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"Sexual Writer" Capítulo 29: Auto desprecio





"Solo espero que reflexiones, nadie te estuvo mintiendo más que él mismo, sabes... que puedes buscar refugio en mí."


Y a pesar de que sabía que no debía confiar en sus palabras, las había dicho en un tono conciliador capaz de abrazarlo en el estado vulnerable en el que se encontraba después de ver las fotografías. Se odiaba a sí mismo por permitir que esa mujer acunara su rostro empapado en lágrimas, por decirle que consideraría la idea, por hacerle creer que estaba ganando en esto olvidando todo el daño que le había hecho a su padre. ¿Pero qué podía hacer si después de ver las imágenes se sentía tan jodidamente mal? ¿Correr a buscar respuestas? ¿Esperar que estas llegaran solas a su cara?


Levantó la mirada cuando escuchó que alguien clamaba por su nombre, no era In Jin, no, ella se había retirado en silencio dejándole las fotografías. Eso sí, reconocía ese tono de voz que parecía desesperado por llegar a su lado.


Eran Wong Yukhei. Ni siquiera fueron necesarias las palabras para que comprendiera la gravedad del asunto porque estaba seguro que su sola mirada era suficiente para transmitir todo y, aunque quería lanzarse encima suyo para golpearlo hasta deformar su rostro, estaba aguantándose todo para escuchar cualquier tipo de barbaridad que tuviera que decirle.


—¿Qué sucedió ahora, cariño? —lo miró de arriba abajo, estaba despeinado y con el rostro hinchado de tanto llorar— Jungwoo, no me mires de esa manera dime qué te pasó —trató de acercarse pero la mano del pelinaranjo fue suficiente para detenerlo.


—¿Esto? ¿Esto me pasa tal vez? —le acercó las fotografías con los dedos temblando— ¿Pasa que no has sido capaz de decirme que hiciste esta mierda pero tuvo que hacerlo mi madre? Eso... eso pasa.


Yukhei sostuvo las fotografías y con mesura las fue cambiando una por una. Su boca se abrió lentamente llevado por el asombro pero también la cerró de inmediato cuando sus propios ojos estaban llenándose de lágrimas. No quisieron llegar juntos para darle un sentido aún más real a esta cita, había confiado en la capacidad de su chico para tener independencia porque había manifestado que la fobia social no lo estaba agobiando como antes.


Todo parecía en orden pero tardó demasiado en llegar y asustado de que algo le hubiera sucedido, salió del restaurante en su búsqueda. Mas, lo vio allí sentado en el asfalto con la mano en el pecho mientras lloraba desconsoladamente. ¿Crisis de pánico? Nunca se imaginó que el motivo de su angustia se debía a esto.


—¿Por cu... por cuánto tiempo ibas a ocultarme esto? —aguantó la respiración unos segundos, toda respuesta iba a doler a partir de ahora— ¿Esto es... verdad?


"Abuso sexual a menores de edad", las palabras no iban a abandonar su mente, In Jin las había dicho con tanto asco que fue fácil sentirlas en su mente con la misma reacción de rechazo.


Los segundos pasaron, los ojitos de Yukhei seguían aún más llenos de lágrimas y su respiración cambió de ritmo a uno más agitado pero no, no respondía en absoluto.


—¡Maldita sea Yukhei responde! —bramó histérico, con los ojos casi saliendo de sus cuencas y los puños tensos a sus costados en la expresión más fuerte que pudo hacer.


En las imágenes tomadas se encontraba él con la mirada aletargada y la sonrisa ladeada dejando que menores lo tocaran, estaba seguro que ninguno de los que allí figuraba superaba los 13 0 14 años, en otra fotografía Yukhei tenía los brazos a los costados dejando que una muchachita menor le hiciera una mamada.


Pero lo que sacó un quejido de dolor desde su garganta fue que en una de esas fotos se vio a sí mismo besando los labios de un niño de 12 años.


Asintió, era él, no era un montaje ¡Era él!


