"Sexual Writer" Capítulo 3: Propuesta
- TrinidadVictoria
- 4 jun 2019
- 14 Min. de lectura

.
Cuando sintió que los pasos habían desaparecido, abrió lentamente la puerta y luego la cerró junto a sus ojos. No podía creer que Wong Yukhei conociera (y seguramente leyera) a Sexual Writer.
Quizás el trance había sido tanto que no supo cuánto tiempo se quedó en el suelo con la mano sobre su pecho, quizás fue demasiado porque su padre había vuelto secándose el cabello con una toalla y frunció el ceño al verlo allí.
—¿Qué te sucedió, Jungwoo?
—Ahhh —apretó su mano y se acordó que sujetaba algo, lo observó y luego lo estiró para que su padre lo sujetara—. Vino a entregar esto, me pidió que te diera las gracias.
—Ahh, Wong Yukhei ¿Sabías que su familia es dueña de la cadena de restaurante de pizza que tanto te gusta? Mientras estabas en tu habitación durante la tarde, lo vi cargando cosas hacia el departamento, le presté ayuda y le entregué esto, si algún día decides hacer amigos puedes acercarte a él, luce como un buen chico.
Jungwoo meneó la cabeza mirando sus piernas, no sabía si podía acercarse a una persona como ese hombre, reunía todas las características de lo que no le gustaba de una persona. Mierda, ni siquiera le gustaban las personas pero difícil sería acercarse a alguien que destilaba extraversión con la mirada.
Le dio un pequeño abrazo de buenas noches y caminó hasta su habitación donde pudo acostarse en la cama para observar nuevamente el tweet de su autor favorito. Se refería a él, bueno, su alter ego atrevido, pero a fin de cuentas mencionaba a Zeus y no precisamente aludiendo a la deidad.
Quería ganar confianza, quería ser una persona capaz de hacer cosas que otras "personas normales" hacían, quería sacarse los malditos temores que lo acorralaban en su propia burbuja, quería follar. Maldita sea, quería ser follado como los personajes lo hacían en sus libros favoritos, quería ser tocado sin estar temblando de pies a cabeza, quería sentirse deseado, quería vivir experiencias, quería protagonizar sus propias cintas eróticas.
Después de demorarse en el baño, regresó a su cama con pijama y tomó el libro bajo su cama para seguir leyendo. Con cada párrafo que avanzaba, con cada escena, su cuerpo empezaba a vibrar. Ya cuando miró nuevamente su teléfono se dio cuenta que eran las 3 de la mañana.
El policía había decidido buscar nuevamente al delincuente pero lejos de llevárselo, fue hasta el lugar donde vivía para hacerle entender que todo había estado mal, que la manera en la que habían follado había sido una aberración, sin embargo terminaron enredados entre las sábanas nuevamente en una escena descrita de tan deliciosa manera que su pene terminó erecto después de la lectura.
—Esta también va por ti, Sexual Writer —jadeó.
3 días después, miércoles 7 de noviembre 2018.
Tomó aire, mucho tal vez, pero cuando contó realmente hasta 100 un número por vez, abrió la puerta del departamento, la cerró tras su espalda y caminó hacia el elevador para llegar al primer piso. Con algo de curiosidad observó hacia la vuelta que daba el pasillo, pero aquella puerta estaba cerrada y no se escuchaba absolutamente nada ¿Sería Wong Yukhei, finalmente, un vecino ejemplar?
Cuando el elevador se abrió vio dos personas adentro, le tomó tiempo decidir si debía entrar pero cuando las puertas se estaban cerrando, alcanzó a ingresar. Fueron los peores segundos de lo que llevaba de semana, no había saludado, no estaba mirando sus rostros pero sentirlos cerca le dio náuseas.
Bien, quizás fue exagerado pero cuando las puertas se abrieron en el primer piso casi salió corriendo hacia el vestíbulo en busca del rostro de la única persona que había ganado su confianza.
