetraba. Y fue que, cuando se hundió más profundo, que los músculos de su ingle y toda la parte baja perdieron el control cuando derramó el semen en él. Jungwoo estaba jadeando incontrolablemente en la liberación más exquisita que había tenido a través de un orgasmo.
Unos segundos después y tirando del cabello del pelinaranjo, fue Yukhei quien lo llenó por dentro cuando su cuerpo se contrajo en el orgasmo.
La única persona con la que tenía sexo sin preservativo era el mayor y no había punto de comparación con los demás.
—¿Q-Qué haces? —jadeó agotado— Yuk... yukhei.
Este pasó su lengua por la palma de su mano donde tenía los restos de Jungwoo, como un
signo de atrevimiento y pasión.
"Quédate esta noche conmigo, bebé, por favor" dijo agitado.
Asintió viendo atolondrado como esa figura preciosamente formada se paraba de la cama y le tendía una mano modulando en silencio "A la ducha". Esto se sentía bien, esto se sentía correcto pero para quedarse aquí tenía que decirle a su padre que no pasaría la noche en casa, tenía mejores planes.
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Hendery observó desafiante al muchacho al otro lado de la mesa que fumaba un cigarro con la ceja alzada, allí reunidos en el rincón privado de un club nocturno estaba para pedir explicaciones.
—Xiao De Jun, no me mires de esa manera tan arrogante —frunció las cejas apretando el vaso de cerveza— ¿A quién más si no tú a quien puedo preguntarle sobre lo que hace mi primo? ¿Eh? maldita sea ni siquiera sé porque las veces que hemos coincidido eres tan desagradable.
Y era cierto, apenas se conocían, se habían cruzado un par de veces en la enorme casa de Wong Yukhei pero incluso cuando trató de ser educado, Xiao De Jun pareció ignorarlo u observarlo con enfado como si se tratara de un estorbo.
—Aún sigues pensando que yo lo introduje a este mundo —hizo un sonido simulando una
risa contenida— cariño, no tienes una puta idea...
Observó su teléfono que se iluminaba en la mesa al lado de su vaso de whisky con hielo, era "Doyoung", él solo llamaba para una cosa y es que sin importar cuando ni como, cuando estaba caliente no había nada que lo detuviera para requerir sus servicios sexuales. Bien, había una primera vez para todo. Silenció el teléfono y observó fijamente al hombre de cabello peinado hacia atrás. No podía desaprovechar la oportunidad cuando una presa llegaba de tan fácil manera.
Y mientras eso ocurría, en el otro lado de la ciudad aquel proxeneta observó las fotografías encontradas en ese sobre a su nombre.
"¿Quién las trajo?" preguntó Yunho a uno de sus trabajadores pero ninguno supo qué decirle, lo habían encontrado afuera de la oficina a su nombre.
Tragó saliva, apretó la mano hasta formarla puño y fijó una vez más sus ojos en la fotografía que tenía escrito debajo una breve información. Esto se sentía como una traición.
"¿Ves a ese muchacho llorando entre los brazos de tu prostituto estrella? Él es Kim Jungwoo y para que lo sepas es el hombre por el que Lucas no supo regresar al prostíbulo todos esos meses. Ten cuidado, Kim Jungwoo podría destruir a tu gallina de los huevos de oro".
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