—Y me tocaste y... y nos acostamos juntos y... me repugna todo, me repugna lo nuestro, me das asco tú, tu mente, todo... todo tú ¡¿Cómo pudiste abusar así de ellos?!


El castaño rubio tomó una gran bocanada de aire porque por un lapso de segundo todo pareció dar vueltas a su alrededor, se sentía con tantas náuseas que no debió sorprenderle el hecho que estuviera haciendo arcadas.


Sujetó su propio rostro aguantando cualquier deseo de llorar, era él, él les había hecho esto a menores de edad ¿Era un pedófilo? ¿Era un pederasta? ¿Cómo era que las había conseguido? La visión que Jungwoo tenía de él no era para nada bonita. Había visto la preocupación de Wong Yukhei pasar hacia el asombro, el impacto y luego la angustia y el temor, su tono de piel se había vuelto muy pálido y el equilibrio de su cuerpo estaba decayendo.


Y solo por un segundo se preocupó de él cuando empezó a hacer el gesto de que iba a vomitar. Inconscientemente tocó en su bolsillo las cadenas con los dijes que no iba a poder entregar.


—Perdóname.


Fue todo lo que dijo antes de salir de allí corriendo con las fotografías en la mano, ninguna explicación, nada de nada. Y se supone que había planeado golpearlo hasta cansarse, llamar a la policía para reportarlo, destruirlo por haber cometido tales atrocidades pero todo lo que tuvo fue

eso, un asentimiento de cabeza, una palabra y la soledad instantánea que le impidió decir algo en su contra.


Ninguno de los dos llegó en un auto particular a la cita así que suponía que debía devolverse de la misma manera pero no tenía la capacidad de mover los pies del suelo. Terminó derrumbándose al costado de la calle cerca de la escalinata que conducía al restaurante dejando que el dolor lo embargara en cada fibra de su cuerpo, que el llanto desgarrara su garganta y que las lágrimas

quemaran el costado de sus ojos y mejillas.


Esto se había acabado así ¡¿Jin había tenido razón todo este tiempo?!


----


Observó hacia todas partes, los guardias habían pescado el anzuelo, la entrada al lugar era inminente. Se adentró, las luces eran insuficientes y las que sí estaban encendidas eran de color lila neón, por la misma razón bajó la escalera afirmado de la pared bajando un escalón por vez.


El pasillo era largo y estrecho, estaba en un subterráneo pero en el lado opuesto de donde él usualmente se paseaba, esto... el ambiente se sentía particularmente raro. ¿Eran habitaciones? Tenían un pequeño letrero de "no molestar" en cada pomo, no podía escuchar gritos o gemidos tras las puertas porque tenían aislantes del ruido.


Siguió avanzando interesado al pequeño salón que no tenía puerta y sus ojos se dilataron con la sorpresa. No había rincón que sus ojos no abarcaran pero su rostro era totalmente de piedra, ningún reflejo de su deseo era evidenciado. Allí en medio del salón estaba un muchachito de 12 años sentado de rodillas con las manos atadas tras su espalda, con la mirada en el suelo y rodeado por hombres sobre sus asientos apostados en forma de escalinata, algunos más arriba, otros más abajo, no superaban las 12 personas.


"La noche con este muchachito la subastamos en..."


Y antes de poder moverse, sintió la mano de Yunho en su hombro y su susurro en la oreja.


—¿Qué haces aquí, Doyoung? este lugar no es para... ustedes.


—Quiero participar —ni un solo músculo de su cara se estaba moviendo— quiero conseguir a ese mocoso.


—Ahora eres prostituto, esto es solo para clientes —masculló tan cerca que estuvo a poco de tembla— tienes agenda que cumplir.


Fue en ese instante que se volteó sobre sus zapatos y estuvo muy cerca de ese hombre, Jung Yunho irradiaba una energía tan fuerte que podía encantar a cualquiera, un domador del sexo, quizás el mejor en esta mansión.


Pero Doyoung no quería quedar como menos.