—Hendery, Hendery... —lo abrazó con toda la fuerza que le daban sus brazos, podía verse como una flor delicada pero el coreano era muy fuerte—. Hendery.
—Tranquilo, "woo", estoy aquí, no estás solo —murmuró cerca de su oído y acariciando espalda para calmar la ansiedad que invadía su pecho. Comprendía lo que le sucedía, cuando levantó la vista vio dos personas salir del lugar donde estaban los elevadores, una pesadilla para alguien con sus temores.
—Gracias por acompañarme, te necesito tanto.
—Para alguien que no quiere ser notado, teñirse el cabello anaranjado no es una buena idea —lo abrazó de lado para caminar juntos hacia la entrada del edificio— vamos, hay alguien esperando.
Su padre finalmente había conseguido hora con un psicólogo joven y de quien había recibido muy buenos comentarios. Lamentablemente no podía salir del trabajo antes de tiempo y por eso había sugerido que Wong Kun Han fuera quien lo acompañara.
Era el primer día, la primera vez y no estaba dispuesto a que los temores de su hijo le impidieran tener un contacto, bastante avance era admitir que no estaba bien.
—El centro médico queda cerca, podemos ir caminando.
Las hojas de otoño caían alrededor y le daban un paisaje tan hermoso que el mayor sintió angustia, realmente quería salir adelante para atreverse a hacer cosas sin depender de la disponibilidad de su padre o de su mejor y único amigo.
Para distraerse conversaron sobre cualquier cosa, como por ejemplo lo muy ocupado que estaba Kun Hang en la universidad o sobre como algún día invitaría a Jungwoo a Macao para que viera lo fabulosa que era la ciudad.
Entraron al centro de salud donde dieron los datos de Jungwoo, fue Hendery quien habló porque la voz en el peli naranjo apenas había sido escuchada. Se sentaron en unos cómodos asientos sin separar sus brazos, el mayor literalmente estaba sudando y secando con el dorso de su ropa la frente.
—¿Y qué pasa si me dice que todo es mi culpa? ¿Qué pasa si me dice que no puedo lograrlo? ¿Qué pasa si...?
—Kim Jungwoo, respira profundamente, mírame a la cara y respira profundamente —lo sujetó de los hombros y le sonrió—. No todos son iguales y aunque sé de tus malas experiencias, ve, deja guiarte y si te dice algo estúpido solo abre la puerta, ven conmigo y yo le golpeo la cara.
Sonrió cuando vio que pudo hacerlo sonreír, Jungwoo se había convertido en una persona importante para él así que mientras estuviera bien todo estaría bien, valga la redundancia.
La secretaria lo llamó por su nombre y le pidió que entrara a la consulta 2-A. Tragó saliva y observó a Kun Hang con los ojos húmedos mientras avanzaba solo, quería mejorar, quería hacer esto por él y su padre, por su amigo, necesitaba hacerlo bien.
—Yo creo que se ganaron el título en un concurso o una apuesta.
Aunque era incapaz de observarlo fijamente, Jungwoo logró sonreír un poco, aquel hombre era joven, quizás hasta hace poco titulado, pero su forma de hacerlo sentir cómodo logró calmar un poco las ansias. Llevaban alrededor de 15 minutos o algo así.
—Hablamos sobre tu nombre, tu edad y lo que haces, también del motivo por el que vienes acá y desde hace cuánto tiempo se remonta este miedo irracional por las personas, pero... me gustaría que me describieras con tus propias palabras cuales son estos síntomas.
Llevó una mano a su cabello y lo revolvió con cuidado, trató de ponerse en todas las veces que le habían sucedido cosas. Sus ojos estaban fijos en sus zapatos, a esta altura otros psicólogos le pedían que los mirara directamente pero él no, él le daba la libertad de explayarse tan poco como quisiera.