—Sabes que cuento con dinero suficiente para comprar la mierda que quiera y yo estoy jodidamente caliente por acostarme con ese niño, tarde o temprano va a suceder corazón, los límites los ponemos nosotros —le guiñó el ojo, bebió el whisky que Yunho tenía en su mano y salió de allí caminando con calma.


Quizás era la calma que no poseía. Yunho le pidió a un guardia que lo siguiera y que se cerciorara que cumpliera con la agenda, iba a castigar a quienes permitieron su entrada puesto que solo el grupo más selecto de clientes tenían ingreso especial.


Observó con respeto la manera en la que se vendía al mejor postor la noche de aquel niño y su virginidad pero no duró mucho rato, otro de los guardias se acercó diciendo que Wong Yukhei estaba buscándolo desesperadamente por todas las estancias de la mansión. ¡¿Qué hacía esa rata de mierda aquí?!


Abandonó aquella sección especial del subterráneo y caminó con autoridad hacia su oficina, uno de todos los guardias que trabajaba en este lugar lo dejó encerrado allí para que no arruinara la experiencia de otros o llamara aún más la atención. La verdad es que no habían mentido cuando le dijeron que Yukhei estaba fuera de sí, al abrir la puerta lo vio mecerse en el sofá mientras repasaba las uñas en sus brazos y se mordía los labios.


Cerró la puerta tras de sí pero antes de decir algo notó las fotografías tiradas en el suelo donde estaba el menor teniendo sexo con menores de edad en el subterráneo.


—¿Cómo... cómo las conseguiste? —dijo con escepticismo.


—¿Ese soy yo? —su voz se quebró— Yunho, ese no debo ser yo, no puedo ser yo.


Tenía miedo ¡Estaba convertido en una masa toda derrotada! Después de mucho rato en silencio, el mayor asintió.


—Eres tú el de las fotografías.


—No... yo no... ¡Maldita sea Yunho! ¡¿Cómo pude ser yo si ni siquiera recuerdo haberlo hecho?! —apuntó las imágenes, las lágrimas caían copiosamente desde sus ojos hasta pasar por sus mejillas— ¡No soy un violador mucho menos un pederasta! ¡¿Por qué lo hice?!


Podría haberse reído en su cara para tomar esto como la venganza perfecta pero el hecho que obtuviera fotografías de algo tan privado solo era indicio de que alguien se había infiltrado.


El menor terminó en el suelo de rodillas sujetando su rostro, observando el vacío mientras lloraba y se quejaba. No podía ver las imágenes, no podía tolerar verse a sí mismo cometiendo esa barbaridad. Sabía que no lo había hecho con intención pero ¡¿Por qué a él?!


Yunho tomó la ventaja, se agachó frente a él y con fuerza le sostuvo la barbilla, estaba acabado.


—¿Quién fue, Yukhei? ¿Quién obtuvo las fotografías?


Y después de insistir por mucho tiempo, el castaño lo observó fijamente, su cara era un desastre, toda hinchada por el llanto que tuvo y el que vendría.


*

—¿Esto? ¿Esto me pasa tal vez? —le acercó las fotografias con los dedos temblando— ¿Pasa

que no has sido capaz de decirme que hiciste esta mierda pero tuvo que hacerlo mi madre?

Eso... eso pasa.

*

"La mamá de Jungwoo, su nombre es In Jin", balbuceó. Estaba seguro que era ella, él no la habría mencionado de no ser así.


—Conozco las personas que frecuentan este lugar y no ha sido visitado por alguna mujer con ese nombre, tiene que haber usado a otra persona... —tomó las fotografías y las rompió una por una.


Cada rastro iba a quemarlo, oh no, ni que decir lo que sucedería con quién se había atrevido a delatarlo.


Observó con desprecio a Wong, estaba sentado contra el sofá mirando asqueado los restos de la fotografía. Yunho también tenía sus propias aprensiones pero no nunca iba a demostrarlos, tenía una imagen que mantener. Se agachó hasta su altura y sostuvo nuevamente la barbilla, el terror siempre hacía que las personas obedecieran.


—Puede que alguien te haya drogado y no lo recuerdas, algunos clientes suelen ser aún más pérfidos y quieren mucho más ¿Quién soy yo para negar los deseos carnales? —la mirada ofendida de Yukhei era fascinante.


—Eres asqueroso —bramó.


—No soy nada de lo que no sepas, el negocio es así pero al menos yo no me acuesto con menores de edad al borde de la infancia como tú... —movió la manzana de Adán al tragar, bien, lo tenía—drogado o no, lo hiciste, eres tan miserable como aquellos que pagan, estás enfermo... eres enfermo cariño y eso nada lo va a cambiar.


—Cállate —gimió— yo no quería, yo no...


—Lo eres así que no puedes contarlo porque terminarás hundiéndote a ti mismo ¿No crees? Y todas las personas que se enteren creerán que tu queridísimo Jungwoo también lo es y supongo que tú no quieres eso ¿Verdad?


Se sentía moral, emocional y físicamente destruido. La sensación de asco hacia su propia persona iba creciendo tanto como el pánico, no sabía en qué punto de esta mansión habían niños que eran explotados sexualmente, niños con quienes él mismo había tenido sexo.


Mierda, él había explorado las parafilias de sus clientes pero nada tan humanamente denigrante como traspasar la integridad de niños. Miró sus propias manos, en qué momento, mierda ¡¿En qué momento bajó la guardia para que lo drogaran?!


Tenía razón, era un enfermo.


—Vete, Yukhei, huye... es la única forma de salvarte a ti mismo.


Y cuando ese muchacho un poco fuera de sí salió corriendo de aquí, Yunho se dio un poco de libertad para gemir ansioso. Esto no podía quedar así.


Tomó su teléfono tras el escritorio y llamó alas personas correctas. "Solo háganlo maldición, ¡Estamos peligrando!".


----


Y cuando Hendery abrió la puerta de su casa todo lo que pudo hacer fue abrazar a un Jungwoo que no podía parar de llorar, era más alto y un poco más pesado pero no era impedimento para sostenerlo entre sus brazos y caer con él al suelo.


Le había mandado un mensaje diciendo que lo suyo con Yukhei había terminado y que solo quería el abrazo de alguien que no fuera su padre para no alertarlo. La propia garganta de Kun Hang se anudó, la angustia en Jungwoo era prácticamente palpable, todo lo que hacía era temblar y mascullar que no sabía qué hacer. Y para cuando el muchacho abrió la boca y le contó lo que había sucedido, todo lo que salió de su boca fueron maldiciones y malas palabras en cantonés.


Después de media hora logró que se sentara en un sofá de la sala de estar y se sentó frente a él, por suerte los padres de Kun Hang habían ido a una comida y llegarían más tarde, tiempo para hablar y la privacidad adecuada tenían de sobra.


—Necesito que te calmes, por favor... ¿Conservaste alguna foto?


—No, yo... Yukhei las tomó todas y huyó.


Mierda, tenía que pensar en otra cosa. Tocó con sus dedos la pantalla de su teléfono y llamó a Xiao De Jun, si alguien podía lograr entender el problema era alguien que se había prostituido y que conocía muy bien el lugar.


Durante el tiempo que tardaba en llegar, le dio de beber té para que redujera la ansiedad, a regañadientes aceptó, su cabeza iba a explotar, su estómago iba a devolver todo. No podía quitar de su mente las imágenes de Yukhei con los niños.


—Quería escuchar sus explicaciones aunque fueran incoherentes pero... se fue, corrió.


Kun Hang se paró de donde estaba sentado y abrió la puerta dejando pasar a Xiaojun, sus ojos se veían hermosos pero no era tiempo de saludar de alguna manera especial, solo asintió a él antes de acercarse con cautela a la sala de estar. Jungwoo estaba temblando, no tenía fuerzas para sostener su cabeza, gritar y correr, solo estaba allí totalmente fuera de lugar pero más que todo, confundido.


Escuchó lo sucedido por Hendery, el mayor solo abrió la boca para dar escasos detalles cuando salía de su estado para volver a la realidad.