—Me pongo muy nervioso cuando alguien está observándome, empiezo a sudar y mi corazón late tan fuerte que llego a sentir más miedo con ello, no puedo mirar a alguien fijamente cuando no lo conozco... cuando estoy en un lugar público pienso que todos me están juzgando por cómo me visto, por cómo luzco y que dicen cosas horribles de mí —sus ojitos estaban llenos de lágrimas, sus dedos tomaban parte de la ropa mientras temblaba— la verdad es que sí, cuando salgo a la calle me da miedo, ni siquiera soy capaz de tomar un transporte público si estoy solo, u... una vez solo en mi vida traté de ir al cumpleaños de un primo mío y terminé llorando en el baño porque se me había caído un vaso con helado al suelo, porque todos los niños me miraron y se rieron...
—¿Cuáles son los síntomas más extremos que has tenido?
—Me he desmayado, sí, pero mi padre no lo sabe, también he vomitado y me he tirado el cabello.
El hombre de lindos ojos brillantes parecía anotar algo en una hoja y asentía, apenas lo había notado cuando levantó la barbilla para saber si el rostro de aquel hombre evidenciaba alguna emoción o derechamente no le estaba creyendo.
—Estos síntomas desaparecen cuando estás seguro en casa ¿Cierto? —asintió repetidamente—. ¿Estos síntomas aparecen solo cuando estás enfrentándote con muchas personas cerca o con alguien que no conoces? —volvió a asentir—. Si sales de casa y no hay si quiera un ser humano cerca y tú sabes eso, sabes que nadie te verá, nadie te observará, nadie se acercará ¿Podrías caminar tranquilo y explorar la ciudad?
—Definitivamente —murmuró, su voz estaba tan baja como podía.
—Todo se remite a la parte social y tiendes a crear grandes situaciones que no existen a partir de algo realmente pequeño —murmuró, el muchacho asintió nuevamente— ¿Recuerdas algo de cuando eras pequeño y todo esta situación familiar sucediera? ¿Cómo eras o creías que eras?
Cerró los ojos cuando las imágenes llegaron a su cabeza, se vio a si mismo sentado nuevamente en la caja de arena jugando con otros niños, se vio de la mano de su "madre" y su padre caminando por una calle concurrida de Seúl sin esconder el rostro, se vio riendo, se sintió feliz.
—Hasta como los 4 años creo, creo que fui un niño normal y que le gustaba jugar con otros, caminar cerca de los puestos de comida por calles concurridas, salir a espacios públicos, era feliz con mis padres.
Siguieron conversando de otras cosas, cosas simples, cosas que lo hacían sentir bien y fue en aquellos minutos que Jungwoo tuvo más ocasiones de levantar la mirada y observar al psicólogo. Realmente era bonito, era amable y sabía usar las palabras, no lo hacía sentir un fenómeno.
Habló sobre cómo conoció a "Hendery", de los atributos que lo hacían poder acercarse a él con tanta facilidad, habló sobre que amaba la lectura (por supuesto no especificó cuál), de lo mucho que amaba a su padre y ese tipo de cosas.
Cuando pasó una hora, el hombre jugó con el bolígrafo entre sus dedos y miró detenidamente la hoja en completo silencio. Jungwoo sintió miedo y el sudor venir nuevamente ¿Y si le decía algo que no le gustaba? bajó la mirada a sus zapatos.
—Kim Jungwoo, observándote, escuchándote y analizando, puedo decir que caes en los criterios de lo que se llama Trastorno de la ansiedad social y no es otro trastorno ansioso por las siguientes razones, se limita solo a las situaciones sociales, no es derivado del consumo de alguna sustancia ilícita, tus síntomas continúan incluso si estás acompañado y no es asociado a lugares sino precisamente a las personas... —alzó la vista, momento preciso en el que lo vio sonreír como si se tratara de un amigo—. El tratamiento o esta "cura" no se va a dar de un momento a otro, no es un milagro y no es fácil pero se puede, créeme que se puede... y durante estas charlas o cosas que hagamos nos iremos planteando pequeñas metas que podamos cumplir, muy pequeñas, es la única forma de avanzar para que demos pasos de bebé hasta dar pasos de adulto, si sabes a lo que me refiero.