—A ver... a ver —levantó la mano con el ceño fruncido— Encontraste fotos de mi amigo teniendo relaciones sexuales con menores de edad, fotos que te entregó "tu madre" el gesto técnico con los dedos lo decía todo— ¿No te cuestionaste en primer lugar por qué ella las tenía?


—¿Cambia el hecho de que Yukhei aparece en ellas? ¡No lo creo! —masculló lleno de ira.


—No pero sí puedes ponerte a pensar que, una mujer como la describes y como lo explica tu amigo, que está insatisfecha con su vida, que le hizo daño a tu papá, que se ha ausentado todo este tiempo solo para aparecerse y entregarte esto... que al menos está lo suficientemente loca como para distorsionar las cosas —lo miró fijamente— y dejaste que Yukhei se fuera así sin más...


—Dame al menos el derecho de poder desconfiar —se le quebró la voz— no me hubiera importado de ser personas adultas ¡Pero eran niños! puedo aceptar eso?! iba a reunirme con él, me encuentro con esas fotos que me quedara a charlar como si nada?! ¡Le di la oportunidad explicarse pero no lo hizo!


Quería ponerse en su lugar, quería entenderlo pero también temía por su mejor amigo, allí solo en Seúl cuestionando lo que había hecho y es que, mierda, estaba seguro que nada era como las cosas aparentaban. ¡Es que él no podía gozar de tocar a infantes!


—Ante todas las cosas, Kim Jungwoo, creo que... en el fondo puedo entenderte, Yukhei te ocultó que era Sexual Writer y que además era Lucas un trabajador sexual —Hendery frunció el ceño "¿Sexual Writer qué?"— pero no es primera vez que ocurre algo en lo que explotas y luego quieres solucionar las cosas.


—Detente ahí, Jungwoo no hizo nada que cualquier persona normal no haría, ni siquiera le hizo algo, fue Yukhei quien escapó.


—¡¿Es que se olvidan que trabajó en un club sexual?! no he sido testigo y Dios quiera que jamás sea testigo de ver como abusan de alguien inocente y que no ha iniciado siquiera su adolescencia —respiraba agitado— pero es un lugar donde hubo abuso de drogas, mierda... yo y él nos iniciamos siendo menores de edad, normalizaron la necesidad de sexo, nos entregaron importancia y poder por dinero, nos hicieron creer que hacíamos lo correcto... conozco, lo conozco muy bien, sé que no haría lo que viste de no haber sido obligado o... drogado.


Mientras hablaba, Xiao De Jun trató de llamarlo pero Yukhei no contestaba las llamadas, de hecho su teléfono aparecía como apagado. Tomó la decisión de salir de allí y buscarlo él mismo, aún no vendía su casa y aún les quedaba el departamento, quería acompañarlo para escuchar su propia

versión de las cosas.


Antes de cerrar la puerta miró con lástima a los dos, sus propias inseguridades y la facilidad para caer ante otros lo hacían una víctima, el blanco ideal para Yunho y la desquiciada de su madre.


—Sé que es difícil de entender ahora, Jungwoo, pero esto necesitan aclararlo cuanto antes y no quiero ser alguien pesimista pero el estado de su relación puede pasar a un maldito segundo plano cuando acá hay niños involucrados que están siendo traficados, ellos son importantes —apretó la mandíbula— Yunho tiene poder sobre algunos policías, esto es mucho más grave de lo que piensas.


Y cuando cerró la puerta, el pelinaranjo observó su teléfono que sonaba con un número desconocido ¿Qué tal si era In Jin? no, no quería escucharla, solo quería desaparecer y acabar toda esta locura que había explotado hace un poco más de 2 horas atrás.


Parecía mentira, sonrió con incredulidad antes de empezar a sollozar, parecía una jodida novela barata solo que esto era real, tráfico sexual de niños donde el hombre del que estaba enamorado se involucraba. Inocente o no, esto había tocado demasiado bajo, no podía esperar nada coherente de todas maneras cuando lo había aceptado siendo prostituto ¿O acaso era tan inocente de creer que las cosas seguirían como si nada? ¿Qué no habría sorpresas?


Mordió sus labios dejando que Kun Hang lo abrazara en medio del silencio, In Jin estaba dispuesta a seguir haciendo daño porque estaba mentalmente inestable, porque creía que iba a conseguirun perdón, Yukhei por su parte había sido ingenuo creyendo que un contrato pondría fin a la persecución de su proxeneta. El cuento de "hadas" había durado demasiado aún con todas esas cosas en contra.


¿Pero que había de diferente ahora comparado con el engaño de "Sexual Writer"? Que ahora no sabía si realmente era sano que estuvieran juntos mientras no se resolvieran las cosas. Su único y pobre consuelo era que el mismo Yukhei se había alejado, las culpas no podían recaer en Jungwoo ¿O sí?


Martes 16 de abril 2019, 3 días después.

—Yukhei me dijo que me ayudaría a pintar hoy —murmuró su padre durante el desayuno con la taza de arroz en mano y los palillos en la otra— pero no contesta el teléfono ¿Le sucedió algo?


"No que yo sepa, papá, quizás solo... quizás solo perdió el teléfono" respondió distraído bebiendo la sopa, tenía mucha suerte de no ponerse a vomitar todo lo que tragaba, su cuerpo se sentía débil y apenas podía dormir un poco por las noches.


También tenía que ingeniárselas para sonreír aunque estaba seguro que en el fondo fallaba, su padre lo conocía demasiado bien para caer en sus intentos patéticos de aparentar que se estaba muriendo por dentro.


3 días en los que él no aparecía, 3 días de incertidumbre absoluta, 3 días en las que no podía averiguar su paradero siquiera con sus familiares porque Hendery había sido claro: sus padres creían que estaba demasiado ocupado como para llamar, no se habían enterado del problema que se había desatado. Ni siquiera sabía si estaba enojado, solo quería una explicación clara y que pudieran encontrar la manera de salvar a esos niños.


Miró con disimulo la puerta del departamento pensando en el departamento del rubio, no contestaba, no abría, tampoco podía escuchar a Ramsés ¿Se lo había llevado también? Y de solo pensar en la posibilidad que había sido drogado su garganta se anudaba. Xiao De Jun era la parte racional que le faltaba: ninguno podía tener un acercamiento a "Boleumdal", mucho menos él, Yunho podía lograr su cometido de abusarlo sexualmente. Actuar en silencio era la mejor opción. ¿Y que hacía mientras tanto con In Jin? mantener una conversación para hacerle creer que lo estaba obteniendo nuevamente.


Esa tarde se acostó en silencio en su cama para dormir una siesta, había tenido un sueño particularmente muy malo en el que In Jin mataba a su padre, uno como tantas veces. Despertó llorando desesperado pero dejando que los brazos femeninos de la única mujer que estimaba, lo contuvieran. Esperen ¿Que hacía Hellen aquí?


—No estás solo, cariño, estoy aquí —no le importó que besara su frente, su calor se sentía tan jodidamente apropiado y materno que continuó llorando buscando consuelo— tu papá me pidió que pudiera hablar contigo, sabe que algo te sucede... —tocó su mejilla, estaba sentada a la orilla de la cama.


Y en ese momento, todo lo que hizo Kim Jungwoo fue explotar en llanto con la verdad, ya no daba más, no podía llevar esta carga solo. Él podía cuestionar todo lo que quisiera a In Jin pero necesitaba admitir una cosa: estaba enfermo también.


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Sus dedos viajaban rápidamente por el computador respondiendo unos mail, aún cuando había hablado con las compañías que ya no era el manager de Sexual Writer, todavía le llegaban correos respecto al tema. Él estaba cumpliendo, realmente lo estaba haciendo dándoles el contacto de Xiao De Jun.


Sonrió con sarcasmo, podría arruinarlos de verdad, revelarle al mundo quien era el escritor erótico más famoso, ganar fortuna con ello pero también estaba de "manos atadas", Yukhei tenía demasiada información que podía acabarlo.