Secó las lágrimas con el dorso de su mano y miró hacia todas partes, realmente quería estar en los brazos de su amigo y descansar, habían sido demasiadas emociones en un solo momento. Caminó hacia la salida escuchando que pidiera una hora para la próxima semana, luego se volteó antes de cerrar la puerta.
—Hasta pronto se... señor Kim Dong Young.
Cuando se encontró con Hendery todo lo que pudo hacer fue abrazarlo y sollozar contra su cabellera, hablar de esto con alguien a quien no le tenía confianza era fuerte, pero también lloraba por la pequeña esperanza que se instalaba en el pecho de que pudiera salir adelante, aquel psicólogo era diferente.
—Te puedo comprar un helado, podemos hacer algo, necesito agradecerte por esto —susurraba agitado mirando a su alrededor.
Kun Hang lo miró y negó con una pequeña sonrisa.
—Tengo que volver a la universidad ahora mismo, de hecho me salté una clase, el edificio está a solo unos metros ¿Puedes volver solo? —asintió perdiendo la emoción de sus bellas facciones—. Estos son los primeros pasos de bebé que darás, después de un tiempo haremos muchas cosas, iremos a los parque de diversiones y beberemos alcohol.
Tuvo que despedirse incluso si no quería, no podía detener a su amigo. Lo vio partir cuando fue a tomar un bus hacia la universidad, luego volteó y respiró profundo para caminar solo unas pequeñas cuadras de vuelta al edificio.
"No te harán daño, no te harán daño, no lo harán".
Pero estaba tan ensimismado en su propio autocontrol que no se dio cuenta en la salida de vehículos del edificio alguien estuvo a punto de atropellarlo.
—¡Mira hacia el frente imbécil! —el claxon y sus gritos lo paralizaron, Kim Jungwoo miró hacia el lado y vio un auto a solo unos pasos de su cuerpo— ¡Muévete pedazo de calabaza afeminada!
Tragó saliva, quería pedirle disculpas pero las náuseas fueron tan fuertes y el miedo tan irracional que se dobló sobre su vientre dando tos, iba a vomitar, mierda, haría el ridículo en público.
—Si tiene algún problema ¿Quiere resolverlo frente a frente como un hombre o quiere estar como un cobarde marica detrás del volante gritando necedades? —el hombre de edad mayor masculló cosas y siguió su camino—. ¿Kim Jungwoo?
El muchacho, que ya estaba de rodillas sobre el asfalto tratando de no vomitar, levantó la mirada hacia la persona que lo había defendido. Allí pudo ver más de cerca sus enormes ojos o su cabello castaño rubio, traía consigo una mochila colgando de un hombro, mierda, era Wong Yukhei.
—Ven, vamos adentro —lo sostuvo del codo y lo ayudó a pararse, pero Jungwoo se sentía tan débil que terminó apoyándose de lado contra ese hombre incluso si apenas lo había visto dos veces. Quería su cama, quería llorar y acurrucarse en su cama. En silencio y con los ojos brillantes entró al elevador, al menos no había nadie más que ellos dos—. ¿Te sientes mal? ¿Vas a desmayarte?
—Puedes dejar de hacer tantas... preguntas.
Su voz se perdió cuando le sostuvo el rostro con ambas manos y trató de analizarlo más de cerca, sus labios estaban entreabiertos y su respiración agitada, parecía como si buscara alguna señal o una enfermedad. Estaba muy cerca, demasiado. ¿Él también había tragado saliva?
Lo soltó lentamente y tosió, luego esbozó una sonrisa.
—Que suerte tienes, tu vecino guapo te ha salvado, eso equivale la cerveza que me bebí —revolvió su cabello, el elevador paró en el piso que les correspondía—. No me lo agradezcas, solo camina mirando hacia adelante —Jungwoo, que estaba frente a la puerta de su departamento, inclinó el rostro hacia atrás para mirarlo como si ese hombre se tratara de un extraterrestre—. ¡Fighting haeyadwae!
Cerró la puerta de golpe dejándolo en medio del pasillo. Luego se maldijo por dentro, abrió la puerta nuevamente y asomó su cabello, el primo de Hendery que ya caminaba hacia su departamento, se volteó.
—Gra... gracias —y aunque apenas se había escuchado, pudo él entenderle.
Yukhei regresó a su departamento, dejó la mochila sobre su cama y observó el computador encima del escritorio que tenía en la pequeña sala de estudio. Había tenido un día agotador en clases pero su cerebro ansiaba escribir todo lo que tenía en su cabeza. Era increíble cómo podía dejar una personalidad para meterse en otra.
Movió el cuello, tamborileó los dedos sobre su muslo y reflexionó un poco. Nunca había visto un cabello tan naranjo ni unas mejillas sonrosadas hacer juego con una piel tan blanca y unos labios tan pronunciados. El extraño mejor amigo de su primo era un hombre muy atractivo.
Después de cenar con su padre y contarle todo lo que había hablado con el psicólogo, sintió cierto dolor de estómago al ver tan emocionado, daría todo para verlo siempre feliz, tanto así que mencionó sobre lo de Hellen Tucker, podía invitarla el fin de semana o la próxima, él también tenía que dar pasos como hombre ¿No? Le dio las buenas noches y regresó a su amado refugio, su habitación.
Encendió las luces blancas que decoraban las paredes cercanas a la cama y observó su libro, estaba a solo un par de páginas de terminarlo y es que la noche anterior había bebido de tantas escenas y palabras interesantes que no pudo detenerse hasta que fue de madrugada.
—¿Qué voy a hacer cuando termine contigo? ¿Qué voy a leer? —había escuchado que la autora "Trinidad-Victoria" había autorizado a Sexual Writer para hacer la secuela de la historia "La obsesión del demonio"y que así finalmente aquel hombre terminó publicando su primer y exitoso libro llamado "Farah"—. Pero soy incapaz de leer a otra persona que no sea mi autor favorito.
Mordisqueó sus labios ansioso y observó su teléfono, era un día de muchas emociones ¿Podía cometer una locura nuevamente?
Él debía, él necesitaba, él deseaba.
Sostuvo su teléfono y de inmediato escribió un mensaje a Sexual Writer, el tweet de hace unos días atrás había estado dando vueltas en su cabeza una y otra vez. Por supuesto que podía ser atrevido, ni él ni el otro sabían de la identidad detrás de sus personajes.

Qué bueno era tener conocimientos suficientes para ponerle notificación solo a los mensajes que llegaran de aquel muchachito. Lo había extrañado, había estado pensando sobre la situación y ahora que tenía un nuevo mensaje sintió que la ansiedad lo embargaba.
Estaba tan curioso que tenía que medirse, podía pedirle un encuentro, una maldita follada para saciarse, saber quién era, de quién se trataba pero podía jugar solo lo suficiente, solo un poco más.

Cuando Kim Jungwoo leyó aquello se tapó la boca y empezó a rodar sobre la cama mientras hacía todo el esfuerzo para no dar gritos eufóricos. Ansioso volvió a observar el mail, mierda, incluso era tan inseguro que se metió a la cuenta de Twitter oficial de Sexual Writer para comprobar que el mail que ponía era el mismo del cuál respondía. Oh mierda, mierda, la sola anticipación a hacer una locura tensó la ropa interior.
Caminó hacia el mueble donde guardaba su antiguo teléfono, un Samsung del año pasado que aún guardaba su propio número, que conveniente no querer haberlo regalado. Lo encendió y lo miró y se decidió.