Levantó el rostro cuando vio a Doyoung en la oficina cerrando la puerta tras su espalda, su boca se abrió por completo ante la imagen que tenía frente suyo. SAN-TA MIER-DA.


Estaba con una chaqueta roja con detalles en negro, pantalones negros ajustados y la camisa blanca dentro semiabierta dejando a descubierto su pecho como la tentación perfecta a cometer un pecado.


—No me estoy quejando con la visita Doyoung, pero debo decir que me sorprende ¿Qué es... lo que pasa?


—A todos les diste una iniciación cuando quisieron trabajar para ti, pero a mí no me ha pasado nada.


Contuvo el aliento, el muchacho se paseaba por la oficina con la mirada seria pero emanando sed y hambre por sexo. Era delgado pero no desnutrido, su complexión era deliciosa pero gritaba a leguas que era dominante.


Tragó saliva, a él jamás lo habían hecho el pasivo y no estaba dispuesto a tranzar en el asunto.


—Te he convertido en un monstruo —susurró atolondrado, cuando lo vio acercarse cerró el computador, un gesto que los ojos astutos de DY no dejaron pasar inadvertido— primero pagas para ser cliente, luego te conviertes en el prostituto y atracción principal, después me exiges que quieres acostarte con los niños y ahora... esto. ¿Cómo debo tomarte? —su tono de voz rozaba el escepticismo pero también la lujuria.


El otro sonrió, quería tomar el doble sentido de la oración.


—Como a ti te guste —susurró antes de empujar la silla hacia atrás para poder montarse en sus piernas.


Lo abrazó por el cuello y respondió su beso con furia, tal como a Yunho le gustaba. Se sentía tan particularmente prohibido que al mayor le gustaba lo que estaba sintiendo, sus manos abarcaban su cintura, casi podía tocar su abdomen ligeramente marcado, su boca sabía a deliciosos dulces de menta, su respiración era agitada. Empezó a perder la cabeza cuando Doyoung dejó la mano sobre su entrepierna y la abarcó como le gustaba.


—Has estado observando, mierda atrevida —jadeó caliente.


Y estaba tan perdido dejando que lo masturbara que se descolocó un poco cuando sintió el "clic" de algo metálico. Trató de darle otro beso pero Doyoung lo soltó lentamente, se apartó solo un poco hacia atrás y acarició su cabello para despejar la frente.


—¿Ahora te gusta el sadomasoquismo? mi... mira, sé que es algo jodidamente caliente pero no soy un pasivo ¿Me pusiste esposas verdad? —la emoción y el temor mezclados en una voz.


—Te ves lindas con esas corazón —levantó las manos esposadas frente a sus ojos para que la viera— las vas a tener puestas mucho tiempo.


—No voy a darte lo que quieres si lo haces ¿Cómo voy a tocarte?


Y de pronto el rostro del menor se puso realmente serio cuando se bajó de sus piernas y paseó por la oficina, volteó un poco para mirarlo como realmente siempre debió ser, con repugnancia, con ira, con una promesa que las cosas iban a cambiar de verdad.


—Estoy hablando en serio Jung Yunho, las vas a tener puestas por mucho tiempo porque... vas a ir a la cárcel tarde o temprano.


—Esto... Doyoung ¿Quieres tomar roles? ¿Es eso lo que te gusta? —trató de mover las manos, sintiendo el sudor frío descendiendo por su nuca, no podía tocar el botón para llamar a sus guardias estaban sus guardias?!— Doyoung...


El aludido escupió al lado con mucho asco después de limpiarse también con el dorso después de limpiarse también con el dorso de la mano, luego la metió al bolsillo derecho dentro de su chaqueta roja para colocar una placa frente a los ojos del acusado.


No por nada había sido designado para esta misión, él definitivamente era el mejor de su generación.


— ¿Ves muy bien lo que dice allí? Oficial Kim Dong Young —gruñó cada palabra— a partir de ahora todo lo que digas puede ser usado en tu contra, Jung Yunho... estás siendo arrestado.



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