Aprovechó de lavarse los dientes, lavarse el rostro y hacer cualquier otra cosa, había mandado un mensaje a S.Writer por Gmail con su número, cuando volvió y miró la pantalla, leyó el mensaje con las manos temblando.
"No utilizo ninguna cuenta asiática tipo Kakao o Line ¿Has escuchado de WhatsApp? descárgalo, te estaré esperando".
Debería darle vergüenza la manera en la que sus dedos temblaban, la manera en la que prácticamente se lanzó contra el teléfono y buscó dichosa aplicación. Cuando la tuvo trató de seguir los pasos, los dedos de sus pies se movían inquietos ¡¿Qué locura iba a hacer?! Pero los minutos pasaban, él ya había descargado la aplicación, Sexual Writer no le había dado su teléfono, todo corría por su cuenta.
—Pareces una puta necesitada —murmuró.
Finalmente la ventana de un mensaje había aparecido en la parte superior de la pantalla, al ver la foto guardó el contacto de forma inmediata y empezó a responder.

Jungwoo todo lo que pudo hacer en ese momento fue jadear.
Wong Yukhei por su parte sentía que la sangre se volvía cada vez más caliente, no podía creer que se sentía como el adolescente hormonal de hace un par de años atrás. Esto era un juego sucio pero un juego que le gustaba, no sabía quién era Zeus pero estaba tan entusiasmado que quería saber hasta donde la locura podía llegar.
¿Y qué sucedía si Zeus era un viejo desquiciado haciéndose pasar por un muchacho tierno? Él también tenía que mantener la seguridad de sus locuras, si su manager viera esto lo lapidaría pero, no tenía cómo y porqué enterarse.
Yukhei apagó aquel teléfono antes de cometer una locura y pedirle que se reunieran ahora. En cambio descansó el antebrazo izquierdo sobre sus ojos y metió la mano derecha de inmediato bajo las sábanas.
Estaba completamente desnudo, completamente accesible, completamente dispuesto para darle la dirección y pedirle que se sometiera a él. Mierda, mierda, mierda.
Gruñó roncamente mientras se masturbaba. Wong Yukhei gustaba de representar el hombre que llevaba el poder en una relación, gustaba de látigos, gustaba de tantas cosas que entregaran placer y ese tal "Zeus" no hacía más que alimentar sus deseos por ocupar todo el arsenal de posiciones, objetos e ideas que poseía.
Su piel era lechosa, blanca como la nieve, se veía delgado y sus labios colorados besando el costado de su libro.
—Quiero meter mi pene en tu boca, quiero meter mi pene en tu boca Zeus solo para empezar.
Cuando su alter ego y él se convertían en uno solo, podía hacer combustión espontánea. Llevado por el libido que escondía en su cuerpo, los movimientos de su mano se hicieron más intensos, su pene estaba duro y caliente, podía sentir la humedad en la punta del glande, lo tocó con la yema de su pulgar y luego la esparció alrededor.
Que agradable se sentía vivir solo, tener la libertad de gruñir y emitir los sonidos que quisiera. Estrechó más la mano alrededor del cuerpo de su miembro como si pudiera pensar que esa era la apertura del trasero de ese incógnito.
----
Jungwoo observó el mensaje antes de mirar el techo con el corazón golpeando su pecho. El pulso era tan intenso que llegaba a sentirse incómodo. Tenía una jodida erección bajo la ropa interior y estaba cansado de masturbarse, porque estaba seguro de que nada podría reemplazar la respiración caliente de un hombre, de unas manos, de un pene grueso, de palabras bonitas, de una compañía que lo hiciera sentir deseado y bonito.
¿Y quién era él para juzgar los motivos por el que Sexual Writer no se mostraba al mundo? ¿Quería vivir la fama sin afectar su vida cotidiana?
Él quería cambiar, realmente quería hacerlo y quizás estaba loco, pero había una sola persona por la que dejaría de lado toda la mierda.

~~~~~
Comentarios